Disclaimer: D Gray-man saben que no me pertenece. Si fuera mio para su décimo aniversario les hubiera regalado un buen beso entre Kanda y Allen xD
Adevertencias: OoC, malas palabras, Yullen y una reconstrucción de los hechos -w-
Sin más, disfruten de este two-shot en honor a nuestro amargado favorito~
Reminiscencia
Capítulo 1 de 2
Caminaba sin muchas ganas por los pasillos de la nueva sede de Black Order mientras recibía miradas de gran sorpresa por varios de los buscadores, miembros de la sección científica y bastardos traídos por órdenes de El Vaticano, muchos sintiendo pena por él o simplemente pensando que era un gran idiota, miradas que simplemente decidió ignorar, no valía la pena utilizar su tiempo dándole importancia a algo tan estúpido como eso. Al encontrarse lo suficientemente alejado de todo el escándalo propio de la Orden y de sus habitantes, se detuvo y levantó sin muchos miramientos las mangas de su desgastada ropa, viendo fijamente los estigmas recién formados en sus antebrazos tras haber tomado la decisión de volver a esa maldita y corrupta organización, con el propósito de volver a ver a cierto individuo y, dicho sea, tener a Mugen en sus manos una vez más.
Frunció un poco el ceño al ver las cruces y los rastros de sangre seca. Nunca le había gustado estar manchado por culpa de su sangre, solo la suya. Ante esa visión pudo comprender que ahora la única manera de abandonar su deber de exorcista sería muriendo sin embargo, eso le era irrelevante y se atrevió a dibujar algo parecido a una sonrisa. Después de todo él había decidido volver por el mocoso con complejos de mártir.
Allen Walker.
Jamás podría pagar la deuda adquirida con ese enano, le debía algo simplemente imposible de pagar: los últimos momentos de vida de esa persona a quien buscó por tanto tiempo. Además, sabía que eso no era lo único que le debía a ese chico y lo comprobó después de ver como los únicos seres importantes en su vida, sus preciados Alma, se hundieron en aquel fango tomados de la mano, rodeados por flores de loto porque un sentimiento extraño se apoderó de él, algo que hasta ahora no sabía cómo describir.
Ese niñito maldito sabía perfectamente que sería acusado de traición al utilizar el Arca sin autorización de los altos mandos y aun así lo hizo. ¿Por qué? ¿Por qué demonios darles más motivos a los Comandantes para ser odiado? Esa era una pregunta a la cual todavía no le encontraba una respuesta lo suficientemente racional. El Moyashi quizás había actuado así por Alma, quizá por los sentimientos del enano hacia él, quizá por ambos o sencillamente quizá por su naturaleza de querer ser un estúpido mártir. Que Brote de habas tan imbécil, definitivamente lo hubiera golpeado si hubiese estado frente a él. No pudo evitar tronar la lengua ante ese pensamiento.
Cuando se encontró con Lenalee y Marie al decidir regresar, la chica de verdosa cabellera, tras su ataque al verlo de nuevo en La Provenza, le contó las nuevas noticias mientras Marie solo se asentía de vez en cuando. Sin estar muy consciente de lo que hacía, preguntó por el Moyashi y la china solo atinó a permitir que las lágrimas recorrieran sus mejillas de nuevo, Marie fue quien le comunicó que Allen, tras un ataque por parte de dos Noés, había abandonado la Orden. Y eso fue algo que jamás se hubo esperado. Un sentimiento bastante raro se apoderó de él tras asimilar lo dicho por su compañero, simplemente no se creía que ese mocoso hubiera abandonando su hogar. Tuvo que suceder algo realmente extraordinario para obligarlo a eso y definitivamente debió haber sido algo muy doloroso.
