Disclaimer: los personajes pertenecen a Masami Kurumada y Toei Animations. Historia escrita sin fines lucrativos.
Capítulo 1.
En Asgard las cosas no andaban muy bien desde que alguien había robado el martillo y las hachas de Thor de Pecdha porque quienquiera que fuera el que tal crimen había logrado llevar a cabo estaba sembrando el terror entre las gentes de Asgard. Las sospechas apuntaban a un cierto dios de los mares.
La raíz del problema se hallaba en la fiesta que se organizó en el Santuario de Atena unos meses antes con motivo de la fiesta de compromiso entre Julián Solo (alias Poseidón) y Saori Kido (alias Atena), a la que fueron invitados diversos representantes de todos los dioses pero se olvidaron de la diosa de la discordia, Erix. Hilda de Polaris con tres de los guerreros divinos: Hagen de Merak, Mime de Benetnasch y Alberich de Meghrez representaban a Asgard.
Erix se ofendió enormemente debido a lo que consideró como una terrible afrenta y envió a Maya de Ságita, uno de sus caballeros fantasmas, con una manzana de oro macizo de veinticuatro quilates en la que había inscrito la frase: AL MAS INTELIGENTE. La manzana contenía un poderoso hechizo que hacía que cualquiera que la tocara comenzara a discutir con otros y que se organizaran unas trifulcas terribles, además de que codiciaran un objeto tan valioso.
Shion tuvo que tomar cartas en el asunto y se decidió que harían un concurso de preguntas y respuestas para decidir quien se llevaría tal premio. Hilda de Polaris se encargó de hacer las preguntas a los diez que salieron a representar a los diversas facciones, hasta que al final sólo quedaron dos: Máscara de la Muerte de Cáncer y Alberich de Meghrez. En teoría Alberich debía haber ganado pero tras una fuerte discusión Shion decidió descalificarlo por una tecnicalidad.
Debido al hechizo de la manzana se desató una pelea de mil demonios y la sala del Patriarca, donde se estaba celebrando la fiesta, quedó completamente destrozada. Todos los caballeros, guerreros, dioses y demas bichos vivientes que no se escabulleron antes de que el hechizo surtiera efecto se liaron a golpes.
No sólo quedó destrozado el lugar, también el compromiso matrimonial se fue al garete, pues en cuanto Julián vio a Hilda en acción haciendo preguntas y despachando a los concursantes eliminados con suprema crueldad y sarcasmo, se enamoró perdidamente de ella. Hilda se dio cuenta pero pasaba olímpicamente del joven dios de los mares debido a ciertas rencillas existentes entre Asgard y el reino marino desde la era mitológica. Ella y sus guerreros retornaron a las tierras heladas del norte unos días después de que se hubieran recuperado de aquella bochornosa experiencia.
Julián, en su guisa de Poseidón, decidió que haría suya a aquella magnífica mujer y no descansaría hasta lograrlo, así que mientras que Hilda y los chicos estaban fuera de Asgard, urdió un terrible plan. El griego pidió su mano en matrimonio pero lo que Hilda contestó exactamente a su embajador se desconoce hasta la fecha. Según los centinelas del palacio de Valhalla lo único que pudieron oír por los pasillos eran unas risotadas tan terribles que pensaron que Hilda había sido poseída por el anillo nibelungo.
El robo de las armas se llevó a cabo mientras la sacerdotisa y los tres guerreros ya mencionados estaban fuera de Asgard.
Thor y Fenrir recibieron una invitación para irse de juerga con los generales marinos sin que Siegfried se enterara. El pobre guerrero de Alfa estaba muy atareado con todos los deberes oficiales que le había encargado Hilda, entre ellos de cuidar de la seguridad de la princesa Flare y también de asegurarse que Thetis, una de las sirenas de Poseidón, estuviera bien atendida pues se hallaba de visita oficial en Asgard.
Los guerreros de Epsilón y Gamma pudieron marcharse de parranda gracias a una distracción organizada por Thetis, quien secretamente se estaba intentando ligar a Siegfried a pesar de que el Dragón nórdico no sentía ni el mas mínimo interés a nivel personal en ella. El se bebía los vientos por otra persona.
Al regresar a palacio ambos Guerreros Divinos llevaban una horrible resaca encima y cuando se les pasó el efecto del alcohol fueron completamente atemorizados al castillo pues no sabían qué explicación iban a dar a su líder acerca de la desaparición de las armas de Thor. Un problema gravísimo puesto que tenían un increíble poder destructivo.
A Siegfried casi le dio un ataque al corazón cuando se lo contaron y por supuesto, tuvo que hacer un informe oficial para Hilda, además de mandar soldados por doquier para llevar a cabo una investigación y preferiblemente encontrarlas antes de que la regente regresara de Grecia.
Desgraciadamente las armas ya habían sido usadas en Asgard y estaban sembrando el caos y destrucción por dondequiera que pasaban. Las pobres gentes estaban aterrorizadas y los Guerreros Divinos se tiraban de los pelos sin saber qué hacer pues aún no habían conseguido averiguar quien exactamente las tenía en su poder ni cuales eran sus propósitos exactos.
