CAPÍTULO 1: LÍO EN LA TORRE DEL CIELO.

Disclaimer: los personajes de esta historia pertenecen a Hiro Mashima, sé que nadie hace ya el disclaimer pero no me la juego. Soy demasiado pobre como para que me metan una denuncia o algo xd.

Era un día de invierno, uno de esos días que te dejan sin aliento cada vez que dejabas atrás la comodidad y el calor de tu casa para bajar a una calle gélida de pleno Enero. No había nevado desde hacía tres días, pero aún se conservaban restos de nieve debido al tiempo, haciendo el típico ambiente invernal de esas fechas. Serían altas horas de la mañana, esas horas en las que si andas por la calle solo te expones a cualquier clase de peligro, siempre que no fueras armado, obvio. Por eso nuestro protagonista destacaba; un joven de temprana edad, pelo negro y estatura media/alta, caminaba por la calle sin más que una fina camisa, quitándose el poco abrigo que le proporcionaba una chaqueta y tirando esta al suelo sin ningún miramiento. Con las manos metidas en los bolsillos y una mirada hosca, el chico que respondía al nombre de Gray Fullbaster caminaba en dirección a uno de los sitios menos recomendables de toda Magnolia.

Llego caminando a paso lento hasta la entrada del club. Un gorila enorme custodiaba la puerta de entrada. Mirando de refilón a Gray, le pidió un pase de entrada, el cual Gray dio sacándoselo del bolsillo del pantalón, a la vez que se quitaba la corbata y se la guardaba en ese mismo lugar. El gorila de casi dos metros miró a Gray con recelo y, al comprobar que todo estaba en orden, le dejó pasar, abriéndole la puerta en un mal gesto. El pelinegro ni se inmutó, entrando en el local como si este mismo fuera suyo.

El bar estaba iluminado con luces de todos los colores, en especial resaltaban las violáceas, que junto a la música estridente y las chicas bailando sobre barrotes que se alzaban desde el escenario al techo, hacían el ambiente adecuado para todo buen club de striptease. Gray se paseaba entre la gente, desde la entrada a la barra del bar, pasando entre un conjunto de mesas en las que delante estaba el escenario con el "espectáculo"; tropezándose con toda clase de tipos, desde viejos hasta jóvenes, todos ellos depravados y salidos. Todo eso a él le asqueaba, aún cuando él mismo tenía fama de ser un pervertido desvergonzado, ya que era bien conocido por su hábito de desnudarse cuando la situación se ponía seria o incluso cuando se encontraba demasiado cómodo. Él no lo controlaba, simplemente se desnudaba, y punto. Pero todo eso era culpa de un entrenamiento mordaz en el Himalaya, cortesía de su entrenadora Ur. Aunque el no podía evitar maldecir para sus adentros que él fuera el único que haya cogido esta costumbre, ya que su hermano y compañero de entrenamiento, Lyon, había pasado por lo mismo y no tenía esa manía. Gray seguía absorto en sus pensamientos, cuando una voz femenina y extremadamente seria le despertó.

-Gray, debes concentrarte en la misión.-La voz provenía del micrófono ultra moderno que llevaba en la oreja, por el que junto a una cámara que llevaba incrustada en el botón de su pantalón (ya que era la única prenda de ropa que estarban medio seguros que no se quitaría), sus compañeros vigilaban todo lo que Gray veía, hacía y oía. Esta voz era sin duda la de Erza, su jefa y coordinadora de misiones, conocida por su cumplimiento del deber y su gran importancia al honor.-Para de dar vueltas ahora mismo y encuentra al objetivo. Buscamos a Jellal Fernandes, no puedes bromear con esto.-Gray gruñó un poco. Erza siempre había tenido debilidad con este criminal en concreto, cualquier mínimo fallo en esta misión y ella le haría picadillo.

Los rumores decían que Jellal y Erza se conocían de la infancia, pero ella se negaba a hablar cada vez que salía el tema, y todas las veces que le preguntaban sobre ello más de la cuenta, ella solo respondía la misma cosa en el mismo tono solemne y dramático:

"Que Jellal y yo hayamos tenido una relación de amistad, no significa que vaya a cambiar todo lo que ha hecho."

En ocasiones, a Gray le parecía excesiva la importancia que su compañera le daba al cumplimiento del deber, haciendo todo lo más perfectamente posible. No es que él fuera descuidado o torpe, sino que prefería las cosas sin tanto compromiso, sin ataduras. Él solo sabía que debía llegar a ser el mejor agente, pero para eso se necesitaba entrenar, no tener que hacer las misiones con los pasos de Erza al pie de la letra.

Este suspiró tras la advertencia de Erza y siguió caminando por el bar de striptease, "Torre del cielo". Sin duda era un nombre apropiado, si eras un pervertido, claro. Por eso de que las strippers te "elevan al cielo"... Dejémoslo ahí, de todas formas a Gray no le gustaba profundizar sobre esos temas. Las mujeres y Gray eran cosas incompatibles. Además, últimamente andaba confuso desde que en la misión anterior, un tipo sospechoso de haber cometido robo le insistió en leer su destino y le dijo que tendría problemas con las mujeres y el agua. Ahora me estoy yendo por las ramas. Volvamos a la historia.

El encargo de Gray era sencillo: llegar a la barra, preguntar por Jellal a la camarera, según Erza, "vestida de gata", decir la clave para tener una reunión con Jellal: "Siegrain", y pedir material o justificar cualquier motivo para reunirse con él. Después, mantenerlo ocupado hasta que confesara de manera directa su negocio de drogas y prostitución, y listo, Erza entraría con el cerebro de cerilla y la chica nueva, Lucy. Todo era bastante sencillo una vez que hubiera contactado con Jellal, pero para eso debía mantenerse cauteloso y no hacerse notar. Se acercó a la barra, donde una chica vestida con orejas de gato y una sonrisa enorme estaba atendiendo a la gente. Sin duda era a la que Erza se había referido antes al planearlo todo en el furgón que lo esperaba fuera.

-Perdona, mi nombre es Lyon. Lyon Vastia.-Dijo Gray mintiendo, usando el nombre de su hermano adoptivo por si las cosas se ponían feas e intentaban rastrearle o algo por el estilo. En ese instante no pudo reprimir una sonrisa al escuchar por el micro como su compañero Natsu contenía la risa.-Necesito hacer negocios con Siegrain. ¿Puedes llamarle de mi parte?-La chica/gata sonrió.

-Yo soy Milliana, por supuesto que lo llamaré en un segundo, pero antes de nada debemos comprobar si eres de fiar.-La chica sacó su teléfono móvil, el cual tenía una funda en forma de gato, cosa que no sorprendió a Gray para nada. Realmente no creo que os haya sorprendido a vosotros tampoco, después de todo... Es una chica vestida de gato. Tecleó en el gatomóvil por unos segundos, esperó otros pocos hasta que le llegó un mensaje, y al leer este, volvió a guardar el móvil con una sonrisa felina (vale, ahora sí que no ha hecho gracia).-Debes dejarnos el teléfono móvil y toda arma que lleves contigo.

