Advertencia seria: este fic no es para todos los públicos. Este fic contiene lenguaje soez, escenas violentas, y escenas sutiles y un poco más fuerte sexuales. Lees bajo tu responsabilidad… y te comprometes al hacerlo a no demandarme por torturar tu mente :P Avisados estáis.

Prologo

MaloMyotismon había caido. Los Niños Elegidos habían logrado su cometido: proteger la paz en el Mundo Digimon, aunque para ello una vida humana había sido cobrada. Sin embargo, esto no significaba que sus vidas fueran a ser tranquilas desde entonces. Los humanos tienen problemas, los cuales llevan a otros… y encima el Mundo Digital puede aumentar esos problemas… pero no me creas sin más… la prueba la tienes en estos capítulos… dos años después de Adventure 02.

1

El avión comenzó a descender. *¡Muchas gracias por viajar con FDZ! ¡Esperemos que su vuelo haya sido agradable! ¡Por favor, recojan sus pertenencias de mano antes de bajar del avión! ¡Muchas gracias!* dijo la azafata sirviéndose de un megáfono.

El avión por fin se detuvo, y poco después, los pasajeros empezaron a bajar del avión. Dos muchachos rubios, uno con el pelo más oscuro que el otro, mochila en el hombro, entraron en la Terminal.

Cogieron sus maletas, mostraron sus pasaportes en la aduana, y salieron del aeropuerto. Aunque el avión había llegado más pronto de la hora, confiaban en que ya hubieran venido a buscarles. Y en efecto, al poco de salir, escucharon un grito:

- ¡Michael! ¡Willis!

Ambos se giraron. Ahí estaban Tai y Agumon, que estaban esperándoles al lado de un coche blanco. Michael y Willis se dirigieron hacia ellos.

- ¡Hola, Tai! ¡Cuánto tiempo! – dijo Michael.

- ¡Mucho, mucho! Démonos prisa, que la "Pensión Sora" no admite retrasos.

Les ayudó a cargar las maletas, y subieron al coche.

- ¿Y qué tal por los Estates? – preguntó Tai, al poco de salir a la carretera.

- Pues mira, un rollo… desde que se fue Mimi, que era quien más nos animaba a salir a dar una vuelta, poco hacemos – dijo Willis.

- Y encima, este último mes nuestros Digimon están de patrulla… - añadió Michael – así que aumenta el aburrimiento. Viviendo a varios kilómetros, tampoco puedo quedar a diario con éste – dijo refiriéndose a Willis.

- Bueno, no os quejéis, que habéis venido a pasar las vacaciones – terció Agumon.

- Por cierto, ¿qué hay de Mimi? Hace muCHOOOOOOOOOOOOOOOO!

¡! Tai dio un frenazo tan seco que el coche de atrás estuvo a punto de chocar con él.

- ¿He dicho algo indebido? – preguntó Michael.

- No. Para nada. Vamos.

Tai no volvió a hablar en todo el viaje. Finalmente llegaron a la "Pensión Sora", el negocio que la Niña Elegida había montado como inversión. Tai no tardó mucho en irse, y no estuvo muy hablador.

- ¿Qué le ocurre a Tai? – preguntó Willis -. ¡Casi nos matamos cuando mencionamos el nombre de Mimi!

- Ya… lógico – dijo Sora.

- Se nota que hace que no habláis con ella… hubiera sido difícil – afirmó Izzy.

- ¿Qué pasó? – preguntó Michael.

Izzy se sentó antes de hablar. Era la única persona que lo sabía hasta que todo el grupo se enteró.

- Hace unos meses… Tai y Mimi tuvieron una relación muy íntima… en todos los aspectos físicos y mentales. Y encima, se restregaban en cualquier parte, sin vergüenza alguna… sin embargo, un día, se jodió la cosa. Tai me contó que después de su último "polvo", en la misma cama, Mimi cogió la lámpara, le agredió... y desapareció. Sin más. No le cogió dinero, ni nada. Se fue.

En ese momento, llegaron Davis y T.K.

- Hola, buenas tardes.

- Muy buenas.

- Hola.

- ¿De qué hablabais? – preguntó T.K.

- Mimi – respondió Izzy -. Estaba a punto de contar lo que te pasó, Davis.

- Ah, eso.

- ¿Qué pasó? – quiso saber Willis.

