LA HISTORIA ES COMPLETAMENTE INEDITA PERO LOS PERSONAJES SON DE LA MARAVILLOSA NAOKO TAKEUCHI

TODO POR TI

*Serena*

—¡Mamiiii!—Los brazos de Selene se envuelven en mi cintura, mientras el helado que lleva en su mano ha caído sobre los dedos de mis pies— ¡Ups…tu dedito gordo quería helado!—sonríe contagiándome su alegría a mí.

—Si supongo que estaba deseoso de comer helado mmm—ella asiente haciendo que su cabello se pegue alrededor de su pegajosa boca—enana eres un desastre— mete el cono del helado en su boca.

—Shif…dosf soifs—blanqueo los ojos.

—Ven aquí—tomándola entre mis brazos, dejo un gran beso en su regordeta mejilla—eres un desastre pero aun así no dejas de ser preciosa y mi bebe.

Sus bracitos se envuelven en mi cuello dejándome totalmente llena de dulce.

—Genial ahora tendré que ducharme yo también—sonríe.

— ¿Laguna?

—Laguna—poniéndola en el suelo, quito su maleta de su espalda— ¡la que llega ultima es un huevo podrido!—saliendo a toda carrera por el pasillo de la casa, cocina y patio, un pequeño bosque lleno de grandes árboles se abre paso frente a nosotras, hasta que por fin una hermosa pradera hace su aparición como un cielo privado para Selene y para mí. Un hermoso lago de agua azul y cristalina asoma sus aguas dándonos la bienvenida a refrescarnos de un caluroso día en Dakota del Norte.

—¡He ganado!—Selena celebra saltando una y otra vez, sonrió al verla feliz, ella es mi felicidad, mi sustento, mi fuerte, mi ayuda…mi todo. Escucho el sonido del agua cuando su pequeño cuerpo se estrella contra ella. Un segundo bombazo rompe en el agua, es cuando veo a nuestra labradora de un bello pelaje casi naranja nadar hacia ella.

—¡Boni!—Grita mi pequeña niña con la mayor de las alegrías— ¡¿Mami vienes?!—asentí aun sonriendo, sacando las botas de mis pies.

Por un momento mi reflejo en el agua me detiene, mi sonrisa no se borra, esta soy yo, esta mujer que se refleja en el agua soy…esta mujer es la que siempre debí haber sido, una mujer feliz, una mujer a la que le robaron toda esperanza y sueños.

Una mujer a la que un hombre rescato.

—Deberías verme Darien…lo logre, ahora soy feliz con quien soy. Soy todo lo que siempre quise ser…Todo Por Ti.

Me sumerjo en el agua, hasta que quedar cubierta por esta, aligero mi cuerpo hasta quedar flotando, observando el cielo azul, este cielo que me es regalado cada día…— ¿Eres feliz?—esa pregunta me la hago cada día, y cada día le suplico al cielo que así sea, que sea feliz…aunque no sea conmigo.

— ¿Me olvidaste Darien?—Esa era la peor pregunta de todas y una pregunta de la cual no quiero conocer respuesta.

*Darien*

— ¡Bien chicos, es todo por hoy, recuerden que mañana entrenaremos aún más esos brazos!—un quejido general se escucha en todo el gimnasio— ¡Nada, nada de quejidos!—hablo sonriendo— ¡Si quieren ser grande boxeadores deben entrenarse desde ahora!—todos los chicos asienten.

—Entrenador—lo olvidaba, no todos son chicos—El entrenamiento será el mismo para mí, ¿lo recuerda?—sus ojos grises me observan preocupados, cuando Alexa una linda chica le 16 años llego aquí decidida a entrenar boxeo me sorprendió.

—El entrenamiento será el mismo para ti, aún recuerdo lo que me dijiste—asiente feliz.

—Bien, gracias…de verdad gracias entrenador.

—No me des las gracias, ahora ve que los chicos están esperando que entres primero—asiente sonriendo mientras se marcha hacia los vestidores, los chicos esperan siempre pacientes a que ella termine, para luego entrar ellos, en poco tiempo se convirtió en la protegida de muchos aquí, no es para menos, querer aprender boxeo para golpear a los amantes de su madre, una mujer alcohólica que no cuida de su hija, ni de pequeño de cuatro años, muchos quisimos ayudar, ahora su madre está recluida para ser curada de su alcoholismo, mi madre cuida de Dominic mientras Alexa está aquí entrenando y estudiando, Jedaite y Rei consiguieron que ellos se quedaran con mis padres, fue extraño que mi padre nunca se opusiera a aquello.