Continuó su caminata y tras un largo recorrido llegó al sitió deseado. Se adentró a éste y para su satisfacción se encontraba completamente solo y abandonado. Tal y como lo recordaba, aunque le hacía falta una sola cosa o más bien alguien. Sonrió para sí y se dedicó a contemplar el lugar, permitiéndole a su mente traer todos los recuerdos grabados dentro de esas paredes, los cuales mayoritariamente incluían la presencia del Moyashi. Tras su escudriño se percató de algo curioso, un área de la habitación se encontraba menos polvorienta que las demás. Se acercó mecánicamente a la zona y al llegar pudo divisar en una ranura de la pared algo oculto. Sin advertencia alguna ni vacilación se puso al nivel del resquicio y estiró su mano para alcanzar el objeto.
Se acomodó en el polvoso suelo y quitó al objeto la tela que le envolvía, topándose así con una especie de cuaderno de blanca cubierta. Sin analizar demasiado la situación lo abrió y se encontró con algo realmente inesperado. La libreta, esa libreta pertenecía al Moyashi y no pudo evitar sentir sorpresa ante el descubrimiento. Al parecer antes de largarse de la corrupta institución había tenido tiempo de dejar eso ahí, como si el ojigris deseará que él tuviera eso entre sus manos. Eso o él deseaba que ninguna persona de la Orden supiera de la existencia del cuaderno, conclusión obtenida tras rememorar que además del Moyashi y él nadie sabía de la existencia de la habitación, o por lo menos no la visitaban.
Ignorando completamente si la libreta era para él o no, comenzó a ojearla sin el más mínimo pudor, dándose cuenta que era un diario, otra sorpresa. Ahora estaba seguro que el objeto había sido dejado en aquel lugar para evitar ser encontrado, pues le resultaba imposible imaginar a un Moyashi dispuesto a contrale su vida. Así que dejándose llevar por la curiosidad y otro sentimiento, al cual no sabía cómo llamar, ubicó la primera página del diario y la comenzó a leer.
Francamente no sé cómo empezar esto y tengo que apurarme, si no lo hago Link-san puede darse cuenta de mi ausencia y eso solo me traería problemas.
Ha pasado una semana desde que llegamos a la nueva Sede, debido a la destrucción de la Torre cuando el akuma de nivel 4 apareció. Se supone que decidí realizar este recuento de lo que me ha sucedido para evitar que todos mis preciados recuerdos se pierdan cuando Neah decida apoderarse de mi cuerpo. Sé que esto puede parecer bastante tonto e infantil, pero yo no quiero que mis momentos con Mana y los miembros de la Orden queden como si nunca hubieran ocurrido, como si solamente hubieran sido un sueño o una pesadilla. En especial no quiero perder los recuerdos que tengo con Yû, entre nos así llamaré a Kanda aquí porque me gusta cómo suena, total, él no puede prohibirme escribir su sombre en esta cosa que estoy empezando. No sé por qué detesta hasta la médula que lo llamen así, aunque nunca se lo he preguntado y si lo hago, dudo mucho que quiera responderme…
–Moyashi –no pudo evitar susurrar el mote del propietario del objeto entre sus manos. No había medido las consecuencias que le traería el leer algo tan privado como un diario, y más si era de ese mocoso que le había obligado a regresar a la Orden a pesar de haber obtenido su libertad
…bueno, estaba en que no quiero olvidar a Yû, aunque siempre me trate tan mal a pesar de estar en una relación o algo parecido. Y no es de extrañarse pues no establecimos claramente cuáles eran nuestras intenciones y sentimientos desde el principio. Solo sé que después aquel primer beso las cosas ya no volvieron a ser igual; los besos se volvieron algo cotidiano, las caricias aparecieron -hasta se convirtieron en indecorosas- y comenzamos a pasar más tiempo juntos. Jamás escucharé palabras lindas de él, pero muchas veces un gesto o una mirada suya son lo que necesito para continuar con esta situación pecaminosa en la que nos hemos metido y por la que ruego se prologue y no sea descubierta.