-De acuerdo.-Gray le dejó su móvil, que era obviamente de repuesto ya que nunca llevaría a una misión su móvil personal, y dejó su pistola. Ahí donde lo veis, Gray era muy receloso con sus cosas, odia que lo suyo esté fuera de su control o que otros lo toqueteen. Quedaos con ese dato, que es importante, anda. Continuemos, que me enrollo. Él no iba a necesitar nada de eso de todos modos, Erza vendría con sus espadas en cuanto esto acabara, y la cosa se iba a poner fea para Jellal y su equipo, porque si algo daba Erza, era miedo. Miedo y dolor. A Gray le recorrió un escalofrío de solo pensar esto, pero lo reprimió como buen profesional que es. La chica/gata sonrió aún más y pulsó un botón bajo la barra.

-Pasa por aquí.-Dijo mientras abría una puerta escondida tras la barra, a la vez que Gray la seguía sin dudar.-Jellal te verá en unos minutos, ahora está ocupado atendiendo unos negocios.- Una vez Milliana dijo esto, la voz de Erza resonó en su oído.

-Gray, si te dejan sin vigilancia intenta escuchar con quién trata Jellal, tal vez podamos averiguar más sobre su red de negocios.-Gray gruñó en señal de afirmación, intentando disimular. Aunque sabía que su micro y su cámara eran indetectables para gente sin un alto nivel de entrenamiento, eso no quitaba que se preocupara de que su tapadera fuera descubierta.

Solo llevaban un par de minutos andando por unos pasillos repletos de puertas a los que les había llevado la anterior puerta de detrás de la barra, cuando un inmenso calor empezó a golpear a Gray, un tipo de calor que él conocía demasiado bien. Tenía que volver a sentir el aire fresco, y esos pasillos estrechos de madera solo le proporcionaban más calor, por lo que fue incontrolable que fuera desabrochándose los botones de su camisa inconscientemente hasta deshacerse por completo de la prenda, haciendo que Milliana le mirara sorprendida y algo sonrojada mientras esta le guiaba. Tras lo que le pareció a Gray una cantidad enorme de tiempo, lo cual serían unos cuantos minutos que aprovechó analizando los pequeños cuadros que decoraban las paredes amarillentas, llegaron a una puerta de la que se podían escuchar claros gritos de enfado desde dentro. Era obvio que discutían hombres entre sí. Milliana agachó la cabeza sonrojada y señaló la puerta.

-Yo... Em... Os dejaré al señor Jellal y a usted privacidad.-Milliana miró a Gray a los ojos mientras este se metía las manos a los bolsillos.-Yo... Podrías haber dicho que ese era el asunto de la reunión, hubiese pasado por alto toda la seguridad. No sé si me entiendes.-Gray miró confundido mientras la risa de Natsu se escuchaba desde el pequeño micrófono de su oreja.

-¡Lo ha confundido con un prostituto! JAJAJAJAJA-Se escuchó a Natsu. Un segundo después se escuchaba como Lucy le pegaba un tortazo y aullidos de dolor por parte del estúpido pelirrosa llenaban los oídos de Gray. Tras unos pocos segundos, Gray escuchó la voz de Erza.

-Gray, escúchame, sigue con esa tapadera, así no te molestará y tendrás vía libre para espiar toda la conversación.-Gray resopló para sus adentros y le gruñó una respuesta a Milliana.

-No me importa pasar por medidas de seguridad.-Dijo hosco, pero sin llegar a faltar al respeto.-Si no te importa...-Dijo Gray dándole a entender a la camarera/secretaria que lo dejara a solas. Cosa que pareció pillar, ya que sonrió a modo de despedida y se marchó desde donde vino. La chica/gata tenía las garras afiladas a la hora de coger las indirectas. ¿Lo pilláis? Bueno, da igual, ya paro con los chistes de gatos.

Ante esto Gray suspiró. Sacó de su mente toda la concentración que le fue posible y se acercó a la puerta. Sabía que su micro era de alta potencia, pero con la puerta cerrada era difícil que Erza y el equipo pudiera escuchar nada. Así que optó por el plan b, el cual consistía en asomar la punta de su zapato por la minúscula rejilla entre el suelo y la puerta, en la cual llevaba un micro incorporado para este tipo de situaciones. Normalmente en la agencia tenían armas mucho más chulas y sofisticadas, pero en una misión de incógnito no podía llevarse su pistola de hielo. Simplemente no pegaba. Una vez hecho eso, Gray se concentró en escuchar lo que decían dentro de la sala.

-¡Phantom Lord se niega a hacer ese intercambio!-Gritó desde dentro una voz profunda, como de un hombre.

Gray se sobresaltó un poco. Phantom Lord era una de las mafias más poderosas de Fiore, siendo los enemigos directos de su agencia anti delictiva, Fairy Tail. El problema con Phantom era que por más que buscaran pruebas contra este, nunca parecían dejar rastro. He de ahí el nombre "Phantom Lord", que se traduce como "Señor de los fantasmas", y los fantasmas nunca dejan rastro. Si lo pensáis, tiene su gracia.

-Esto es muy triste.-Dijo otra voz, también masculina, mucho más profunda pero a la vez dulce.-Totomaru, no te enfades, es triste verte enfadado.

-Aria, yo mismo, Monsieur Sol, soy el primero que está triste por esta humillación,-Dijo un hombre con un elevado acento francés.- pero Monsieur Totomaru tiene toda la razón del mundo al enfadarse con dicho sujeto. ¿Nosotros, los element four, los asesinos más cualificados de toda Magnolia, siendo estafados de esa forma? Non, non.

Gray frunció el ceño. Los element four... Él ya había escuchado sobre ellos antes, pero los casos de Phantom los solía llevar el equipo Raijinshuu o el Shadow Gear. Le sonaba haber oído que los element four era el equipo más peligroso de Phantom, y de que se caracterizaban por su profesionalidad y por su poca compasión a la hora de matar. En resumen: si veías a uno de ellos, eras hombre muerto. A tal punto llegaba la cosa, que no tenían fotos ni documentación sobre ellos porque no había testimonios de su presencia en la tierra. Eran como una leyenda urbana.

-Por favor, no os alarméis. Aquí todos tenemos intereses comunes, no tenéis porqué levantar la voz.-Dijo una voz mucho más serena y profunda. Gray pudo escuchar entonces un suspiro ahogado de su micrófono, lo cuál, si unías bien las piezas, sabrías que había sido de Erza y esa voz sin duda debía ser la de Jellal. - El trato es muy sencillo y para nada os quita prestigio. Llevamos ocho años organizando esto, Zeref volverá en cualquier momento, y si él sabe sobre vuestro favor seguro que os recompensará. El proyecto torre del cielo está casi está completo, solo necesitamos que hagáis este encargo gratis y os pagaremos después.-Una tos interrumpió por un segundo la profunda voz de Jellal.-Una cantidad incomensurable de dinero, señores. Hablamos de Zeref.

Hubo un momento de silencio absoluto. Gray empezó a sudar. Zeref. El mayor criminal de todo Fiore, por no decir de todo el mundo. Se supone que llevaba más de cuarenta años desaparecido tras la muerte de su mujer, Mavis, que irónicamente fue la fundadora de Fairy tail. Si Zeref volvía, todo iba a ser un caos; las calles ya no serían seguras, el número de delitos subiría como la espuma... Incluso la guerra de mafias sería una posibilidad a barajar. De pronto, una voz despertó a Gray de sus horribles pensamientos.

