Je, bueno, ya han de saber lo que viene. La loca ha vuelto con una nueva creación. Inspiración de golpe que no pude contener y esto fue lo que resultó. Espero que sea de su agrado. Y recibir algunos reviews. Nos veremos abajo…
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Vuelve
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(One-Shoot)
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(Song Fic)
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-….- (Lo que dicen los personajes)
"-….-"(Lo que piensan los personajes)
(Separación)
(…) (Cualquier cosa que yo desee decir o aclarar)
Lara Lara Lara (Canción)
Disclaimer: Los personajes no me pertenecen, sólo hago uso de ellos para calmar esta naciente inspiración al escuchar por enésima vez en una hora la misma canción. Sin contar que ya me hubieran demandado por sobre-explotación por usarlos cada dos horas para cada capítulo de todos mis fics.
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(Capítulo Único)
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Caminaba con paso lento, sintiendo como las gotas de lluvia mojaban su llamativa vestimenta. El viento frío se calaba hasta sus huesos, pero en aquel momento, su mente divagaba en sus más tristes y desolados recuerdos. Que poco a poco le carcomían el alma y corazón. Todo había sido su culpa, como siempre. Sólo que esta vez no había forma de pedir perdón. Esta vez era para siempre. Apretó sus puños sintiéndose cada vez más molesto consigo mismo. La perdió. Desde hace más de ocho meses que no la había vuelto a ver.
-Kagome…
Algo me dice que ya no volverás
Estoy seguro que esta vez
No habrá marcha atrás
Todos lo culpaban a él y no era para menos. Siempre había sido el culpable de sus disputas, lágrimas y dolores. Y esta no fue la excepción. Apretó los párpados; se odiaba a sí mismo. No podía creer todas las estupideces que dijo en aquel momento. No podía creer que la había echado, literalmente, de su vida, la de sus amigos, de su época. De todo.
-¿Qué sucede, InuYasha?—preguntó mirándolo de espaldas, notando que sus músculos estaba tensos y su semblante bastante serio--¿Ocurrió algo?-
-Tienes que irte—contestó sin siquiera mirarla.
-¿Qué…?—fue todo lo que ella respondió.
-Vete—fue todo lo que dijo, usando un tono frío y sin sentimientos. Apretó sus puños y mandíbula. Pero ella no lo notó. Sus ojos se estaban empañando por las lágrimas. Ese aroma salino…
-InuYasha¿Por qué…?-
-Ya hemos completado la perla, es hora de que regreses a tu tiempo—tragó un poco de saliva. Era tan difícil, pero debía de hacerlo sin rodeos, no dudaría.
-¿Sólo me querías para encontrar los fragmentos, cierto?—preguntaba de manera entrecortada. Estaba llorando.
No contestó. Su corazón estaba latiendo de manera desbocada. Pero era lo mejor, ella no pertenecía a ese tiempo, debía de estar con su familia, amigos. No en un lugar lleno de peligros y más ahora que la tan ansiada perla había sido recuperada. Debía de irse, por su bien. Aunque por ello dejara un gran vacío en los corazones de todos. Y en el suyo.
Escuchó como retrocedía unos pasos, para luego salir corriendo en sentido contrario y perderse en las profundidades del bosque. Ni siquiera un adiós, ni siquiera un abrazo ni una sonrisa. Nada, simplemente la echó sin siquiera mirarla.
Después de todo fui yo a decirte que no
Sabes bien que no es cierto
Estoy muriendo por dentro
Una solitaria lágrima corrió por su mejilla. De nuevo estaba solo…
Se fue. Y él no hizo nada, sólo observar a la distancia como saltaba dentro del pozo para irse para siempre. Los que antes eran sus amigos, ya no le habían vuelto a dirigir palabra alguna. Sobretodo el pequeño zorro. Y él no objetó en nada, sí, su odio y rencor lo tenía bien merecido. De la única persona de la que se despidió fue de la anciana, que comprendió a pesar de su dolor, el por qué de sus actos. Y después de eso, se fue de la aldea, se alejó de todo. Para estar solo y sufrir en soledad.
Levantó la mirada, encontrándose con el viejo árbol que comunica las eras. El Goshimboku. Nunca pudo alejarse de él. Tal vez no volvió a pisar la aldea, pero ese árbol lo visitaba muy seguido, preguntándole siempre lo mismo. ¿Acaso no había otra manera?
