EPISODIO 1: ENCUENTRO. TODO COMIENZA.
(Voz de Isa)
Hola, me llamo Isa, Isabelle Kôdama Highfield. Ya sé que mi nombre es un poco raro para ser japonesa, pero la verdad es que mi padre es japonés pero mi madre es americana. La familia de mi madre llegó a Japón hace décadas y desde entonces ha vivido aquí como otra familia más, cuando iba a la universidad conoció a mi padre y... bueno, dos años después de graduarse nací yo, justo al año de casarse.
Toda mi vida he vivido en las afueras de Tokyo, y ahora tengo 12 años.
En realidad, no estoy aquí para hablar de mí ¿no? Yo quería contar algo más allá de esto. En realidad, más allá de esta dimensión.
Creo que ya todos conocéis a unos amigos que compartieron mi aventura: Tai Taichi, el lider; Sora, la del espírutu libre; Izzi Kouziro, el cerebrito de los ordenadores; Mimi... bueno, la chica de rosa, demasiado delicada; Joe, el cagón; T.K. Takeru, el pequeño del grupo; y por supuesto, Matt Yamamoto, el molón guaperas. Claro, son famosos guerreros de ambos mundos, pero yo no lo soy, aunque mi historia es igual de interesante, yo no soy la heroína, al menos no en el mundo humano. Pero ya se sabe, no todos los heroes son reconocidos; al fín y al cabo, nunca he buscado la fama, solo la alegría de ayudar a quien lo necesite.
Pero comenzaré un poco antes de conocerles.
Yo estaba en el monte, de acampada con unos amigos cuando el tiempo cambió y nevó, en pleno julio. Ya había oído hablar de algo así como cambios climáticos raros por todo el globo últimamente, pero no esperaba que me pasase a mí. Entonces me calló una bomba a los pies y una luciérnaga comenzó a flotar hasta atacarme y le dí una palmada con mis manos para atraparla.
Ahora empieza lo realmente raro.
La luciérnaga se transformó en un dispositivo parecido a un tamagochi y se levantó una ola de nieve que me tragó y caí no sé dónde dándome un golpe tremendo en la cabeza.
De ahí todo fue a peor, a más raro me refiero.
"Hola." Dijo una pelota blanca de ojos azules con una garra en la cabeza. "¿Estás bien?"
"¿Qué o quién eres tú?" Le pregunté tras mirarle confusa y seria mientras me frotaba la cabeza.
"Yo soy Tsukillamon." Me dijo la pelota sonriendo. "Soy una variación de un Tsunomon."
"Isabelle Kôdama Highfield." Le dije yo frotándome la cabeza. "Pero todos me llaman Isa. Oye, Tsukilla lo que sea ¿podrías decirme dónde estoy?"
"Estás en el mundo digital." Me dijo feliz.
"¿El mundo digital?" Dije. "Bah, eso es imposible."
Sin embargo sí que era posible, y Tsukillamon fue poco a poco cambiando, primero aprendí que había una cosa llamada digievolución que era de gran ayuda cuando nos encontrábamos con un peligro digimon, y poco a poco, gracias a la ayuda de Tsuki que fue como llamé a mi digimon, aprendí a sobrevivir en el mundo digimon.
Tsukillamon, evolucionó en Gabamon y luego se acabó quedando así, una especie de perro a dos patas con un casco tapándole la cara. En ese tiempo, aprendí a ser dura, aprendí a ayudar a Gabamon a pelear y yo mísma aprendí a pelear en coordinación con ella.
Cuando ella evolucionó a garurumon por primera vez, fue cuando descubrí que yo era débil y por eso necesitaba de su ayuda. Eso me dió mucha rabia, así que desde ese día y en los sucesivos meses digitales, yo me volví más fuerte; aunmenté mi resistencia, fuerta, velocidad y agilidad e intenté hacer todo lo posible para estar a su altura. Poco a poco lo fui consiguiendo, pero ella y yo nos volvimos lobas solitarias.