-Pero... ¿A quién hay que eliminar?-Dijo la primera voz, la que correspondía al nombre de Totomaru. Otro silencio voraz se hizo presente, esta vez interrumpiéndolo otra voz, una claramente femenina.

-Capturar con vida a Erza Scarlet y traerla aquí.-Dijo sin dilación la mujer, cuya voz le sonaba demasiado familiar a Gray. - Aunque ella no es el objetivo principal, una vez esté de vuelta Zeref, les daremos más detalles.

Toda la gente de la sala volvió a gritar y a murmurar al mismo tiempo, haciendo imposible que se entendiera nada. Entre los gritos se escuchaban palabras sueltas como: "Erza Scarlet" o "no hacemos nada gratis", pero también cosas como: "muchísimo dinero" y "Zeref". De repente, se escuchó como una silla se arrastró por el parqué de madera, haciendo que la sala volviera a un silencio total por tercera vez, aunque no con tanta tensión.

-Aria-san, Juvia no soporta oíros discutir, Juvia los esperará fuera.-comentó una voz muy dulce aunque un tanto (bastante) apagada y deprimente, sin duda también de mujer.-Juvia va a contactar con Gajeel-Kun, intentará convencerlo de venir.-Gray frunció el ceño. ¿Esta mujer había hablado en tercera persona o se refería a otra chica? Sin duda, su forma de hablar le pareció muy extraña.

Nada más terminar de decir esto, unos pasos se escucharon dirigiéndose a la salida de la habitación, y por ende, a donde estaba Gray. A este le dio un pequeño ataque de pánico. No estaba en su plan tener que esconderse o tratar de disimular los motivos por los que estaba allí, y era obvio que si esa mujer salía y lo encontraba, él no podría espiar lo que pasaba en la habitación. En ese momento, la voz de Lucy sonó por el auricular.

-¡Gray, tienes que impedir que te descubra, escóndete ahora mismo!-Dijo la rubia y nueva compañera de Natsu. Sin duda una chica un tanto rara, pero todo lo que tenía de rara lo tenía de sexy e inteligente. No era de extrañar que se hiciera amiga de todos en tan poco tiempo. Podría decirse que encajaba a la perfección en el grupo. En especial con Natsu. Con él sí que encajaba.

Antes de poder pestañear, la puerta se abrió, haciendo que Gray maldijera por lo bajo. Por suerte para él, no estaba infiltrado en ese sitio precisamente por sus encantos, que todo sea dicho, eran muchos; él estaba entrenado para las peores situaciones, y si de algo era conocido, era por sus increíbles reflejos. Bueno, de eso y poder soportar temperaturas bajo cero sin un gramo de ropa para abrigarle.

Por algo se sentía orgulloso de decir que había sido entrenado por la maestra Ur.

El pelinegro con el torso al aire se colocó tras la puerta en el mismo segundo en el que esta se abrió. Una mujer con el pelo azul que le llegaba a los hombros y con unos exagerados tirabuzones en las puntas, que llevaba un vestido azul marino y largo de invierno junto a un gorro azul de estilo ruso, salió de la habitación, cerrando la puerta y sacando un móvil de un bolsillo de su enorme vestido, ignorando por completo la existencia de Gray. Este tomó la ventaja y agarró a la extraña, tapándole la boca e impidiéndole gritar. Forcejeó con ella durante unos segundos, pero debido al factor sorpresa, Gray consiguió atarla quitándose el cinturón y usándolo como esposas provisionales, y sacando su corbata del bolsillo, a la vez que la amordazaba con esta.

-Vale, voy a ver si puedo encerrarla en alguna de estas habitaciones.-Se dijo Gray más a sí mismo que a Erza, aunque él escuchó la afirmación de esta por el otro lado.

El grado de tensión de las cosas había aumentado. La información que acababan de obtener era crucial para poder acabar con Phantom, con Jellal y salvar a Magnolia, no, a todo Fiore de Zeref. Ahora, encima de todo, Gray tenía que lidiar con una rehén mientras distraía a Jellal, cosa que iba a ser complicada si los de Phantom se quedaban buscando a su compañera "perdida". Eso, sumándole que acababan de descubrir que Jellal estaba planeando raptar nada más ni nada menos que a Erza... Las cosas solo iban de mal en peor.

Gray, mientras pensaba todo esto, inspeccionó la puerta contigua al despacho de Jellal, la cual resultó dar paso a una especie de vestuario, muy seguramente el de las strippers. Arrastró a la enemiga hasta la habitación, quitándole el móvil y aplastándolo con el pie. Muchas veces él mismo se había librado de situaciones imposibles por conseguir enviar un mensaje por el móvil a tiempo, he de ahí que no fuera a permitir un error tan tonto. Se comprobó el cuerpo para ver si tenía heridas demasiado notorias, pues, aún siendo pillada por sorpresa, esa chica había luchado como si fuera un diablo, y si Gray no hubiera tenido el nivel que tiene en combate cuerpo a cuerpo, incluso dudaría de que hubiera salido vivo. Lo cual, si le sumabas que ella había sido atacada por sorpresa y por la espalda, le daba bastante mérito a la misteriosa peliazul. Por algo debía ser una element four.

Tras comprobar que no tenía ningún arañazo o rasguño que lanzara sospecha, se dirigió hacia la puerta, pero algo le empujó y calló hacia atrás, dándose un golpe en la cabeza contra el suelo. La mujer de piel blanca como la porcelana y mirada triste y sombría se subió sobre él y, aprovechando su confusión, intentó ahogarlo con el nudo del cinturón que hacía imposible mover sus muñecas, ya que este las separaba a ambas por un corto trozo de cuero que le servía a Juvia para apretar la garganta de su enemigo contra el suelo y, por consecuencia, dejarlo sin respiración. Inmovilizó los brazos del pelinegro con sus rodillas y se inclinó sobre este, quedando sus rostros solo a unos pocos centímetros de distancia. La peliazul mordió la corbata de Gray hasta apartarla de su boca, una habilidad que Gray sabía que no tenías a menos que fueras una experta o que te raptaran muy a menudo. Y, sinceramente, esta chica tenía toda la pinta de ser más de la primera opción.

Sé que me repito, pero por algo debía ser de Phantom.

-Juvia dice hola a tus amigos, pero Juvia recomienda que se vayan olvidando de enterarse de como ella te mata.-Dijo la chica mientras, con su misma boca y a la vez que ahogaba a Gray con la correa del cinturón, le quitaba a este el micro de su oreja y lo mordía, haciéndolo pedazos. Gray gruñó. Este aprovechó que estaba entretenida cargándose su micrófono para hacer fuerza con los brazos hasta liberarse de sus piernas, agarrar su cintura y empujarla al suelo, ahora poniéndose él sobre ella mientras este le sujetaba los brazos con una mano, y le agarraba del mentón con la otra.

-No sé quién eres ni que estabas haciendo con Jellal,-Dijo Gray con tono gélido.-pero cualquiera que negocia con alguien que le hace daño a mi gente, es mi enemigo. Juro como que me llamo Gray Fullbaster que no vas a salir de aquí sin que me cuentes todo lo que tramáis.

