- A vosotras también os han llamado –preguntó Hanna avanzando hacia sus amigas.
- Sí, ¿qué hacemos aquí? –preguntó Aria colocándose un mechón de pelo tras la oreja.
- Mi madre dice que han reemplazado a Wilden –comentó Spencer –Por lo visto el caso de Alison lo va a llevar una de las mejores detectives de Nueva York.
- ¿Por qué han echado a Wilden? –dudó Aria –Tampoco estaba tan mal.
- Vamos, Aria, era patético –le respondió la rubia –Con él la investigación no avanzaba.
Aria se miró los zapatos y jugueteó con uno de los botones de su chaqueta.
- Hola –saludó Emily acercándose a ellas – ¿Por qué estamos aquí?
- Chicas, tenéis que pasar a la sala de interrogatorios –les indicó la señora Hastings –La detective Beckett os está esperando. Si me necesitáis…
La madre de Spencer no pudo terminar, dos agentes condujeron a las chicas dentro de la sala.
- Sentaos, por favor –dijo una chica rubia –Soy la detective Mia Beckett. Voy a llevar el caso de vuestra amiga Alison.
- ¿Tú? –se sorprendió Spencer – ¿Cuántos años tienes?
- Diecisiete –respondió la chica – ¿Por qué a todo el mundo le parece tan raro?
- Yo te conozco –comentó Hanna –Tú eres esa chica por la que se están peleando el FBI y la CIA. Has salido en los periódicos.
Spencer, Aria y Emily miraron a su amiga.
- ¿Qué? ¡No me miréis así! –dijo –Lo leí mientras esperaba en la peluquería.
- Sí, soy yo pero si no os importa prefiero dejarlo a un lado –comentó Mia –Os mandado llamar porque quiero preguntaros por todo lo que pasó con Alison DiLaurentis.
- ¿Wilden no hizo informes? –le reprochó Spencer.
- Sí, pero me gusta tener los míos propios –respondió la detective –Además, no es que os favorezca demasiado lo que pone en ellos y no me gusta juzgar a la gente sin conocerla.
- ¿Habla mal de nosotras? –preguntó Emily tímidamente.
Mia asintió con la cabeza y se sentó frente a ellas. Spencer suspiró y miró su reloj.
- ¿Tienes algo que hacer? –le preguntó la nueva.
- Mañana tengo un examen de literatura con…
- La señora Montgomery –terminó Mia –Lo sé. Aria, he hablado con tu madre y lo va a aplazar hasta que podamos hacerlo.
- ¿Podamos? –dudó Aria.
- Sí. Como aún sigo estudiando, tengo que hacer los exámenes.
Después de una breve presentación, Mia recopiló toda la información que las chicas le dieron sobre el caso de Alison.
Cuando ya se iban, la detective detuvo a Emily:
- Tengo que decirte una cosa.
- ¿Qué pasa? –preguntó Emily asustada, mirando como sus amigas se iban.
- Tranquila. Espero no molestarte pero es sobre…Maya. Tu madre me dijo que tenías una relación con ella.
- ¿Mi madre?
- He hablado con vuestras familias.
- ¿Qué quieres saber? –Emily sintió como los músculos de sus piernas se tensaban.
- ¿La viste?
- ¿Qué?
- ¿En algún momento viste su cuerpo?
- No. ¿Por qué me preguntas eso? Su asesino está muerto y el caso cerrado.
- No intento hacerte daño. He estado revisando las pruebas de su caso y me…Déjalo.
Emily se marchó mientras una lágrima resbalaba por su mejilla. "Maya", el nombre se convirtió en un eco dentro de su cabeza.
Sus amigas la abrazaron. Hanna señaló algo con la cabeza. Wilden llevaba una caja enorme con todas sus cosas dentro.
- ¡Maldita niñata! –murmuró – ¿Qué sabrá ella de asesinos?
Las chicas lo miraron salir de la comisaria. La señora Hastings se las llevó a casa. Esa noche dormirían en el granero de Spencer. Si es que podían dormir…
