Capitulo 1: Fin de las Vacaciones.
Spyro yacía dormido sobre las almohadas hechas con las plumas y algodones más suaves del Reino Dragón, el magnífico sol comenzaba a asomarse en horizonte, iluminando con su cálida luz dorada como si fuese una manta sobre el reino. Los rayos del sol atravesaban la ventana de la habitación del pequeño dragón purpura. Esta mañana, va a comenzar un nuevo inicio, una nueva vida completamente diferente. El joven dragón arrugo la cara, molesto, al sentir los primeros rayos solares rozar las escamas de su cuerpo, los cuales interrumpían su sueño "¿Porque no existen las noches eternas?" Pensó malhumorado Spyro, mientras cambiaba a una posición en la cual su cara no mirase en dirección a la ventana.
''Toc Toc''... Se oía el ruido de alguien tocar la puerta... Spyro simplemente lo ignora... ''¡Spyro!''... Se oyó alguien gritar del otro lado. Spyro esperó a que se fuera...''Es hora... ¡DESPIERTA!'' El dragón purpura rezaba para que el ser que lo molestaba no lograra entrar a la casa y en cambio se fuese a molestar a alguien más.
De pronto ese alguien azotó la puerta abriéndola fieramente en el proceso, y cruzando el umbral de esta a toda velocidad el ser, apuntando su cabeza poseedora de un par de cuernos laterales hacia adelante, corrió hacia Spyro y ¡PAM! lo golpeó, despertándolo de una vez por todas del largo, largo sueño.
-¡AGHHH!-. Gritó el joven reptil, con una cara de horror y sorpresa, mientras era lanzado por los aires debido a la fuerza del golpe. Cayendo afortunadamente sobre los cojines esparcidos por el suelo los cuales hacían las de nido-. ¿Que fue eso?-Dijo Spyro rápidamente incorporándose y lanzando una mirada de enfado a su atacante-. ¿¡Eres idiota o que!? Esta mal golpear a alguien mientras duerme, sobre todo cuando quiere tomar 5 minutos de siesta extra-. Replico el joven dragón malhumorado.
No hubo respuestas, solo se escuchaba la gran carcajada del dragón de viento, Raizan, un joven dragón que aparenta la misma edad de Spyro, pero supera a este con algunos centímetros. con verdosas escamas como el pasto, decoradas por elegantes marcas con forma de nubes grisáceas, y su peculiar cresta estilo ''punk'' verde-limón luminoso que alcanza desde la cabeza hasta la cola y sus pequeñas alas, y sus membranas del mismo color de la cresta, y sus bordes puntiagudos que forman dientes.
-¡Pfff! Jejeje... Claro que lo se pero hay excepciones como tu que quieres perder el primer día, mientras todos los demás se van. Como buen ''amigo'', tengo el deber de molestarte y arrastrarte a la iniciación, lo quieras o no.-Aclaró Raizan aun aguantando las ganas de reír contra el suelo, posando la pata derecha sobre el hombro izquierdo del joven dragón.
-No necesito que nadie me cuide, no soy un bebe.-Contesto Spyro con el ceño fruncido y elevando la cola unos centímetros del suelo lo cual golpeo suavemente la garra de Raizan logrando apartarlo del hombro.
-Tú siempre dices lo mismo...-Spyro sonrío ante el comentario.- Hey, mira esto.- Dijo Raizan sujetando en fracción de segundos la pata izquierda del dragón púrpura, entregando un arrugado trozo de papel.
-¿Me estas regalando un papel?-Preguntó Spyro mientras miraba confundido el papel.- Creía que tus regalos valían más.
-Quien sabe, en fin me debo ir. Come un poco al menos ''Dragón Adulto''.-Comento riéndose y se marcho de la habitación.- ¡En la sala te guardaron comida!-Agrego antes de abandonar el lugar.
''¿Para que me servirá esto? Esperó y sea algo valioso'' Se preguntaba el joven dragón mientras con dificultad abría con cuidado el trozo de papel maltratado sin romperlo con las garras y poco a poco veía el interior de la hoja, con ligera sorpresa observo lo que contenía.
-¿Jum? ¿Y yo para que quiero una llave?-Se preguntaba así mismo incrédulo por el regalo.
Ciertamente era una llave simple que consistía en una pieza de forma cilíndrica y al final la típica paleta la cual tenía incrustada una pulida gema purpura, que reflejaba el rostro del joven dragón quien miraba con ojos extrañados la llave, sin saber que uso darle, ni siquiera sabía para cual cerradura cabía.