La peliazulada lo miró perpleja. ¿Daño a su gente? Miró bien su pecho, en el que resaltaba un tatuaje de color azul oscuro. Juvia frunció el ceño... Esa marca la había visto... ¡Ese chico era de Fairy Tail! Ahora Juvia tomó más interés y se fijó más en el chico que se había cargado su móvil nuevo sin miramientos. En el fondo, eso le pasaba por llevarse su teléfono a un sitio como aquel. Es decir, ¿acaso no se lo merecía? En todo caso a Juvia no le importaba eso, lo que le enfadaba es que había sido un regalo de Gajeel y ese tipo se lo había cargado. Sencillamente solo crecía aún más su curiosidad por él.

Pestañeó un par de veces hasta que se fijó de lleno en la situación en la que se encontraban: un chico pelinegro guapísimo cuyo nombre parecía ser Gray, (que por coincidencia sonaba igual que el protagonisa de aquella novela tan famosa sobre un millonario masoquista y que ella acababa de leer) sin camisa ni nada que cubriera su desnudez por la parte del torso estaba encima suya, en una posición muy comprometida. Muy, muy, muy comprometida. Al menos para Juvia, lo era. Su cuerpo rozaba el suyo, estaban solos en un vestuario de strippers... Su imaginación empezó a volar.

IMAGINACIÓN LOCA (Y PERVERTIDA) DE JUVIA

-Oh...-Decía Juvia.-Pare por favor, hace daño a Juvia...-Suspiró, mientras unas lagrimillas de dolor corrían de los ojos de la peliazul, haciendo que esta tuviera una apariencia tierna y sensual. Gray mordía su cuello, haciéndole un chupetón sin ningún tipo de vergüenza.

-Pero Juvia, has sido una chica muy mala...-Dijo el pelinegro con una sonrisa pícara, mientras sus labios se paseaban por la cara de Juvia, en ocasiones besando esta.-Estabas pactando con uno de los mayores estafadores de Fiore...-El chico empezó a acercar peligrosamente su torso a ella, mientras sus respiraciones aumentaban y la habitación parecía calentarse cada vez más.

-¡No, por favor, Gray-Sama! ¡Juvia solo lo hace porque le obligan! ¡A Juvia nunca le gustó nada de esto!-Dijo la peliazul, que cada vez tenía más problemas para respirar como es debido. Su cuerpo palpitaba, en especial su corazón. Ella movía las piernas en un intento fallido de calmarse, pero rozar el cuerpo del pelinegro con estas solo empeoraba las cosas.-Por favor... Juvia será buena...-Decía gimiendo Juvia, mientras Gray parecía estar recorriendo su cuello con los labios. Un gemido se escapó de la boca de Juvia, mientras Gray volvía a hacerle otro chupetón.-Pero... Aaaah... Debe ayudar a Juvia...-Tras decir eso, él volvió a acercar sus rostros.

-Tal vez deba enseñarte una lección...-Dijo Gray mientras su mano se separaba del mentón de Juvia para acariciarle las piernas. Juvia gemía descontrolada a la vez que la mano del desconocido subía por su cuerpo y seguía su recorrido, levantando lenta y de forma sensual su falda...

DENTRO REALIDAD, QUE NO ES TAN BONITA PARA JUVIA

-Ey.-Dijo el pelinegro, en un intento de llamar la atención de la ahora muy sonrojada mujer.-¿me vas a decir quién eres?

A estas alturas Gray estaba desesperado. Esa extraña chica se había quedado como cinco o diez minutos en total y absoluto silencio, mirando al techo y poniéndose cada vez más colorada su cara, dando a entender que estaba en su propio mundo de yupi mientras Gray esperaba como un tonto. Harto y cansado de esto, optó por preguntarle varias veces su nombre, pero esta no respondía. Tras ese intento fallido, Gray cogió a la chica y la zarandeó un poco, lo cual pareció que la trajo a medias a la realidad. Ahora Juvia parpadeaba y miraba al extraño que estaba encima suya.

-Ju...Juvia...-Dijo la peliazul balbuceando, roja como un tomate. ¿Acaso este chico no tiene sentido de la vergüenza? ¿quién narices iba sin ropa por la vida?-Juvia... Por favor... Esto...-La pobre Juvia no podía concentrarse, una parte de su mente seguía en su mundo de fantasía y las palabras no podían salir. Esto pareció hacerle gracia al pelinegro, a quien le había mejorado el humor al ver que la chica volvía en sí.

-¿Qué te pasa? Hace un momento estabas a punto de matarme.-Dijo él con el ceño fruncido y una sonrisa irónica. En cierto modo, a Gray esta chica le caía bien, aunque fuera su enemiga. Y no sabía realmente el motivo de esto. ¿Tal vez era su forma de hablar? ¿O era el teru teru buzu que llevaba colgando del cuello? Sin duda era extraña, pero él tampoco es que estuviera en posición de juzgar, todo sea dicho.

La imaginación loca y acelerada de Juvia solo iba a más, y esta estaba empezando a saturarse. La cosa solo empeoró cuando Gray le sonrió de esa manera, haciendo que el cuerpo de Juvia vibrara y que esta fuera devuelta a la realidad de un violento tortazo, poniéndose, si era posible, todavía más roja y más histérica.

-¡Quítese de encima de Juvia, pervertido!-Dijo la peliazul, a la vez que de una patada mandaba a Gray a volar hacia uno de los tocadores, que por supuesto se rompió.-El nombre de Juvia es Juvia, y a ella no le gusta que extraños la ataquen por la espalda. Y menos todavía si son extraños de Fairy tail con micrófonos espías.-Gray se levantó como pudo y miró a la extraña mujer, preparado para cualquier movimiento de esta. ¿Cómo habría descubierto que es de Fairy tail? Bueno, aunque pensándolo bien, no era tan extraño con su tatuaje al descubierto y siendo ella miembro del mayor enemigo de la agencia. Sin duda este chico era un enigma con patas, lo mismo preparaba el detalle más tonto con toda la cautela del mundo, que lo mismo metía la pata de una manera tan tonta.-Juvia no sabe como pudo entrar aquí sin saltar sospechas con ese tatuaje, pero Juvia le asegura que lo...-Juvia miró a Gray a los ojos, respondiéndole este a la mirada. La pobre chica se quedó embobada mientras Gray solo pensaba en los próximos movimientos que podría hacer para prevenir cualquier truco por parte de esta.- Lo... Juvia lo...-Juvia agachó la mirada al suelo, derrotada.-¿matará?...-Ante esto, Gray pestañeó un par de veces confuso, a la vez que un silencio incómodo inundaba la sala.

De repente, así, sin más, Juvia se había quedado sin palabras. ¿Matarlo? En un principio ese había sido el plan, más ahora que lo veía bien... ¿Cómo podría matarlo? ¿En serio debía matar más? Ella no tenía fuerzas, llevaba tanto tiempo así, siendo la esclava de aquel impresentable de Jose… pero lo pero no era eso. Su corazón estaba acelerado a mil por hora sin ningún motivo, y ella se sentía extraña... ¿Por qué quería sonreír? ¿Qué era aquella estúpida sensación? ¿Por qué narices había tenido que pasar toda su vida sin sentir esta extraña sensación? Porque era buena... ¿No? Agradable. Pero tras pensarlo bien, solo había una pregunta que de verdad le preocupaba:

¿Qué narices había sido esa alucinación de antes?

