Disclaimer: Los personajes del KingDom Hearts no me pertenecen


Entramos en la casa. Un humo denso con olor a tabaco, y quizá a algo más, llenaba el ambiente. Hablé, mi voz apenas audible por encima de la música, tan alta que incluso hacía daño.

- Sora... recuérdame por qué estamos aquí.

Mi mejor amigo se giró hacia mí, mientras se abría paso entre la gente y me obligaba a seguirlo.

- Porque te dejaste convencer cuando Riku nos invitó.

Suspiré y maldije interiormente el momento en el que se me ocurrió aceptar. De repente un chico peliplateado apareció entre la multitud y se dirigió sonriente hacia nosotros. Una vez a nuestro lado, apenas abrió la boca para saludar, Sora la invadió con su propia lengua en un beso desesperado. Fruncí el ceño y aparté la vista. ¿No sabían eso de no comer delante de los pobres?

- Roxas... qué sorpresa... Pensé que no vendrías...

Me giré al escuchar la voz de Riku y le levanté una ceja.

- Sí, yo también me alegro de verte...

Hizo un amago de sonrisa y se despidió con un gesto de mano antes de que Sora se lo llevase a rastras a través de la gente a hacer quién sabe qué tipo de cosas.
Genial. Ahora estaba solo en medio de un montón de gente fumando y bebiendo y sin nada que hacer. Eso no podía ser sano. Estudié el lugar y encontré una escapatoria: una ventana. Me acerqué en un desesperado intento de poder respirar aire fresco, pero fue en vano. Cuando la gente se apartó y me dejó ver, me di cuenta de que la ventana estaba bloqueada por un sofá. Un sofá en el que se encontraba un pelirrojo con cara de malas pulgas, un vaso de bebida en una mano, y un cigarro en la otra. Me paré en seco, o eso intenté, ya que la multitud me empujó, dejándome justo enfrente del susodicho pelirrojo. Me quedé mirándolo mientras el clavaba sus ojos verdes en mí. Se llevó el cigarro a la boca y aspiró, para luego expulsar el humo con sus ojos aún puestos en mí, de una forma tremendamente sexy.

Me di la vuelta, completamente sonrojado, antes de parecer más idiota todavía y me escondí entre la gente, buscando el baño. Para mi suerte, lo encontré rápidamente, y además, vacío. Entré y cerré detrás de mí para asegurarme que nadie entrase. Me apoyé en la puerta con los ojos cerrados, tratando de sacar de mi cabeza aquella mirada que se había quedado clavada. Cuando lo conseguí a medias volví a abrir los ojos y me encontré directamente con una pequeña ventana. La abrí y asomé la cabeza, inspirando la mayor cantidad posible de aire limpio. Tras varios minutos, oí que alguien golpeaba la puerta. Esperé por una segunda vez, aún con la cabeza fuera, que no se hizo esperar.

- Un momento.

Volví a meterme en casa y cerré la ventana. Me acerqué al lavabo y abrí el grifo del agua fría. Quien fuese quien estuviese fuera, seguro que podía esperar. Me lavé la cara y me sequé lentamente, pero ya no volvieron a oírse los golpes. Quizá se había cansado de esperar.
Me acerqué a la puerta y la abrí, a la vez que emitía un sonoro bostezo. Así, con los ojos cerrados, no pude ver a la persona delante de mí, contra la que me choqué.
Abrí los ojos justo a tiempo de ver unas pequeñas marcas bajo unos ojos verdes, antes de que la persona poseedora de aquello me empujase de nuevo al baño, cerrando la puerta como había hecho yo, dejándonos dentro.

- Pero ¿qu...?

