Disclaimer: a Disney y no a mí, le pertenece todo lo referente a Frozen.
Le Prix de la Liberté
Capítulo 1: Preludio
Esa noche, la luna rielaba en lo alto del cielo, junto con las juguetonas pinceladas de la Aurora Boreal. Siendo los días finales del otoño, era un paisaje más que común para el pueblo de Arendelle. Era una maravilla ver esas danzantes luces de tonos turquesa, verde, rojo, rosa, etc., tan bellos y comunes; la gente ya estaba más que habituada a la vista. La princesa Elsa se inquietaba al verlas, igual que ahora, mientras observaba el cielo nocturno apoyada en el alféizar de su ventana. Llevaba rato insomne, cosa nada común para una adolescente.
Recordaba el tiempo en que todavía era feliz y jugaba con Anna, su hermana menor. Un tiempo que se encontraba a tan sólo cuatro años de distancia. En sus recuerdos, todo reflejaba felicidad; pero esas imágenes siempre iban acompañadas del trágico momento en que lastimó accidentalmente a su hermana. Apretó los ojos como si quisiera que de esa manera el daño se revirtiera, sólo para sentirse mejor. También recordó cuando llevaron a Anna con Pabbie para que así la sanara, y cuando le informó sobre lo peligroso que su poder podía llegar a ser.
"El miedo será tu peor enemigo", fueron las palabras exactas del troll. ¿Pero a cambio de qué? Ahora tenía que vivir encerrada entre las cuatro paredes de su habitación, distanciada del mundo gracias a una fina puerta blanca cuyo umbral solamente su padre, el rey de Arendelle, tenía permitido cruzar. Con cada día que pasaba, crecía su poder, al igual que el miedo de lastimar a su hermana.
Elsa abrió los ojos. Ahora había comenzado una ligera nevada que lo bañaba todo como si de luz se tratara.
"Nieve", pensó Elsa mientras recordaba lo divertida que la nieve podía llegar a ser. Solía construir muñecos de nieve con su hermana, algo que ambas disfrutaban mucho. No sólo eso, a veces también hacían guerras de bolas de nieve, patinaban sobre hielo, hacían ángeles en la nieve: era todo un universo de diversión. Lo irónico de todo esto es que nieve era lo que mejor sabía hacer en todo el mundo, y no debía permitir que nadie, ni siquiera Anna, lo supiera. Lo cual la torturaba, ya que cada día, Anna acudía puntual para invitarla a jugar en la nieve. Ella sabía que jamás se restablecería su relación con ella por más que lo deseara.
-Papá, ¿por qué no puedo decirle a Anna sobre mis poderes?- le preguntaba a su padre cuando el vacío y la soledad la colmaban de desesperación.
-Ya sabes, Elsa, recuerda lo que dijo Pabbie. No queremos ponerla en riesgo.
A Elsa jamás le bastó esa contestación, pero como tenía tanto miedo, nunca desobedeció ese mandato. En lugar de cuestionarlo, se encerraba en su cuarto, y se colocaba ella misma los grilletes que si bien enjaulaban sus poderes, también la privaban de una vida normal. Y tan sólo se trataba de un par de guantes de seda azules incrustados con lindas gemas de colores.
Dejó de ver por la ventana, y se dirigió a la cama. El sueño parecía retornar. Tenía que dormir, y prepararse para el día siguiente. ¿Exactamente para qué?, no lo sabía con certeza. Quizás rechazar a su hermana, luchar por controlar sus poderes, lidiar con la monotonía o algo por el estilo. Su vida era vacía desde el incidente, y en su interior había gestado un sentimiento de odio hacia ella misma y sus poderes. Sin embargo, cualquiera cerca de ella creería que los odiaba a todos.
Se quedó profundamente dormida, y en sus sueños, no había calvario alguno: su vida era normal y feliz. Y sobre todo, volvía a ser unida con su hermana.
Pero sería la última noche que dormiría tranquila.
¡Una introducción muy corta!, pero me harían un gran favor dejándome un comentario y agregándola a favoritos si quieren saber qué sigue.