-Ey.-Volvió a llamar Gray a Juvia, que parecía haber tenido una mini des-conexión del mundo.-Entonces... ¿Juvia? Guau, sí que hablas raro...-Dijo Gray confuso, mirando hacia otro lado. Por algún motivo, la mirada azul y deprimida de esa chica le ponía extremadamente nervioso y si seguía mirándola sus pantalones tendrían que irse, haciendo esta situación aún más rara, creando a la vez un gran malentendido.-El caso es que no pretendo matarte, pero entenderás que no puedo dejarte salir de aquí de rositas. Llamarías a tus compañeros y mi misión se iría al garete.-con esas, Gray se separó de la extraña chica, incorporándose hasta levantarse.

Juvia se sentó en el suelo con las piernas cruzadas. Ella no estaba acostumbrada a sentirse así de extraña, sin duda no podría luchar contra él, así que escaparía de alguna forma. Eso siempre se le había dado bien, era parte de ser asesina, el saber huir. Pero por otro lado tenía que avisar a los Element Four, si este chico iba con micrófono eso significaba que no estaba solo, por lo que seguramente estaban en grave peligro, y más si sus compañeros tenían el mismo nivel que aquel pelinegro. Que un agente la pillara por sorpresa y consiguiera atarla no era algo fácil, por no decir que era extremadamente difícil, y no es porque ella fuera vanidosa ni se creyera la mejor, era porque, salvo Gajeel y Aria, nadie de la mafia de Phantom era más fuerte que ella. Bueno, tambiÉn Porla, el jefe. Al que ella debía fidelidad por rescatarla cuando era pequeña, él mismo la mataría a ella y a todos sus seres queridos si le hacía caso a este extraño desnudista y se quedaba quieta. El mismo jefe que había hecho algo imperdonable con ella y que por su culpa Gajeel-kun también tenía que trabajar para la mafia. Juvia no sabía mucho sobre lo que había sentido ni por qué estaba tan nerviosa, pero sí sabía que ese extraño no valía la vida de Gajeel. No después de todo lo que habían luchado el uno por el otro, no después de estar en esa situación.

Gray miró a la extraña chica del suelo durante unos momentos. Sin duda la chica era una belleza, pero había algo en ella que le erizaba la piel, algo más. Una especie de presentimiento. Gray hizo caso omiso de esto, ya que él nunca le hace caso a sus sentimientos o a sus sentidos. Lo único que sabía era que esta chica había arruinado el plan, y que era cuestión de minutos que entrara Erza con sus espadas y se cargase a todo aquel que se pusiera en su camino. Por no hablar de Natsu y su lanzallamas... Aunque si también se ponía a pensar, Lucy también le preocupaba, ya que dirigía a un grupo de agentes que le han seguido toda la vida y que tienen un contrato con ella, que siguen sus órdenes como si de una reina se tratase. Una de sus agentes incluso la llamaba "princesa". En ese instante, un grito de la peliazul lo trajo de golpe a la realidad.

-¡ELEMENT FOUR, HUID, JUVIA HA DESCUBIERTO QUE ESTO ES UNA TRAMPA!-Dijo la peliazul, tapándole Gray la boca al segundo, más cuando hizo eso ya era demasiado tarde, desde la habitación de al lado se escucharon voces de alarma y murmullos, dando a entender que habían escuchado a Juvia.

-Mierda, no sabes la que acabas de liar.-Dijo Gray mirando a Juvia con reproche, mientras empujaba a esta a toda velocidad por la habitación, buscando una salida. De pronto, empezaron a aporrear la puerta, haciendo que Gray entrara en un estado de pánico, buscando una salida.

-¡Juvia, abre la puerta, tenemos que largarnos de aquí!-Dijo una de las voces antes provenientes del despacho de Jellal, esa que correspondía a el tal Totomaru.

En un segundo, Gray agarró a Juvia mientras se metían en lo que parecía el conducto de ventilación. El cliché más viejo del mundo, que él mismo odiaba usar, ya que los espacios cerrados traían consigo más calor (y él odiaba el calor) pero era su última salida. La chica se metió tras forcejear un rato mientras Gray la seguía. Nada más entrar los dos, cerró la verja de la ventilación y la puerta del vestuario se abrió de golpe.

Gray suspiró mientras empujaba a Juvia por los pasillos claustrofóbicos. Esta vez se había librado, pero la operación se había ido al garete. Sin duda Erza le iba a matar, y todo por culpa de esa maldita chica rara que hablaba en tercera persona. Aún así no pudo evitar contemplar cuan perfecto era su culo mientras se arrastraban por los túneles.

Que le vamos a hacer, Gray estaba frustrado, pero no era idiota.

-Erza, ¿oyes eso?-Dijo Lucy asustada, en un intento desesperado de no perder los nervios.

-Parece que el capitán calzoncillos de hielo está en problemas.-Dijo Natsu con una sonrisa macabra.-Eso significa que toca entrar en acción...

Erza le pegó un puñetazo en la cabeza, callándole del impacto. Todos conocían la reputación de Natsu Dragnell; cuando había una pelea, si alguien faltaba no era precisamente él. Todo lo relacionado con luchar o pelear hacía que se animara a unirse, cosa que en misiones de incógnito como esta, no venía especialmente bien. Natsu iba más con el perfil de guardaespaldas o de soldado, pero no de agente en cubierto. He de ahí que nunca le dejasen participar en este tipo de misiones, si estaba ahí ahora era porque Mistogun y Laxus, los mejores agentes de la agencia, no estaban disponibles y eso dejaba a Erza con muy pocas opciones.

-Nada de luchar. No podemos estar seguros de qué o quién hay ahí dentro aparte de Jellal y los element four, quienes ya son demasiados como para enfrentarnos nosotros solos, estamos en una obvia desventaja. Por no hablar de que ahora no podemos comunicarnos con Gray y solo tenemos el micro del zapato y la cámara mirando hacia lo que parece la pared de unos tubos de metal, seguramente del conducto de ventilación.-Dijo Erza en tono de ultratumba. Tras decir eso, en su cara se dibujo una pequeña sonrisa.-Además, confío en Gray, sé que saldrá de esta incluso teniendo que cargar con esa tal Juvia.

En realidad Erza tenía un plan "b" acordado con Gray por si lo descubrían. Este consistía en intentar llegar por cualquier medio a la sala de control del local, donde estaría su topo infiltrado, Simmon, un gran amigo de la infancia de Erza y quien prácticamente les había dado todos los medios para poder llegar, en la investigación contra Jellal en concreto, hasta donde están. Simmon le llevaría hasta la salida secreta de la puerta trasera donde, no por pura casualidad, estaba aparcado el furgón de vigilancia de Fairy tail a unos cuantos metros, por el que Erza y su equipo lo controlaban todo. Lo único que faltaba era que Gray consiguiera llegar hasta donde estaba Simmon, y tener que cargar con la asesina de Phantom no mejoraba mucho la cosa.

-Entonces, ¿debemos esperar aquí?-Dijo Lucy Heartifilia, la nueva incorporación del equipo desde hace escasos meses.-¿Nos quedaremos esperando sin hacer nada?

