Leyendas del pasado
En una noche como cualquier otra en el bosque a las afueras de una gran metrópolis en la cual habitan una gran cantidad de humanos, todos viviendo sus vidas e ignorantes del peligro que está justo fuera de los muros de su hogar, se ve una figura corriendo fácilmente entre los arboles del bosque inmenso, perseguido por un grupo de encapuchados con sed de venganza, alejándose de un incendio que ellos mismo iniciaron para sacar de su escondite a la figura que escapa rápidamente entre árboles y rocas, gritando maldiciones entre ellos por su incapacidad de detener a esta figura misteriosa.
Es hora de que vallamos conociendo a aquellos que están en esta carrera sin fin, por una parte, se encuentra Edrubain Plateago Fang, el ultimo guardián de la titanide Gaia y de este mundo llamado Asterad, mientras que los encapuchados son de una secta llamada "la legión de la furia", un grupo antes dedicado a seguir ciegamente los mandamientos de su señor Larox, el destructor, pero para entender los hechos que llevan a esta casería debemos regresar a un pasado obscuro, donde dioses y titanes existían en armonía, donde cada uno tenía su propio guardián, su propio reino, pero fue cambiado todo por el mismo Larox, en fin, no los dejo esperar, sean bienvenidos a la historia del pasado de Mardunich y a la historia de mi propia ruina.
Hace mucho tiempo, cuando el universo era aún muy joven, los dioses y titanes fueron despertando de un letargo profundo, se dieron cuenta de que en el universo no existía nada, simplemente espacio vacío, deseoso de ser un lienzo en blanco para estas entidades, por lo que con gran esfuerzo, fueron creando todo, esparciendo sus voluntades y creando un lugar que podrían llamar hogar, dando paso no solo a un sinfín de mundos, si no creando también sus propias realidades, donde ellos eran los dueños de todo lo que creaban, pero eligiendo un mundo como la base, este mundo sería conocido con el tiempo como Mardunich, donde podrían convivir con algunas de sus creaciones para ayudarlos a vivir en la misma armonía que ellos vivían, vivir como si fueran mortales, descansando de todo lo que podría afligirlos al ver como sus creaciones avanzaba y prosperaban, pero como todo, la armonía que existía no duro eternamente, pues sus creaciones fueron cayendo en un vacío existencial, pensando en que se sentiría estar al mando de todo el poder del cual habían sido creados.
Los dioses, creyendo que solo se trataba de un simple capricho mortal, decidieron crear a sus propios guardianes, campeones de las tantas razas que ellos habían creado, pensando que estos servirían como mediadores entre ellos y los mortales, dándoles habilidades que solo ellos podrían tener, pero esto resulto ser más catastrófico de lo que se pudo haber imaginado.
Entre los guardianes más destacados, se encontraba Larox, el guardián del máximo titán y padre de todo lo creado y por crearse, el cual en un deseo de poder y codicia por poseer todo, robo los poderes de su creador y convenció a algunos a unirse a él, asegurando que les daría un nuevo orden, un nuevo reinado en el cual ellos podrían cambiar todo a sus deseos, por lo que los que estaban en desacuerdo se alzaron en armas ante los avances desenfrenados de aquellos que se unirían y formarían "la legión de la furia", en la cual, dioses, titanes y mortales por igual se unieron para llevar la guerra al mundo paradisíaco de Mardunich, creyendo que con sus números y fuerzas, ganarían fácilmente la batalla.
Los preparativos para la guerra duraron diez años, el suficiente tiempo para que todo aquel que entrara a la batalla se preparara arduamente para pelear por cualquiera que fuera su propósito, dando esperanza a algunos y llenando de ansias a otros por los eventos que se desatarían ese fatídico día.
Cuando los cuernos de batalla de ambos grupos sonaron, se desato la más grande carnicería que se haya visto jamás, pues en ella, tal cual como se habían reunido, deidades y mortales murieron por igual, dejando solo un puñado de valientes guerreros enfrentándose a Larox, los cuales, con un enorme esfuerzo, pudieron dar muerte al guardián obsesionado, no sin antes haber perdido una gran cantidad de vidas valiosas, entre las cuales, se encontraba Gaia misma, ya que se sacrificó para darles una ventaja a los jóvenes guerreros.
De entre las cenizas de la guerra, se alzaron los pocos que habían sobrevivido, dándose cuenta de que era lo que estaba pasando, dejaron las armas a un lado, lamentando que era lo que paso en realidad y trataron de vivir lo mejor posible entre ellos, pero fue en vano, pues muchos aún tenían rencor y se culpaban entre ellos por lo sucedido, por lo que tomaron lo más que pudieron y las distintas razas que habitaban el planeta se marcharon a las realidades creadas por sus deidades, esperando poder encontrar calma después de tan atroz evento.
Sin embargo, no todos abandonaron su planeta natal, pues los que se quedaron fueron los tercos humanos de Asterad, ya que todo lo que conocían se encontraba en este plano, todo por lo que lucharon estaba debajo de sus pies y su fe reposaba en un mejor futuro para su hogar, por lo que decidí quedarme con ellos y ayudarlos como pudiera, ya que ese siempre fue el deseo de mi señora y querida amiga Gaia, ayudar cuando las cosas se vieran mal, aunque fuera algo imposible de hacer, encontraría la forma de ayudar en este planeta devastado por la poca fe que le quedaba a la gran mayoría.
Por casualidad o por obra de alguna deidad, el planeta y los humanos se fueron sanando poco a poco, dejando solo cicatrices de las horrendas heridas que estos sufrieron, haciendo que los humanos levantaran su propio imperio poco a poco, pero jamás dejando de recordar el pasado y lastimosamente, dejando residuos de la locura y ansias de poder en algunos de ellos, por lo que la legión volvió a surgir, solo que esta vez en menor cantidad y con un nuevo propósito, el cual comenzaba con acabar con el mayor obstáculo que tenían enfrente.
En otras palabras, yo.
Por siglos, me mantuve escondido entre las sombras, protegiendo cada poblado y ciudad que se cruzaba en mi camino, siempre cambiando de lugar para evitar ser encontrado y al mismo tiempo acabando con los pocos que me encontraban, hasta que estos eventos nos llevan a este día, el día en que por fin todo terminaría para ellos y para mí.
Con el tiempo, los candidatos a esta locura fueron cediendo, algunos muriendo y otros simplemente dejando de perseguir este loco ideal, sabiendo que era imposible matarme con sus armas, pero cuando los últimos de esta hermandad infernal se iban a rendir, encontraron algo que jamás debió haber sobrevivido al paso del tiempo, se trataba de un libro maldito perteneciente al mismo Larox, lleno de conjuros y técnicas con las cuales el aprendió y se llenó de maldad en el proceso, lo que igualmente paso con este grupo de idiotas que están enfrente de mi ahora mismo.
Los bastardos me encontraron usando la magia prohibida del libro de Larox, no sin antes causar un gran alboroto al incendiar el bosque en el cual creí que podría encontrar algo de paz, vaya que me equivoque, como sea, el grupo de encapuchados se hizo presente con el incendio, el cual ardía cual mar de fuego a mi alrededor, dejándome ver con claridad las túnicas que cubrían a los hijos de puta que se atrevieron a perturbar mi hogar, eran las mimas túnicas que Larox usaba, dándome a saber que esta pelea seria aún más difícil de lo que pensaba.
Corrí en dirección del bosque, esperando alejarlos lo más posible de la metrópolis, pues si peleábamos aquí, dejaríamos más destrucción de lo que me gustaría y vidas inocentes estarían en peligro, pero esto no impidió a los bastardos en tratar de darme con conjuros y maldiciones a lo largo del camino, luego de varios minutos difíciles, por fin llegamos a donde quería llegar, un claro enrome con poca vida, rodeado de montañas y caminos rocosos, era el lugar perfecto para tener una batalla de la magnitud que se iba a desatar.