Sin embargo, últimamente algo raro está pasando con Yû, cada vez lo siento más distante, como si me hubiera convertido en un pasatiempo para él. Alguien a quien solamente utiliza para satisfacer sus necesidades. Me duele pensar en eso, yo sé que desde el principio haber tenido estos sentimientos hacia él fue un error y ha sido aún peor permitir que éstos florecieran. En el Arca él dijo que no podía morir hasta encontrar a aquella persona y para mi desgracia estoy seguro que yo no soy esa persona, pero no quiero pensar en eso, solo deseos plasmar mis recuerdos con él. Esto no es mi desahogo.
–¿Con qué así eran las cosas, Moyashi? –masculló, mirando con tristeza el objeto entre sus manos, sintiéndose culpable por haber tratado al ojigris de esa manera, a pesar de no haber querido que las cosas se desarrollaran de esa forma
Supongo que los recuerdos con Mana los dejaré para después. Es que la escena del primer beso no me la puedo sacar de la cabeza. Sigo sin saber con certeza como es que no me despedazó con Mugen cuando lo hice, creo que en el fondo, quizá muy en el fondo, Yû también lo deseaba…
[…]
…habíamos sido mandados solamente él y yo a una misión por rumores sobre una Inocencia. Estábamos en un poblado muy pequeño de Rusia, cubierto por una gran capa de nieve. Tras una extensa investigación y plática con los lugareños y los buscadores nos dimos cuenta que realmente se trataba de una Inocencia, la cual distorsionaba los sentidos de las personas que entraban en su radio de acción de una manera bastante singular, transformando el paisaje. Parecía que eran llevadas a otra dimensión donde los árboles parecían algodones de azúcar y…
–Serás idiota, esa Inocencia transformaba el entrono según los gustos del sujeto –no pudo esbozar algo parecido a una sonrisa. Volvió la vista a las líneas escritas y se saltó toda la divagación del mocoso
… Yû se había adentrado en la tormenta de nieve, como siempre él quería terminar lo más pronto posible con la misión. Le dije a los buscadores que nos acompañaban que regresaran a la posada y esperaran por nuestro regreso. Apenas hube alcanzado a BaKanda, me sentí mareado y pude apreciar que él también se desubicó un poco, al parecer estábamos a punto de llegar al lugar de la Inocencia, me preparé para activar mi brazo izquierdo por si era necesario salvar el alma de los akuma, él volteó preguntando con la mirada si me encontraba bien, asentí y continuamos avanzando, con una mayor precaución, aunque no nos sirvió de mucho porque unos tres metros después la Inocencia se activó, además había unos cuantos akumas nivel dos en el rango de acción de la Inocencia, quienes comenzaron a atacarnos en cuanto nos vieron.
Activé la garra de mi brazo izquierdo y Yû a Mugen, en unos cuantos minutos terminamos con ellos, había sido herido, pero no era algo grave. Me acerqué a Kanda y vi que tenía una gran herida en el pecho. Ese idiota, siempre me he preguntado por qué actúa así, tan irresponsablemente, sin medir las consecuencias. Se supone que ese idiota no debe morir hasta encontrar a esa persona, ¿no? ¿Qué no piensa que si algo grave le llegará a pasar algo se rompería en mí? ¿Qué no se ha dado cuenta que es tan importante para mí como lo es Mana? Bueno, como se negaba a enseñarme su herida discutimos un buen rato, como de costumbre. Después de nuestra obligada sesión de golpes comenzamos a buscar la Inocencia, pero yo me la pasaba admirando tan exquisito paisaje que no me atrevía a probar y la idea de besar a Yû pasó por mi cabeza.