Lucy había resultado ser más valiosa de lo que se esperaba. Valiente, rápida y lista, era una muy buena opción para las misiones de cierto riesgo pero también encubiertas. Eso, más la preocupación por sus compañeros y su capacidad de trabajo en equipo, la hacían, con algo de entrenamiento, una verdadera joya. Nadie de la agencia se podía creer todavía que hubiera sido encontrada por nada más y nada menos que el impulsivo de Natsu.

-¡No podemos dejar a Gray solo!-Dijo Natsu apretando sus puños con furia.

-Natsu...-Suspiró Lucy preocupada por Gray y asombrada por la reacción de su compañero pelirosa.

Erza sonrió ligeramente. Desde que Lucy se había unido, entre ella y Natsu se había visto una clara conexión, incluso él mismo parecía estar más feliz y calmado cada vez que su compañera rubia aparecía. Por no hablar de que Mirajaine, la casamentera oficial de Fairy Tail, ya había intentado comer el coco a Lucy para juntarla con Natsu, pero al final todos sabemos que esos dos se darán cuenta de lo que pasa entre ellos en su debido momento. Además, de eso dependía la apuesta de Mirajane con Cana, y, en los temas de amor, Mirajane Strauss nunca perdía una apuesta.

-De acuerdo, le daremos una hora.-Sentenció la pelirroja.-Si hasta entonces Gray no ha salido, entraremos a buscarle.

Natsu desafió a Erza con la mirada, pero Lucy le agarró del hombro intentando calmarle y hacer que entrara en razón. Natsu miró a su compañera y asintió derrotado. Luego suspiró y se dejó caer al asiento acolchado que había detrás suya.

-Qué aburrimiento.-Bufó Natsu.-Ahora tendremos que esperar una hora por tu culpa Lucy.-Dijo intentando picar a la rubia.-Si al menos tuviera a Happy...-Se quejó el pelirrosa, ya que Erza le había prohibido traerse a su gato.

-¡Aye! ¿Alguien me ha llamado?-Dijo un gato azul que se asomaba de repente desde la mochila que sin duda era de Lucy ( porque era rosa y con la letra "L" dibujada en color azul y justo en medio de esta). Todos pegaron un brinco del susto, incluida Erza.

-¡Happy!-Dijo Lucy asustada y enfadada.

Happy, por muy extraño que resulte de leer, era un gato azul parlante. Bien, esto parecería raro si no se supiera que Happy había sido uno de los primeros intentos de los científicos de crear vida a través de materia artificial y genes de animales, pero un fallo en unas pruebas de laboratorio lo convirtieron en lo que es. El gobierno de Fiore lo puso bajo la custodia de Fairy Tail cuando solo era un huevo por si acababa siendo una amenaza (porque lo crearon así), y Natsu no dudó ni un segundo en adoptarlo, y menos todavía cuando los científicos comentaron en su reporte que era posible que Happy escupiera fuego por la boca. Desde el día en el que salió del cascarón, Happy y Natsu han sido inseparables, siendo ellos dos la única familia que tienen, ya que el padre de Natsu, Igneel, seguía desaparecido (sí, incluso a pesar de que Happy no acabo siendo una especie de dragón). Pero eso es otra historia.

-¿Se puede saber que haces aquí?-Dijo Erza enfadada, dirigiéndose a Happy.-¿Acaso no sabes que nos pones a todos en peligro al interferir en una operación tan importante como esta?-En ese punto, hasta a Lucy se le ponía la piel de gallina por como le atemorizaba Erza.

-¡Aye!-Dijo el gato azul sin inmutarse, comiendo un pescado crudo que había sacado de solo Dios sabe dónde, como si Erza le acabara de decir un cumplido.

Con deciros que Happy acabó incosciente en la mochila de Lucy, y Natsu malherido acostado en la parte de atrás de la furgoneta, os ahorro mucha violencia por parte de Erza y muchas súplicas y aullidos de dolor por parte del extraño gato y su inseparable amigo. Lucy aún se preguntaba que narices hacía allí.

-De acuerdo, emm... Juvia.-Dijo Gray indeciso de si hablar con ella o si no.-¿Sabes como llegar a la sala de control, o no?

Juvia sudaba frío. Por una parte, el estar en los conductos del aire arrastrándose a gatas no ayudaba a su concentración, pero encima saber que Gray estaba detrás de ella no le ayudaba en lo más mínimo. Eso, más que su sentido de la orientación era nulo, la cosa solo iba de mal en peor.

-Sí, solo dale a Juvia unos segundos más Gray-Sama.-Dijo esta con total naturalidad, aunque por dentro estuviera a punto de derretirse y convertirse en agua; metafóricamente, claro. Gray solo se puso en tensión.

-¿Cómo me has...?-Comenzó a decir, más Juvia lo mandó a callar cuando unas voces se escuchaban por debajo de los tubos.

-Juvia escucha a alguien.-Dijo esta, pegando su cabeza al tubo a la vez que su trasero se acercaba peligrosamente a la cara de Gray, haciendo que este se sonrojara y mirara para otro lado. Aunque cuando estás encerrado en un tubo, no hay muchos sitios a los que mirar. Juvia estuvo unos dos minutos en esa posición, hasta que se irguió y exclamó feliz.-¡Juvia ya sabe como llegar a la sala de control!-Gray frunció un poco el ceño.

-¿Pero no se supone que ya sabías?-Dijo Gray a Juvia, recordando su conversación de hace unos minutos. Juvia le había prometido llevarle hasta la sala de control si, a cambio, Gray le llevaba hasta su jefe, Makarov Dreyar, eternamente peleado con el jefe de la chica, José Porla. Juvia se rió nerviosa.

-Bueno... Verás Gray-Sama, es que Juvia puede que se haya perdido un poco...-Dijo Juvia avergonzada. Gray abrió la boca para decir algo, pero nunca sabremos lo que iba a decir porque la peliazul lo interrumpió.-¡Pero no pasa nada! Juvia ya ha descubierto como llegar hasta allí y Juvia le asegura que está cerca.

Gray resopló. Solo la conocía de menos de una hora, pero esa chica ya le era problemática. No, más que problemática lo que le hacía era ponerle nervioso, y eso es algo que Gray detestaba. Una vocecilla en su interior le susurraba con miedo la frase de aquel adivino de hace un par de misiones antes, "problemas con el llanto y las mujeres", que desde entonces no se había despegado de su cabeza, pero incluso había aumentado desde que luchó/la atacó por la espalda cuando estaba indefensa a esa chica. De todas formas Gray no le hizo mucho caso a esa voz, ya que tampoco le interesaba distraerse con cosas que no tenían sentido. Hablando de cosas sin sentido, todavía había algo que a él no le cuadraba; siendo Juvia una asesina de élite de la mafia Phantom, ¿por qué querría ver a Makarov? ¿Por qué no había puesto más resistencia? Es cierto que al principio sí, pero... ¿Qué pasaba con esta chica? ¿Quién era el tal Gajeel-Kun que había nombrado en el despacho de Jellal? El único Gajeel del que Gray supiera de su existencia era Acero Negro, quién tenía todas las papeletas de ser "Gajeel-Kun" si contabas con que también pertenecía a Phantom, pero ese tipo era el peor asesino de toda la mafia, a alguien así no se le podía poner el sufijo "-Kun" en su nombre y quedarse tan tranquilo. Pero cuanto más lo pensaba, más posibilidades tenía de que fuera Acero Negro. Gray miró a Juvia. Esa chica no era normal, eso era algo obvio.

