Un trueno resonó en mitad de la noche. Hansel sintió a su hermana removerse a su lado, inquieta. Sonrió. Ella siempre había tenido miedo a las tormentas. De todas las cosas que habían pasado le daban miedo las tormentas. Sonrió. Se revolvió el cabello suavemente. Desde hacía bastante tiempo sufría de insomnio, apenas lograba dormir tres o cuatro horas durante la noche, y eso le preocupaba. Ella todavía no lo sabía y no intención de que se enterase, sólo se preocuparía más. Se levantó y abrió la ventana. Una suave brisa entró, haciendo que ella se acurrucara del frío. La luz de la Luna entraba por la ventana, haciendo parecer que era de día. De pronto, ella se volvió y le miró.

-Hansel...Vuelve a la cama anda...-Dijo con voz somnolienta.

-Ahora voy hermanita, que tengo que echar una meada- le dijo, con un amago de sonrisa en los labios. Él se volvió hacia el cuarto de baño, apenas una escupidera y un barreño con agua. Pero eso era de lo mejor que había. Se miró al espejo. Todavía tenía marcas de la Pelea. Ya hacía tiempo de ello, pero no podrían olvidarla nunca. Casi habrían muerto de no ser por Mina. Mina...No sabía lo que sentía realmente por ella. Fue extraño. Él nunca se había interesado por las mujeres. Gretel era su mitad, su sangre, desde que nacieron estaban juntos. E incluso antes. Pero Mina...Ella le importaba, ella era especial, pero ya está. Llegó a rozar su corazón, pero este pertenecía a Gretel. Apagó la vela del cuarto de baño y se metió en la cama de nuevo. Sintió el cuerpo de su hermana a su lado. Trató de respirar hondo y no pensar en los sentimientos que se le agolpaban en su interior. Porque, ¿Qué hace uno cuando la persona que más ama duerme a tu lado? Quizás, las cosas fueran más fáciles sí durmieran separados pero esta vez no había nada más que eso. Él se separó de ella lentamente pero no lo suficiente para que ella no lo notara. Ella se volvió y su visión le hizo estremecerse. Tenía el pelo despeinado y en la cara, una expresión somnolienta. Lo único que él quería en ese momento era besarla.

-Hansel, ¿Te puedo hacer una pregunta?-Le dijo ella.

-Claro que sí, hermanita.- Una media sonrisa tirando de las comisuras.

-Después de todo lo que ha pasado, quiero que sepas que entiendo perfectamente que a lo mejor ya no quieras, no sé, tanta intimidad- Le dijo ella bajando los ojos. Podía ver el dolor en sus ojos al decir eso. Él le acarició la mejilla.

-Gretel, nada ni nadie podrá conseguir jamás que yo te deje sola frente al mundo porque tú eres- "mi mitad, mi amor, mi chica perfecta, la dueña de mi corazón"- hermana. Eres lo único que tengo.-

Ella le miró a los ojos.

-Pero, yo ahora soy como lo que cazamos, soy una bruja- Le dijo ella con lágrimas en los ojos, las cuales trataba de ocultar. Él le secó las lágrimas con el dorso de la mano. ¿Cómo podía ser tan jodidamente perfecta?.

-Nada podría cambiar nunca lo que siento por tí, Gretel.- Hizo una pausa para mirarla a los ojos.- Yo...yo te amo.-