-No le alcanzo aunque sea una cerradura con que abrirla, ni para envolverlo con una mejor envoltura, ¿Sabes para que es Sparx?-Le pregunto Spyro.
Pregunto Spyro sin recibir respuesta quedo mirando a su alrededor, solo para descubrir que su hermano adoptivo había desaparecido sin dejar rastro, su habitación no era muy grande, al otro lado de la puerta había un balcón con vista hacia la ciudad, este era una de las pocas habitaciones que tenían ese tipo de vista, personalmente había pedido una mejor habitación después de lo que hizo durante los últimos acontecimientos. A la izquierda había una pequeña biblioteca en la cual había libros de historias, ciencias y algunas de las novelas más famosas de la raza de los dragones, grifos, topos, y muchas otras criaturas, aunque Spyro nunca llego a leer ninguno. En el lado derecho en la pared decorado por una antorcha encendida (al igual que en el lado izquierdo) iluminando la habitación, había dos baúles con las cosas del dragón. Y por último encima de la cama de Spyro situado en el centro de la habitación pegada a la pared había una pequeña repisa que era donde dormía Sparx, aunque él le gustaba más dormir sobre la cabeza de Spyro como lo había hecho casi toda su vida.
-¡Sparx!-Exclamo Spyro, y como lo sospechaba, no hubo respuesta.- ¿Sparx a donde te fuiste?-Se pregunto empezando a preocuparse.
Después de haber dejado la llave encima de uno de los baúles. Spyro se dio a la tarea de buscar cualquier tipo de lugar con tal de encontrar una pista sobre Sparx o a Sparx mismo, comenzó la búsqueda en la habitación. Duro varios minutos buscando por los rincones de la habitación, por debajo de la cama, entre los libros de la biblioteca e incluso afuera del balcón y llego la conclusión que su querida libélula no se encontraba ahí.
-''Si como lo sospechaba debo ir a salir a buscarlo... Hmmm...''-Miro curioso unos segundos a la llave que dejo en la cama, a pesar de ser un objeto extraño para él por alguna razón sentía una corazonada de no dejarlo abandonarlo ni echado de lado, sobretodo siendo el regalo importante de Raizan, así que deducía que algo utilidad tendrá en un futuro.- ''Para algo me servirá en un futuro...''-Pensaba mientras con sus patas, da un gran salto, luego en el aire prepara sus alas y se desplaza unos segundos en el cielo, hasta aterrizar frente al baúl donde dejo la llave y lo cogió con sus patas. Posteriormente con los cuernos pego la tapa del baúl para abrirla inmediatamente cuyo interior contenía objetos raros, valiosos, y brillantes e irónicamente Spyro nunca usa. Resoplo perezosamente y comenzó buscar entre la gran pila de objetos sin usar, sacando del baúl un objeto tras otra.
Después de unos minutos de andar buscando finalmente encontró lo que buscaba, con una radiante sonrisa de orgullo extrajo una mochila en cuero de color marrón como la madera, hecho artesanal-mente por él mismo; parecía una bolsa profunda cuya tapa que cerraba la mochila era sujetada por una correa y diseñado perfectamente para aguantar las aventuras más rudas del mundo, además la tapa era decorada por elegantes detalles blancos y con un símbolo de dragón estampando en el centro de la mochila. Abrió la mochila e introdujo la llave en ella luego la cerrado y se la puso sobre el lomo, con cuidado para dejar paso libre sus pequeñas alas y finalmente camino tranquilamente saliendo de la habitación.
Cruzo los pasillos en silencio, en menos de 5 minutos había llegado a la puerta donde lo llevarían al mundo exterior sin embargo la nariz del dragón percataron la aroma de algo suculento que parecía provenir del Comedor entonces recordó las palabras de Raizan, y según él les habían guardaron comida a Spyro, eso despertó el hambre del joven dragón y rápidamente giro la cabeza en dirección a la sala, y cambiando de rumbo, se dirigió a pasos apresurados el lugar donde le esperaría un delicioso desayuno. Apenas llegar inmediatamente se dio cuenta de la presencia de la deliciosa comida puesto sobre la mesa principal situada en el centro del amplio comedor incluso más grande que su habitación aun así se quedo parado contemplando con grandes ojos como platos su desayuno la cual consistía de una jugosa carne cosida bañado en salsa y suave textura que despertarían el apetito a cualquiera que estuviera cerca, sin embargo, Spyro se alegro que solo estuviera él y nadie más.
