Drabble 1: En el estanque de los pato tortuga
Koumei oculto su sonrisa tras su abanico de plumas, divirtiéndose con el enojo infantil de su novio –y si su tío lo permitía, quizás futuro prometido- no es que la disimulada burla fuese de maldad, solo que, hasta esas alturas de la vida, Koumei encontraba algo ligeramente ridículo los berrinches que Hakuren realizaba oculto desde una de las columnas de la residencia que les pertenecía a los hijos de Koutoku.
¡Lo ha tocado! –Hakuren chillo, mordiéndose las uñas
Kougyoku que por allí pasaba se detuvo, observando sin entender. Siguió la dirección en que iba la mirada de su honorable primo… Oh, así que otra vez.
En el jardín, Hakuryuu lanzaba una migaja de pan a los pato tortuga que se encontraban en el estanque, entretenido, sin ser consciente de ser vigilado. No, en realidad lo sabia, solo prefería hacer de cuenta que no lo notaba, si miraba hacia atrás suyo, le daría la excusa perfecta a Hakuren para acercarse.
Amaba a su hermano, solo que su presencia cerca no le caería en gracia ahora.
¿Alguno del grupo de allá reunido tenia idea de lo que le había costado sacar a Kouen del mundo que era formado por su biblioteca y los pergaminos?
No, no lo sabían, así que si se acercaban, no serian bien recibidos; así se lo hizo entender a Koumei con una rápida mirada cuando Hakuren se voltio por un microsegundo para escuchar lo que creía era un par de regaños de su novio.
Hakuryuu se sobresalto cuando, sin saber en que instante, Kouen se le había apegado lo suficiente para sostenerle por la cadera- Un paso más y te caerás, Hakuryuu
¿Qué? –el menor parpadeo, confundido, hasta que percibió haberse inclinado demasiado hacia el estanque. Cierto, un paso mas en esa mala postura y caería, terminando por mojarse.
Kouen no se había acercado por otra cosa, no, para nada, solo le cuidaba como el buen primo mayor que siempre demostró ser desde que tenía memoria.
Primo… la palabra a pesar de no ser pronunciada le dejaba un mal sabor de boca.
Un gruñido por parte del mayor le saco de sus cavilaciones y le hizo preguntarse que podía estarle incomodando. El graznido de la pato tortuga le dio respuesta, el animal había dejado atrás su estanque y a sus bebes para ponerse a picotear a Kouen.
¿La razón? No era tan desconocida, incluso, era divertida a los ojos del cuarto príncipe.
Estoy bien, no me hace nada –Hakuryuu se inclino un poco mas –sabía que Kouen no dejaría de sostenerle- para acariciar la cabeza del animal y calmarlo- Kouen-dono cuida de mí, no tiene planeado hacerme algún daño o alguna indecencia.
El agarre de Kouen se afianzo con un poco mas de seguridad- ¿Qué tan seguro estas de eso, Hakuryuu? –maldito y sensual pelirrojo con su genial sonrisa que hacia estremecer a quien tenia sujeto entre sus brazos.
Hakuryuu le devolvió la sonrisa, terriblemente nervioso- ¿Se atrevería a hacerme algún mal? –nervioso y ansioso.
Kougyoku se cubrió el rostro, avergonzada, y Ka Koubun que estaba a su lado se dio media vuelta, ese tipo de escenas no se le permitía ser vista a su persona.
Oh, vaya..- Koumei agito su abanico para darse algo de viento
Hakuren convulsiono en el suelo en el segundo mismo en que Kouen se atrevió a colocar sus labios contra los de Hakuryuu en un beso delicado.
El Emperador Hakutoku, que por allí pasaba, arqueo una ceja sin entender el extraño comportamiento de su familia.