La verdad no sé por qué pensé en eso, ese tipo nuca me había tratado bien y no tenía mis sentimientos hacia él muy claros, admitía que tenía algo pero nada más. No sé cómo lo logré, pero lo encaré, estaba bastante distraído y aproveché la oportunidad. Tomé el cuello de su saco y comencé a acercarlo a mi rostro, lentamente, mientras sentía mariposas revolotear en mi estómago, síntoma que no ha desaparecido… apresuré las cosas antes de que pudiera reaccionar y uní nuestros labios. Ese primer beso es algo que no quiero olvidar, es algo que quiero que siempre permanezca en algún lugar de mi mente, por eso ha sido de las primeras cosas que aquí escribo. Los labios de Yû eran bastante suaves, bueno lo siguen siendo, estaban bastante fríos y con un ligero sabor amargo. Algo que siempre me ha gustado.
Para mi gran sorpresa, Yû posó uno de sus brazos en mi cintura y me acercó a él, profundizando el beso. Después comenzó a presionar mi boca con su lengua, sin mucha resistencia permití que ésta se adentrara, dejándola recorrer a su gusto mi cavidad, mientras me retorcía de placer. Intenté seguirle el ritmo no quería parecer un crío, pero francamente no pude y fracasé, era la primera vez que besaba así a alguien. Aun así me sentía demasiado bien, creo que al besarlo confirmé que sentía algo más que una extraña amistad por Kanda, y que me correspondiera así, no lo sé, alentó mis esperanzas. Cuando nos separamos porque ya me estaba quedando sin aire, intenté hablar sobre lo recién ocurrido pero simplemente se dio la vuelta y comenzó a caminar como si nada. Sin embargo, como escribí al inicio las cosas ya no continuaron igual, esa actuación me dolió a pesar de saber que así ha sido siempre Yû.
Cuando regresamos de Rusia con la Inocencia, ese tipo con complejos de samurái no me habló por algunas semanas, supuse que era lo mejor pues tratar de intentar algo es un pecado y creía que Kanda como un fiel exorcista no haría semejante cosa. Grave error, como si no supiera que Yû odia esta institución con toda su alma. El punto es que después de que él regresó de una misión fue a buscarme. Estaba en el comedor y se sentó al lado mío. Yo simplemente lo miré sorprendido. Terminó de ingerir su monótona soba y esperó a que terminara, me apresuraré, llevé mi carrito de nuevo a la ventanilla y vi que Kanda me esperaba en la salida. Cuando estuve a punto de alcanzarlo comenzó a caminar, entendí perfectamente que debía seguirlo, caminamos por un buen rato en un silencio algo incómodo para mí hasta que se detuvo en un pasillo que jamás había visitado.
Sin ningún tipo de precaución Yû me apresó entre la pared y él, yo solo lo miraba atónito, no sabía qué esperar. Él me miró divertido y esbozó una de sus sonrisas socarronas, como si estuviera burlándose de mí, estaba a punto de apartarlo bruscamente no iba a permitir que se burlara de mí a pesar de que me gustara, cuando en un rápido movimiento volvió a unir nuestros labios y entonces me dejé llevar…
–Y después te dije que serías de mi propiedad y aceptaste sin razonarlo demasiado, Moyashi… –completó la escena y dejó por unos momentos el diario a su lado. Movió su vista al techo y entonces comenzó a arrepentirse de muchas de las cosas que le hizo y dijo al albino, así como las que no dijo e hizo. Decidido a conocer más la perspectiva del ojigris que tuvo de su "relación", tomó el cuaderno de nuevo y saltó algunas páginas, solo así estaría seguro del tipo de bastardo que fue con él.
[…]
¿Sabes? Ha sido un poco difícil tratar de escribir la situación entre Yû y yo. Me he dado cuenta de muchos cosas que había pasado por alto o simplemente ignoré, pero creo que esas cosas han sido bastante importantes. No es que alguna vez haya esperado mucho de Kanda, ahora puedo ver perfectamente que los primeros días de esto él era amable conmigo, claro está que a su manera, pero ahora no sé, ha cambiado bastante. Hay que ser sinceros, encontrase a un Kanda diciendo cursilerías o algo por el estilo sencillamente es imposible, eso solo me haría pensar que está gravemente enfermo porque ese no es su estilo y nunca lo será. Y a pesar de que estoy consciente de eso, Yû es mucho más rudo y bastardo que antes.
