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Lore-chan


Me paseé en círculos alrededor de mi pequeña mesa de centro. Me detuve un par de minutos y me senté en el sillón sin aun poder creerlo. Me tomé la cabeza a dos manos murmurando una y otra vez "Solo fue una vez"…

-¡Solo una vez! – exclamé levantándome asustada.

Fui a mi dormitorio a buscar mi celular para llamar a Sora. De los nervios demore más de 5 minutos en poder encontrarlo y simplemente estaba ahí a un lado de su retrato.

Se me encogió el estómago y respiré profundamente para no llorar.

Me senté en la cama afligida y tomé con cuidado la fotografía de Taichi que tenía en mi mesita de noche. El retrato llevaba exactamente 5 años acompañándome. Mi Tai me miraba sonriendo mientras yo lo cogía de la mano alegre. El paisaje era este dormitorio. La fotografía la había sacado antes de irnos el fin de semana a la playa. Si, ese fin de semana. Dijo que nos sacaríamos la misma al regresar… porque al regresar todo sería distinto.

Y vaya que lo fue.

Acerqué a mi moreno y le planté un beso.

-Te Amo, Taichi – susurré culpable.

Me sentía horriblemente culpable, sentía que lo había traicionado. Sabía que no debía sentirme así, debía continuar con mi vida, pero era todo tan difícil porque lo recordaba cada día al despertar y cada noche al intentar conciliar el sueño. Pero ya habían pasado 5 años y no podía olvidarlo, no quería. Había logrado recordarlo sin llanto, sin dolor… pero no me permitía estar en una relación. Sentía que no correspondía.

Tomé mi celular apretándolo fuerte, dejé el retrato donde estaba. Caminé nuevamente a mi pequeño living y mi mirada se fue directa a ese pequeño test de embarazo color rosa acostado en mi mesa.

Estoy embarazada.

Le eché un vistazo al reloj empotrado en la cocina y era buena hora para llamar a Sora… creo. Necesitaba hablar con ella urgentemente.

-¿Mimi? – la voz risueña de mi amiga sonó desde el otro lado. -¿Es muy temprano, ocurrió algo?

-Disculpa si te desperté pero…

Y escuché el llanto del hijo de Sora.

Okei eran las 8.30 am de un día sábado, pero estaba desesperada. Había despertado al hijo de 6 meses de mi amiga, sólo porque no era capaz de afrontar sola que yo también iba a ser madre.

Escuché a Joe indicarle a Sora que no se preocupara que el atendería a Hiroki.

-¿Mimi… es muy urgente…? – se alejó el teléfono de la oreja - No, Jo' tiene hambre…espérame un segundo.

Y en cuanto sentí que mi amiga iba a volver a hablarme, lancé la bomba.

-Sora, Estoy embarazada.

La forma en que le estaba comunicando de mi nuevo estado se parecía demasiado al como se lo había contado la primera vez. Cuando estaba esperando mi hijo con Taichi.

De hecho los minutos de silencio tras la línea eran idénticos… si se demoraba 30 segundos más rompería record.

-¿Cómo? – Logró articular al fin – pero si me dijiste que...

-¡Si! – Exclamé enfadada conmigo misma – ¡solo fue una vez!

-¿Yamato sabe? O ¿soy la primera en enterarme?

Y ahí estaba el padre de mi hijo.

Me quedé callada ya que obviamente me había enterado anoche de mi embarazo y hoy en la madrugada me hice otro test para confirmar y o descartar (confirmar en mi caso) todo.

Mi relación con Yamato había sido siempre de un tira y afloja desde mi parte. El siempre prometiendo amor y yo alejándome meses de su lado porque estaba aterrada de volver a enamorarme.

Cuando Taichi murió, Yamato dejó muy en claro sus sentimientos hacia mí, pero yo no lo pude corresponder por un tema obvio. Necesitaba sanar mi corazón y me alejé de todos, en especial de él. No fue tan difícil como pensé ya que retomó sus giras de conciertos y estuvo fuera del país un año entero. Aun así se las ingeniaba para enviarme postales que nunca leí y correos electrónicos que jamás abrí.