Davis fue a la cocina antes de responder y se sirvió un refresco.

- La noche que dejó a Tai herido, estuve a punto de atropellarla con la moto, ya que se me cruzó a toda velocidad. Menos mal que tengo buenos reflejos – dijo orgulloso de si mismo -. La vi algo alterada, llorando y me pidió que le dejase la moto, aunque ella no tenía carné. Aún así, se la dejé. Al día siguiente me enteré de lo ocurrido, y una semana después, me mandó la moto por correo.

- Tras eso, no hemos sabido nada más de ella.

- La hemos buscado, incluso hemos contactado con la policía, pero nada – dijo Izzy -. Se la ha tragado la tierra.

- Incluso enviamos a los Digimon para que la buscasen por el Digimundo. Sin resultados – añadió Sora.

Michael se levantó.

- Así que es eso lo que le ocurre con Mimi… pobre chica.

- ¡¿Qué? – dijo T.K.

- Sí, me da pena Mimi. Todos acusándola, cuando seguro que lo hizo por algún buen motivo. La conozco desde hace mucho tiempo, y es incapaz de hacer eso por que le dio la gana.

- ¿Tus padres son hermanos, no? ¿Te das cuenta de lo que dices? – dijo Willis.

- Aunque digas eso, no me vas a hacer cambiar de idea.

T.K. también se puso en pie, con los puños cerrados. Davis vio el peligro, de forma que dijo:

- Bien, T.K. y yo tenemos que irnos ya, que es tarde.

- Sí, mejor – afirmó Sora, que también había visto el peligro.

- Muy bien, nos vemos entonces.

Davis y T.K. se fueron a la moto del primero, se pusieron los, y salieron en dirección a Odaiba.

- ¿No crees que esos dos tienen algo entre manos? – preguntó Izzy.

- Sí, eso creo – dijo Sora – Es sorprendente que se lleven tan bien.

- Misterios de la vida.

Un rato después, Davis y T.K. llegaban debajo de la casa del primero. Dejaron la moto a un lado, y se quedaron en el portal.

- Bueno, mañana por fin es domingo – dijo Davis.

- Sí… por cierto, esta noche no hay nadie en casa, ¿Qué te parece sí…?

- T.K., ya habíamos tenido esta conversación…

- TUVISTE la conversación, ya que no me dejaste replicar – dijo T.K. enfadado.

Davis desvió la mirada de su interlocutor, pero T.K. se puso frente a él.

- Te pedí que me dieras un poco de tiempo, ¿no? – preguntó Davis, incómodo.

- ¿Tiempo de que? ¿De pensar alguna excusa buena?

- No, sabes que eso no es así…

- No se como es, Davis, ya no lo se… - dijo T.K., y antes de que Davis pudiera decir otra palabra más, le besó.

Mientras, Tai llegaba a casa y empezó a preparar la cena.

- ¿Ya has llegado, hermano? – preguntó Kari, saliendo de su habitación.

- No, soy un holograma. ¡¿A ti que te parece?

- Vaya… han dicho el nombre de Mimi, ¿verdad?

- ¡No han dicho el nombre de esa puta!

- Noooooooo, claro que nooooooo – dijo Kari en un tono que más que sarcasmo era una burla entera -. Sientate.

Tai, de mala gana. Se sentó.

- Tienes que superarlo de una vez. No puedes seguir así.

- Lo se – gruñó Tai.

- Pues hazlo. Yo esta noche voy a salir con Yolei a la discoteca. Vente, e intenta ligar con alguna.

- No estoy de ánimos. La última vez que ligué, terminé con una brecha en la cabeza.

- Allá tu. Yo ya te lo he ofrecido, si quieres venir, vente.

- Por cierto, a la que volvía, me he cruzado con T.K. y Davis, que iban en la moto. Qué raros son.

Kari tosió, derramando un poco de agua.

- Joder, que… que resfriado tengo. ¿Por qué dices eso?

- Últimamente, tienen demasiado buen rollo… van juntos muchos sitios… y eso que hace un año se sacaban los ojos por ti.

- Bueno, será que han hecho las paces y se llevan mejor.

*Y tanto*, pensó Kari, recordando que la semana anterior les había visto besandose, a lo lejos.

