Había llegado la estación otoñal. El pato Ahiru nadaba tranquilamente en el lago y Fakir estaba escribiendo a orillas del mismo. Cuando un intenso graznido le ocasiono que alzara la mirada y vea como tenía problemas, la agitación de su plumaje se lo indicaba, al parecer disgustada por el pato que se encontraba a su alrededor.

—¡Ahiru!—llamó viendo la confrontación desde el muelle, levantándose de la silla que hace segundos estaba sentado mientras escribía una historia para que la chica volviera a su forma de humana.

La criatura grazno con más fuerza, tratando de huir de ahí. No obstante el pato (macho) no la dejaba, incluso usaba unas técnicas bastante persuasivas para convencer a su compañera de que lo acepte. Optando por jalarla del cuello y hundirle la cabeza en el agua.

—¡Ahiru!—volvió a gritar Fakir antes de lanzarse al lago para rescatarla de ese pato alzado. Sin tomarse el tiempo de sacarse su ropa o al menos sus zapatos.

El mismo que graznaba tratando de convencerla de que era la pareja adecuada, le pavoneaba sus plumas delante de ella, haciendo gala de su llamativo plumaje y demás atributos. Por otro lado, Ahiru seguía batiendo sus alas histéricamente mientras el joven nadaba a su encuentro.

—Déjala en paz—espetó empujando al pato que tan solo quería una pareja mientras tomaba a Ahiru con un brazo mientras con el otro lo usaba para impulsarse y nadar hasta la orilla.

El pato furioso por quitarle a su pareja, comenzó a picotear a Fakir que no pudo hacer mucho para defenderse al estar en el agua y proteger a Ahiru.

Cuando llegó a la orilla, el pato (macho) se había ido molesto por quitarle a su compañera de apareamiento. Por otra parte Ahiru lo miraba preocupada a Fakir por todos los picotazos que recibió.

Grazno agudamente mientras se acurrucaba en su pecho, temblando levemente por el susto que recibió de ese intrépido y perseverante pato.

—Ahora todo está bien—susurró, abrazándola con fuerza. Ella grazno asintiendo mientras sus brazos empapados se negaban a dejarla ir.

Por esa razón, se dirigió con ella hacia su hogar para cambiarse de ropa como calentarse luego de mojarse, al lanzarse al lago por ir al rescate de Ahiru. Al salir del baño, cambiado y con una toalla colgada en los hombros. Fakir notó como Ahiru dormía en su cama.

Se sentó allí y acarició su cabeza, ella dormitaba tan tranquilamente, mientras sus pensamientos, no dejaban de pensar que debía terminar lo más pronto la historia. Que tenía que transformarla en humana. En fin, tenía competencia por la atención de Ahiru, y era por un pato ¿Quién lo diría?