Después de meses de soledad, me refugié en mi familia, en Sora, Hikari y Joe. Estos 2 últimos estaban tan destrozados como yo. Con Hikari éramos dos zombies que se juntaban a estar en silencio, a llorar y a llevar flores a una tumba que nos lastimaba. Sólo los años y las terapias lograron mejorar nuestras almas rotas. Joe, por su parte, se cuestionó su profesión… no podía estar en el hospital, sentía que cada decisión que tomaba podía desencadenar en algo terrible. La culpa que llevó sobre sus hombros le pesa hasta el día hoy.

Yamato volvió después de un año comunicándonos que la siguiente gira por todo Japón era la última. Pronto cumpliría los 30 y no quería hacer eso por el resto de su vida. Quería ser compositor.

Sora siempre me dijo que estaba dejando su carrera para poder estar conmigo y conquistarme de verdad, pero yo no lo creía mucho. Se había vuelto mucho más frío de lo que ya era y nuestra relación se parecía bastante a la que habíamos tenido de niños y adolescentes. Casi no nos dirigíamos palabra, el ya no me llamaba ni mucho menos yo a él.

Pasaron 4 años y después de una junta en casa de Sora y Joe (en donde nos contaron que iban a ser padres) se acercó nuevamente.

FLASH BACK

Me había despedido de todos y caminaba en busca de un taxi cuando siento que Yamato se coloca a mi diestra mirando hacia la calle despistado. Luego levantó la mirada al cielo como si se le hubiera perdido algo.

Lo miré de reojo frunciendo la boca. ¿Qué estaba esperando si él había venido en auto?

-¿Se te ha perdido algo? – pregunté un poco molesta.

Se peinó el cabello distraído, se metió las manos en los bolsillos y continuó mirando la calle de izquierda a derecha y nuevamente al cielo. Ni siquiera me respondió.

Como no tenía la más mínima intención de quedarme con él allí afirmé mi bolso y emprendí el paso. El rubio no me siguió así que me sentí un poco extrañada.

Había caminado media cuadra cuando siento sus pasos tras los míos. Me volteé de inmediato para decirle que me dejara en paz pero antes de poder articular una palabra él tomó mi mano de la nada y la elevó al firmamento para que yo pudiese ver…

-…Lluvia de estrellas… - susurré viéndolas caer una tras otra.

Yamato se colocó tras de mi tan cerca que mi espalda chocaba con su pecho tibio. Me sentí tranquila e intranquila al mismo tiempo. Nos quedamos en silencio mientras veíamos caer las estrellas que parecían de mil colores, creo que nunca había visto algo así.

-Es hermoso… - alcé la mirada y Yamato me estaba atravesando con su mirada. El corazón se me detuvo.

-Si 4 años no fueron suficientes para ti… dime cuantos años más necesitas, porque puedo esperar a la siguiente lluvia.

Los ojos se me llenaron de lágrimas y de pronto todo tuvo sentido.

-Te sigo amando… - me murmuró con los ojos brillando.

Y no necesité nada más. Me empiné (y eso que andaba con tacos) tomé su rostro entre mis manos y lo besé. Yamato me abrazó y, sin siquiera quererlo, Taichi se vino a mi cabeza. No había estado con nadie desde su partida, con nadie de ninguna forma. Pero a pesar de que mi Tai estaba conmigo, lo estaba en paz.

Mi corazón había sanado.

END FLASH BACK

-Eres la primera en saberlo – dije al fin.

-¿Sabes más o menos cuantas semanas tienes? – inquirió mi amiga.

-como 8 semanas…

-¡Eso son 2 meses de embarazo, Mimi!... debes ir al doctor

-Lo sé… -dije sintiéndome como una niña pequeña a la que estaban regañando por no hacer la tarea.

