Después de un largo tiempo de ausencia, heme aquí de regreso con una nueva historia para contarles. La última que escribí fue la de: Cuando las cosas no son como deberían ser.

Dedico este fanfic a Ana Leslie como un pequeño regalo porque cumple años en… 45 minutos! -.- . Feliz Cumpleaños cariño! pasa un lindo día! jeje

En fin, espero que les guste la historia, ah! Y soy hombre, lo digo porque en los rw's (ojalá me dejen muchos rw's) a veces ponen "amiga", o "niña", etc, lo cuál no me ofende, pero puede dar lugar a malentendidos.

Ahora si, los dejo y espero que puedan dejar algún comentario, crítica o sugerencia.

Memorias para un atardecer

Introducción

Sucedió aquel último año que asistí a Hogwarts. Era el séptimo y último curso que esa increíble escuela podía ofrecernos. A pesar del temor que reinaba en aquella época, el tema favorito de la mayoría de los estudiantes era sobre lo que harían una vez que se graduaran, los trabajos que les gustaría tener, los sueños que quería cumplir, y muchas otras cosas que para mí en esos momentos carecían de importancia. Y no es porque no me preocupara por mi futuro. Al contrario, estaba más que preocupada por lo que el destino podía ofrecerme, a mí y a los dos mejores amigos que he tenido en mi vida: Harry Potter y Ronald Weasley.

Y no me preocupaba en vano. En los últimos días se habían anunciado ataques de mortífagos por todas partes, y el Ministerio de Magia se había vuelto impredecible. Era bien sabido que Voldemort había logrado infiltrar a algunos de sus fieles vasallos para que ocuparan puestos influyentes y tuvieran acceso a la información más relevante concerniente a Hogwarts y a Harry. No se podía confiar en nadie.

Y hoy, mientras tomo limonada en el porche de esta casa lejos de aquel martirio, de aquella desconfianza y de tanta maldad, siento la brisa recorrer mi cara y mis cabellos. El tiempo los ha vuelto de plata, cierro los ojos y al respirar la fragancia de las flores, puedo recordar aquellos días de ensueño con tanta facilidad que parece que los estoy viviendo de nuevo. Sonrío y vuelvo a ser joven. Sonrió y vuelvo a vivir. Sonrío, y al abrir los ojos, estoy de nuevo en Hogwarts. Siento los rayos del sol naciente que se logran filtrar por la ventana acariciando mi rostro… y vuelvo a sentir la calidez de la sala común. Soy Hermione Granger, la sabelotodo insoportable de Gryffindor, y esos dos chicos que vienen caminando son Harry y Ron, mis mejores amigos.

Capítulo I

- ¡Hola Hermione!, ¿qué haces aquí tan temprano?- me preguntó Ron al acercarse al sofá donde yo ordenaba unos papeles.

- El día ya comenzó Ron, no querrás que el tiempo te deje atrás…- le dije dándole los buenos días.

- ¿Comenzarás a estudiar ya?- dijo Harry a su vez, mirando con asombro todos los libros que yo había logrado cargar hasta ahí.

- Así es, nunca es temprano para empezar. No querrán quedarse incultos. Además, las clases empezaron la semana pasada y ya deberían estar preocupados por la clase de pociones. No es por ofender, pero no son muy brillantes que digamos, y mucho menos con Snape.-

- ¿Y tu si eres brillante?- me preguntó Ron con esa sonrisa maliciosa que hacía cada vez que quería molestarme.

- Tampoco lo soy, por eso estudio- le dije enseñándole la lengua.

- No Hermione, tu si eres brillante. Y Ron y yo deberíamos seguir tu ejemplo y comenzar a estudiar… ¿no es así Ron?- dijo Harry y Ron asintió, dejándome boquiabierta. ¿Desde cuándo tenían tantas ganas de estudiar? La verdad es que les hacía falta, sobre todo en pociones.

- Así es Harry…pero no se puede estudiar con un estómago vacío…- añadió con una gran sonrisa. Ambos se rieron al ver mi expresión de sorpresa.

- Tienes razón amigo, y tampoco se puede estudiar si después del desayuno tenemos una junta con el equipo de quidditch-

- ¿Vienes a desayunar Hermione?- dijo Harry entre risas.

- Los alcanzo al rato…- les dije malhumorada. Qué tonta había sido al pensar que esos dos habían cambiado. ¿Acaso no les importaba su futuro? Podían necesitar conocimientos si Voldemort hacía su aparición.

