Infiel

Summary: ¿cómo había terminado así? Porque se empeñaban en casarme y no me permitían buscar al hombre que seguía esperando… hacer esto era tan bajo, tan horrible, tan infiel, porque así me sentía, me sentía infiel al amor de mi vida.

DECLAIMER: ninguno de los personajes en esta historia me pertenece, son creaciones de Rumiko Takahashi.

Hay cosas que son colocadas en nuestras vidas para reconducirnos al verdadero camino de nuestra Leyenda Personal. Otras Surgen para que podamos aplicar todo aquello que aprendimos y, finalmente, algunas llegan para enseñarnos.

La quinta montaña

Primer capitulo

No quiero casarme contigo


Lance un suspiro al viento viendo el ocaso, mientras me sentaba en aquella extravagante cama de agua, posicionándome en la parte baja de esta, mientras el dueño solamente me miraba preguntándome el porque de aquel suspiro.

-que te parece si organizamos la boda para finales de diciembre, algo así como "año nuevo, vida nueva"- propuso el joven que se encontraba a mis espaldas, sin embargo yo no estaba para pensar en aquellas cosas, la próxima boda no ocupaba mis pensamientos o al menos no deseaba que los ocupase.

-sabes que no quiero casarme contigo- dije de manera tranquila, sabiendo que el tampoco lo deseaba en lo mas mínimo, no entendía porque mi padre se empeñaban tanto en contraer nupcias justamente a los veinte años con el hombre que ellos eligieran –alejarte de Kikyo, saber que piensas en ella mientras que soy tu esposa…- mi voz perdió volumen –no lo soportaría.

-bueno querida Kagome, eres mi mejor amiga, y si no puedo pasar el resto de mis días al lado del amor de mi vida estoy seguro de que es contigo con quien quiero pasarlos- aseguro firmemente –además- agrego –el amor se acaba, solo queda el cariño y eso es lo que tenemos.

-¿y si se acaba el cariño?- pregunte temerosa, el sonrió negando con la cabeza –como puedes estar tan seguro Inuyasha… yo siempre espere por el amor de mi vida y ahora- cubrí mi rostro con ambas manos impidiendo que un sollozo abandonase mis labios –no lo tendré- dije con dificultad, pues aquellas palabras me era difícil asimilarlas –para siempre- agregué sin saber porque quería aumentar mi sufrimiento.

-mi bella Kagome- Inuyasha se recostó en su ante brazo y quito lentamente las manos de mi rostro –no llores- dijo limpiando una lagrima que recorría mi mejilla –puedes buscar ese hombre en mi, alguna vez me amaste y no significa que ahora no puedas…

-¡oh vamos Inuyasha!- le interrumpí en una exclamación –sabes que solo tenia catorce, era pequeña y…- este se rio.

-si, si lo se, pero por favor deja de ser tan negativa… a menos que quieras buscar ese hombre en Miroku o Kouga- rodé los ojos ante su nueva proposición.

Miroku… ese hombre solamente podía verlo como un amigo pues habíamos compartido nuestra infancia y sabia muy bien que el estaba enamorado de mi amiga Sango, al igual que ella por lo que era imposible separarlos y respecto a Kouga, no, el era un gran chico que me amaba pero Ayame lo amaba a el y ella es mi mejor amiga así que de igual forma… pensarlo no servía, era obvio que ambos estaban descartados.

-sabes que es imposible Inu, no juegues con eso, no puedo hacerles algo así a Sango y Ayame, pero… tampoco quiero acertelo a ti- confesé tristemente recordado cuando Inuyasha conoció a Kikyo…

-¡Es genial no crees!- había exclamado mientras nos dirigíamos juntos a nuestro primer día de universidad, Inuyasha había asentido y Ayame a mi lado grito emocionada, mis sonrisa sin duda alumbraba aquella limosina donde íbamos todos con Miroku.

Aquel año nuestros padres habían decidido darnos un poco de libertad, aunque cuando pronunciaron aquello yo imagine que nos darían un automóvil o algo por el estilo, pero en realidad fue una limosina para asistir todos juntos, con tres automóviles para nuestra vigilancia y protección.

-Ayame- llamo Miroku a su novia, la aludida sonrió y corrió para sentarse en las piernas de el y luego llenarlo de besos, Inuyasha rodo los ojos y yo lance un suspiro, pues aunque me costase admitirlo jamás había tenido un novio y… tampoco besado –tranquila amor mío, ya casi llegamos- calmo Miroku a su enamorada y emocionada novia.

El viaje de por si era corto y para Inuyasha molesto, se dedicaba a refunfuñar y de esa manera solo aumentaba mi exasperación.

