¿Vieron, así cuando están re al pedo y se ponen a escribir cualquier pendejada sin sentido que se les ocurra?... Bueno, así fue como escribí esto. Me habían cancelado una salida y como me aburría peor que mujer en fiesta de salchichas (Ah?), decidí escribir esto que ya venía pensando hacia bastante tiempo… Sí, todo en mayúsculas, porque estaba gritando, ah.

Creo que esto puede considerarse una historia de realidad alterna (¡Y si, boluda! ¿Dónde has visto que Tigresa tenga madre?) Bueh, bueh, no hay que ser violentos… Po vive con su padre y es el menor de cinco hermanos. Tigresa es hija única. Los padres de ellos ¡Se casan! Veamos, cómo reaccionan sus "lindos niños" ante tan traumática noticia… Si, traumática, porque luego de una vida viviendo sola con su madre, Tigresa, de un día para el otro, se verá en una casa repleta de individuos del género masculino.

¿Qué pasará?

¿Tigresa aprenderá que es fácil provocar la anatomía masculina?

¿Aprenderán los hermanos que la privacidad es fundamental para una mujer?

¿Aprenderá Rashidi que su hermana no tiene pene?

¿Ganarán las hormonas o Po seguirá temiendo a las vaginas?

Ah, re, me emociono… En fin, demasiado. ¡Pasen y lean! Kung fu panda no me pertenece, pero el galan Rashidi, los boludos Yu y Huo, el padre Bao y la dulce y maternal Akame son completamente de mi creación… ¡Aaaaaah, lean, que no me aguante una semana más para subirlo!


Capítulo 1; La novia de papá… y su hija con pene.

Hijos, les presento a Akame… Ella será mi esposa.

Y fue en ese momento, cuando el caos se desató en la casa del líder de la aldea de los pandas.

Aquellos chicos, que ya no eran tan chicos, eran amados por ser tan tranquilos y amable. Rashidi, el mayor, era todo un buen mozo, decían las señoras mayores. Los gemelos, Huo y Yu, hijos del medio, eran unos rompe corazones, según las más jóvenes de la aldea. El menor de los hermanos, Po, era todo un querubín, con sus mejillas sonrojadas y ojos idénticos a los de la madre, según decían…Bueno, todas. Incluso algunos machos admiraban a aquellos cuatro.

Sin embargo, aquel día, cuando el líder de la aldea, Bao, presentó a su nueva esposa, aquellos cuatro chicos dulces parecieron ser la personificación del mismísimo diablo.

Su padre, que había enviudado hacía ya quince años, cuando la madre de ellos había fallecido a causa de una fuerte enfermedad, se casaba… ¡Y con una tigresa! Aquella mujer que tenían delante, no era ni más ni menos que una tigresa de bengala, de unos cuarenta años de edad y bastante bien conservada.

Es una zorra —Murmuraron los gemelos.

Se ve… Amable —Pensó el menor.

¡Joder, me tiré a la novia de papá! —Se lamentó el mayor.

La """joven""" tigresa de bengala se presentó con una radiante sonrisa ante los hijos de su futuro esposo, evitando en todo momento la mirada del mayor de ellos.

Oh, noches de verano…

Sin embargo, no recibió la respuesta que esperaba… Su querido Bao le había hablado de cuatro niños, no de cuatro adultos con actitudes de niños. Bueno, en realidad, tres adultos con actitudes de niños. No tenía de qué quejarse del menor, él era todo una ternura.

Los primeros días fueron los más insoportables.

No estaban acostumbrados a tener una mujer en la casa, al menos, no una con el rol de madre, que estuviera todo el tiempo sonriéndoles y preguntándoles sobre ellos… Aunque, según observaron Huo, Yu y Po, aquella actitud no era dirigida hacia Rashidi. Hasta podrían jurar que Akame parecía incluso temerosa de mirar hacia el rostro del mayor de ellos.

Huo preguntó a su hermano mayor si tenía idea de a qué podría deberse aquella actitud, pero este se limitó a contestar; —El verano puede ser muy divertido, hijo mío. Rio y se fue, dejando a su hermano con una clara expresión de no entender nada en su rostro.

Los hermanos estaban acostumbrados al típico silencio de una casa de hombres, no al constante parloteo de una mujer demasiado amigable.

Estaban acostumbrados a eructar en la mesa y reír a carcajadas tan altas como pudiera, no a que les obligaran a usar la servilleta en el regazo y les reprendieran por decir malas palabras.

Ya no podían salir del baño sin toalla, porque "Akame no tenía por qué ver las partes nobles de cuatro niños malcriados".

Ya no podían entrar al cuarto de su padre sin golpear porque aquella tigresa podría estar vistiéndose y "Los niños malcriados no podían ver las partes nobles de Akame".

Odiaban las flores que había en la casa, las cortinas rosas en las ventanas y aquellos almohadones bordados en los sillones de la sala.

No, no iban a dejar que una mujer viniera a invadir su vida… ¡Y el día de la boda llegó!

Creyeron que todo estaba perdido. Sentados en la primera fila de banquillos, vestidos con elegantes kimonos en negro y blanco, observaron con impotencia a su padre dar el "si" definitivo, antes de intercambiar saliva con aquella mujer… Porque no era Akame, era "aquella mujer", que había llegado para interponerse en su pequeña familiar.

