Summary: Aquella amistad no daba para más y ambos lo sabían. Esa sensación extraña al ser abrazado descaradamente por el contrario se había vuelto insoportable, los pensamientos sucios que involucraban a ambos no lo dejaban dormir por las noches y ese deseo de ir y hacer suyo al chico de gafas se hacían cada vez más grande.

Advertencias: Yaoi y temas para adultos.

Disclaimer: Inazuma Eleven y sus personajes no me pertenecen, son propiedad del Level-5

N/A: Aclaro que tengo la mala costumbre de hacer los Prólogos muy cortos y los Capítulos muy largos.


Prólogo.

"¡Ugh! Estos sucios sentimientos están comenzando a volverse realmente molestos."


Ya no podía soportar más todo eso.

Aquellas terribles sensaciones se apoderaban de su cuerpo y lo hacían sentir... Uff, no había palabras para describir todo lo que ese rubio provocaba en cada lugar de su organismo.

Un calor en las mejillas, en temblor de piernas, unas mariposas en su estómago, una inesperada incapacidad para hablar fluidamente frente a su persona, además de los atormentos que sufría en sus sueños. Aquellos sueños en donde lo hacía suyo sin escuchar queja alguna, mientras lo penetraba a su antojo y se excitaba ante los gemidos de placer que daba, exigiéndole más. También aquellos pensamientos indecentes y promiscuos que recorrían su mente al verlo sudar exageradamente después de un duro entrenamiento, eran cosas que ya no le dejaban vivir su día a día en paz.

Debía hacer algo o explotaría tarde o temprano; el deseo de hacer suyo al inocente chico de gafas se hacía cada vez más grande y más tentador. Preguntas como: ¿Gemirá muy fuerte? O ¿Si me rechaza al principio será más excitante? Lo llenaban de curiosidad; él era un pequeño ignorante y se podía decir que aquél rubio era su profesor, que con cada gemido podía darle una lección entera.

"Vamos, vamos; no pares. Oh yeah~! Ahí Marky, ahí le gusta a tu Dylan." Era la frase que más resonaba en su mente; a veces pensaba seriamente en la idea de ir y buscar un psicólogo, porque sentía que si le decía a uno de sus compañeros de equipo sus "únicas" experiencias, lo tratarían de obsesivo compulsivo, cosa ni tan alejada de la realidad.

Necesitaba desahogarse, sin embargo, sabía que no sería escuchado o sería duramente criticado por sus indebidos pensamientos que ni siquiera al adolescente con las hormonas más descontroladas podría idear.

Pero vamos, tampoco es como si el chico fuera a ser rechazado... Quizás... ¿Podría negociar con él un "solo amigos" y tener sexo casual? O también idear una excusa para que le hiciera un buen sexo oral... Incluso en su mente sonaban como ideas demasiado descaradas.

Mark Kruger sabía que lo único que le quedaba era esperar a que él diera el primer paso, porque si lo hacía él mismo, podía terminar violando sin piedad a su gran amigo y eso no se vería bien desde ningún sentido, aunque esa nueva idea volvía a sonar tan tentadora...

—¡Tan molesto! —exclamó. Ya no había nada más que pudiera hacer, así que apagó la luz y se dispuso a volver a ser molestado por el chico de gafas, en sus sueños.