Para mi fortuna o desventura, la verdad no estoy seguro, nuestra forma de interactuar estuvo establecida desde aquella vez que me amenazó con Mugen en la entrada de la Sede al confundirme con un akuma. Ese tipo logró ver a través de la máscara de Mana y logra sacar lo por de mí, bueno, no exactamente. Solo me hace volver a los tiempos en que me llamaba Red, trabajando en ese circo… Y yo pude entenderlo de alguna manera también, vi más allá de esa faceta de amargado antisocial que le muestra a todo el mundo. Sin embargo, lo siento tan distante ahora…
En fin, cuando nos mandaron a buscar a los Generales por el asunto del exorcista Kevin Yeegar, al saber que nos separaríamos por un tiempo, decidí pasar todo el tiempo que pudiera con Yû y supe que también él buscaba lo mismo. Entonces ahí fue cuando me di cuenta que Kanda realmente me quería y eso me hizo sentir estúpidamente feliz, no lo negaré; también pude comprobar con ese suceso que realmente le importaba. Diablos, no entiendo porque me están dando ganas de llorar…
Como sea, siempre no las ingeniábamos para poder encontrar un espacio para nosotros (esto de nosotros suena gracioso) ya sea para discutir como siempre, permanecer en silencio mientras me acostaba en sus piernas, besarnos desesperadamente o simplemente intentar tener una plática productiva. Nunca he comprendido por qué es tan complicado hacerlo participar activamente en una conversación… En fin, llegó el momento en el que comenzaba nuestra misión y nos reunimos una última vez antes de ir en busca del general Tiedoll y Cross. Yû me abrazó de una manera tan cálida, tan protectora, tan ajena a él, que por un momento creí que todo era un sueño, pero me di cuenta de que era real cuando me dio un pequeño golpe en la cabeza ya que no reaccionaba.
Cuando me recuperé de mi pequeño episodio de conmoción fui yo ahora quien se tiró en sus brazos, éste me correspondió y yo escondí mi rostro en su pecho. Escuchar latir su corazón siempre me ha tranquilizado. Seré sincero, nunca pensé que él pudiera transmitir tantas cosas por medio de ese tipo de contacto físico. Bueno, para continuar, me alejó un poco de él y calvó su penetrante mirada en mis ojos, esos oscuros y fríos orbes me hicieron olvidar por un segundo lo que estaría por ocurrir
–No se te ocurra morir en algo tan sencillo como esto, Moyashi –me dijo intentando ser neutral, aun así percibí algo de preocupación escondida entre las palabras. Me sentí estúpidamente feliz
–Es Allen. Y lo mismo para ti, BaKanda. Si se te ocurre morir ten por seguro que encontraré la manera para joderte en el más allá –terminé hablando con un hilo de voz. No iba a negarlo, pensar en la posibilidad de que ese idiota muriera me hizo sentir vulnerable y solamente pude esconder mi rostro en su pecho de nuevo, para evitar que las molestas lágrimas que ya escocían mi ojos se atrevieran a salir
–Tsk, Moyashi idiota –fue lo único que me respondió y afianzó el abrazo una vez más. No pude contener las lágrimas y comenzaron a recorrer mis mejillas. Tras unos instantes de sollozos me separó de él y me obligó a mirarlo al rostro, de nuevo. En su mirada pude apreciar que me decía que él regresaría y que más me valía hacer lo mismo y me besó desesperadamente, no era como las otras veces donde la lujuria era la dominante en el beso. Había algo más y le correspondí de la misma manera, rogando porque esa no fuera la última vez que estuviéramos juntos.
