Overdose.
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Kai sonrió con brío y ladeó la cabeza observándole, la lluvia caía insistente sobre los techos de los edificios y enmarcaba los contornos de su rostro. Tal parecía que esa noche moriría ¿Rei se atrevería, realmente? Él, dudaba:
—¿Qué esperas?
—No pensé que fueras tan miserable para rogar por tu muerte.
Irritado por lo lento que iban las cosas, Kai encontraba cierto placer infausto en irritarlo también a él, tras una serie de elucubraciones, Hiwatari se dio cuenta de que esa era una prisión de la que no podía escapar, lo tenía atado y no podía huir ¿Entonces por qué sonreía con cinismo y le masacraba las esperanzas?
—No vine a este mundo a rogarle a basuras como tú. —bastó escuchar aquéllas palabras para que la bomba estallara dentro de Rei, el olor a pólvora llenó sus fosas nasales y lo utilizó como catalizador. La pierna derecha del ruso dejaba escapar densos chorros de sangre, ardía pero su mirada seguía impertérrita: Kai era casi inmune al dolor.
Es, sin embargo la violencia que invade a Rei, la que le hace golpearle el rostro reiteradas veces el rostro con la culata del arma. Kai no hacía nada por defenderse, él sólo sonreía a duras penas mientras la sangre brotaba por cada orificio de su rostro. Rei sonreía, observando el rostro desfigurándose bajo sus golpes, las lágrimas nublaban su vista pero nada le impedía seguir golpeándole, seguir creyendo que él era quien madaba.
(y no quien estaba siendo subyugado)
—Te odio…
Kai entreabrió los ojos lastimados para observarle—: Deja de mentirte. —Rei cesó sus golpes y le escuchó escupir, gemir y luego agarrar aire con la voluntad de acero que tenía, el chino le alzó la cabeza, jalándole de los cabellos mientras el ruso jadeaba por el maltrato—: Nunca has logrado odiarme.
Casi le escupió en la cara todas sus penas y alegrías, Rei hervía en magma que se condensaba hecho odio, las ganas de vaciarle la pistola en la cabeza eran mayores a su voluntad. —Y entonces ¿Por qué estoy haciendo esto? ¿Por qué ya no soy la misma niña indefensa a la que enamoraste y luego dejaste de lado?
El grito de Kai siguiente al pisotón de Rei sobre su pierna sólo consiguieron que se dispararan todas las emociones en la cabeza del ruso, rio abiertamente, como si no estuviera muriendo de dolor, él era Kai Hiwatari, estaba allí y no miraría atrás:
—Porque debajo de todas esas capas de estúpida feminidad que mostrabas, resultaste ser peor que yo.
Un cuerpo cayó rígido al piso tras una serie de estruendos, Rei giró en sus talones y caminó fuera del callejón, la policía no tardaría en encontrar el cuerpo—: Te odiaba, porque una vez te amé demasiado.