Y justo el día en que ella evolucionó a garurumon por duodécima vez, fue cuando me encontré con el grupo de chicos y chicas.
Bueno, a la primera que conocí fue a Mimi. Su digimon estaba desmayado y ella estaba en peligro.
"Vamos Tsuki." Le susurré yo. "Ya sabes qué tenemos que hacer."
"Sí." Me dijo ella.
Gabamon se transforma en Garurumon.
"Eh, no nos gusta nada que tiparracos como tú vayan por ahí peleando con un par de buenas personas que están enfermos." Le dije yo apareciendo frente a la chica que sujetaba a la semilla.
"Así que ahora nos toca a nosotras daros de leches." Dijo Garurumon.
"¡Missdreamon!" Dijo el bichejo.
En un plis plas nos habíamos cargado al digimon a golpes y con los ataques de Garurumon y extendí mi mano hacia la chica vestida de rosa.
"¿Estás bien, chica?" Le dije suavemente.
"¿Se ha ido ya?" Me dijo lloriqueando abrazada a su digimon.
"Sí, tranquila." Le dije.
"Isa, esa Missdreamon no tardará en volver." Me dijo Garurumon.
"¡Ah, Mimi!" Gritaron unos chicos.
"¡Estoy aquí, chicos!" Gritó la chica de rosa.
"Así que te llamas Mimi." Le dije. "¿También mestiza?"
"No sé a qué te refieres." Dijo ella.
En un segundo, Garurumon y yo nos vimos rodeados.
"Chicos, os estáis equivocando." Les dijo Mimi.
"Veo que hemos ayudado al bando equivocado, Tsuki." Le dije yo a mi amiga. "Será mejor que nos vayamos."
"¿Eres... eres una niña como nosotros?" Me dijo la otra chica.
"Algo así, me llamo Isabelle Kôdama Highfield." Les dije yo soltando la mano de mis armas. "Soy algo así como una digi-entrenadora."
"Me alegro mucho de conocerte, mi nombre es Tai, y estos son mis amigos." Me dijo el chico de pelo en punta castaño con unas gafas en la cabeza. "Esta es Sora." Añadió señalándome a la chica con un gorro de aviador.
"Este es un buen lugar, excepto por el bicho." Dijo ella.
"Y este es Joe." Me dijo Tai de nuevo señalando a un chico con gafas y pinta de formal.
"Es un placer." Dijo dándome la mano sonriendo.
"Y nuestro experto en ordenadores, Izzi." Continuó Tai.
"¿Tú también navegas por internet aquí?" Me dijo él.
"Y por último, ese pequeñajo de ahí es..." Dijo Tai sonriendo y señalando al pequeño con ropas verdes.
"T.K. llámame T.K." Dijo él. "Y en realidad no soy tan pequeño."
"Y ese típo creído de ahí es Matt." Añadió para acabar Tai. "Su hermano."
"No hay autógrafos." Dijo él.
"Encantada." Dije yo. "A todos."
"¡Isa!" Me dijo Garurumon.
"Eh, no hagáis eso, por favor." Les dije yo a los digimones acercándome y separándoles. "Gabamon, vamos." Dije yo mirándola.
"Voy." Dijo ella.
"Espera, espera." Me dijo Tai. "¿A dónde vas?"
"A seguir entrenando." Dije yo ajustándome las gafas. "A la meseta del Loromon."
"¿A la dónde de quíen?" Me dijeron ellos.
"A la meseta del Loromon." Dije yo. "¿Habéis llegado ayer o qué?" Añadí señalando la meseta. "Allí."
"No tendríais que meteros con ese digimon." Nos dijo Agumón. "Es un digimon demasiado peligroso."
"Por eso mismo." Dije yo. "No pienso perder contra él, quiero ser más fuerte."
"¡Espera!" Nos dijeron todos los chicos.
Sin embargo tanto Tsuki como yo habíamos huído. Volver a encontrarme con ellos me llevó tiempo, a decir verdad fueron años, sin embargo, el tiempo pasaba diferente para todos, y en el mundo digital pasaba mucho más lento que en el real.
