He venido aquí con la humilde intención de dejar mi regalo atrasado de Inazuma Eleven GO para mi muy apreciada Cisne-chan a.k.a. Rox~ :D
Lamento la demora (Reverencia). Este capitulo... ya te lo había pasado, pero, ¡qué va! ¡te lo vuelvo a poner!
Mi regalo consiste de una historia de tres partes.
Disclaimer: Inazuma Eleven Go no me pertenece.
Dream of Life
Primera parte: Yūichi
Por Blue-Salamon
La primera vez que Yūichi lo vio…
Amemiya Taiyō era un pequeño niño de unos 9 años de edad. Y como era su mala costumbre, el chico se había escapado de nueva cuenta para jugar a escondidas con un balón que había conseguido de unos niños que lo habían perdido por ahí.
Tsurugi Yūichi estaba en medio de una siesta cuando el balón de fútbol del pequeño Amemiya fue a parar justo en su ventana con un golpe certero. El impacto no había sido demasiado fuerte como para romper el vidrio, pero sí como para dejarlo temblando, incluso, unos varios segundos después de ello.
En ese momento, después de recuperarse del susto, Yūichi se asomó por la ventana y divisó al chico de cabellos naranjas que salían disparados en todas direcciones sin parecer tener algún orden. El niño —unos cuantos años menor que él, por lo que podía ver— alcanzaba en ese momento el balón de entre unos arbustos y de inmediato lo volvía a patear en dirección a la pared, esperando a que rebotara para conseguir volver a patearlo.
Yūichi se le quedó mirando con atención. Creyó que lo mejor sería apartar la mirada cuanto antes, porque no quería sentir aquella melancolía que de vez en vez le venía invadiendo al pensar que no podría jugar nunca más fútbol, pero. La sonrisa que portaba ese niño; aún se cayera, aún recibiera el balón en la cara, aún no alcanzara el balón a tiempo y tuviera que ir a buscarlo… Yūichi simplemente no podía ignorar aquella sonrisa y mucho menos podía evitar sentir la alegría con la que ésta había sido formada.
« —Hermano ¿qué buscas? —le había preguntado en alguna ocasión su hermano menor, Kyosuke, cuando al entrar en su habitación lo encontró mirando por la ventana con cierta ansiedad.
Se había vuelto a verlo sorprendido por su llegada. —No es nada, Kyosuke —negó, intentando restarle importancia y echando, todavía, una última mirada rápida para luego suspirar al darse cuenta que ese día no podría verlo—. ¿Cómo te fue en tu día? —preguntó poniendo esa sonrisa amable que siempre tenía. En especial para Kyosuke. »
Para Yūichi se había vuelto una costumbre el observar el pequeño de cabellos naranjas.
Cuando lo veía jugar tan divertido, con aquella encantadora sonrisa que poseía, sentía como si él pudiera volver a jugar. Volver a sentirse libre de moverse a través de él.
La sonrisa de Taiyou se le contagiaba con tal facilidad. Y esa expresión que se dibujaba en sus facciones cuando estaba concentrado… Yūichi no estaba enterado siquiera de su nombre, pero le parecía que con solo mirarlo, esa parte de la vida que se estaba perdiendo debido a la parálisis de sus piernas le era devuelta de alguna forma.
Era extraño… pero mientras lo miraba jugar podía sentir como algo cálido en su pecho se extendía.
¡Feliz cumpleños, Cisne-chan! \o/