Con calma me di la vuelta y encare a mis enemigos, se trataba de seis de los capitanes y la fundadora de esta maldita farsa, todos mirándome con arrogancia, como si la batalla ya hubiera sido ganada, nadie decía nada, pues el ambiente era pesado y estático, todos sabiendo que cualquier cosa podría encender el infierno que se desataría, mas solo esperando a ver quién sería el que lo desataría.
En un momento de ansias, uno de los primeros por fin avanzo rápidamente contra mí, espada lista para atacar, solo para ser interceptada por mi guadaña, en cuanto el sonido de metal contra metal lleno el valle muerto y silencioso, estallo la batalla, pues los demás atacaron con gran velocidad y fuerza, pero les faltaba algo, esa sed de muerte y destrucción que tenía su obscuro señor, pues a pesar de que atacaban muy bien, para mi eran movimientos burdos, los cuales me podía quitar con facilidad, pero muy tarde comprendí los planes detrás de estos ataques.
Sus ataques no iban dirigidos hacia mí, iban hacia el aire que me rodeaba, dejando una estela de veneno invisible a mi alrededor, dejándome en una gran desventaja, pero aun haci, pude contraatacar, dejando de jugar y en verdad poniendo empeño a la batalla, pero era demasiado tarde, pues en mi arrogancia, les deje la ventaja.
Pasaron las horas y con suerte pude acabar con casi todos los integrantes del grupo, solo faltaba la fundadora, la cual me miraba con odio y cansancio evidente, pero yo no estaba mejor, pues muchas heridas abiertas sangraban y se envenenaban con la estela aun presente de las armas de estos bastardos, ambos respirábamos con dificultad, solo esperando a ver quién caería primero, pues a pesar de que ganáramos, perderíamos la vida inevitablemente, ella por su mal uso de las técnicas prohibidas y yo por el descuido tan estúpido que hice, más sin embargo, la maldita tenía un as bajo la manga, pues saco el libro de Larox y se dispuso a desatar su más destructiva técnica, la esfera de ira, la cual recogía cada sentimiento negativo de lo que pudiera estar al alcance de la terrible magia, llevando a los cielos una terrible esfera color verde toxico, dejándome ver con horror como se iba incrementando en tamaño.
Lo que no sabía esta perra es que yo también tengo mi as bajo la manga, la cual jamás use por temor a perderlo todo, pero, siendo sincero, que tengo que perder?, al contrario, ganare más al erradicar todo este mal de la tierra y por fin acabar con esta locura.
Puse mis manos a los costados de mi torso, alimentando mi técnica con la energía de la naturaleza, robando su vida y poniéndola en un par de esferas propias de color naranja, pidiendo perdón al recuerdo de Gaia por lo que estaba a punto de hacer, pero aun así no me detuve y al igual que la esfera de ira, mi ataque fue incrementando de tamaño, así dándole vida a mi propia técnica prohibida, el lamento de Gaia.
Cuando ambos ataques estuvieron listos, los lanzamos el uno contra el otro, esperando que el propio acabara con el otro antes de que nos matara a nosotros, pero era una prueba de fuerza y control, pues ambas fuerzas destructivas chocaron entre ellas, peleando por la supremacía y ansias de ganar centímetros preciosos, pero cuando se ganaba terreno, de igual forma se perdía, hasta que por fin, lo inevitable paso, ambas esferas se fusionaron en una gran masas de luz incandescente que inevitablemente exploto, lanzando su terrible poder en todas direcciones, dejando devastación en un gran radio y arrastrando a todos los cuerpos sin vida y a los últimos dos de pie como muñecas de trapo a merced de un perro rabioso.
La fuerza del ataque me arrastro varios metros lejos del lugar de la explosión, sentía como cada roca con la que mi cuerpo se encontraba me dejaba heridas tanto pequeñas como grandes, dejando que mi sangre saliera más rápido y mi vida se fuera acortando a cada segundo.
Cuando por fin me detuve, quede bocarriba mirando el cielo, respirando con dificultad y sintiendo como la vida se alejaba rápidamente de mí, pensando en todo lo que había logrado y mis sueños sin terminar, pues no es verdad que solo tu vida pasa frente a ti cuando estas a punto de morir, al contrario, recuerdos de todo van volando como un enjambre en tu mente, de lo que hiciste y te hubiera gustado hacer, asuntos terminados y pendientes por igual, dejándome un buen sabor de boca, el cual acompañe con un cigarro que sobrevivió de toda la destrucción, no sé cuánto pase hay tirado y roto, pero lentamente escuche un canto, al inicio un simple susurro, pero lentamente elevándose y llenando de calma mi mente, voltee pesadamente al lugar donde provenía la melodía y me encontré con una dama divina, sonriendo tiernamente en mi dirección y cantando lo que parecía una nana, por los ancestros, si esta es la muerte, quien tiene miedo a morir.
Con la ternura de una madre, beso mi frente y cerro mis ojos lentamente, dejándome descansar en lo que creí que era mi descanso eterno, esperando ver al otro lado a todos mis seres queridos, sintiéndome aliviado de que luche hasta el final y orgulloso de que almenos con mi muerte no deje que se selle un destino pútrido para este mundo.
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- POV Narrador -
Era un día normal en el pueblo de Ponyville, todos sus habitantes caminaban y hacían sus actividades diarias, los niños jugaban y los adultos caminaban hacia el trabajo, si no es que la gran mayoría estaba en ellos, el mercado, como todos los días, rebosaba de vida, los puestos eran visitados por los ponies que compraban sus mercancías y uno que otro curioso que visitaba los puestos de artefactos místicos y demás, en otras palabras, un día perfecto, o almenos lo era en estos momentos.
'sonido de estática'
"uh?, que es eso?"
Pregunto en voz alta una ponie al ver que una pequeña esfera de energía se materializo de la nada, pero poco a poco, esa pequeña bola se convirtió en un portal, aumentando de tamaño considerablemente, todos los ponies se acercaron, curiosos de tal hecho, pero pronto el caos reino en el pueblo al ver que una figura era expulsada del portal, una criatura que se creía solo una fantasía.
Del portal salió un humano, su pelo tan negro como la noche, su piel tenía un bronceado considerable y sus ropas eran dignas de un cazador, pero lo que aterro a todos fue el estado en el que se encontraba, sus ropas, aunque finas, estaban en un estado deplorable y su cuerpo no estaba mejor, pues en el habían muchas heridas profundas y una que otra quemadura, su rostro estaba marcado por un par de heridas que cruzaban su ojo derecho, iniciando desde la ceja hasta su mejilla, todos se mantenían al margen del humano, por el temor de que este fuera a despertar y los atacara, pero no hacía nada, solo se mantenía parado con los ojos cerrados y envuelto de un aura blanca que al parecer lo mantenía en el aire.
En cuanto se cerró el portal, también desapareció el aura que cubría al humano, dejándolo caer al suelo pesadamente, muchos se horrorizaron al ver esto, algunos querían ayudar a la criatura, pero el temor les ganaba, entre la multitud se encontraban las heroínas de estas tierras, los elementos de la armonía, quienes miraban anonadadas a el humano tendido en el suelo, pero el mismo miedo recorría sus mentes.
"q-que están esperando, hay que ayudarlo"
Dijo el dragón conocido como Spike, quien había dejado de ser un bebe dragón para ser un dragón adolescente, el tiempo fue bueno con él, pues su estructura cambio y se afino, dejando ver a un digno heredero de su raza, pero aun dejando rasgos de su niñez aun presentes.
"de que estas hablando Spike, no sabemos nada de esa cosa, que tal si es peligroso?"
Dijo la portadora de la lealtad, Rainbow Dash, quien miraba con algo de temor a la criatura, pero manteniendo su cara de bravura y entrando en posición para atacar en caso de que fuera necesario.
"como puedes decir eso, es obvio que está herido, solo míralo, está sangrando y tendido en el suelo, dudo que alguien así pueda ser peligroso"
"puede que tengas razón, pero eso no evita que sea un ser extraño, creo que es un humano, pero las leyendas cuentan que son seres de alto riesgo, no podemos arriesgarnos"
Dijo la portadora de la magia, Twilight Sparkle, ella también miraba con asombro al humano, pero sin embargo, el temor era muy presente en su mirada.