Tenía un muy mal presentimiento para esa misión, y no es porque tuviera que encontrar a Cross. Bueno sí, estaba seguro que al verlo se encargaría de pasarme un bonche de facturas exorbitantes de todas partes del mundo acompañadas con cobradores de mala muerte ¡Oh maldito Cross! ¡¿por qué demonios no te encargas de tus malditas deudas tú solo?! Supongo que ya le he quitado el aire romántico y demás a lo anterior, pero sabía que las cosas iban a salir mal. Y no me equivoqué, prácticamente morí por culpa de un Noé, perdí mi Inocencia, Anita y toda la tripulación del barco terminaron siendo víctimas de los akuma, Lenalee casi muere y entonces fui clasificado como un potencial traidor de la Orden por poder controlar un objeto que estuvo en manos de los Noés por demasiados años
–Moyashi idiota no sabes cuánto me alegré al verte luchando contra el Conde en Edo. Agradezco enormemente que el viejo nos haya llevado a apoyar al escuadrón que buscaba al general Cross –cerró los ojos una vez más y rememoró aquel capítulo de su vida. Cuando Tiedoll les dijo que el Moyashi estaba en calidad de desaparecido y después prácticamente muerto, aunque jamás lo admitiera se encontraba devastado por la noticia. Ese enano canoso le había prometido volver, no podía simplemente rendirse. Y muy a su pesar Tiedoll pudo darse cuenta de su estado. Posó su mirada oscura de nuevo en la caligrafía del mocoso maldito
Ah, el incidente de Edo y el del Arca…
No fue tan malo después de todo porque pude sincronizarme mejor con Clown Crown y le di a la Orden una nueva arma para poder continuar la batalla contra el Conde. Todo sea para derrotar al Conde. Todo sea para ayudar a los akuma y a los humanos. Todo sea por Mana. También pude encontrarme con mi estúpido maestro de nuevo y conseguí un lugar para poder estar a solas sin que nadie me moleste o interrumpa junto a Yû. Es que tener a Link-san pegado a mi lado las 24 horas ha dificultado bastante nuestra relación, no es que Link me desagrade pero con él me siento bastante sofocado. Como si lentamente me estuviera hundiendo, solo, sin alguien que me ayudara a salir, donde continuar caminando solo contribuye a mi destrucción.
Antes de pasar a Link hay un incidente durante la batalla en el Arca que debo poner aunque duela. Cuando nos adentramos para rescatar a Lenalee y después buscar una salida, empezamos a dejar uno a uno a mis amigos. Y el primero fue Yû, ese bastardo… En el momento en que dijo que nos alcanzaría porque todavía no debía morir hasta encontrar a cierta persona, algo se rompió, a pesar de que me dedicó la misma mirada mostrada antes de separarnos, esa mirada no iba dedicada hacia mí. Sinceramente creí que se había equivocado o confundido al hablar y decidí que lo mejor sería ignorarlo. Y lo hice y lo sigo haciendo, por mi bien y para evitar peleas absurdas con Kanda que se han vuelto la orden del día. Cuando regresamos del Arca tras enterarme que yo fui el elegido por El músico para controlar esa extraña arma muchas de las cosas en mi vida comenzaron a ir en picada. Demasiadas…
–Maldito enano masoquista, ¿qué nunca te has propuesto buscar tu maldita felicidad o ser un maldito egoísta? –apretó los la mandíbula hasta lastimarla, sin hacerla sangrar y golpeó el suelo con fuerza. No debía ser demasiado imprudente ahora que su cuerpo era prácticamente el de un ser humano común y corriente. Por lo menos hasta volverse a encontrar con el Moyashi.
[…]
… no entiendo cómo es que la mudanza a la nueva Sede pudo ser tan cansada y problemática, creí saber todo lo que albergaba la otra, pero la sección científica y la oficina de Komui están llenas de sorpresas. Pasé días completos sin poder descansar como se debe o pasar tiempo de calidad con Kanda, realmente lo último se está volviendo muy difícil, especialmente por toda la atención extra que están poniendo sobre mí; no entiendo cómo es que pueden pensar que sería capaz de traicionarlos. Le debo mucho a la Orden y además tengo vínculos especiales con los miembros. Por el otro lado está mi deber de salvar a los akuma para poder justificar la muerte de Mana, por eso sería incapaz de traicionarlos. No es que yo sea alguien negativo, todo lo contrario, realmente trato de continuar caminando pero estoy comenzando a sentir que ya no puedo, toda esta situación me está afectando, muchas veces durante estos últimos días he pensado que simplemente sería mejor detenerme y quedarme observando el fluir de las cosas.