-hemos llegado señores- anuncio el chofer mientras estacionaba la limosina frente a la entrada.

-gracias Naraku- dije al chofer mientras Miroku ayudaba a su novia a bajar y luego a mi, por ultimo Inuyasha cerro la puerta; pude ver como los guardaespaldas se dispersaban y solamente cuatro de ellos nos miraban atentamente, pues ellos nos seguirían de lejos todo el día, me acerque lentamente con una sonrisa a nuestras futuras sombras.

-buenos días- dije cordialmente –mi padre me ha indicado darles nuestros horarios de clases para que su trabajo se facilite más- extendí las hojas dobladas en cuatro, el líder de ellos asintió tomando las hojas.

-oye Ahome, chicos miren allá van mis amigos- dijo Ayame tomándome de la mano mientras me arrastraba al centro del estacionamiento.

-eso fue descortés, hablaba con los guardaespaldas- susurre en el oído de mi mejor amiga para que luego ella rodase los ojos.

-¡Kouga, Sango, Kikyo!- exclamo, y por si fuese poco atrajo mas la mirada de los presenten.

Cuando finalmente estuvimos frente a ellos soltó mi mano y se lanzo a los brazos de una chica castaña de cabello lacio y mirada dulce "sango te extrañe" dijo abrazándola mas, la chica también revelo que la había extrañado y luego de que hubiese saludado a todos, se dirigió a nosotros.

-ella es Aome, mi mejor amiga- me presento, yo sonreí y salude a los presentes con un tímido abrazo el cual duro mas con Kouga debido a la presión que este ejercía –Miroku, mi novio, e Inuyasha - presento, Miroku como todo un caballero, saludo a las damas con un delicado beso en su mano derecha y a Kouga con un saludo de manos, mientras que Inuyasha solamente levanto su mano en modo de saludo, le mire con reproche y el, molesto, saludo de igual manera –Sango- señalo a la castaña –Kikyo- dijo colocando su brazo alrededor de su cuello, Kikio era una pelinegra de finas facciones con labios carmesí y mirada apacible –amabas son hermanas y el es Kouga, su primo.

-lejano- agrego Kikyo y Kouga rodo los ojos.

-ya quisieras ser mi prima Kyo- dijo este defendiéndose, todos soltamos ligeras risas, pero mientras nos reíamos pude ver que Kikyo e Inuyasha solamente se observaban, en silencio.

Dos meses después….

Nos habíamos detenido frente una floristería a petición de Inuyasha, pues el quería comprarle flores a Kikyo por su cumpleaños numero veintiuno.

-¿sakuras no estarían bien?- pregunto Ayame mientras se acercaba para oler su delicada fragancia.

-creo que no, Ayame- dije –recuerdo que en algún momento ella comento cuales eran sus flores favoritas pero…- el pitido de los auto me saco de mis pensamientos, pues como era de esperarse la limosina ocupaba un gran espacio, al igual que los autos de protección, el hombre de la floristería nos miraba un poco asustado pues la gente gritaba groserías y los guardaespaldas continuamente cerraban mas el circulo que nos rodeaban.

-la flor de kikyo seria muy buena opción- dijo Miroku señalando una bellas flores color lila.

-¡si! es perfecta- exclame emocionada.

-me llevo esa- dijo Inuyasha mientras extendía el billete para luego correr en dirección de la limosina y abordarla rápidamente.

-oye Aome- dijo Inuyasha despertándome de mis recuerdos.

-o si… ¿qué?.

-vamos a dar una vuelta, la tarde es maravillosa.

-claro- me levante de la cama con Inuyasha pisándome los talones y bajamos rápidamente.

-Aome, corazón, no sabia que estabas aquí- me dijo Isayoi sonriendo, Isayoi era la madre de Rin y madrastra de Inu al igual que Sesshomaru.

Sesshomaru no lo conocía pues se llevaban dos años mas con Inu y el había decidido estudiar en otro país, es por ello que nunca lo conocí; de igual manera ambos hermanos no se llevaban muy bien, pues después de la muerte de Irasue, su madre, ambos se alejaron, aunque no se las razones.

-señora Isayoi, acabo de venir hace media hora.

-pues a la próxima pasa a saludarme cariño- dijo de manera amable y tranquila –eres bienvenida en esta casa y es una alegría verte ya que pronto formaras parte de la familia- me sonroje.