"está bien, si no quieren hacer nada, yo lo haré"
"espera compañero, no puedes ir tu solo, que tal si te ataca?"
Esta vez la palabra la tomo la portadora de la honestidad, Applejack, quien dejo a un lado su miedo al ver la mirada decidida de Spike, pues ella no permitiría que algo le pasara.
"uh, uh, uh, puedo ir con tigo, que tal si es amigable?, PODEMOS HACERLE UNA FIESTA"
La portadora de la risa, Pinkie Pie, dijo emocionada, pues como todos saben, ella se encarga de conocer a todos los que habitan en Ponyville, tratando de llevar una sonrisa al rostro de todos.
"no lo sé cariño, es cierto que no parece que pueda hacer daño a alguien… pero no puedo evitar sentir algo de miedo por esa cosa, solo míralo, esta vestido para una batalla, no puede ser algo bueno"
La portadora de la generosidad se sentía algo mal, pues quien conoce a Rarity sabe que no suele juzgar a las personas tan rápidamente luego de un cierto incidente con una cebra, pero algo dentro de ella le decía que era mejor que se fueran.
"p-p-pero… el necesita ayuda… solo mira su cuerpo… e-está sangrando demasiado… deberíamos… ayudar… si les parece bien"
La tierna Fluttershy, portadora del elemento de la bondad, hablo con la timidez característica de ella, pero su compasión por los animales le gano e intento convencer a sus compañeras para ayudar a la extraña criatura, pero todas la miraron con algo de sorpresa, solo para voltear a ver al humano tendido en el suelo y pensarla dos veces, todos en el pueblo tenían la misma conversación con sus compañeros de alado, algunos querían ayudar, otros simplemente preferían dejar morir a la criatura para evitar problema futuros, pero nadie se acercaba a él, todos tenían temor de ser atacados.
La multitud se encendió en un habladero, algunos tenían que gritar para ser escuchados, pero todo se apagó cuando algo completamente aterrador paso, a pesar de sus heridas y cansancio, comenzó a levantarse lentamente, respirando pesadamente y a punto de caer de nuevo, pero se siguió levantando hasta que su rostro se levanto, no abría los ojos, solo se mantenía de pie, fácilmente rebasando la estatura de los ponies, quienes le llegaban a un poco más arriba de la cintura.
"q-q-q-que es esa cosa? D-d-d-debería estar muerta, mírenlo, su cuerpo colapsara en cualquier momento"
Un semental de la multitud dio el comentario que hizo que todo el mundo estallara en un aquelarre tremendo, todos gritaban de horror al ver a una bestia legendaria ensangrentada y parada frente a ellos, pero para su sorpresa, este no actuó como esperaban, pues las pocas guardias que estaban en el lugar rodearon al humano, pero en lugar de atacar, deicidio correr mientras en su carrera se transformaba ante los ojos atónitos de los ponies en un lobo gigante, en su espalda unas enormes y majestuosas alas se levantaron y con ellas, el extraño ser que salía volando ante los ponies que solo miraron con horror a una figura que ellos conocían muy bien.
"un…. Un humano…. Que es un lícan?"
Twilight, la primera en salir del shock de su vida, hablo entre cortado, haciendo que sus compañeras elementos despertaran por igual, pero no solo ellas lo hicieron, si no que las mismas guardias, las amazonas, se alertaron, con órdenes directas, ellas se lanzaron al ataque de la extraña criatura, pero los elementos de la armonía no se quedarían atrás, pues ellas también se anexaron a la búsqueda del extraño ser que había llegado a su mundo, con que intenciones?, eso es lo que pensaban averiguar.
La búsqueda llevo a todas a las afueras del bosque Everfree, donde un rastro de sangre se perdía entre los árboles y el pasto, nadie entraba hay, incluso las mismas amazonas temían lo que podrían encontrar en ese lugar, pero era un peligro dejar a esa criatura deambular por ahí, aunque lo más probable era que moriría desangrado o comido por otros animales, lo que inquietaba a Fluttershy e incluso a Spike, por alguna razón el sentía que ese ser no era malvado, ni siquiera venía a lastimar a nadie, pero otra voz le decía lo contrario, que era un peligro para su gente y su pueblo, paso un tiempo pensando en sus opciones y cuando por fin tomo una fue el primero en dar un paso al frente, adentrándose en el bosque a pesar de las protestas de sus amigas y las amazonas, todas miraban asombradas como el dragón siguió su camino sin escucharlas, pues ese bebe dragón que era manipulado con unas simples palabras había cambiado a ser este dragón orgulloso que se adentraba a uno de los lugares más peligrosos del mundo, con una determinación de acero y una mirada firme, no paso mucho antes de que las demás lo siguieran, las amazonas prepararon sus lanzas y los elementos sus habilidades, era hora de cazar a un humano verdadero.
- POV Edrubain -
Sabía que pasaba a mi alrededor, sabía que estaba en mi estado sabio, sabía que mi cuerpo estaba operando en modo automático hasta que encontrara un lugar seguro en el cual pudiera desplomarse para descansar, pero lo que no sabía era porque sigo vivo y en donde estoy ahora.
Lo último que recuerdo antes de que mi cuerpo comenzara a correr por sí mismo era una gran cantidad de voces que me despertaron de lo que pensaba era mi muerte, no podía abrir los ojos por lo pesado que eran en ese momento, mi cuerpo me gritaba que siguiera acostado, que era el fin, pero al parecer mi mente tiene otra idea, pues en cuanto perdí la conciencia ella se apodero de todo, ahora, volviendo al tema, estoy en un bosque?, no lo sé, tiene casi la misma flora, pero algo dentro de él me dice que este es un campo sagrado en el cual no muchos son invitados, es casi como un Caelum Sacra en Asterad, incluso una versión salvaje de Mardunich, un lugar donde los elementales conviven con los seres vivos que son invitados en estas tierras, pero bueno, me salgo del tema un poco.
Al inicio solo me preocupaba por lo que veía, pero luego comenzó a entender por qué mi mente quería escapar, me estaban siguiendo, lo comprendí luego de escuchar un gran número de voces y pisadas detrás de mí, pero eso sería bueno dirían, no del todo, pues estoy en un bosque lleno de gente que no habla mi idioma, es uno que se me hace algo parecido, pero fuera de eso, no entiendo ni una sola palabra de lo que dicen, solo ha habido dos personas que me hablaban en ese dialecto, pero eso fue hace muchos siglos.
"A&%Dhy"g$#va#%sye&%#"
'mierda, eso sonó muy cerca'
Cada vez más escuchaba como las voces me rodeaban, pero al mismo tiempo se alejaban una por una, hasta que solo hubo una voz femenina que me seguía, como lo sé?... buena pregunta, en fin, la última voz me había seguido hasta adentrarnos casi por completo en el corazón de bosque, pues habíamos estado jugando al gato y al ratón por más de dos horas, dejándome algo de tiempo para poder recuperarme algo, pues mis movimientos lentos dejaban que mi factor de regeneración trabajara con mi cuerpo y cerrara las heridas que tenía mi cuerpo, el cansancio le siguió, pues para mí era como estar sentado el hecho de que esta… señorita me seguía con pasos lentos, pero no me dejaba en paz, aunque tengo que agradecerle, si no fuera por ella no habría recuperado mi conciencia con el pequeño descanso que me ayudo a tener.
