Hasta ese momento Tia nunca había sabido lo que era el odio, por eso al principio se siente abrumada e incluso le entran ganas de romper algo, pero no le queda otra que apretar los puños y contar hasta diez.

Se siente culpable, incluso, por despreciarle –ironías de la vida- , y a veces tiene que convencerse a sí misma que D'Jok no tiene la culpa de nada, pero eso no quita que le apetezca chillarle, echarle de su pequeño (y antaño apacible) mundo y mandarle al infierno, para que se pudra en él y deje de molestarla. Que la deja acariciar los recuerdos de Rocket en paz, marchitándose poco a poco.

Pero sabe que él no la va a dejar, porque se preocupa por ella, puede verlo. Puede verlo pero prefiere fingir como si no lo hiciera. Como si no se le encogiera el corazón un poquito –solo un poquito- en el pecho cada vez que le pilla observándola, o le pasa un brazo por lo alto, o la acaricia así como con miedo –con miedo a que ella se aparte quizás y echar por tierra todos sus esfuerzos, o a que se quiebre en mil cristales. En esos momentos es cuando Tia siente que aún le importa a alguien y parece que las grietas del corazón le escuecen un poco menos.

Por eso prefiere ignorarle y hacer como que no le importa. Porque Tia no quiere odiarle, pero lo hace y se siente mal, porque cuando la asalta su lado lógico y racional (ese que aún está ahí y ya solo se deja ver de vez en cuando) se da cuenta de que no debería tener motivos para guardarle rencor. D'Jok no ha usurpado el puesto de Rocket porque no fue él el que hizo que se largara.

D'Jok no es la cálida tranquilidad y la sonrisa amable, no es el oro en las pupilas y el equilibrio en su vida. D'Jok es ambicioso y es imparable, es un volcán en erupción. Es carismático y cree que el mundo debería arrodillarse a sus pies. D'Jok es fuego ardiendo en su interior. Arrasándolo todo. Cualquier resto de las ruinas de dejó Rocket y que ella inútil y desesperadamente se empeña en volver a edificar.

Por eso se cabrea, se indigna y le guarda repulsión.

Y cada vez que se le pase la rabia y recobre la lucidez –porque Tia es buena por naturaleza y eso nadie lo podrá cambiar-, se avergonzará de sí misma y secretamente le dará las gracias en su interior. Por no rendirse ni hartarse ni mandarla a la mierda por no dejarse ayudar.

Porque D'Jok es el que la mantiene viva sin saberlo.