Y ahora es que me doy cuenta
Que sin ti no soy nada
He perdido las fuerzas
He perdido las ganas
Acercó su garra al tronco, acariciando con delicadeza el lugar donde estuvo sellado durante cincuenta largos años y habrían sido más, si aquella chica no hubiera cruzado las épocas, y liberarlo en un acto de desesperación. Ella fue quien lo regresó a la vida y él fue quien la regresó a su vida normal. Lejos de él. Un sensible aroma llega a su nariz, una esencia que tenía mucho sin sentir. Un perfume inconfundible para él y a la vez extraño.
-Kikyou…--murmuró dolido. Esa sacerdotisa había muerto a manos de Naraku en una de sus batallas, pero su aroma siempre lo seguía a cualquier lugar que fuera.
Su parecido era impresionante. Siempre lo pensó y a la vez admiró. Cuando veía a la chica del futuro, veía a Kikyou pero cuando veía a la susodicha, veía a la joven. Sus miradas distintas, sus almas entrelazadas y corazón latiendo por el mismo nombre. Y a la dos las perdió por su idiotez. Pero ya no había forma de buscar a la verdadera dueña de su corazón. Él mismo había construido la barda que los separaría.
He intentado encontrarte
En otras personas
No es igual
No es lo mismo
Nos separa un abismo
Golpeó el tronco con ciega furia, sintiéndose cada vez más afectado. ¡Mierda! La extrañaba demasiado. La quería con él, tenerla entre sus brazos, besar sus labios. No, ella estaba mejor en el lugar donde ahora se encontraba. Debía de pensar en su felicidad. No en la suya propia. Egoísta. Sí, se había convertido en un maldito egoísta. Pero…pero…
-Kagome, vuelve…--murmuró agachando su rostro, ocultando su dorada mirada bajo su flequillo. Sus largos cabellos se pegaban a su cara y unas cuantas gotas que traspasaban el follaje del gran árbol humedecían su rostro. Lágrimas salinas y perlas dulces de lluvia, mezcladas por una sola razón.
Vuelve,
Que sin ti la vida se me va
Oh, vuelve
Que me falta el aire si tú no estas
Oh, vuelve
Nadie ocupara tu lugar
Cayó de rodillas, sin soltar el árbol. Quería verla, aunque sea un instante. Saber de su bienestar, si era feliz, si había encontrado a alguien más…Si…si…si había podido olvidarlos. Un minuto, un segundo. Sólo verla, aunque ella no sintiera su presencia.
Pero era imposible, en el momento en el que ella cruzó el pozo, el portal fue sellado para siempre. La eras habían sido separadas definitivamente. Cada uno de un lado. Quería morir, para aunque sea así, poder verla como un espectro y velar por su sueño como siempre lo había hecho.
Sobra tanto espacio
Si no estas
No paso un minuto sin pensar
Sin ti la vida lentamente se me va
Deja caer sus brazos a su costado, y levanta su mirada, observando el árbol en toda su extensión. La imagen de la chica aparece frente a él, mirándolo a los ojos, sonriéndole como sólo ella sabe. Una sonrisa llena de amor. Un amor que él pisoteó de la manera más vil. Y esa última posible mirada, triste y desolada.
-Oh, Kagome…
Lentamente se fue levantando. La lluvia había cesado. Escuchaba perfectamente las pisadas de un grupo de humanos. Y ya imaginaba quienes eran, si no había ni un solo día que no fueran al árbol a recordarla. Se giró para perderse nuevamente en el frondoso bosque, mirando por última vez al árbol donde la conoció y perdió.
Algo me dice
Ya no sirve de nada
Tantas noches en vela
Aferrado a mi almohada
Y caminó, sin lugar fijo a donde llegar. La noche lentamente estaba dominando y las estrellas comenzaban a hacerse visibles. Poco a poco los árboles se fueron abriendo, indicando que en poco tiempo llegaría a un claro. Sus nubladas orbes de abrieron. Volvía nuevamente a ese maldito pozo. No pudo despegar su mirada del lugar, donde tantas veces la esperó. Y hasta fue a traerla, casi a rastras. Pero la última vez, ella no volvió, y él no fue.
Si pudiera tan solo regresar un momento
Ahora es que te comprendo
Ahora es cuando te pierdo
Con silencio se fue acercando al pequeño montículo, mirando dentro. Ahora todo estaba muy tranquilo, ya no había la necesidad de visitar el lugar por nadie, más que cuando un demonio era eliminado y sus restos lanzados dentro. Sus pupilas se oscurecieron más.