Luego de adentrarme en una parte obscura del bosque me quede acostado, tratando de evitar hacer ruidos para dejar que la chica que me seguía me perdiera, para mi alegría y horror, eso mismo paso, la chica que me seguía siguió adelante, como si yo estuviera caminando enfrente de ella, pero lo que vi me lleno de horror el corazón, pues conocía muy bien a la criatura frente a mí, el problema era que no podía ser, pues ella era igual a mis alumnos, pero al mismo tiempo tan distinta, ella me llegaba fácilmente a la cintura, mientras que ellos al hombro, con todo y cuerno, aunque eso era otro factor, esta ponie (si, es una ponie y mis alumnos también lo fueron, algún problema?) no tenía un cuerno en su cabeza, aunque si un par de alas algo pequeñas, era toda una locura, quiere decir que la raza de mis queridos amigos ya no gobiernan este mundo?, tengo que averiguar más, tengo que recuperarme y salir de este lugar, de alguna forma revisar los alrededores sin ser descubierto y-
"AAAAAAAAAAAAHHHH"
'demonios, eso sí lo reconozco sin problemas'
Un grito un tanto desgarrador rompió el silencio, venia de la dirección en la que la ponie siguió caminando, su grito era más que claro, estaba en apuros y yo era el único que al parecer escucho tal grito, tenía dos opciones, dejar a la chica morir y salvar mi pellejo o ser un idiota y perder lo que me costó dos horas de trabajo.
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"maldita sea, tengo que ser un idiota verdad?"
Salí corriendo en dirección de la ponie, guiándome por su aroma para rastrearla, no tarde mucho en encontrarla rodeada de un trio de mantícoras, las tres de distintos tamaños y colores, con cicatrices de todo tipo y compartiendo un solo rasgo, tenían los ojos clavados en la ponie que estaba tirada en el suelo, temblando como gelatina, con terror y lágrimas en los ojos, reconocía esa mirada, había perdido la esperanza, bueno, es hora de devolverle un poco de ella.
"YEEEEEEEEEEEEHAAAAAAAAAAAAAAAA"
Mi objetivo era claro, mi grito fue un tanto extraño pero logro su cometido, confundió a las bestias y a la ponie, quienes miraban a todos lados esperando encontrar la fuente del grito, pero para la mantícora más grande fue demasiado tarde, pues al salir de los arbustos me estampe contra su costado, dando una gran mordida en el hombro de esta, solo para darle un golpe en la nuca, dejándola en el suelo, adolorida y sin la oportunidad de pelear.
Las otras dos no tardaron en reaccionar, sus aguijones volaron a gran velocidad contra mí, por suerte pude detenerlos con mis patas delanteras, pero me dejaron libre para un par de zarpazos de parte de ellas, que los dioses bendigan la adrenalina, pues no sentía nada en ese momento, solo la excitación de la batalla.
"HOY NO ME TOCA MORIR MALDITAS"
Me levante rápidamente y taclee a otra mantícora, esperando el momento en que su compañera diera otro aguijonazo en mi dirección, cuando por fin llego, me quite de en medio y deje descubierto el estómago de la segunda mantícora, la cual recibió el veneno de su compañera, sé que para ella no será letal, pero almenos me dará tiempo de sacar nuestros traseros de aquí.
La ultima mantícora me miraba con rabia y un tanto de miedo, mientras que yo solo le gruñía con la esperanza de que nos dejara en paz y pudiera sacar a la ponie de aquí, pero la cobarde tuvo otra intención, al ver a la ponie nuevamente, la mantícora alzo su aguijón, dejándolo caer rápidamente hacia la ponie.
"NOOOOOO"
Como dije antes, tenía que ser un idiota, pues antes de que el letal piquete de la mantícora tocara a la ponie yo me interpuse, dejando que mi cuerpo recibiera el veneno, no tardó mucho en hacer efecto, pues casi al instante sentía una sensación de mareo y dolor incontrolables, pero esto no había acabado, si yo caía, la ponie se iba con migo, por eso no tuve más opción más que darle fin a la mantícora, con mis garras logre darle un profundo corte en la garganta a la mantícora, dejándome inseguro de si vivirá o no, pero eso no me preocupaba ahora, tenía que sacar a esta ponie de aquí y descansar antes de que el veneno cobre efecto por completo.
Hablando de ella, donde se metió?, no la veo por ninguna parte… tal vez se fue… es un alivio… creo que… voy… a… dormir…
- POV Narrador -
White Star, la ponie que había seguido a Edrubain hasta este punto, miraba con asombro el cuerpo inerte de los cuatro titanes, solo podía preguntarse a ella misma que había pasado, en un momento, un trió de mantícoras la habían acorralado, juraba que era el final, pero de la nada, un grito salió de los arbustos y con él, la misma criatura que ella estaba buscando, pero en lugar de buscar venganza, llego a salvarla, al inicio la idea le pareció absurda, se supone que los humanos adoran matar, que los lícan solo se preocupan por ellos mismo, pero aquí estaba una combinación de ambos, un ser que no solo la ayudo cuando nadie la escucho, si no que arriesgo su vida al recibir un ataque letal de parte de una mantícora, la cual esperaba matarla solo para después comerla, era todo muy confuso, acaso… acaso este ser es inteligente?
No sabía qué hacer, si intentaba salir dejaría a su suerte al mismo ser que arriesgo su pellejo por ella, pero si no lo hacía estaba en riesgo de que otro animal salvaje lo encontrara inconsciente o incluso otra mantícora llegara y quisiera vengarse, tomando lo más que podía de valor hizo lo que para ella fue la más grande estupidez y acto de valentía que jamás había hecho en su corta vida.
"s-s-señor… despierte"
Al inicio solo se acercó un poco y trato de hablar lo más fuerte que podía, que en este momento no era más que un susurro, se acercó otro poco y podía escuchar la respiración agitada de la criatura, quien seguía siendo un lobo gigante, levanto temblorosamente un casco y lo acerco con la lentitud de una tortuga, tocándolo con cuidado, comenzó a agitarlo un poco, al inicio no era más que un simple rose a su pelaje blanco, pero con el tiempo fue ganando más valor y comenzó a moverlo poco a poco hasta que en verdad lo movía para intentar despertarlo, luego de 15 minutos sin tener algún resultado una pregunta le llego a la mente, llenándola de tristeza e ira con sigo misma.
'que tal…. Si está muerto?'
Esta pregunta le cayó como agua fría, su estómago se contrajo y sus ojos se llenaron de lágrimas, no había sido capaz de devolver el favor que este ser le había hecho, no le pudo ayudar a sobrevivir cuando el arriesgo su vida para ayudarla, se dejó caer al costado de la criatura, llorando desconsolada por tal noticia tan impactante para ella, pues en su vida había visto un muerto, pero se detuvo al momento de sentir una extraña textura cubriéndola, era como si un manto de plumas la hubiera recubierto, al levantar la vista se encontró con la mirada cansada de aquel ser, sus ojos plateados mostraban calma y serenidad, una que se transmitió a ella al momento de caer en cuenta de lo que estaba pasando, SEGUÍA VIVO.
"OH GRACIAS A CELESTIA SIGUES VIVO, MUCHAS GRACIAS, GRACIAS GRACIAS GRACIAS GRACIAS"
"%"$#fftr%$""
No entendía nada de lo que decía, pero por alguna razón ella sentía que este ser la intentaba calmar, algo que encontraba adulador y al mismo tiempo demasiado raro, pues ella había crecido con las historias de terror de los humanos y había visto con sus propios ojos la brutalidad de los lícans, pero el tener uno frente a ella, uno que la cuidara con su cuerpo y sobretodo, uno que incluso parecía haber hablado en una lengua extraña era demasiado para su mente, por lo que dejo de pensar y solo se dejó acurrucar en el cuerpo del enorme lobo.
"STAAAR"
Este grito alerto a ambos, Star sabía que sería casi imposible convencer a sus compañeras lo que había visto, lo que estaba pasando ni se diga, por lo cual miro con algo de duda al lobo, el cual para su sorpresa, le sonrió con ternura y cansancio, esa mirada se lo decía todo, le decía "todo estará bien", se separó del lobo y camino en dirección de la voz de su capitana, no sin antes dar una última mirada a su protector, en ese momento se cuestionó si todo lo que sabía de los lícan y los humanos era cierto, pero ese era tema para otro día, pues le tocaba ser la que salvaba el día, corrió hacia su capitana, con una sonrisa en su rostro, pensando en que su nuevo amigo estaría bien.