Los vi salir por el retrato, aún riéndose estrepitosamente. Al poco rato mi estómago exigió toda mi atención y bajé al Gran Comedor. Comprobé que mis dos amigos ya habían terminado y seguramente estaban en su famosa junta de quidditch. ¿Qué tiene de interesante seguir una pelota pequeña mientras otros se intentar matar entre si con unos bates? Era incomprensible, pero de todas formas yo iba a todos los partidos para apoyarlos. La verdad es que era divertido y liberaba estrés el gritar desde la tribuna con todos los locos aficionados.

Pensando en esto, devoré mi desayuno con una sonrisa maliciosa. Poco después volví a la sala común y me dispuse a comenzar de nuevo. Aritmancia me preocupaba. El profesor había preguntado algo en clase y nadie había contestado, incluyéndome. Todas las demás clases pintaban bien, al menos durante la primera semana. Pero debía mejorar, y para eso tenía que estudiar. Sé que todos me veían como alguien que no disfrutaba la vida, una sabelotodo irritable cuyo único empeño cada día era malhumorarse más y más. Pero eso no era cierto. Yo disfrutaba la vida tanto como ellos, e incluso más, porque los esfuerzos de estudiar tanto se reflejaban en mis notas, y era placentero recibir algo bueno después de tanto esforzarse.

Ese día lo único que hice fue repasar una y otra vez los temas de Aritmancia, y cuando llegó la noche estaba exhausta. Fue precisamente hasta entonces cuando me di cuenta de que no había visto a Harry ni a Ron en todo el día. Supuse que habían estado entrenando quidditch, pues el torneo comenzaba en dos semanas, y Harry no desperdiciaría una oportunidad para vencer a Malfoy.

Pensé en Draco. No lo culpaba. Había nacido en una familia de mortífagos, y así lo habían educado. Lo que no soportaba era que Malfoy, a pesar de que era un ser pensante y racional, no se daba cuenta de la verdad. Nadie es esclavo de su destino, y si quería podía cambiar su forma de ver el mundo. ¿Acaso quería vivir en un mundo tenebroso donde lo único abundante fuera la maldad y la riqueza mal obtenida? ¿Acaso no tenía sentimientos y emociones?

¿Yo hablando de sentimientos y emociones? Vaya que el estudio me había afectado. Bueno, la verdad es que Victor Krum había despertado cierto interés por mi parte, aunque de eso ya hacía bastante tiempo. Y no era solo porque fuera un famoso jugador de ese deporte que yo no entendía. Se había comportado como todo un caballero, costumbre muerta en todos los chicos de Hogwarts. Ron era un desastre y Harry… bueno, Harry era muy amable y todo, pero… ¿qué rayos estaba pensando? Harry era solamente Harry.

Me reí al ver que Dean y Seamus entraban por el retrato sin ceder el paso a las chicas que venían detrás de ellos, y confirmé mi teoría. Entonces vi una cabellera roja muy conocida que entraba por el retrato también, y le sonreí al recién llegado Ron, que precisamente se había abierto paso a través de unas chicas que iban entrando. Al fijarme en Harry, me di cuenta de que él si se había esperado a que entraran, y ahora se dirigía hacia acá en compañía de…

- ¡Ginny!- exclamé con alegría al ver a mi mejor amiga.

- ¡Hermione! ¿Dónde te metiste todo el día? ¡El día estuvo increíble! Debiste vernos volar en ese hermoso cielo tan azul. Parecía que podíamos alcanzar el brillo aterciopelado del sol…-

- No te pongas poética hermanita…- interrumpió Ron dejándose caer a mi lado.

- Bueno, que yo aprecie más la naturaleza y tenga mejor vocabulario que tu no te da derecho a…-

- ¿Mejor vocabulario que yo?- Harry y yo nos miramos sonrientes, listos para escuchar alguna fanfarronada por parte de Ron.

- Así es… a menos que demuestres lo contrario…- dijo Ginny con burla.

- ¡Pues lo haré!- Ron se quedó pensativo unos momentos antes de hablar.

- Pudiste haber dicho algo así como… un hermoso cielo tan… tan… tan azul por ejemplo. – dijo con expresión autosuficiente.

- Eso fue exactamente lo que dije. Si tuvieras un poco de imaginación podrías pensar en otra cosa, pero obviamente careces de ella…- dijo Ginny con fastidio antes de irse a su dormitorio. Ron nos miró a Harry y a mí.

- ¿Ella dijo eso?-

- Ay Ron… si fueras más observador…- le dije con sorna, no sin darme cuenta de que Harry me miraba con cierto interés…