Esta historia blasfema basada en el trabajo de J.K. Rowling contiene spoilers del séptimo libro (advertidos), se sitúa exactamente 17 años luego de la caída de Voldemort. Traté de torcer el canon a mi favor, así que veremos que resulta de esta aventura en la que me embarco hoy (este fic maravilloso). Espero que les guste y el resto lo sabrán a medida que la historia transcurra.

Capítulo 1. Mordaunt Woollard

- Debo irme por un tiempo, las cosas se irán complicando más. – Dijo aquel hombre sin dudar y con aquella voz fría, la mujer lloraba con aquel niño entre sus brazos. – Una misión importante y peligrosa depende de mí, no quiero que tu ni el niño estén en peligro.

- ¿Volverás? – Preguntó la mujer entre sollozos.

- Volveré Mauden, cuando la guerra haya terminado. Sabes donde vivo… aunque es mejor que no intentes localizarme. Ustedes dos serían un blanco fácil. Las cosas no son nada simples, no creas en todo lo que escuches. Hay muchos corazones que engañar y muchas almas por salvar. Buscaré la redención y algo más.

- Te amo, no lo olvides. – Dijo la mujer abrazando al niño en sus brazos que dormía.

- Lo sé, Mauden. – El hombre tomó su capa y se abrigó bien. Aquella mujer rompió en lágrimas, mientras la puerta se cerró tras ella. La lluvia goteaba furiosa contra la ventana mientras el niño también comenzaba a llorar.

- Duérmete Morry, duérmete ya… Por favor, nunca te olvides de tu hijo. – Mauden lloraba mientras su hijo nervioso parecía entender a su corta edad la situación.

18 años después

Aquel día hacía bastante calor, entre las sabanas de algodón un joven sin camisa dormía, era bastante alargado y algo cuadrado, de alto y nariz ganchuda, roncaba como los mejores y su madre golpeó a la puerta.

- Morry, levántate. – Dijo la madre con voz temblorosa. El joven se volteó y abrió los ojos , se dio cuenta que era de mañana. También recordó la voz de su madre y se levantó. Sus ojos almendra parecían incómodos con la luz de la mañana que entraba en la habitación, luego de ir al baño escuchó ruido en la casa. Tras terminar de tomar un baño se vistió y tomó su varita. En la sala del té, su hermanita y hermanito menor vestidos con túnicas negras llevaban los ojos rojos.

- Abuelo ha muerto. – Dijo la pequeña Penny, quién llevaba un lazo negro en su rubia cabellera, mientras Peter permanecía mudo mientras unas lágrimas rodaban, el niño tenía el cabello color caramelo y unos brillantes ojos azules humedecidos.

- Buenos días Mordaunt, veo que ya sabes las noticias. – Mark, el padre de la familia parecía fumar una pipa bastante serio, terminaba su desayuno. – Espero verte vestido dentro de media hora, debemos ir al funeral de tu difunto abuelo.

- ¡Morry! – Su madre llegaba en lágrimas. – Hijo mío, ha sucedido esta madrugada, tu abuelo estaba tan enfermo…

- El abuelo ha muerto, vaya manera de empezar el día. – Dijo Mordaunt fríamente mientras regresaba a su habitación, escogiendo una túnica negra para la ocasión. Mordaunt sintió que su corazón se partía, ya que su abuelo había sido como un padre para él y había sido la figura más importante luego de su madre. El abuelo llamado Mordaunt como él, le había enseñado las mejores lecciones que nunca hubiese podido aprender en la escuela.

Al abordar el coche, su madre llevaba a los dos pequeños, el esposo de su madre era muggle y no parecía muy emocionado con ir al funeral. Penny y Peter no decían palabras, mientras Mordaunt veía pasar silenciosamente su vida frente a sus ojos. Era Inglés, había nacido en Londres pero no recordaba mucho ya que pasado unos días tras cumplir un año su madre lo había llevado a Suráfrica donde actualmente vivía, de su verdadero padre no sabía mucho, solo que hace años había abandonado a su madre para ir a cumplir una misión especial de la cual nunca regresó y a menudo a su cabeza venía la idea de que su padre solo había encontrado la perfecta excusa para abandonar a su madre y a él siendo un bebe. Había crecido en Suráfrica de donde su familia materna provenía, estudiando en una escuela de magia y hechicería prestigiosa. El año pasado se había graduado tras 8 años de intenso estudio de la magia y su materia favorita había sido encantamientos.