Mientras tanto, en un árbol cercano, una figura observaba al lobo tendido en el suelo, había visto todo lo que paso, pues él también había seguido al par muy detenidamente, pero estaba anonado, el, siendo un dragón, sabía lo que era ser temido por los ponies, pero no se imaginaba como un ser que se suponía debía ser despiadado e incluso sanguinario protegía la vida de alguien que apneas conocía, pero no paso mucho tiempo antes de que se diera cuenta de que la bestia se movía, iba en dirección de la ponie, pero no tenía intenciones de alcanzarla al parecer, pues su paso era tranquilo, incluso se podría decir que estaba calmado, no tenía duda, esto era lo que tenía que presenciar, esta era la razón por la cual esa voz en su interior le gritaba que fuera en busca de tal bestia, pues no se trataba de alguien malvado, solo alguien que no era comprendido, resolviendo muchas dudas que lo aquejaban desde pequeño, este día, Spike el dragón, comprendió que no por ser diferente eres malvado.
En cuanto el lobo se alejó lo suficiente, el también salió de su escondite, mirando por última vez la escena que dejo ese lobo, pero no criticando, sino algo fascinado, pensando en que si esa bestia mal herida era capaz de hacer esto por proteger a alguien, que sería capaz de hacer el para proteger a su pueblo.
- Tres días después -
La noticia de la fallida misión de la criatura se expandió como un incendio forestal, muchos dormían con miedo de que ellos fueran a ser la primera víctima de aquella cosa que se internó en el bosque Everfree, muchos especulaban que este ser había muerto en ese bosque terrible, otros decían que simplemente volvió de donde había venido, otros pensaban que solo había sido un simulacro, pero el temor era visible en la mirada de muchos, incluyendo a las portadoras de la armonía, quienes a pesar de sus mayores esfuerzos, no podían olvidar a esa criatura que lleno de terror sus corazones, incluso las mismas amazonas que habían ido a capturarlo ahora habían sido colocadas en el pueblo como medida preventiva por si volvían a ver al lícan, una orden directa de las princesas, pero al final, la mayoría de las que estaban ahí estaban más que nada por voluntad propia, incluyendo a cierta pegaso, quien esperaba poder volver a ver a ese lícan amigable, intentar interactuar con él y tal vez poder conocerlo mejor, esos sentimientos también nacían dentro de Spike, el segundo espectador de tal hazaña tan legendaria, quien a veces se llenaba de ira al escuchar los comentarios de los ponies, pero se mantenía a raya pues el sabia la verdad, solo esperaba poder comprobarlo algún día.
Como una medida preventiva, el bosque Everfree se mantuvo fuera de los límites permitidos del pueblo, pero eso no evitaba que muchos aventureros y caza recompensas se adentraran en el bosque, intentado encontrar rastro de la bestia, pero siempre eran detenidos por las amazonas que patrullaban el lugar, nunca se podía pasar más allá de los bordes, lo que hacía que los esfuerzos de estos aventureros se duplicara, esperando encontrar algo.
- Dos meses después -
La mayoría del pueblo había perdido el miedo, incluso los que esperaban encontrar rastro del lícan prefirieron recorrer otros lares, empeñados en buscar y matar a la criatura para buscar fama y fortuna, lo que hizo que Ponyville se convirtiera lentamente en un punto de reunión de dichos viajeros, recorriendo el rumor de un humano/lícan a otros bordes de Equestria, llegando a oídos de los grifos, los minotauros, los centauros, los Diamond Dogs e incluso de los ponies de tierras lejanas, muchos charlatanes regresaban de distintos lugares mostrando pieles de distintos animales, diciendo que ellos habían matado al lícan, pero los pueblerinos reconocían rápidamente la mentira, pues no había ser capaz de llegar al tamaño que ese lobo había logrado tener, incluso muchos pueblerinos se veían en problemas cuando alguno de ellos se topaba con un alocado aventurero que pedía información, pero no había nada que decir, era muy clara la situación, todo lo que sabían estaba basado en leyendas, pero no había información viable para llegar a tal ser.
- Un año después -
Todo era un caos, uno muy grande incluso para el dios del mismo, el pueblo lentamente se había convertido en un basurero, se podía ver a campeones de distintas regiones caminando por la calle, los ponies que antes habitaban un pueblo tranquilo vivían con más miedo que el que les generaba esa criatura que apareció hace tanto tiempo, pues muchos de los que se alojaban aquí solían entrar en conflictos casi todos los días, peleas y desastres se acumulaban en todas las calles de Ponyville, pero nadie podía hacer nada, pues no había nadie que pudiera hacer frente a tantos viajeros al mismo tiempo, pero había una esperanza en el corazón de Spike y Star, ese mismo ser que atrajo a tantos, podría ser el mismo que los alejaría, solo era cuestión de esperar, pero este día, el mismo día en el que ese humano llego a este mundo, sus plegarias serian escuchadas y dejarían que una simple leyenda se convirtiera en una realidad, una, que dejaría a todos atónitos.
En las afueras del pueblo una nueva figura se hizo presente, la ropa que llevaba parecía algo dañada por el tiempo y por fieras batalla, los guantes que recubrían sus manos sin pelaje brillaban un poco, efecto de la piel con la cual estaban hecho, la gabardina que tapaba la mayoría de su cuerpo se agitaba con el aire de la primavera, un sombrero cubría de sombras a su rostro y las botas de casquillo hacían crujir la tierra bajo sus pies, en otras palabras, un cazador de primera había llegado al que una vez fue un pueblo tranquilo.
En su espalda reposaba una mochila que parecía que reventaría en cualquier momento, cada vez que se daba un paso, un tintineo de monedas de oro sonaba, entre otros tesoros y joyas, sus ojos grises parecían brillar entre las sombras de su rostro, una sonrisa se plasmó eternamente, dejando paso a un cigarrillo encendido que de vez en cuando dejaba ver las facciones del individuo.
A pesar de que había pasado ya un año, los ponies de este pueblo reconocieron inmediatamente a la figura sonriente, no había duda, ese mismo ser que inicio esto hace tanto tiempo había vuelto, sus una vez manchadas ropas ahora tan limpias como un smoking de primera, su paso una vez lento y un tanto tambaleante ahora firme y seguro, pero sobretodo, los ojos que una vez estaban cerrados, ahora estaban más abiertos que nunca, observando todo a su alrededor.
Los ponies que lo miraron por primera vez se murieron del miedo, enmudecieron por completo, parecía que ese ser era capaz de robar el aliento de todos los presentes, lo que evito que todos gritaran al unísono que el humano estaba caminando entre ellos.
Muchos de los aventureros y cazadores miraban con algo de respeto al recién llegado, pues sabían que no se debían meter con el simplemente por el aura que desprendía, una que solo los más experimentados pueden lograr tener, una que es alegre y divertida, pero que puede cambiar a ser fría y despiadada en un solo segundo.
El gigante camino por el pueblo hasta que se encontró con una vista que le llamo la atención, una casa de jengibre, pero en lugar de ser un lugar alegre y colorido como debía ser, era más bien un bar de mala muerte, cosa que al parecer no le agrado mucho, pues entro con la sonrisa un poco más tenue de lo que antes era, se sentó al frente de la barra y con un acento un tanto forzado, (sonaba como un extranjero), pidió un trago y se quedó sentado bebiendo, solo disfrutando de ese momento, cuando por fin, un grito espeluznante azoto todo el pueblo, pues aquellos que lo reconocieron, por fin pudieron dar voz a su terror.
"EL HUMANO ESTA AQUÍ ¡"
- POV Edrubain -
'vaya, sí que pasa rápido el tiempo'
Pensé al dar otro trago a mi bebida, tenía mucho desde que había dejado de probar almenos un poco de sidra, un lujo que no se consigue tan rápido en medio de un bosque, pensaba en cómo me tomo un año recuperarme por completo luego del día en que llegue a este mundo, como me tomo un año aprender el lenguaje de Equestria, aunque no fue tan difícil, teniendo en cuenta que en su momento tuve que estudiarlo, pero eso había sido hace muchos siglos, también pensaba en cómo me había costado un año el haber juntado tantos tesoros, cortesía de los pobres diablos que me llegaban a encontrar, sabía lo que había pasado con este pueblo por mi llegada, sabía que estos idiotas con los que estoy sentado solo me buscan para poderme matar y cobrar una recompensa que al parecer fue aumentando con el tiempo, pero sobretodo, sabía que el día por fin había llegado, era el día en el cual libraría a este pueblo de tantos idiotas que solo lastimaban el buen nombre de lo que en su tiempo fue un hermoso poblado, era momento de que el mundo supiera que sigo vivo.
