Título: Amanecer
Vicio: #1 Inicio
Fandom: Harry Potter
Claim: Minerva McGonagall
Personaje: Minerva McGonagall
Amanecer
Con rayos como largos dedos rosados se alzaba la aurora en el horizonte, su luz tenue diluyendo las sombras de la larga noche y bañando los campos en un frío resplandor gris.
Se asomó a la ventana para contemplar el amanecer. Cerró los ojos e inhaló, tratando de absorber todo el gélido aire de la mañana, de sentir cada aroma que lo impregnase. Volvió a abrir los ojos, su mirada recorriendo los campos, meciéndose en las copas de los árboles, perdiéndose en el fluir de los arroyos. Quería conservar en su memoria este momento, hacer que perdurase para siempre. Era el primer amanecer que contemplaba en mucho tiempo y la invadió el deseo infantil de intentar retener la imagen de los campos teñidos de plata y grabarla en sus retinas, mas ésta era una visión efímera que se desvanecía delante de sus ojos. En pocos momentos, el sol abandonaría el horizonte y se alzaría en el cielo, acabando con el glorioso amanecer.
Pero no era el momento de pensar en ello. Aquí y ahora, lo único que deseaba era poder disfrutar del milagro de contemplar el mundo en la luz de un nuevo día. La noche había sido prolongada y oscura, un manto negro sin el destello de una sola estrella que se había extendido sobre ellos durantes meses, años. El reinado de las sombras había sido terrible, mas la luz de la mañana había llegado finalmente para disipar las sombras, con la promesa de un nuevo comienzo.
La guerra había terminado. Había sido larga y cruenta, dejando atrás un tendal de cientos de muertos, de heridos, de familias destrozadas. Rostros de seres queridos que no volvería a ver, cenizas y polvo en lugar de lo que alguna vez llamó hogar, sueños astillados. Todo aquello que ella alguna vez había amado había sido golpeado con crueldad hasta ser reducido a escombros.
Pero ella se mantenía en pie. Aunque muchas veces se sintió flaquear, aunque muchas veces creyó que no volvería a ver la luz de otro amanecer, allí se encontraba ahora. De pie. Como tantos otros que habían luchado a su lado, como tantos otros que no se habían rendido con la esperanza de poder un día recuperar lo perdido, de poder reconstruir el mundo que la guerra les intentó arrebatar.
Con el sol ya en lo alto del cielo, Minerva McGonagall se apartó de la ventana. Con pasos decididos se dirigió a la enfermería improvisada donde se hallaban el resto de los supervivientes, ya fuera cuidando a los heridos o siendo atendidos.
La guerra había terminado... pero su misión no había hecho más que comenzar.