No muy afortunado con las mujeres, tan solo había salido con dos chicas, Lana a quién conoció una noche cuando tenía 16 y luego desapareció tras una noche placentera y Denisse, con quién solo logró compartir unos besos y quién lo abandonó tras mudarse a Australia en pocos meses iniciado el romance. Había algo misterioso en su personalidad que alejaba a los demás y a otros causaba curiosidad, su mayor pasatiempo era la lectura y no dudaba que algo faltaba en su vida y debía encontrarlo.

En el funeral pudo ver a sus tías, todas rubias tal como sus hermanos. Su madre era la diferente de la familia, justo como él lo era. Su madre de bellas facciones a pesar de los años, tenía un cabello lacio color caramelo que brillaba con el Sol y unos ojos avellana que transmitían sentimientos y emociones. Su madre se casó varios años después con aquel muggle que gustaba de fumar Pipa y leer el periódico tranquilamente, Mark Hugues, su cabello rubio peinado perfectamente mostraba lo estricto que era y el carácter dominante sobre sus hijos. Nunca tuvo problemas con Mordaunt, pero era obvio que no lo consideraba su hijo y más de una vez lo hacía sentir fuera de lugar.

Con el pasar de los días, el testamento del abuelo Mordaunt fue leído y su voluntad debía cumplirse, casi la mayoría de su herencia quedaría para su nieto favorito: Mordaunt. No era mucho dinero, pero el chico le sorprendió de aquel gesto de su abuelo incluso después de muerto. El siempre fue el favorito de su abuelo ya que el anciano gustaba de las conversaciones inteligentes del joven y de sus atenciones. El había sido el primer nieto y el más particular ya que no encajaba del todo en aquella familia comenzando por su color de cabello y su personalidad callada y reservada. La primera decisión de Mordaunt en relación a su destino sería revelada en la cena familiar del domingo.

- Bien Mordaunt. Mucho dinero te dejó ese abuelo tuyo. – Dijo Mark severamente en la mesa de comer. - ¿Qué harás con el dinero?

- Tengo algunos planes, Sr. Hugues, pero no hay nada seguro…

- A tu edad yo comencé a trabajar en la fábrica de mi padre. Trabajar seguido sin vacaciones, trabajo duro para un alma joven. – Dijo Mark

- Quiero ir a Londres… - Dijo Mordaunt.

- Muchacho mío, ¿Qué vas a buscar en Londres?

- A mi padre. – Dijo Mordaunt mirando a su madre. – Saber que fue de mi padre.

- ¿Tu padre? Morry, han sido tantos años. – Dijo Mauden algo asombrada. - ¿Por qué ahora?

- Porque ya soy un hombre y necesito respuestas. Mírame, por más que he intentado no encajo en esta familia. Quiero ver a mi padre de frente. – Dijo Mordaunt. – Solo se su nombre y tu sabes madre donde vivió…

- Tu padre prometió que volvería y nunca lo hizo. – Dijo Mauden con un tono amargo.

- Yo lo encontraré y miraré sus ojos. – Dijo Mordaunt. – Le preguntaré todo… aunque sus respuestas no me gusten.

- Querido, encuentres lo que encuentres siempre serás un Woollard, como tu abuelo, como yo… Siempre tendrás las puertas abiertas de esta casa.

- Mauden, deja que el chico vuele con sus propias alas y se estrelle, aprenderá de los golpes. Déjalo libre. – Dijo Mark indiferentemente. – Penny y Peter siempre serán Hugues. ¿No es así? Tal como tú lo eres Mauden. Nosotros somos la Familia Hugues

- Si mi padre es un idiota como Mark, entonces has escogido mal toda tu vida, madre. – Dijo Mordaunt molesto levantándose de la mesa y retirándose a su cuarto. Sin pensarlo dos veces se dispuso a empacar sus cosas, tenía dinero para llegar a Londres y buscar trabajo, averiguaría todo. Y luego de despedirse temprano en la mañana de su madre y sus dos hermanitos, Mordaunt partió de su casa con una misión: Encontrar a su padre. Solo tenía su nombre, Severus Snape y la dirección antigua de su casa, la Calle de la Hilandera.

FIN DEL CAPITULO