"p-puedo servirle algo más señor?"
Me pregunto una ponie rosada con su melena y cola lacias, podía notar su pelaje opaco haciendo contraste con su cabellera, más que nada con los tres globos que brillaban en sus flancos, pero su mirada era triste, como si hubiera perdido gran parte de su esperanza hace tiempo al trabajar aquí, me quebrara el alma el ver a una persona… ahem… ponie, de esta forma, por lo que puse mi mano en su melena y la acaricie lentamente, al inicio, ella se espantó, pero se calmó y me miro directamente a los ojos, llevándose una enorme sorpresa al reconocerme, pero no dijo nada, solo me miraba con esos hermosos ojos azules y solo me basto decir una frase para calmar sus pensamientos.
"puedes volver a sonreír nena"
"EL HUMANO ESTA AQUÍ ¡"
"oh, esa es mi entrada, puedes cuidarme esto?"
Con una sonrisa cálida me quite el sombrero y lo puse en la cabeza de la ponie rosa, quien me miraba con algo de esperanzas, una chispa se volvió a encender dentro de su mirada y con eso supe que era hora de trabajar.
"ESE ES, ESE ES EL HUMANO, ATRAPENLO"
Al voltear me encontré con un grupo de perros y otro de minotauros que me miraban como si fuera un tesoro, hablando de eso, creo que es hora de que use este oro de una forma útil.
"vengan pequeñas perras, vamos a bailar"
El grupo de perros se lanzó primero, por desgracia para el primero de ellos, tome mi mochila con vigor y con gran fuerza la use como un arma en contra de su cara, abriéndola y dejando caer una gran cantidad de monedas, copas de oro, coronas e incluso gemas de distintos tamaños y colores, muchos se quedaron atónitos al ver tal escena, pero yo solo sonreí aún más, mi mirada era casi lunática, pues ya había visto suficiente y por dentro ardía con la fuerza de las llamas del infierno, muchos de los presentes solo se echaron para atrás, incluso algunos salieron corriendo, pero no fue hasta que di un paso cuando todos los supuestos guerreros salieron con el rabo entre las patas… literalmente jajajaja… por Gaia… apesto con los chistes.
"oye, pequeña, cómo te llamas?"
"s-soy Pinkie Pie"
"bueno, mi querida Pinkie Pie, vez este tesoro? Ahora es de tu pueblo, por favor, repártelo lo mejor que puedas para aquellos que hayan sido dañados por estos supuestos cazadores vale?"
Pinkie Pie me miraba atónita, me miraba una vez y volteaba a ver el tesoro frente a ella otra, haci paso algo de tiempo hasta que algo raro paso, una sonrisa que parecía no caberle en la cara se abrió paso, sus ojos se llenaron de alegría y su melena y cola se inflaron dando un extraño sonido, su pelaje brillaba con intensidad y antes de que lo supiera mis reservas de aire se perdían rápidamente con el abrazo que la pequeña ponie me dio.
"GRACIAS GRACIAS GRACIAS"
"jeje… no... pasa nada… pero aun no acabo… dime, quieres que me deshaga de estos malditos?"
Al preguntarle, ella me dejo de abrazar, mirándome con una cara de horror, pero con una rápida explicación ella comenzó a dar brincos a mi alrededor, su voz era tan alta y la forma en la que hablaba me dejaba atónito, pero riendo a carcajadas, era tan bueno ver como se llenaba de esperanzas nuevamente, solo entendía algo de "sacar a los malos" y "una fiesta", no pude prestar tanta atención pues una multitud se abría paso alrededor del edificio, deje a Pinkie Pie saltando y hablando de sus planes, mientras salía lentamente de la casa de jengibre, al ver a todos lados vi que lo que debería ser medio pueblo estaba presente frente a mí, todos tenían la misma mirada de determinación.
"hmm, veamos… uno… cinco… quince… treinta y dos… cincuenta y uno… cien… ciento trece… vaya… doscientos setenta y cuatro"
Nadie dio un paso mientras terminaba de contar a los contrincantes que tenía frente a mí, solo me miraban esperando a que diera el primer paso, lo cual con mucho gusto hice, concentrando mis energías alrededor de mi cuerpo, comencé a transformarme lentamente, mi ropa se apretaba un poco con la presión del pelaje que crecía, mi rostro cambiaba por completo y dejaba paso a una cara de lobo, mis músculos se contraían de la excitación de la batalla que me esperaba y muchos de los que estaban parados frente a mi comenzaron a dar un paso atrás, pero los que eran cazadores y aventureros más experimentados se mantuvieron firmes, era ahora o nunca, esto definiría a cuantos tendría que enfrentar.
"escuchen con atención mocosos, les voy a dar una sola oportunidad de que se vayan de este pueblo pacíficamente, se de las atrocidades que han estado cometiendo aquí y no me agrada nada que manchen un pueblo tan hermoso como este con sus idioteces, haci que les propongo algo, lárguense de estas tierras, dejen a sus habitantes en paz y jamás vuelvan"
Una gran mayoría decidió tomar mi consejo y se fueron como alma que lleva el diablo, pues habían entrado en razón, ante ellos estaba lo que tanto estaban cazando, pero ahora el cazador era otro.
"JAJAJAJAJAJA, este tío está de coña, cree que con un discurso nos va ah-"
De la nada, aparecí al lado de la ponie que había hablado, con mi puño preparado y estampándose en la cara de la podre tarada que no supo contener la lengua, con el impulso y la fuerza del golpe, la ponie salió disparada en dirección a una casa abandonada, la cual parecía que colapsaría en cualquier momento por el gran impacto que recibió de parte del cuerpo inerte de la ponie estaba noqueada incluso antes de estrellarse contra la casa.
Todos voltearon alarmados al ver tal escena, incluso los ponies que poco a poco salían de sus hogares y escondites para ver de dónde vino el grito que alerto a todo mundo.
Tirando la colilla de mi cigarrillo mire a todos con una sonrisa que perturbaba a muchos, mis ojos estaban plantados en una sola dirección, hacia enfrente y esperando la reacción de estos novatos.
"es hora de divertirse"
- POV Narrador -
En cuanto la primera ponie salió volando y los contrincantes frente a Edrubain salieron de su shock, todos lo miraban con miedo, odio y resentimiento, pero no esperaron a que su rabia los consumiera por completo, pues muchos se lanzaron al ataque, esperando ser el afortunado que se llevara la jugosa recompensa que las mismas princesas habían puesto sobre la cabeza de nuestro héroe, muchos dieron un grito de guerra y otros solo se lanzaron con sed de venganza, mientras que Edrubain los esperaba a todos, sabiendo que una guerra había comenzado.
Todos los pueblerinos decidieron encerrarse de nuevo, a excepción de cierto grupo de amigas y un dragón, acompañados por las mismas amazonas que habían esperado tanto el regreso del misterioso licántropo que por tanto tiempo las había eludido, pero ahora estaba en el mismo pueblo donde fue visto por primera vez y del cual fue prácticamente echado al ser cazado por un grupo de sus pueblerinas y guardias reales, no daban crédito a lo que pasaba frente a ellas, era imposible decían unas, es una locura decían otras, pero al final, una ponie rosada fue la que aclaro todas las dudas y dejo boquiabiertas a casi todas, excepto a Spike y a Star, quienes sabían la verdad detrás de este ser.
Los gritos tanto de batalla como de dolor surgían de un lado a otro, el sonido de golpes y choques de metal sonaban sin secar, los cuerpos mal heridos e inconscientes de muchos salían volando cual muñecas de trapo y en el centro del caos, una sola figura parecía bailar un baile salvaje y mortal con una sonrisa siempre presente a pesar de los golpes que recibía, ese humano era una verdadera leyenda al parecer, pues mantenía un círculo a su alrededor para poderse mover sin problemas, impidiendo que alguien entrara en él, dando golpes y patadas sin cesar y recibiendo los mismos aunque algunos parecían que le dolía mas al que lo dio.