-si…

-espero que mi Sesshomaru venga pronto, le he dicho que debe conocer a la esposa de su hermano- dijo en un medio suspiro –te pido que cuando se presente seas paciente corazón, el es un poco serio y reservado… pero se muy bien que pronto tendrá mucha confianza para contigo- asentí y un poco preocupada por aquello pues aunque no lo conocía le había observado en algunas fotografías donde aparecía totalmente serio–cuando termines con Inu pasa conmigo, tenemos muchas cosas que platicar… y se muy bien que este niño pronto tendrá sueño- dijo rodando los ojos –espero que no te vayas muy pronto.

-oh no, bueno realmente no se señora Isayoi, mi madre me ha pedido que le llame cuando desee retirarme.

-bien, pues con todo esto de el nuevo bebe tu madre a de estar muy estresada así que espero ayudarte… ¿quién es tu dama de honor, linda?

-Ayame…

-muy buena elección, no conozco joven mas sofisticada que ella y…

-oye mamá, pensaba salir con Aome a caminar sabes- interrumpió Inuyasha –lo lamento pero…

-tienes razón- interrumpió Isayoi a su hijo postizo haciendo alarde de las interrupciones –sal con Aome, vayan y disfruten que la tarde es bella y el mar esta tranquilo.

-gracias madre- dijo este y tomándome de la mano me jalo hacia la salida –vámonos Kagome.

Inuyasha me observo con una milada maliciosa y me tomo en brazos para luego correr hacia el agua.

-¡oye no, NO NO INUYASHA!- me aferre a su cuello mientras hundía mi cabeza en su pecho, deje caer mis delicadas sandalias esperando no perderlas –bájame, BAJAME- grite y de pronto sentí como me dejaba caer en el agua fría –tonto- exclame cuando pude salir a la superficie, Inuyasha lanzo una carcajada mientras me apretaba a su cuerpo.

-sabes que no te pondría en una situación peligrosa- dijo pasando un mechón húmedo detrás de mi oreja, yo fruncí el seño –se nadar muy bien- refunfuño, para que luego que yo lo empujase al fondo y nadara hasta la orilla –eso no es justo Kagome Higurashi.

-la vida tampoco- saque la lengua como niña pequeña y comencé a exprimir las partes de mi falda celeste y mi blusa blanca, lo cual para mi era una vergüenza por supuesto, debido al color transparente. Eleve la vista para encontrar a Inuyasha observándome de una manera demasiado extraña –¡deja de mirarme!- exclame molesta mientras colocaba mis brazos formando una pantalla alrededor de mi pecho, sin embargo el no presto atención ninguna y se acerco tomándome de la cintura.

-eres hermosa kagome- susurro y mi sonrojo apareció –hubiese sido sencillo enamorarme de ti- baje la mirada sin quitar mis manos de enfrente –Aome, mi Ahome hay algo que no te he dicho- me soltó de las caderas y comenzó a bajar lentamente mientras posaba una rodilla en la arena.

-no... no- me atragante en las palabras.

-eres una princesa y mereces esto- negué, pues sabia que el no deseaba esto y yo tampoco –Kag… ¿quieres- trago fuertemente -¿deseas ser mi esposa?- cerré los ojos para no ver la tristeza que le embarcaba, el amaba a kikyo y la quería a ella, no a mi, nunca a mi, aunque… Inuyasha fue mi primer amor, mi primera ilusión pero aquello acabo porque en unos meses pude darme cuenta de que el no era el príncipe azul, al menos no el que yo esperaba.

¿podía nuevamente enamorarme de una fantasía?

¿cómo había terminado así? Porque aquellas personas con el seudónimo de padres se empeñaban en casarme y no me permitían buscar al hombre que seguía esperando… no estaba bien, no era feliz, así no, y no quería que esto terminara en una tragedia, debía existir una solución, alguna, una solución para que mi padre se retractase de su decisión; aquel hombre que yo había admirado y ame ahora era mi irremediable enemigo.

¿acaso no le importaba el sacrificio de mi felicidad? Sabia que al él no, pero… hacer esto era tan bajo, tan horrible, tan infiel, porque de esa manera me sentía, me sentía infiel al amor de mi vida, aunque aun no le conocía.

Extendí mi mano lentamente y poco a poco el anillo se desplazaba por mi dedo, como una interminable agonía del la cual no podía deshacerme, haciéndolo mas pesado, frio y doloroso.


Ok chicas espero que les haya gustado y deseo que dejen criticas, que me digan que les pareció y si debo continuarla o no le ven futuro a la idea, siempre con respeto, por supuesto.

tenia tiempo de no escribir y realmente lo extrañaba, ojala les guste.

Es mi primera historia de Inuyasha y estoy emocionada por ello.

Muchos saludos!

Roxii C.