-Deberías haberlo hecho… no es primera vez que estas embaraza…

Sora se quedó callada y yo contuve la respiración para que el corazón no se me saliera por la boca. Sabía perfectamente que no era la primera que estaba embarazada, recuerdo muy bien el cómo perdí a mi primer hijo. Estaba aterrada en este nuevo estado y lo que no necesitaba era que los fantasmas del pasado llegaran a molestar. ¿Cree Sora que no he pensado en ir a un doctor?, ¿Cree que quiero ser descuidada? Sólo necesitaba contarle a mi mejor amiga que una vez más está creciendo vida en mi vientre.

-Mimi yo… lo lamento, fui una tonta – se disculpó Sora.

-No te preocupes, entiendo que no lo dijiste con malas intenciones. Te llamo durante la tarde.

No le di tiempo de responder y corté.

Me acerqué hasta la mesa donde yacía mi test de embarazo y parecía gritarme: ¡Estas embarazada!, ¡olvidaste usar protección sólo una vez y quedaste embarazada!

No sabía qué hacer, bueno en realidad sí sabía qué debía hacer… pero el hacerlo era lo complicado. Primero que todo debía llamar a Yamato, había estado incomunicada hace más de 1 semana y es que desde aquel día que lo besé bajo la lluvia de estrellas nuestra relación en vez de afianzarse al fin, se iba separando y reuniendo según mis estados de ánimo.

Nuestra relación no tenía nombre, tampoco íbamos de la mano por la calle. Pero el resto de nuestros amigos sabían que a fin de cuentas y de una manera muy extraña, estábamos juntos al fin y al cabo. Llevábamos casi un año así.

Él rara vez se quedaba en mi departamento y cuando lo hacía guardaba las fotografías de Taichi, para que no hubieran malentendidos. No había cepillo de dientes junto al mío en el baño, tampoco ropa suya en mi armario. No lo dejaba ir más allá, aun sabiendo que el sí quería… pero había sido respetuoso.

De hecho… hacer el amor con Yamato demoró más de 6 meses y fue la parte más difícil de volver a estar con otro hombre. El rubio fue la persona más comprensiva, tierna y paciente conmigo pero los recuerdos de mi moreno estaban en cada caricia… en cada beso. Tuve que aprender con el tiempo que ya no debía compararlos y la primera vez que me entregué 100% a Yamato… bueno… olvidamos usar protección.

Aun así, había semanas completas en que no quería saber nada de él, me refugiaba en la cocina de mi restaurante y apagaba el celular. Y sabía perfectamente porqué lo hacía: Taichi.

No podía estar con el mejor amigo de mi prometido, me era imposible de concebir. Sentía que era la peor traición. Pero… pero cuando veía a Yamato, cuando lo tenía a mi lado mi corazón volvía a galopar alegre, todo era felicidad.

¡No saben la confusión que me producía!

Estaba mareada con todo… oh wait!... realmente estaba mareada. Respiré profundamente y traté de moverme despacio hacia el sillón pero todo el departamento se movía. Tuve náuseas a medida que iba avanzando con mis manos palpando la muralla para cambiar mi rumbo y ahora ir al baño.

No me había sentido así con mi primer embarazo, de hecho creí que podía estarlo sólo porque mi período había desaparecido. Pero durante las 5 semanas de embarazo que tuve anteriormente no tuve ninguna molestia en absoluto.

En cambio ahora, había tenido mareos y nauseas matutinas desde la tercera semana, creí que podía ser el estrés ya que a mi restaurante le estaba yendo tan bien que tuve que hacerme cargo nuevamente de la cocina, además mi período continuaba normal, por eso demoré tanto en hacerme un test. No entendía como los embarazos podía ser tan distintos los unos de los otros.

Llegué al baño a duras penas, me arrodillé y no necesité invitación alguna, vomité violentamente mientras con una mano me tomaba el vientre y la otra abrazaba la taza del baño.

Mi celular comenzó a sonar en la sala, pero no podía parar. Sentía que el cualquier momento daba a luz por la boca, la garganta me ardía.

El celular sonó un par de veces más y cuando creí que podría seguir en el baño tranquila comenzó a sonar el teléfono fijo de mi departamento.

