Kitsune no yomeiri

"Hace mucho tiempo, cuando el viento era locuaz y no tenía problema para comunicarse con el hombre, como tampoco lo tenía el rayo y la lluvia, los animales frecuentaban a los hombres a escondidas: a veces se volvían niños, otras jóvenes, y otras más, ancianos; empero, siempre estaban allí, con ellos, conviviendo en paz.

Por eso, no fue extraño cuando un joven zorro se enamoró de una campesina; y no fue extraño tampoco cuando se volvió un apuesto hombre y la cortejó; y, del mismo modo, cuando proyectaron los planes para su matrimonio o, tiempo después, cuando fueron juntos a la boda misma.

Sin embargo, no contaron con los límites de la naturaleza: su rigor y su ineluctabilidad. Cuando iban a la iglesia, en medio del jolgorio y la multitud, el zorro (convertido en hombre) se sintió intimidado ante todos, lo mismo que su padrino -un cóndor amigo suyo que accedió a acompañarlo- . Y fue tanto su temor, o se agravó en demasía, que cuando comenzaron a sonar los cohetillos y los juegos artificiales, escapó de ellos -de la boda y los festejos- entre asustado y tembloroso."

- Como vemos, el relato es fantástico y triste, asombroso y el final; da una moraleja clara: la naturaleza, aunque los seres vivientes quieran, nunca torcerá su brazo en favor de nadie… Dicho de otra manera, podríamos parafrasear a Cristo cuando decía: "Al César lo que es del César, y a Dios lo que es de Dios". Y con esto quiero decir…- dejó flotando las palabras en el aire, sus ojos negros vagando por el aula.

- Una unión entre dos seres diferentes, resulta un absurdo a los ojos de cualquiera- contestó una joven sentada en la cuarta fila, con lentes de pasta negra y cabellos rojos.

La campana sonó, indicando el cambio de clases. El joven profesor cerró los ojos y dejó escapar un suave suspiró. Hace 4 años había aparecido ante él una Gumiho y desvanecido, como lo había hecho hace más de 500 años, sólo que está vez hubo una sutil diferencia.