La Cosechatón

Disclaimer: Los juegos del hambre pertenecen a Suzanne Collins, aunque todos lo saben ¿No?

Aviso: este fic participa en el Minireto de abril para el Torneo entre Distritos en la Arena, del foro "Hasta el Final de la Pradera".

N/A: Teletón ¿Dónde te fuiste? XD


LA COSECHATÓN


–Hoy Panem se pone una mano en el corazón para ayudar a nuestros más desafortunados niños… todos aquellos pobres discapacitados –el Presidente Snow da una calada a su puro de sustancia desconocida y riendo dice:– Por eso este año no es una simple cosecha, esta será la cosecha de las cosechas, la más recordada de todos los tiempos, esta será ¡LA COSECHATÓN!


–Oiga mijo, vaya a vestirse que llegamo' tarde, ya no que'an boletos pa' la cosechatón –dice mi madre cariñosamente a través del micrófono de mi audífono. Hay por los bits, que la quiero.

Voy a mi pieza y teniendo cuidado con mis partes robot, me visto.


–¿Qué crees tu, María Celular? ¿Irá a salir el Beta? –pregunta el señor de piel ceniza. Su hijo, el Beta, había perdido tres brazos y medio de sus cuatro brazos en un accidente en el sector de pruebas de Softwares. Ahora ocupaba unas prótesis robóticas que lo hacían lucir como un robot obeso de cuatro brazos. Además el niño era albino, de padres cenizos y no debía superar el metro sesenta.

–No lo e', Julio 'Pendrai'. Sólo espero que sí llega a salir, que no hagan algo malo con el pobre…

Ya en la cosecha… digo, Cosechatón.

Casi toda la gente está feliz, no se por qué; excepto los papás de mis compañeros de escuela.. ¿Qué les pasará? Si los discapacitados nunca salimos para la Cosecha.

Mi madre me ha dicho muchas cosas cariñosas hoy, al igual que mi padre, pero no se a que se debe; debe ser algo que dan en las noticias, algo que no debo haber escuchado porque sólo esta mañana arreglé mi auricular.

Hago la fila y me sacan sangre del pié; hace cosquillas. Lo raro es que solo nos formamos nosotros, los discapacitados del distrito. ¿Harán primero una lotería y después la cosecha? Este año están generosos.

Prendo mi auricular para escuchar y primero que escucho es mi nombre.

–Betand Pendrive –dice la ridícula señora. Enhorabuena.

–¡GANE LA LOTERÍA!¡SI! ¡AJA AJA AJA!

–Venga arriba a la tarima con su compañera –escucho dificultosamente y unos agentes me llevan a retirar mi premio.

–¿Cuás es mi premio? –pregunto entusiasmado a Hertzia, la señora que entrega premios.

–¡Iras a Los juegos del Hambre! ¡Saliste en la cosechatón! ¡Todos Cosechatón!

Oh, no es lo que esperaba, pero que bien. Esos juegos deben ser buenos ¿No?

Subo al tren que me lleva a los juegos y veo como mis padres lloran por mi en el terminal, seguramente de felicidad. Casi ningún niño tiene esta oportunidad, menos alguien como yo. Soy afortunado.