Fic: Shion x Nezumi.
Capítulo 1: Fuera de la madriguera.
El sol estaba por desaparecer, iluminaba con sus últimas fuerzas el amplio cielo que esta tarde estaba más bello que nunca, pintado de múltiples tonalidades anaranjadas, rojizas y quizás moradas. Los metales de los alrededores brillaban y Sion estaba maravillado frente a tal espectáculo.
-¡Nezumi! ¡Ven a ver esto!- Gritó con gran animo.
-Ya voy, Sion. ¿Qué es tan importante?- Caminó con desgana hasta llegar al chico peliblanco, de dulce mirar, que lo llamaba.
-La puesta de sol, mírala. Está hermosa…- Sonrió con los ojos iluminados.
-Es siempre así…- Desvió su mirar, ya que, gracias a la sonrisa del menor, su rostro había tomado un leve color carmesí.
El peliblanco no contestó y solo le prestó atención a la bola de fuego que se ocultaba lentamente en el horizonte para darle paso a la luna, a las estrellas, a la oscura y a la vez hermosa noche. Mientras que el peliazul hacía lo contrario, él observaba a su pequeña bola de algodón, al pequeño cuerpo frágil y con marcas rojas, al pálido y ojirojizo, Sion.
-Eso fue hermoso…- Se dio la vuelta, viendo al mayor- ¿Lo viste, Nezumi?
-Estaba viendo otra cosa, no presté atención…- Aún no le dirigía la mirada al menor, solo miraba algunas piedras en las cuales, por entremedio, pasaban hormigas cargando su alimento.
-¿Por qué eres así? ¿Por qué no sonríes? ¿Por qué no lo haces, Nezumi?- El peliblanco insistía, mientras a que al otro chico se le estaba acabando la paciencia.
-¡Cállate!- Jaló el cuerpo del chico hacía el suyo y lo mantuvo ahí.
Hubo silencio, un silencio perturbador para Sion, en cambio, para la rata, era el ambiente perfecto para su siguiente acción. Éste le tomó el mentón al peliblanco, elevándolo hasta su altura y se fue acercando peligrosamente, a tal punto que estaba a milímetros de tocar los labios opuestos, pero algo pasó, se detuvo.
-Sion, te amo…-
Ese silencio hizo que el menor se sonrojara y este, aprovechando la debilidad de su contrario, terminó de acercarse, dándole un beso, entrando a explorar la cavidad bucal del menor la cual el pertenecía a él y nada más que a él. Sí, es cierto, en este momento, Sion era solo para el peliazul.
Fin capítulo 2.