"RÁPIDO, AVISEN A LAS PRINCESAS, NECESITAREMOS REFUERZOS CON ESTE HUMANO"
Una pegaso del grupo de las amazonas voló tan rápido como sus alas le permitían, pues el viaje seria largo y el tiempo preciado, no podrían permitir que el humano volviera a escapar luego de esperar por tanto tiempo.
Lo único que podían hacer las espectadoras era ver la encarnizada batalla de un ejército contra un solo hombre, quien parecía no cansarse por más que pasara el tiempo y las heridas se juntaban.
Pasaron tres largas horas hasta que el último de los oponentes cayó desplomado al suelo, dejando a Edrubain rodeado de los que en su momento fueron valientes guerreros empeñados en matarlo, dejándolos reducidos a un grupo de cuerpos inertes, otros gimiendo del dolor y algunos otros intentándose levantar de nuevo, pero era el final, Edrubain por fin se había cansado, su respiración era agitada y una gran cantidad de sudor y sangre se veían en su rostro, pero cuando creían que todo había acabado algo extraño paso.
"ESCUCHEN ESCORIA, ESTE PUEBLO NO TIENE QUE SUFRIR MAS POR USTEDES, SI NO LOS MATE ES POR UNA SIMPLE RAZÓN, LES PERMITO IRSE DE ESTE PUEBLO CON UNAS CUANTAS HERIDAS QUE LES RECORDARAN POR QUE NO DEBEN VOLVER, PUES SI LO HACEN, EL DAÑO SERA PEOR"
El pueblo entero escuchaba las palabras del humano, todos atentos a cada una de ellas, todos pensando que era el final, pero era todo lo contrario, era un nuevo comienzo al parecer, este humano no había regresado a su pueblo a buscar venganza, si no a devolverles lo que les pertenecía, ya no tenían que vivir con miedo, ni esconderse de los que venían por la cabeza de este ser, pues claramente les había dado un ultimátum, del cual, ellos estaban seguros que tomarían cada palabra como un recordatorio de lo que sucedió aquí y ahora.
Los pocos que quedaban consientes intentaron llevarse a sus compañeros caídos, mirando con horror la figura de Edrubain, aunque era cierto que lo habían cansado y lo hirieron de cierta forma, comprendieron que no estaban a la altura de un ser como este, pues tomo un ejército de más de doscientos para solo cansarlo y causarle heridas un tanto superficiales.
Poco a poco el pueblo se fue vaciando de los supuestos guerreros que buscaban justicia y libertad para el pueblo, cuando fueron ellos mismos los que lo habían aprisionado, bajo la mirada vigilante de Edrubain, todos los que no pertenecían aquí se fueron marchando, dejando estupefactos a todos los pueblerinos, dejando muchas preguntas al aire como, que pasara ahora con el pueblo?, tendrán que sacrificar a alguien para apaciguar a la bestia o simplemente podrían vivir sus vidas como era antes?
La respuesta llego de la forma en que menos se lo esperaban, pues en cuanto el último guerrero salió del pueblo y se alejó lo suficiente, Edrubain dio media vuelta y camino lentamente hacia las guardianas de la armonía, de entre las cuales, Pinkie Pie aún conservaba el sombrero en su cabeza, una sonrisa tan grande como las que siempre tenía antes de que pasara esto, esperando a el que ella consideraba su nuevo amigo.
En cuanto Edrubain estuvo parado frente al grupo las cinco amigas lo miraron con miedo, dando varios pasos hacia atrás y dejando a su amiga frente a ellas, querían estar a su lado, pero al ver el grado de destrucción que el humano podría crear no pudieron evitar echarse para atrás.
Con una sonrisa algo tierna, Edrubain se incoó frente a la repostera, tomo el sombrero de la cabeza de Pinkie y puso su mano sobre su melena en forma amigable.
"bueno mi pequeña, mi trabajo termino, muchas gracias por cuidar de mi sombrero"
"jijiji, no pasa nada, por cierto, nunca te pregunte tu nombre o si querías ser mi amigo"
"jajajaja, cierto, donde están mis modales, puedes llamarme Leo y sí, me gustaría ser tu amigo"
Dijo esto extendiendo su mano para poder estrechar el casco de Pinkie, quien lo tomo con ambas patas y lo agito lo más fuerte que pudo, haciendo que ambos rieran un poco, fue cuando todas se dieron cuenta de algo, la mirada fría y soberbia se había desvanecido, la sonrisa de Edrubain ya no era sádica, si no que todo su ser gritaba 'amabilidad', cosa que dejo sin palabras a todos los que lo veían.
"bueno, creo que ya cause demasiados problemas, es hora de irme, cuídate Pinkie, fue un gusto conocerte"
"espera, no te quedaras a la fiesta?"
"jeje, lo siento nena, será para otra, como dije, ya cause muchos problemas y creo que si me quedo causare aún más"
Pinkie miraba a Edrubain con una cara algo triste, pero se recuperó rápidamente al recordar que eran amigos, ya habría oportunidad de una fiesta en otro momento, después de todo, de eso se trataba la amistad.
Edrubain se alejaba lentamente del pueblo, todos los ponies se quitaban del camino del gigante, muchos aún tenían sus dudas a pesar de lo que vieron, pero otros simplemente se quitaban por respeto, pero una duda se mantenía latiendo dentro de la mente de todos aquellos que lo miraban.
'quien es realmente este tipo'
No paso mucho antes de que todos se comenzaran a mover, algunos murmurando y otros simplemente guardando silencio, hasta que las trompetas de las monarcas de Equestria sonaron, dejando a todos mirando al cielo y ver la majestuosa figura de el carruaje real, en el cual, dos figuras imponentes y poderosas miraban hacia la Edrubain con un tanto de desprecio, era claro lo que pasaría aquí, las princesas mismas vinieron a enfrentar a esta criatura y una nueva batalla se terminaría por desatar, la gran mayoría del pueblo volvió a correr dentro de sus casas, buscando refugio por el miedo a salir heridos en el fuego cruzado, otros simplemente miraban maravillados a sus princesas, pues jamás las habían visto tan serias y determinadas en algo, lo que una vez fueron miradas cálidas y maternales ahora eran frías y hostiles.
"hmm, creo que no me fui a tiempo jeje"
El carruaje por fin toco el suelo con un estrepitoso ruido que hizo vibrar la misma tierra, las princesas miraban a su alrededor y miraban como algunas partes del pueblo estaban destruidas, pero faltaban aquellos que antes atemorizaban a Ponyville, los supuestos héroes que ellas no pudieron echar por miedo a iniciar una guerra con otras naciones, pero sin embargo estaban los habitantes del pueblo, las fieles amazonas que trataban de mantener el orden y esperar al mismo ser que se alejaba tranquilamente de estas tierras, ese humano que les causo tantos problemas se retiraba de lo que parecía haber sido un campo de batalla, jamás volteando, solo siguiendo su camino como si no pasara nada.
"HUMANO"
El grito de la princesa Luna fue claro y lleno de ira, pero Edrubain no se inmuto y siguió en su camino, encendiendo con toda la calma del mundo un cigarrillo y sonriendo como siempre, lo que hizo enfadar más a la diosa de la noche.
"DETENTE AHORA MISMO, ESTAS BAJO ARRESTO POR NUESTRAS ORDENES, RINDETE Y NO TE LASTIMAREMOS"
Parecía que por fin Edrubain capto la situación en la que estaba, pues se detuvo y se quedó parado dándole la espalda a las princesas, quienes se llenaban de rabia al ver tal insolencia de parte de este ser, tomando una bocanada de su cigarrillo, Edrubain se giró lentamente para poder ver a aquellas que habían llegado, llevándose una gran sorpresa al ver que tenía enfrente a un par de alicornios que le recordaban vagamente a sus dos alumnos, una melena multicolor y otra de un cielo estrellado le llamaban mucho la atención, era como ver a sus dos amigos y alumnos nuevamente, solo que él sabía que no lo eran, pero no podía evitar mirar fijamente a las dos alicornios frente a él y preguntarse si ellas eran algo de Cronos y Selene.