Y es que no es para menos. La repentina desaparición de mi maestro de hace tres días (sí, desaparición. Ese hombre es un demonio que jamás morirá tan fácilmente), la noticia de que poseo las memorias de El Catorceavo, su presencia que me acompaña siempre que veo mi reflejo y saber que cuando el Noé despierte tendré que matar a las personas que más quiero y más me importan me abruman demasiado. Creo que sí usaré este relato como desahogo para evitar preocupar a los demás. Además, no sé qué postura tomarán cuando se enteran de mi condición. Aunque no pienso permitir que El Catorceavo les haga daño.
Lo mejor será pedirles que me maten cuando el Noé comience a aparecer. No soportaría la idea de hacerlos sufrir, no soportaría la idea de matar a Kanda con mis propias manos. Yû… A pesar de la caótica situación provocada por la mudanza ese tipo ha sabido levantarme el ánimo a su manera y sabe que escondo algo, creo que esta tarde le contaré lo de El Catorceavo y en los próximos días le pediré a Komui que lo comunique a los demás. Como sea, creo que he escrito demasiado para una sola tarde. Link ya debe de estar buscándome y además ya me duele la mano. Definitivamente me he emocionado, ni siquiera a los reportes de las misiones les pongo tanto esmero, además ya tengo hambre y Timcanpy no ha dejado de molestarme porque ya se ha aburrido…
Decidió detener la lectura también y cerró la libreta, la acomodó sobre su regazo y volvió a dirigir su oscura mirada al techo de la habitación
–Joder, Moyashi. A pesar de que no estés aquí me sacas de quicio. Me dan tantas ganas de partirte el rostro por tu maldita actuación de siempre, de querer cargar con todo aunque te estés desmoronado por dentro. Eso es algo que siempre he odiado de ti, tu maldito complejo de mártir. Pero en parte es mi culpa, en su momento no pude leer lo que tu mirada trataba de decirme, más bien no quise hacerlo. No quería echarme encima más problemas de los que ya tenía, que patético… –soltó una risa irónica y volvió a perderse en sus recuerdos.
Después de un rato de silencio se levantó y, llevándose el diario consigo porque era lo único que le quedaba del albino en ese asqueroso lugar, salió de la abandonada habitación y se dirigió a las duchas. Necesitaba un buen baño para poder relajarse. Caminó tranquilamente por el pasillo agradeciendo infinitamente, por más cruel y despiadado que sonora, que cierto pelirrojo idiota estuviera en calidad de desaparecido.
Notas de la autora~
Bueno, hola a todos, queridos lectores~
Esta ocasión les traigo una loca historia en la cual el buen Kanda se encuentra con un diario con las memorias de Moyashi-chan. Se supone que esto es por el cumpleaños de Kanda, pero a decir verdad solo estaba buscando una fecha para publicar esta historia que surgió en uno de mis tantos momentos de presión ocasionados por la escuela hace como tres meses... Porque, hay que admitirlo, no tiene nada que ver para celebrar a Kanda xD
Bueno, si quieren saber el desenlace de esta historia toda rara, con gusto la publicaré después de 5 reviews, total, ya está listo y solo hay que remasterizarlo -W-
Si hay algún lector que sigue mi otro Yullen con nombre kilométrico, estoy trabajando en el séptimo capítulo... por lo menos ya llevo la mitad, así que tranquilos xD Pronto sabrán que les pasó después de semejante zafarrancho bajo la lluvia -W-
En fin, sin más por el momento me despido~
Abrazos Virtuales~
Mabo-san -W-