—Oh, el matrimonio —Suspiró Yu— La manera menos humillante de declararse plenamente dependiente de alguna persona.

Rashidi y Huo contuvieron las risas ante el intento de poesía de su hermano.

Po ni siquiera le escuchó. Sus ojos estaban fijos en aquella joven tigresa de bengala que, con una tierna sonrisa, observaba a Akame y Bao darse su primer beso como marido y mujer.

Un codazo en sus costillas le llamó la atención.

—Oye, niño —Llamó Rashidi— ¿Qué tanto ves?

—Mira es chica.

—¿Cuál? —Intervino Huo.

—¿Se ve soltera? —Inquirió Yu— Díganme cual y les digo si es soltera o…

Rashidi tomó a los gemelos del cuello, uno debajo de cada brazo, antes de volver a mirar al menor de los cuatro. Po tan solo asintió en dirección a aquella joven.

Era muy similar a Akame, pero… joven, mucho más joven. De estatura baja y de cuerpo un tanto carente de curvas, pero igualmente atractivo.

Vestía un pantalón negro, sujeto por vendas, y un formal chaleco plateado, con bordados en hilo dorado. Su semblante era severo, sus ojos duros, pero la sonrisa curvaba sus delgados y delicados labios. Su postura era bastante recta; hombros cuadrados y manos tras la espalda, bastante… imponente, pensó Po. Nunca había visto a una chica así. A simple vista, resaltaba que ella no era como otras mujeres. Ella era distinta.

Entonces, la atención de los cuatro pandas pasó de aquella joven a ellos mismos…

Rápidamente voltearon, con cierto brillo competitivo en sus miradas, y estiraron sus puños hacia el centro del improvisado círculo que habían formado. Uno, dos, tres… Las manos de todos imitaban una hoja de papel, excepto la de Bao, que había elegido la tijera.

Con el pecho hinchado y una fanfarrona sonrisa en su rostro, el mayor de los hermanos se dirigió hacia aquella preciosa tigresa de bengala. Ella ni siquiera pareció notarlo. Rashidi se paró a su lado, con las palabras flotando en su mente, listas para ser dichas, hasta que…

—Soy lesbiana —Habló ella, con voz monótona— Amos las tetas… ¡wii, tetas! Ahora, aléjate.

El siguiente en intentar fue Yu…

—Lo siento, estoy prometida.

Huo…

—Tengo pene.

Po…

—¡Yo no lo haré! —Rápidamente se opuso Po, mientras sus hermanos intentaban empujarle para que fuera a hablar con aquella tigresa. ¡Al menos tenían que averiguar su nombre!

No iba a ir a que una mujer le cortara el rostro… O eso le había dicho a sus hermanos. La razón real, era que aquellos ojos de color carmín le ponían demasiado nervioso. La mirada de aquella chica era fría y lastimaba. No lo decía como metáfora, lo decían en serio. Aquellos ojos tenían el don de matar el ego de cualquier macho que se acercara a menos de cuatro metros.

¡Solo había que ver al gran Rashidi!... El pobre aún no parecía asimilar que una chica le hubiera rechazado de aquella manera tan fría. ¿Es que estaba ciega o qué?

Una cantarina y alegre risa les llamó la atención. Rápidamente se enderezaron al ver a su padre acercarse con Akame y… ¡La lesbiana prometida con pene les acompañaba!

—Oh, niños… —Akame sonrió, maternal— Quiero presentarles a mi hija, Tigresa.

Y dicho eso, la mujer puso sus manos en los hombros de la joven felina, empujándola suavemente para que avanzara unos pasos hacia delante.

La sonrisa de Tigresa era ancha y radiante. Sus ojos observaban con una muy buena fingida amabilidad hacia los cuatro hermanos. Con voz baja, murmuró un tímido "hola", antes de agachar la mirada, ocultando un inexistente sonrojo.

—Akame, tu hija es toda una… —Rashidi calló, mirando con malicia a la felina— flor de loto.

—Tigresa es muy tímida —Habló Bao. Sus ojos miraron con cierta advertencia a sus hijos— Trátenla bien y háganla sentirse a gusto.

Dicho esto, los adultos recién casados dejaron a sus niños para que se "conozcan mejor".

Silencio… Tenso e incómodo silencio.

La mirada de Tigresa había mutado de los dulces ojos de niñita a un par orbes frías e hirientes. Su sonrisa se había esfumado y un bajo gruñido le hizo temblar el labio superior.

Los hermanos retrocedieron un paso, conteniendo el impulso de tomarse las manos, como cuando eran niños y temían a la oscuridad. Oh, sí, los cuatro hermanos, famosos por su suerte con las chicas, temblaban de pies a cabeza al ver la dura mirada de aquella joven.

Perra —Murmuraron los gemelos.

Distinta… Pero hermosa —Pensó el menor.

La madre estaba más buena —Se lamentó el mayor.

Cuatro machos con demasiada testosterona y yo aquí, fingiendo que tengo pene —Renegó la nueva hermana menor de aquellos muchachos— Gracias, madre, muchas gracias.

Continuará…


Y así, con los tiernos pensamientos de estos hermanos, termina nuestro primer capítulo… Serán entre seis o siete capítulos cuando mucho (Lo tengo terminado ya, pero me olvidé de contarlos, porque pelotuda siempre) y serán todos cortos, como este…

No sean forros y comenten… O les mando a quemar la CPU, celular y lo que tengan (?