-Es aquí Gray-Sama.-Dijo Juvia decidida.-Juvia ve a través de las rejillas del tubo la sala, y hay un hombre en ella.-Susurró, ahora más cautelosa.-¿Está Gray-Sama seguro de que debemos bajar?

-Sí, el que está ahí abajo debe ser nuestro contacto.-Dijo Gray muy serio, dejando lo de Gray-Sama a un lado por el momento.-¿Puedes bajar, o necesitas ayuda?

-Tranquilo, Juvia está entrenada para cosas mucho peores.-Respondió sin miramientos. Juvia abrió la rejilla del tubo de ventilación y la hizo a un lado. A continuación se tiró por el hueco, cayendo a la perfección en el suelo. Con la misma fluidez que el agua, o eso pensó Gray. Después le siguió é, quien no cayó tan elegantemente, pero no lo hizo mal.

-Tu debes de ser el amigo de Erza.-Dijo un hombre grande y moreno, con cara de ser un tipo simpático a pesar de lo enorme que era.-Soy Simmon. Debemos darnos prisa, has montado un jaleo enorme.

-Eso es cosa de esta chica.-Dijo Gray quejándose.-Y es básicamente lo mismo que le he dicho cuando se ha puesto a gritar antes.-Juvia infló los mofletes enfadada. Ella había estado en todo su derecho de gritar, en todo caso el problema había sido de él por no amordazarla de nuevo.

Además, si no hubiera gritado y se hubiesen enterado de que se había aliado con el enemigo para ver a Makarov, era mujer muerta. "Boom", pensó Juvia. Ya lo entenderéis, supongo.

-Da igual, vamos, seguidme.-Dijo el tal Simmon, mientras los guiaba por la puerta, mirando a los dos lados del pasillo antes de avanzar.-¡Rápido!

Juvia y Gray siguieron a Simmon por lo que parecieron decenas de pasillos, con el máximo sigilo posible y esquivando a varios guardias. Siguieron así hasta topar con la salida secreta, donde se supone que Erza estaría esperándolo.

-Salgamos.-Dijo Simmon por fin, abriendo la puerta de salida con una llave especial que llevaba colgada al cuello. La puerta ocupaba todo el espacio de la pared y tenía forma de puerta de garaje. A Gray le pareció bastante práctica a la hora de traficar con personas y drogas. Realmente, Jellal no se lo montaba mal.-Os mentiría si os dijera que ya estáis a salvo, así que llevad cuidado.-Gray asintió mientras Juvia parecía mirar al fondo del pasillo. Mientras, Simmon consiguió abrir la puerta, a la vez que la figura de Erza se presentaba ante ellos.

Una hora había pasado, y para Erza lo prometido es deuda.

Después de las constantes quejas de Natsu en la furgoneta, de Lucy haciendo preguntas y de Happy sacándole de los nervios, Erza había empezado desde hace media hora la cuenta atrás para ir a rescatar a Gray. Es más, puede que incluso hubiese adelantado su reloj unos diez minutos por "accidente" para que esto sucediera. El caso es que una Erza enfurecida, con poca paciencia y armada hasta los dientes, no dudo ni un instante en ponerle unas esposas a la peliazul nada más haberse abierto la puerta delante de sus narices.

Gray estuvo a punto de replicarle que no lo hiciera, que Juvia cooperaría, más la mirada asesina de Erza hacía ver que eso no era una buena idea. Simmon miraba a la fiera pelirroja totalmente embobado (cual quinceañero enamorado) mientras Gray se preguntaba sobre su salud mental. Nada más haber atado a la asesina, Erza se giró hacia Gray.

-Nos vamos ahora mismo. No sabes la que has liado.-Gray abrió la boca para reclamar justicia y explicarle a Erza que todo ese lío no había sido su culpa, sino la de su extraña acompañante pero la volvió a cerrar al recibir otra mirada asesina aún peor que la anterior, si es posible.-Ve a la furgoneta con la chica, ahora me adelantaré. Solo necesito hablar con Simmon.-Gray asintió.-Y se cauteloso, hay guardias ahí fuera.

Gray suspiró y agarró a Juvia del brazo, quien por extraño que parezca, aún no había articulado palabra. La chica parecía centrada en algo al final del pasillo en el que se encontraban, como si hubiera visto algo. Gray arqueó la ceja y la miró fijamente, preguntándole con el gesto que narices le pasaba. Juvia parecía no verlo, estaba absorta en ese punto fijo imaginario.

-Gracias por tu ayuda Simmon, seguiremos en contacto. -Simmon asintió al instante, demasiado eufórico quizá. Erza le sonrió.

-Te he echado de menos.-Dijo Simmon con un sonrojo en su rostro, y una pequeña sonrisa. Gray estaba empezando a ponerse nervioso, aquel no era momento de coquetear, en cualquier momento podrían encontrarlos y encima de golpe Juvia parecía no querer colaborar. Empujó a Juvia del brazo para que esta se girase, pero no había manera. Es como si hubiera visto un fantasma.

-Juvia... Eh, Juvia...-Dijo Gray, cada vez más arto de los lapsus mentales de esa chica.-Eh, vuelve en ti, no tenemos tiempo.

-¡CORRED!-Gritó Juvia a la vez que esta empujaba a Gray hacia la salida. Simmon agarró a Erza y la empujó, llevándose él mismo el impacto de lo que parecía ser una bala. De pronto, una figura salió desde el marco de una puerta. No, esa bala no apuntaba a Erza, había apuntado a Simmon desde un principio. Este solo tiró a Erza al suelo en medio del shock, en un instinto de protegerla.

Erza se tiró encima de Simmon para socorrerlo, este había caído boca abajo en el suelo y un gran charco de sangre se había empezado a formar bajo él. Lo giró y vió como una gran mancha roja rodeaba la zona de su corazón. Erza miró al frente para encontrarse con el mismísimo Jellal, vestido de traje y corbaja, con una pistola en la mano como complemento. La cara de Jellal era inexpresiva.

-Gray, ve hacia la furgoneta y tráela aquí, yo entretendré a Jellal hasta que me recojáis.-Dijo a la vez que se levantaba y desenfundaba sus espadas sin apartar la vista de Jellal. Gray asintió y agarró a Juvia al estilo princesa, saliendo con ella en brazos corriendo.

En el pasillo ahora solo se encontraban Erza y Jellal mirándose intensamente, Simmon desangrándose, tirado en el suelo con una herida mortal en el pecho, un silencio sepulcral y una tensión cortante. El corazón de Erza iba a diez mil por hora, respirar cada vez le resultaba más difícil, apretaba las empuñaduras de sus espadas a la vez que cerraba los ojos con fuerza para intentar, inútilmente, quitar de su mente que ahí, frente a ella, no estaba Jellal. El mismo Jellal que le salvó la vida cuando apenas eran unos críos, el mismo Jellal del que ella se había enamorado, el mismo por el que ella había huido del orfanato a los ocho años en busca de una vida mejor...

El mismo que la había besado por primera vez, cuando, esa misma noche, huyó sin ningún motivo dejándola sola en una casa abandonada en la que se habían colado para pasar la noche. El mismo día que se había separado de su grupo de amigos del orfanato para huir con Jellal. El mismo día de su decimoquinto cumpleaños.