Apoyé la cabeza cansada contra la pared y me acaricié el vientre sintiendo el corazón latirme a mil hora. "No me estas ayudando mucho,eh?" susurré.

El pitido del teléfono sonó esperando recibir un mensaje:

-Mimi…

Di un respingo, era Yamato

-He estado tratando de ubicarte al móvil, pero no contestas… ¿por qué sigues evadiéndome?, habíamos hablado este tema ya… - se quedó callado unos segundos – si es necesario que lo hablemos de nuevo… yo… voy subiendo a tu departamento. Nos vemos

¡¿Viene subiendo?!

Me levanté a duras penas y me lavé la cara. Aun sentía mareos, pero como pude fui a mi armario y me coloqué rápidamente el primer vestido que alcancé.

Iba a guardar el retrato de Taichi cuando el timbre sonó.

Sentí mariposas alegres en el estómago por partida doble, esas mariposas las había sentido antes. Era como si mi bebe supiera que su padre había llegado ¿Era eso posible?... no era primera vez que sentía aquello.

Puse mi mejor cara (para que no notase que había estado vomitando) y abrí la puerta.

En mi estómago hubo una fiesta en cuanto apareció Yamato, más rubio y guapo que nunca con unos pantalones negros acompañados de una camisa verde.

-¿Por qué no contestabas? – preguntó entrando.

-Estaba en el baño…estaba ocupada… - no había mentido.

-¿has estado ocupada en el baño durante toda esta semana? – lo miré apenada y me encontré con una pokerface de aquellas.

¿Era el momento de decirle que me había dado cuenta que los sentimientos que tenía hacia el eran tan fuertes, tan profundos, tan mágicos que necesité esa semana completa para digerir esta nueva información? Y ¿que en el momento en que creí que lo mejor era obviar todos esos sentimientos y decirle que todo acabara de una vez, acabé descubriendo que estoy embarazada?

¿Se lo decía así nada más?

-¿No dirás nada…? – preguntó arqueando una ceja.

Iba a decírselo, pero… demonios… volvieron los mareos y esta vez eran peores.

-Yamato yo… - me acerqué dando tumbos y cuando alcancé su brazos los apreté asustada.

El rubio me abrazó sabiendo que algo no estaba bien.

Por unos instantes no pude mantenerme más de pie se me doblaron las piernas y caí de rodillas al suelo junto con Matt. Todo me daba vueltas y de repente comenzaron a darme fuertes puntadas en el vientre.

Me asusté de inmediato.

-Yamato, llévame al hospital – le dije asustada a medida que me doblaba del dolor.

-¿Qué ocurre, estás enferma del estómago?

-Me duele mucho… - comencé a llorar y al fin el rubio entendió que debíamos salir lo antes posible.

Se levantó dejándome en el suelo para ir a buscar rápidamente mi cartera con mis documentos personales.

Con todo listo, me tomó por la cintura y me levantó con cuidado.

Íbamos saliendo cuando le recordé que trajera mis llaves así que me dejó en el umbral de la puerta para coger las llaves que estaban a un lado de…

-¿Qué significa esto? – me preguntó sorprendido mostrándome mi test de embarazo.

Aguanté el dolor, aguanté los nervios, las náuseas y le dije de la peor forma que se me pudo haber ocurrido (Bueno la situación no ayudaba tampoco).

Me afirmé en el marco de la puerta mientras lloraba del dolor.

-Estoy embarazada Yamato, acabo de enterarme.

Pude ver una sonrisa asomarse en el rostro del rubio, luego preocupación ya que miraba mi pierna aterrorizado.

Bajé la vista y vi un hilo de sangre que corría desde mi entrepierna. Se me cortó la respiración y nuevamente un dolor insoportable en mi vientre. No aguanté más y perdí la conciencia cayendo en unos brazos tibios.

Continuara…


Tenia ganas de darle una nueva oportunidad a Mimi... se las sufrio todas en la historia anterior.

Estoy trabajando en el 3er cap de anyone's advice

Saludos y abrazos