-Entraras a mi boca...-Comentó Spyro al reflexionar un poco las patas traseras y extendiendo sus pequeñas alas a que seguidamente agito sobre el suelo, y con la fuerza de sus patas lo impulsaron a saltar a una gran altura sobrepasando la gran mesa de madera, alcanzando su objetivo e inmediatamente devorándolo trozo por trozo y cuando probó la comida sintió una placentera explosión de sabores liberándose dentro de su boca, disfrutándolo lentamente. Se tomaba su tiempo de comer tranquilamente en un ambiente de paz y tranquilidad, perdiendo de vista lo que realmente importaba...
Un ruido de afuera trajo a Spyro a la realidad, recordando lo que realmente importaba ¡Buscar a Sparx! Pensó Spyro preocupado y rápidamente lavo sus garras y boca cubiertas de salsa en el lavado que estaba frente suyo, una vez que estaba listo, apresuradamente salio del comedor y con los cuernos adelanta, pego un fuerte golpe causando un estruendoso ruido contra la puerta al abrirla de un golpe, saliendo como un rayo del Castillo Dragón, donde habitaban la mayoría de los dragones del Reino Dragón.
Spyro quedo plantado en el suelo observando con preocupación al maravilloso mundo donde habitaba esperanzado de encontrar alguna pista del paradero de su fiel amigo Sparx o lo que había provocado el ruido. Él estaba en una de las islas flotantes que conformaban el Mundo Dragón y una de las más grandes, denominado ''El Reino Dragón'', frente a él se extendía un precioso campo de un verde muy intenso, iluminado por los rayos del sol que salio de su totalidad del horizonte gobernando este nuevo día, con árboles de hojas verde oscuro, anchas y grandes que decoraban el inmenso reino y imponentes e importantes edificios a la distancia, de una arquitectura muy trabajada y detallada, de parecer blancas y techos de tonalidades azules y enormes ventanales de cristal. Rebaños de ovejas se veían pastando a lo lejos, Spyro estaba muy tentado por perseguirlos sin embargo se centraba en buscar a Sparx, y también habían portales de estructuras robustas y altas, cada una diferentes y únicas, frente a él había un portal de ángulos puntiagudos y de color plateado, con grabados y detalles en la piedra, como gemas en forma de rombos de diferentes colores, se veía la imagen de un paisaje de una playa dentro de él y unas letras doradas y metálicas suspendidas en el aire frente al portal indicando el lugar donde llevaría el porta; ''Dragón Shores''. Spyro jamás olvidaría sus experiencias con los portales ni mucho menos su intento de obtener vacaciones atravesando aquel portal ''Dragón Shores'' sin embargo no le apetecía abandonar Reino Dragón ni muchos menos dejar a Sparx. La mañana tenía el cielo con los colores cálidos; celeste, amarillo, blanco y también su amplia vista hacia el sol, que transmitía una sensación cálida a cualquiera por sus rayos solares. Spyro podía escuchar el canto de los pájaros, el ruido de las hojas mecerse con la brisa suave que pasaba y recorría también las escamas del joven purpura, que le daban una sensación agradable, el ruido de las ovejas al pastar y llegaba oír el sonido del agua corriendo a un río lejano, pero sobretodo oía la gente gritar de euforia en la lejanía, precisamente en los edificios lejanos del Reino Dragón.
Debo ir a averiguar si Sparx esta allí, después de todo tengo la obligación de estar allí... Aunque parece estar disfrutándolo.
Spyro alzo las patas levemente a unos centímetros del suelo entrecerrando los ojos visualizando la ciudad como una meta el cual cumplir corriendo a toda velocidad para encontrar a su hermano, el hecho de no tenerlo a su lado lo hacían sentir extraño ¿Es común? Casi nunca siente preocupación por alguien solamente así mismo y unas cuantas veces por sus únicos verdaderos amigos o los puede considerar ''buena onda''. Resoplo al cual toro y empezó a correr a grandes pasos acelerando cada segundo apartando con los cuernos a las ovejas que estorbaban en el camino y destruyendo cestas que se posaban al lado de los arboles, no tenía tiempo de pensar en daños colaterales, solo centrándose en pisar la ciudad.
