Buenos días, noches o tardes. He escrito este pequeño one-shot, el cual se sitúa en el segundo libro. Es corto, pero espero que les guste.


Las estrellas les veían con admiración, las gotas de lluvia susurraban con amor; a aquellos dos amantes que se encontraban bailando, bailando bajo la luna. Ella le miraba a los ojos, aquellos ojos color topacio que eran como un cofre lleno de secretos y pasiones. Mientras que él se dedicaba a ver no solo su hermoso rostro, sino su alma.

Dime que me amas—dijo ella. El la beso con ternura y luego la miro sonriendo.

¿Acaso no te basta, mi Bella, que te lo demuestre y no te lo diga?

No me basta—le respondió suspirando— Cuando me lo demuestras no puedo escuchar tu vos.

Por que querrías escuchar la voz de una bestia.

Bestia…—el la interrumpió con un beso— Edward, eres un ángel…

Ella despertó de repente; las lágrimas bajaban por sus mejillas.

—Solo fue un sueño—murmuro— Me has abandonado, mi ángel.

Se levanto torpemente de su fría cama, y abrió una pequeña caja adornada con estrellas. De ella saco un papel arrugado.

—Cuando te fuiste me dijiste que no me querías más—Murmuro ella y lanzo el papel por la ventana. Aquel papel arrugado y descuidado voló con el viento, voló sobre los arboles del bosque, y cayo en un pequeño rio. La tinta se corrió, ya no se podía leer nada de lo que, en algún momento de dolor, escribió Bella. Momentos de dolor, que algún día se perderan en el tiempo como lagrimas en la lluvia. Pero ella recordaba lo que decía aquel papel arrugado y descuidado:

''Edward:

De repente te perdí.
De un instante a otro no estabas más.
Te tenía y ya no te tengo.
Me tenías y dejaste de querer tenerme.
Me faltaba una parte de mí.
Dolía el pecho…las lágrimas brotaban incontenibles.

Todo se caía.
Todo se derrumbaba.
No aguanté el encierro y salí.
Y los autos seguían pasando…
La gente iba y venía como siempre…
El sol estaba allá arriba, igual que ayer y que mañana…

El río estaba quieto, como cuando lo miramos juntos.
Una alfombra de césped me invitó a recostarme
Comenzaron a salir las primeras estrellas…
Y detrás de ellas todas las demás.
Brillaban como nunca… o como siempre
Tanto como antes de conocerte
Igual que brillaran dentro de un tiempo.

Nada se caía…
Nada se derrumbaba…
Todo seguía en perfecto equilibrio.
Los autos, la gente, el sol, la luna, las estrellas.
Solo que yo no tenía…lo que en realidad nunca tuve.
Todo sigue como siempre.

Y yo soy parte de ese todo
Con mi sol, mi luna y mis estrellas
Mi sueños intactos
Mi corazón abierto
Con una herida imaginaria que solo sangra si quiero.
Y ya no quiero.

Yo solo quiero que me quieras…''

Pero había algo que ella no sabía. El la dejo por protegerla, su amor era más inmenso que el universo, más inmenso que nada.