Vuelve,
Que sin ti la vida se me va
Oh, vuelve
Que me falta el aire si tú no estas
Oh, vuelve
Nadie ocupara tu lugar
-Deseo…--murmuraba apretando sus manos contra el borde del pozo—Quiero…--seguía sin quitar sus dorados ojos del oscuro fondo—Kagome…--finalizó sintiendo como sus piernas flaqueaban. El primer, único y último intento. Se impulsó con la poca fuerza que aún permanecía en sus músculos y cayó en la oscuridad del pozo.
Vuelve…
Sobra tanto espacio
Si no estas
No paso un minuto sin pensar
Sin ti la vida lentamente se me va
No tocó el piso, sus ojos no pudieron distinguir nada entre tanta oscuridad. Y de repente, un brillo lo cegó. ¿Qué demonios...? Sintió algo firme bajo la planta de sus pies y con suma cautela fue abriendo sus ojos, preparándose para la dura y cruda realidad. El pozo, solitario y frío. Bajó su mirada, debía de haberlo previsto. Un sonido poco habitual llegó a sus peludas orejas.
¿Eh?
Levantó su mirada, notando la oscuridad pero la falta de estrellas. No era posible. De un salto salió del hoyo y con asombro reconoció el lugar. El templo del pozo. El aroma a moho, antigüedad le golpeó por completo. Notó que el perfume a jazmines había sido remplazado por el de polvo y suciedad. Se acerco a la pequeña puerta corrediza y una descarga recorrió su mano hasta la muñeca. Estaba sellada, con pergaminos. No lo quería de regreso.
Y a pesar que fui yo
A decirte que no
Sin embargo aquí sigo insistiéndote
Bajó la mirada resentido. Aparentemente lo odiaba. Y entonces, para terminar de dañar y castigar más su ya pulverizada alma. Escuchó su voz…Salía de la casa a velocidad, vestida de una forma tan diferente a como la recordaba. Y a pesar de la distancia, podía notar como era un poco más alta y delgada, sus curvas estaban mucho más marcadas y su cabello estaba más largo. Toda una mujer. Sonrió, lo había conseguido, la había vuelto a ver pero ahora, no la quería dejar.
-¡Houjo!—gritó la chica, corriendo hacia un joven que la esperaba recargado en el árbol. Lo abrazó con fuerza y su corazón dio un vuelco. Sí lo había olvidado. Vio como el chico sonreía y ambos comenzaban a caminar escaleras abajo, perdiéndose de su vista. Acercó su mano al corazón y notó un pequeño bulto. Frunció el ceño, antes de buscar entre su hakama. La perla, ahí estaba. Pero ¿qué importaba? Ya lo había perdido todo y el deseo de convertirse en youkai lo había dejado desde que ella se fue. ¿Por qué?
Por que simplemente se lo prometió…
Vuelve,
Que sin ti la vida se me va
Oh, vuelve
Que me falta el aire si tú no estas
Oh, vuelve
Nadie ocupara tu lugar
Apretó el pequeño tesoro, y gruñó con frustración. Se giró, sintiendo como sus ojos ardían dolorosamente. Bajó ese trío de escalones y miró el pozo. Estaba feliz por ella, pues re hizo su vida lejos de todo. Guardó la perla entre sus ropas y se paró en el borde, ya listo para volver a su tiempo. Cerró sus ojos, listo para dejarse caer.
Un aroma a jazmín, un chillido a la distancia y una pequeña corriente a su espalda. ¿Acaso…?
Volteó con lentitud, distinguiendo una figura en el umbral. No era posible, pero si ella. ¿Qué demonios hacía allí? Tanto que deseaba verla y ahora que la tenía en frente, no sabía qué hacer. La vio temblar de pies a cabeza, y llevarse una mano a la boca. Un sollozo llegó a sus oídos.
-Inu…Yasha…
-Kagome…--respondió sintiendo que ya no podía más. No quería interferir en su vida. Ahora que por fin había alcanzado la felicidad. Se giró e intentó saltar dentro. Unas finas manos se aferraron con fuerza a una manga del haori, impidiéndole caer, sosteniéndolo en el aire por unos segundos antes de que pudiera apoyarse en uno de los peldaños de esa escalera colgante que llevaba al interior del pozo.