Dejando salir lentamente el humo que aspiro dejo que las miradas por fin se cruzaran, unos ojos amatistas y otros azules miraban fijamente a unos ojos plateados, los tres parecían mirar dentro del ser del otro como si quisieran averiguar solo con la mirada todos los secretos que habían detrás de esos ojos, hasta que Edrubain tomo la palabra.
"y bajo que cargos supuestamente?"
"por ser una criatura de alto riesgo para nuestra nación"
Por fin, Celestia, la diosa del día, había hablado luego de mantener un perfil bajo en todo esto, nunca quitando la mirada de los ojos de Edrubain, lo que provocó que el solo soltara unas cuantas risas que enfurecieron a las princesas.
"que es tan gracioso"
"jejeje, lo siento, es solo lo que dijo tu amiga, acerca de lastimarme"
"crees que bromeo?"
El tono de Luna era violento y aterrador para los pueblerinos que solo miraban con asombro como el humano hablaba con las princesas como si fuera un igual, pero lo que sorprendió mas a todos fue el hecho de que con un solo hechizo del cuerno de Luna un par de espadas gemelas apareció de la nada, flotando amenazadoramente en dirección de Edrubain, mientras que su hermana preparaba un hechizo similar, solo esperando a ver como se desencadenaban las cosas.
"me encantaría verlo"
De la misma forma en la que Luna apareció sus armas, Edrubain concentro su energía en sus manos, dejando paso a una gran guadaña que brillaba con un fulgor negro que parecía absorber la luz a su alrededor, dejando atónitos a todos, en verdad está considerando pelear contra ellas?, la respuesta fue rápida cuando Luna se lanzó al ataque, dando un grito de batalla que heló la sangre a los habitantes de Ponyville, estaba hecho, una nueva guerra había iniciado, pero ahora solo eran tres titanes los que pelearían, el resultado no era claro, podría ser que Edrubain estuviera algo cansado, pero al final nadie sabía de qué era realmente capaz de hacer este lícan que le declaro la guerra a la misma corona de esta nación.
Luna acorto la distancia entre ella y Edrubain en cuestión de segundos, apuntando sus espadas al pecho de su contrincante, esperando dar una muerte rápida y limpia, solo para encontrarse con el mango de la guadaña bloqueando su objetivo, dejándola atónita, pues nadie había podido siquiera detener un solo ataque de ella en toda su vida, a excepción de Discord, lo que hizo que una sonrisa se postrara en el rostro de la monarca, una que compartía con Edrubain al momento de cruzar miradas, ambos viendo entre sus armas al rostro del otro.
Celestia, anonada por las acciones de su hermana, no reacciono sino hasta que vio a su hermana en un combate de fuerza con el lícan, invocando su martillo de guerra, ella se lanzó al ataque, sabía que mientras Luna lo contenía no había forma de que el pudiera defenderse de su ataque, reuniendo una tremenda cantidad de fuerza en su ataque, desato su furia y dejo que su martillo prácticamente rompiera la barrera del sonido y fuera a impactarse contra el costado de Edrubain, dando por ganada la batalla.
Para sorpresa de todos, con una fluidez y agilidad digna de un dios, Edrubain se hizo a un lado y manteniendo las espadas de Luna a raya, movió las tres armas en dirección del martillo de Celestia, dejando que una terrible onda de choque azotara a los alrededores, haciendo que muchos de los ponies que miraban con asombro tuvieran que mantener sus posición con duras penas, unos salieron volando por la ráfaga de aire y otros simplemente se tiraron al suelo para no compartir tal destino.
"hmm, lindas armas, donde las consiguieron?"
"eso no te incumbe"
"al contrario, si me incumbe, porque yo mismo las forjé para mis alumnos"
La noticia dejo helados a todos, pues todos y cada uno de ellos conocían la leyenda detrás de esas armas, la cual dice que los originales portadores de dichas armas son nada más y nada menos que los padres de Celestia y Luna, el Rey Cronos y la Reina Selene, fueron entregadas a ellos como un regalo de parte de su maestro, quien en su tiempo fueron fieros guerreros y alumnos del guardián de la misma titanide Gaia.
"q-q-que dijiste?"
"ya me oíste, yo fui quien forjo a Hashtred y a sus hermanas Arcun y Nordán"
La noticia era imposible de creer, en verdad este ser fue quien forjo las legendarias armas empuñadas por el rey y la reina?, en verdad este humano había sido quien entreno arduamente a los reyes de esta nación para hacerlos los más fieros y experimentados guerreros de este mundo? Las mismas princesas se lo preguntaban a ellas mismas, hasta que por fin Celestia pudo recuperar su voz y pregunto algo que dejo atónitos a todos.
"c-c-cuál es tu nombre humano"
"Edrubain… Edrubain Plateago Fang"
En ese momento todo quedo en silencio, se podía escuchar incluso el latido de los corazones de todos los presentes, las miradas estaban clavadas en el ser que mantenía fieramente las armas de las princesas, siempre manteniendo su sonrisa firme en su rostro.
"no… no puede ser… tu no… no puedes ser…
"tu… tu eres el maestro de nuestros padres"
"… dijiste… padres?, ustedes son las hijas de Cronos y Selene?"
Ambas princesas solo podían mirar a Edrubain como si le hubiera crecido otra cabeza y les estuviera cantando con ambas, sus gargantas se habían secado por completo y ni una sola palabra pudo salir de sus bocas, era imposible, se suponía que el maestro de los reyes había muerto en una gran batalla, pues jamás se le volvió a encontrar, pero si eso era cierto, entonces el lícan frente a ellas era el mismo Edrubain por el cual sus padres decidieron salir a los mundos y universos a buscarlo, pero ahora estaba aquí, parado frente a ellas, manteniendo a raya un ataque que seguía sin cesar, sonriendo cada vez más mientras miraba de una princesa a otra, en cuanto cayeron en cuenta de lo que hacían, ambas retiraron sus armas al igual que Edrubain, los tres se miraban ya no con rencor o reto, si no con una expresión llena de alegría, dudas y asombro.
"por el amor de Gaia, NO LAS RECONOCÍA, la primera vez que las vi eran solo una potras, ahora, mírense, están hechas unas señoritas"
"d-disculpa?"
"jeje, de seguro tu eres Luna, tu madre estaba tan orgullosa cuando por fin naciste, dejo muy en claro que serias una gran artista con la noche y tú debes ser Celestia, tu padre no dejaba de hablar en los entrenamientos de como serias una gran líder algún día"
Una mirada de melancolía se postro en los ojos de Edrubain al comenzar a recordar aquellos viejos ayeres en los que el cargaba y llegaba a jugar con las pequeñas princesas, pero salió de ellos al escuchar la voz de Celestia.
"e-e-entonces es cierto… tu… tu eres Edrubain…"
"jeje, el mismo nena"
Dijo Edrubain al enterrar su guadaña en la tierra, quitándose su sombrero para que su rostro fuera apreciado por ambas, en cuanto lo hizo, unas viejas memorias en las mentes de las princesas se dispararon, unas de un gigante riendo con sus padres, otras de recuerdos vagos del rostro del humano, lo que hizo que las auras que cubrían las armas que empuñaban desapareciera, dejándolas caer al suelo y dejando oír un estrepitoso ruido metálico que recorrió el silencioso pueblo, solo podían mirar atónitas al humano que reía a carcajadas frente a ellas, al que una vez consideraron una amenaza e incluso un enemigo.
Hola chicos, como se dieron cuenta mi historia se borro luego de una grandisima estupidez mía, pero no se preocupen, pienso volverla a subir, pero creo que le haré algunos cambios, veremos a donde nos lleva esto jejejeje cuídense mis queridos lectores, por cierto, gracias por el apoyo MegaBronie espero te siga gustando mi historia jajajajaja
Silver fuera