No pude terminar la frase cuando el desconocido ya me había acorralado contra la pared. Alcé la mirada y la clavé en la cara de mi secuestrador, el mismo que antes estaba sentado en el sofá de la ventana. Entrecerró sus ojos y acercó peligrosamente su boca a la mía. Finalmente las unió, colando su lengua por mis labios entreabiertos. Pude saborear el alcohol que había bebido antes, igual que el tabaco que había fumado, y por una vez no pensé si eso era saludable o no, sino en lo caliente que me estaba haciendo sentir. Gemí en medio del besó y pude notar una pequeña sonrisa mientras aún jugueteaba con su lengua en mi boca.

Se separó mínimamente para tomar algo de aliento, y volvió a la carga, esta vez mordiendo mi cuello mientras metía sus manos bajo mi camiseta y comenzaba a desvestirme. En poco tiempo, ya no tenía camiseta y estaba volviéndome loco lamiendo mi ombligo. No sabía qué hacer con mis manos, así que finalmente las puse sobre él, comenzando a desvestirlo.
Entonces una mano traviesa se coló por dentro de mi bóxer y acabó encontrando mi entrada, tanteando aún sin hacer nada.

- ¿Es tu primera vez?- Su voz ronca hizo que mi erección, bastante despierta ya, despertase del todo, y los pantalones comenzaron a apretar esa zona más de la cuenta. Asentí rápidamente, intentando no correrme antes de la cuenta. Entonces él acercó su boca a mi oído y habló de nuevo.

- Quiero oírte gemir mi nombre… Es Axel...

Pronunció cada letra de una forma más provocadora que la anterior, y acabó lamiendo el lóbulo de mi oreja. Aun sabiendo que no era el mejor momento para hacer presentaciones, dije mi nombre.

- Yo soy Roxas.

Se rió, no sé si por mi tono o por lo oportuno de mi presentación.

- De acuerdo Roxas. Me tomaré eso como un "quiero que gimas mi nombre también".

No sé si fue mi nombre dicho por él o tan sólo su voz, pero mi erección dio un latigazo de dolor, justo a la vez que Axel metía su mano en mi boca instándome a lamer sus dedos. Lo hice a conciencia, mientras él terminaba de desnudarnos por completo.

Se acercó a besarme tras haber terminado yo de lamer, y colocó una mano sobre mi miembro, acariciando suave pero firmemente, y con la otra comenzó lentamente a invadir mi entrada, moviendo el dedo en círculos, tratando de prepararme para la próxima invasión. A pesar de la ligera molestia de tener su dedo dentro de mí, su otra mano estaba haciendo tan buen trabajo que apenas me enteré cuando al primer dedo lo siguió otro y poco después otro. Tan sólo me di cuenta cuando dejó de besarme, sacó los dedos y se posicionó, listo para penetrarme.

- Si no quieres seguir...

No lo dejé continuar. Puse un dedo en sus labios y sonreí lujuriosamente, dando a entender lo que tenía que hacer.

Así, empezó metiendo la punta muy lentamente. Cuando ya llevaba la mitad, me penetró de golpe, y yo no pude evitar un quejido de dolor. Él me miró preocupado, pero le resté importancia con un gesto, y empecé a moverme, a lo que él respondió saliendo y entrando de mi interior, a la vez que me masturbaba.

Lo sentía dentro de mí, buscando en mi interior un punto en concreto, que supo que había encontrado cuando mis gemidos pasaron a ser gritos. Con unas pocas embestidas más consiguió hacerme llegar al clímax, mientras gritaba su nombre tan alto que incluso los de fuera, con la música a todo volumen, lo oyeron. Poco después, él acabó dentro de mí, jadeando mi nombre en mi oído. Cayó sobre mí, aplastándome contra el suelo, mientras ambos tratábamos de normalizar nuestras respiraciones.

- Creo que hice bien en venir… - susurró, pegado a mi piel.

Me medio levanté, para poder mirarlo, completamente extrañado.

- ¿No querías…?

- Agradéceselo a Riku.

Me sonrió, dejándome más atontado, pero no lo suficiente como para no darme cuenta de que Riku y Sora lo habían preparado todo aposta.


Un review hará que la autora sienta ganas de hacer la visión de Axel =D