Disclaimer: Me alegro de no ser Meyer, aunque tenga que hacer disclaimers para decir que lo que a continuación se expresa pertenece a alguien más, que no soy yo, por si no quedó claro xD.
Nota: Son dos drabbles distintos que encontré perdidos por ahí.
Últimamente no me sale escribir nada, de nuevo ¬¬
Caja de Música.
(…Danzará la misma melodía una y otra vez cuando la luz se filtre en su refugio de cristal, la bailarina girará como lo ha hecho ayer y como lo hará mañana. Danzará por siempre en un ciclo sin fin, y nada va a cambiar.)
1. Arte
Do. Do, re, mi, fa, sol, la, si. Al revés: si, la, sol, fa, mi, re, do. Y otra vez.
–Vale, ya estuvo. –se queja Emmett. Rosalie no lo mira, una vez más deja a sus dedos hundirse en aquel mar de notas que acaricia distraídamente, como si fueran un hijo, como si estuviera constituyendo la música y creándola con los dedos, no como tocándola y produciéndola con los dedos sobre el piano, sino creándola: una suerte de generación espontanea musical.
Esme suspira y Edward resopla por lo bajo. En un instante, el sillón que ambos ocupaban ha quedado vacío.
Se acabó el espectáculo.
Rosalie voltea con calma y fulmina a Emmett con la mirada, él le sonríe con inocencia.
–Lo siento, nena, me exaspera un poco.
–Lo sé. –responde serena e indiferente. Sus dedos recorren suavemente las teclas, exploran el territorio, construyen sonidos.
Emmett les presta atención a todos y cada uno de esos sonidos que son sonidos de Rose, música de Rose. Y poco a poco se pone de pie torpemente y camina hacia ella –con los ojos cerrados pero espiando– hasta que el cabello claro se le pegue a la remera.
Coloca sus manos sobre los hombros que se mueven ligeramente, y entonces, está tocando con ella –no a ella; a su música, esa música que nace con Rose–, mientras sus manos van resbalando suavemente –para no quebrar la música y que Rose no le gruña– por los brazos de ella.
Ahora lo siente también. Do, re, mi, fa, sol, la, si. Al revés, y otra vez.
Emmett ríe entre dientes.
–Tienes razón, ya estuvo. –sonríe la rubia, pero se sonríe para sí misma antes de levantar el rostro para que él la bese.
–Sabes que me encanta como tocas, nena, pero me encanta más cuando me ayudas a destruir nuestras casas.
Ahora ríen los dos: do, re, mi, fa, sol, la, si. Al revés. Y otra vez.
2. Juegos.
Están hechos el uno para el otro incluso aunque no consigan encastrarse correctamente como a las piezas de los rompecabezas que arman juntos en el medio de la sala. Él la abraza y es todo brazos que sobran por todas partes. Rose en sus brazos es una mancha diminuta que a penas sí se ve. Les gustan ese tipo de cosas, todas aquellas imperfecciones: las manos pequeñas de Rosalie junto a una de las manos enormes de Emmett, la brisa que entra por la ventana y derrumba la torre monumental de cartas que estaban armando y que no vieron venir, lo distintas que suenan sus risas cuando consiguen vencer a Jasper en algún juego de estrategia, el tamaño de sus sonrisas cuando le juegan alguna broma a alguno de sus hermanos, la paciencia y la atención que pueden prestar, ganar o perder al armar crucigramas juntos.
Les gustan porque son aquellas cosas las que hacen que los días se doblen sobre sí mismos, parezcan minúsculos, abarcables.
Se eligen todos los días como compañeros de juego: se sonríen, se toman de las manos y son niños pequeños y adolescentes por el resto de la eternidad. Eso es lo que hace que el tiempo estancado de sus existencias se vuelva transitable.
…
A Emmett los reviews lo hacen feliz, ¿sabían?
Felices fiestas, mundo :)