Jellal, por otro lado, parecía totalmente tranquilo. Una sonrisa de satisfacción se postró en su cara al ver el sufrimiento interno de Erza. Se acercó lentamente a ella en total silencio, hasta encontrarse a escasos centímetros el uno del otro. Sí, él. Jellal Fernandes. El chico con el pelo azul, un misterioso tatuaje rojo en el ojo izquierdo y un cuerpo digno de Adonis. El chico que podía hacer temblar a Erza Scarlet.

Si Natsu y Gray estuvieran delante... ¿Qué digo?, si cualquiera de Fairy Tail estuviera delante... No daría crédito a lo que veían. Erza Scarlet, asustada.

Era gracioso, Jellal mismo le había puesto ese apellido desde aquel día. Siempre que él lo recordaba sonreía, y ahora no era la excepción. Cogió un mechón de su pelo y se agachó hasta poder olerlo. Respiro su aroma a la vez que una paz y satisfacción inundaban su cuerpo. Llevaba tanto tiempo sin hacer un contacto directo con ella… Tanto evitándola… Cerró los ojos inconscientemente, dejando que ese perfume con el que soñaba todas las noches inundase su cerebro y se guardara para siempre. Ah, su pelo rojo como la sangre. Su debilidad.

Se separó de ella para comprobar que la chica que le perseguía en sus pensamientos le miraba con repugnancia y enfado.

-Erza Scarlet.-Sonrió Jellal.- ¿Cuánto tiempo, no crees?-Aunque para él no era tanto, ya que la podía observar desde la distancia casi todos los días.

Erza miró a Simmon, quien estaría muerto a estas alturas, tirado en el suelo. Cerró los ojos mientras unas lágrimas se escapaban de estos. Maldecía a sus adentros esta situación; llevaba seis años sin ver a Jellal, creyendo que cuando lo viera lo atraparía para hacerle pagar por todos los delitos que había cometido, que él vería la persona tan fuerte y decidida que ella se había vuelto... Mientras que la verdad era que había dejado que mataran a su amigo, el plan había salido todo mal y ella ni siquiera podía mirarle a los ojos sin temblar o llorar. Se giró de nuevo para mirar a Jellal, esta vez con una mirada seria como el hielo. Pero realmente no engañaba a nadie, el temblor de sus manos y las lágrimas que recorrían su cara la delataban: estaba muerta de miedo y frustración. Los dedos de Jellal comenzaron a acariciar su rostro, apartando sus lágrimas de los ojos.

-Jellal.-Dijo Erza con la mayor rabia y furia que era capaz de recoger.-Juro por todo lo que creo que no descansaré hasta tenerte entre rejas.- Jellal sonrió. Se acercó a su oreja y comenzó a susurrarle.

-Lo dudo mucho Scarlet.-Volvió a coger un mechón de su pelo, esta vez para juguetear con este.- ¿Sabes? Siempre supe que Simmon era un traidor.-Dijo Jellal con total seriedad.-Era obvio por cómo se comportaba y por el hecho de que estaba enamorado de ti desde que éramos críos. -Jellal sonrió.-Y pensar que ese día en el lago nos peleamos por ti...-Erza abrió mucho los ojos. ¿Cómo que se habían peleado por ella?-Es irónico. Yo, quien te puse un apellido y te di un hogar, yo, el hombre que quizá más te quiera en este mundo...-Erza notó la presión de algo frío en su estómago. Jellal apretó su pistola al vientre de Erza mientras acerco sus rostros. Sus labios a escasos milímetros de rozarse.-Sea a quien debas matar.

Erza no pudo pestañear cuando sintió sus labios contra los suyos, como él agarró su cintura y apretaba sus cuerpos, únicamente separados por la pistola. Ella cerró los ojos y correspondió al beso, totalmente embelesada y a la vez frustrada consigo misma. Guardó sus espadas para dejar sus manos libres en un arrebato de adrenalina. Agarró con las dos manos la cabeza de Jellal para profundizar el beso, todo esto con una expresión de furia y culpabilidad.

Erza estaba todavía enamorada de él, y después de escuchar lo que le había dicho Erza se había vuelto a ver con quince años, en esa casa, totalmente enamorada de él.

La pistola dejó su vientre; Jellal había movido su mano en busca del roce total de sus cuerpos. Esto hizo que Erza abriera los ojos de golpe.

Al segundo recordó el cuerpo de Simmon en el suelo, como él la había apartado para recibir la bala por ella...

Erza reaccionó rápido. Le arrancó el arma a Jellal y le empujó, haciendo que este cayera al suelo. Sujetó la pistola con las dos manos y apuntó a Jellal con una expresión de ultratumba, aún con la cara roja por las lágrimas.

-Volveré a vengarme por Simmon. Te arrepentirás de todo esto.-Dijo a la vez que disparaba a Jellal en la rodilla. Un aullido de dolor sonó en respuesta, a la vez que Erza huía corriendo de aquel sitio.

Las lágrimas se escapaban de sus ojos mientras que en la calle empezaban a escucharse disparos. Totalmente perdida, miró a todos lados en busca de la furgoneta, la cual venía a toda velocidad hacia su dirección. Segundos después, el vehículo paró frente a ella, mientras que la puerta de atrás se abría para dejar ver a un Natsu a punto de vomitar, una Juvia sentada y amordazada a la vez que era cuidada por Happy, a un Gray conduciendo y maldiciendo en voz baja y a Una Lucy extendiéndole la mano para que subiera.

-¡Rápido, nos disparan por todos lados!-Dijo Gray sin siquiera mirar a Erza, totalmente concentrado en la carretera. Erza no dudó un segundo en subir. Sin duda necesitaban llegar a la base lo antes posible.

Zeref iba a volver, y Jellal parecía no tener planeado nada bueno. Aquello era la guerra.


N/A:

Bueno señoras y señores, he aquí mi primer longfic. Para la gente que le haya gustado mi forma de escribir y el comienzo de la historia (y quien esté leyendo esto, supongo. Yo misma casi nunca leo las notas de autor, y eso que muchas veces ponen cosas importantes como que se cancela una historia y cosas así, jeje) TENGO UNA HORRENDA NOTICIA. SÍ. Querido lector/a, vas a tener que soportar otro capítulo dentro de poco, porque ya tengo como cinco escritos, aunque estoy planteándome el hacerlos más cortos para poder ir subiendo de manera regular. Eso ya me lo comentaís en los reviews (si es que me escribís alguno, pero yo os amo igualmente) si preferís calidad o cantidad. Yo que sé, yo hago esto porque adoro escribir y dejar escritas las tonterías que pienso.

En fin, que eso, que tengo más mierda de la buena. Si tenéis alguna indignación con la trama, dejadmelo, si queréis comentar por qué pongo a Jellal de malo en todas las historias, seguramente os responderé. ESPERAD PACIENTES PORQUE JELLY SERÁ IMPORTANTE, NO OS PREOCUPÉIS.

Y si Eva-chan estás leyendo esto, gracias por el apoyo de fangirl loca de los peines que me das. De verdad que me ayuda.

Un saludo desde España,

-Anuko (la que huele a nenuco)

p.d.o: os voy avisando que dejaré bromas con mi nombre aquí y allá. No me odies, soy así. Doy pena. PAZ Y AMOR.