—¡Papiiii!—el pequeño cuerpo de Alexander se aferra al mío, en un fuerte abrazo.

—Hey, hola campeón—beso su cabeza— ¿Cómo estás?

—Bien papi, le he pedido a mami que me traiga para verte antes de ir a casa.

— ¿Dónde está mami?

—Aquí—como siempre una sonrisa adorna su rostro perfecto y dulce—Lo siento si molesta, es que insistió tanto que no puede negarme—habla dulcemente.

—No hay problema Hot, sabes de sobra que me encanta que vengan a verme—sus ojos amatistas brillan alegres, eso es algo que me gusta mucho de ella, eso y su cabello de un negro casi violeta que contrasta perfectamente con el color de su piel.

—Papi, ¿no le darás un beso a mami?

—Claro que si amigo—le sonrío, atraigo a mi esposa por su cintura dejando un suave beso en sus labios— ¿Todo bien?— su sonrisa se amplia.

—Mejor que nunca—me asegura.

—Bien, ¿Qué dices campeón dejamos a cargo al tío Andrew y vamos por un helado?—Alex grita emocionado entre mis brazos—supongo que eso es un sí.

—Hey ¿Qué tal Alex?...Listo para la siguiente contienda—Andrew aparece detrás de los vestidores cargando a cuestas un saco de boxeo—Hola Hotaru. —Saluda a mi esposa, ella asiente, él toma a Alex de mis brazos, simulando una pelea. —Oh amigo no golpees tan duro—se queja Andrew.

—Hey Alex, lo dejaras lesionado—Alex golpea el costado de mi amigo y este se retuerce como si le hubiese causado un gran daño.

— ¡Gane!—Alex grita emocionado.

— ¡Dame esos cinco!—mi hijo las choca, su alegría se nota en sus ojos azules, y su sonrisa me llena de vida. —Andrew, este campeón, se merece un helado, saldré por un momento.

—Genial, cómprale un helado doble.

Después de comer helados Hotaru se marchó a casa con mi pequeño, camino por las calles hasta ver el letrero del gimnasio que inaugure hace un par de años atrás, deje de ser un boxeador profesional para convertirme en entrenador, entreno a varios chicos de la localidad y algunos de ellos ya pelean en las ligas mayores.

Claro que los aconsejo y soy yo personalmente quien los pone en contacto con gente y profesionales de verdad, mi historia es lo que hacen que no se equivoquen y caigan con gente sin escrúpulos dispuestos destruirles la vida.

—Pero si es una monada—Casi por reflejo giro al escuchar ese sobrenombre, una mujer pellizca los cachetes gordos de un bebe.

Así mismo sonrío sin poder detenerme, recordando el día que la conocí.

*Inicio FB*

¡Oh pero que monada está en mi puerta!—una linda abuelita de mirada dulce asoma su cabeza, detrás de la gruñona más hermosa que jamás haya visto.

Que gusto señora, créame que me han llamado muchas cosas en mis cortos dieciocho años pero "monada" no estaba en esa lista—hablo con la linda ancianita, a la vez que soy incapaz de despegar los ojos de aquella mirada celeste.

*Fin FB*

— ¿Eres feliz?—le pregunte a la nada, solo esperaba que así fuera, solo esperaba que haya cumplido su promesa y que ahora sea feliz— ¿me olvidaste Serena?—una pregunta que muy dentro de mi exigía respuesta, una respuesta que jamás obtendría. —Sigo aquí, soy feliz a mi manera, y espero que tú lo seas…sigo aquí de pie…Todo Por Ti.

Nunca olvidare las palabras de Luna.

"Muchacho, mi niña venia aquí cada día después de que quedabas solo, nunca te dejo cuando estuviste en esa cama, nunca en mi vida había visto tal devoción, y nunca en mi vida había visto tanta tristeza en alguien como la vi en ella el día que tuvo que dejarte"

Nunca entenderé el porque de su partida, pero si entendí que si se marchó, era porque no me necesitaba para seguir adelante…al menos eso si lo entendí.