-No, por favor, no te vayas…--decía hipando, renuente a soltar la tela roja—Vuelve…no me dejes sola…por favor…no de nuevo…
Vuelve,
Que sin ti la vida se me va
Oh, vuelve
Que me falta el aire si tú no estas
Oh, vuelve
Nadie ocupara tu lugar
-Kagome…
La miró, ese par de ojos chocolate que tanto le gustaban, llenos de lágrimas. Acercó su mano libre a la mejilla, limpiando las gotas que ya caían. Comenzó a subir por la escalera hasta quedar frente a ella. Le sonrió y sin pensarlo la abrazó con fuerza. No la dejaría ir, no otra vez. Al diablo con todo lo demás. Sólo quería permanecer a su lado.
-¿Cómo…?—decía la chica apretando los puños sobre su pecho.
-Pedí un deseo—respondió separándose para así sacar con cuidado la perla que poco a poco desaparecía en su palma, dejando un leve resplandor rosáceo—Y ella lo ha cumplido sin dudar—respondió entendiendo el por qué de haber podido traspasar las eras sin problema alguno.
-¿Por qué…?—intentaba preguntar, mirándolo a los ojos.
-Quería verte, y pedir perdón—respondió sujetándola por la cintura—Fui un idiota, pero…--decía cerrando sus ojos, evitando así ver los ojos opacos de la chica al recordar la manera tan hosca en la que la echó—Tenía miedo—admitió pegándola más a su cuerpo.
Sintió como ella daba un pequeño brinco ante la confesión. Sabía que lo miraba con sorpresa y dudada. Abrió sus ojos y la miró con sinceridad, con un brillo en sus antes oscuros ojos.
-Temí que algo te sucediera ahora que la perla había sido completada—decía clavando su mirada en la de ella—Así que, yo, no debí decirlo así, pero…--la abrazó—Odio las despedidas y si te miraba a la cara yo—recargo su barbilla sobre su cabeza—No te hubiera dejado ir—finalizó.
Abrió levemente sus labios, y él sólo sonrió. Sabía lo que por su mente pasaba. Podía sentir los acelerados latidos del corazón de la ex miko. Acercó su mano a una mejilla y acariciarla con delicadeza, sin quitar su mirada de la de ella.
-Te extrañé demasiado—decía tiernamente--¿Volverías conmigo?—preguntó formando una pequeña sonrisa--¿Con todos?-
Se colgó de su cuello, literalmente. Y comenzó a sollozar con fuerza y él, sólo la sujetó por la cintura con un brazo mientras que con el otro intentaba reconfortarla, dándole pequeños golpecillos en la espalda.
-InuYasha…--decía ocultando su rostro en su varonil cuello—Yo te extrañé tanto, lloré por tantas noches—añadía entre hipos--¡Oh, no sabes cuanto desee volver a verte!-
-Ya, aquí estoy, además, necesitaba saber si eras capaz de perdonarme por todo lo que dije aquella noche—decía separándola de su cuerpo--¿Podrás perdonarme?-
-¡Dioses, claro que te perdono gran idiota!—chilló abrazándose a él con fuerza--¡Jamás llegué a odiarte, nunca por más que lo intente, te amo demasiado!-
Suficiente con eso. Su corazón volvió a latir. Con suma delicadeza, muy ajena a su verdadera forma de ser, la tomó por el mentón para así sellar sus labios con los de la chica. Había ansiado ese beso desde mucho antes de su brusca despedida. Y aún no entendía por qué jamás tuvo el valor para decirle todo lo que por ella sentía.
-Vuelve conmigo, mi Kagome…--agregó al separarse de la chica. La vio abrir sus ojos, sus labios se abrieron, y sus mejillas tomaron un leve color carmesí. Una radiante sonrisa, antes de sentir como ella volvía a tomar sus labios, pero esta vez de manera desesperada, apasionada. Y él, respondió de la misma manera. Amándola con toda su fuerza. Tal y como debió ser desde un inicio…
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-FIN-
o-o ¡Dioses! (maldita palabra, que no sé de donde demonios la saqué) Bueno, este One-Shoot, inspirado totalmente en la canción, me llevó tres horas y media escribirla y escuchar más de diez veces la cancioncita. Me despido chicas, que aún tengo trabajillos que hacer.
Espero reviews ;3 jeje ¡nos veremos!
Atte: TanInu
