Ya era de noche, demasiado tarde de hecho, Olivia y yo nos habíamos quedado hasta tarde para archivar un caso de una niña desaparecida que por suerte logramos salvar.

Suspiré cansado y me estiré en mi asiento dejándome mecer levemente por la silla giratoria, crucé mis brazos detrás de mi nuca y observé a Olivia, estaba muy concentrada trabajando para finalizar rápidamente.

Mi mirada se perdió en su rostro y de nuevo sentí ese palpitar en mi pecho, sabía que estaba mal pensar en ella todo el día, soñar con que teníamos una vida juntos, con que la hacía mía. Me sentí mal al volver a pensar en eso, sabía que estaba mal, en especial porque seguía casado con Cassidy, pero yo hacia mucho tiempo que había dejado de amarla, porque Olivia se había metido en mi corazón, además que terminaba pasando más tiempo con ella que con mi propia esposa.

La vi suspirar aliviada y colocar sus brazos en el escritorio, revisó sus papeles con la mirada rápidamente, para después, mirarme con una sonrisa que sólo logró entusiasmar más a mi corazón.

—Al fin terminé con esto—suspiró recargando su espalda en su silla.

—Lo se, fue agotador.

—Bueno, yo me iré a mi departamento, necesito una ducha y mi cama urgentemente.

La vi levantarse de su escritorio, tomando su abrigo de detrás de su silla, justo cuando iba a comenzar a caminar hacia la salida, sentí un impulso de detenerla, algo en mi cabeza me decía, que por esta noche, me arriesgara a decirle mis sentimientos, si los rechazaba sólo quedaría como una plática nocturna, pero si los aceptaba, estaba dispuesto a llegar hasta el final por ella.

Me levanté rápidamente de mi silla, di un par de zancadas grandes para acercarme a ella, la tomé de su brazo y tomé impulso para hacerla quedar arrinconada entre el escritorio y mi cuerpo.

La miré a los ojos, me miraba asustada y confundida, yo simplemente obedecí a mis instintos y la besé con toda la pasión y el amor que podía sentir por ella.

Cerré mis ojos fuertemente, temiendo ver el rechazo en su mirar, peor aún, el odio, no soportaría saber que Olivia me odiase, eso sería mi fin.

Pasaron unos eternos segundos en los que no obtenía respuesta de mi beso por parte de Olivia, de pronto, sentí como sus manos se posaron sobre mis antebrazos, pasando rápidamente a mis hombros ejerciendo presión, mi corazón me quiso engañar, pensando que eran caricias, pero mi mente se encargó de rebelarme la verdad, Olivia me estaba intentando apartar de ella.

Justo cuando creí que todo estaba perdido, sentí como las manos de Olivia aflojaban su agarre, y en cambio, se posaban detrás de mi cuello aferrándome más a ella.

Nos separamos por falta de aire, nuestras respiraciones estaban agitadas, sus mejillas estaban un poco sonrojadas y su cabello un poco despeinado, parecía seguir sin comprender lo que sucedía.

Nuestras miradas estaban perdidas en los los ojos del otro, nadie decía nada, en mi mente sólo pensaba, "lo hice", me sentía inmensamente feliz de haber besado a Olivia.

—¿Pero y Cassidy?—me preguntó un poco asustada.

—No importa.

La volví a besar y la hice mía en su escritorio, los papeles terminaron regados en el suelo, la lámpara que iluminaba débilmente los papeles terminó rota en el piso.

Lo único que me importaba era ella y sólo ella, ser uno en este preciso instante, sólo uno.