- Será que son más raros que un perro verde – dijo Tai -. Por cierto, ¿Dónde estará Agumon? Ya debería haber vuelto de la compra.

- Ya vendrá – dijo Kari.

Entretanto, Davis se separó de T.K.

- T.K., escucha… te pido una semana, por favor.

- ¿Para qué? ¿Crees que esto nos va a dar problemas con el grupo?

- Por favor te lo pido. Una semana. Llevamos así 20 días, ¿qué importan 7 más?

- Importan más o menos según lo que sientas – replicó el rubio.

- Está claro que no se puede discutir ahora contigo. Buenas noches.

Sin dejarle decir nada más, Davis cogió su moto y se fue a su casa. Estaba harto de la presión a la que le sometía el rubio. Parecía mentira que hubiesen terminado juntos... él y T.K., el mismo tipo por el que había discutido por Kari hacía un año, llevaban un mes saliendo en secreto... y aunque sabía que esa semana que le había pedido a T.K. no necesitaba pensar, quería usarla para reflexionarlo a fondo. Aunque le quería, era una situación muy incomoda para el.

Al llegar a casa, se preparó un bocadillo y se sentó a ver las noticias en la televisión... como de costumbre, nada interesante... Pensó que era idiota: la casa de T.K. estaba vacía... y la suya también, ya que sus padres habían ido de crucero al Caribe.

En ese momento, llamaron a la puerta. Se levantó, y se sorprendió al ver a Kari.

- Buenas noches.

- Buenas noches, pasa.

Kari pasó y se sentó en el sofa.

- ¿Quieres tomar algo?

- No, gracias, estoy de paso. He quedado con Yolei para ir a la discoteca en un rato.

Davis se sirvió un vaso de agua

- Sospecho que no vas a invitarme, ¿no? – bromeó Davis, antes de beber

- No se... ¿T.K. no se pondría celoso?

Davis se atragantó al beber, y tuvo que darse unos golpes en el pecho.

- Me recuerdas a mi – dijo Kari.

- ¿A... a que te refieres con celoso? Sabe que tu y yo no... – dijo intentando disimular.

- No, tu y yo, no. Tu y ÉL.

- No te sigo, Kari, yo...

- Davis, déjalo. Nunca has sabido interpretar. Os vi el otro día... y no me digas ahora que le sangró el labio y trataste de pararle la hemorragia con los labios. Está muy vista esa excusa.

Davis suspiró.

- ¿Por qué no nos lo habéis dicho? – quiso saber Kari.

- Cosas mías.

- Explícate.

- Esta situación es muy rara para mí. Y quería un poco de tiempo.

- Se que no es eso... quizá de otras cosas sí, pero llevamos años en la misma clase, y se que en cuestión de sentimientos – Davis la miró con cara de "te la estás jugando" – o como los quieras llamar, no dudas.

- ¿Y qué hago entonces?

- Llámale ahora mismo y ve a su casa. Yo me voy. Mañana me cuentas.

- ¡Un momento! ¿No se lo habrás dicho a nadie, verdad?

- No. Eso lo vas a hacer tú. Adiós.

Kari salió de la casa. Davis se acercó al teléfono. ¿Llamar o no llamar? Esa era la cuestión. Agarró el teléfono y…

Izzy estaba en su escritorio, preparando el Sistema Operativo que quería poner en marcha lo antes posible.

- Izzy, ¿sigues aun con tu Sistema? – preguntó Sora, al entrar en su cuarto.

- Sí... no logro que la interfaz funciona correctamente...

- Deberías salir a dar una vuelta.

- Siempre dices lo mismo...

- Y nunca me haces caso. Venga... es tarde para mirar la pantalla

Izzy se levantó de la mesa y miró el reloj. Era verdad. Cogió las llaves y se fue a dar una vuelta con Sora.

Mientras, Tai estaba en la ducha. No sabía si salir a la discoteca o quedarse en casa. Cuando terminó de ducharse, se vistió, pero en ese momento llamaron a la puerta. Fue a abrir. Una persona vestida como en el Lejano Oeste, con la cara tapada por el sombrero, estaba ahí.

- ¿Quién es usted? – preguntó.

- ¿Puedo entrar? – dijo el desconocido, con una voz que a Tai le resultó vagamente familiar.

- A… adelante – dijo.

El desconocido entró y cerró la puerta. Tai no le quitó la vista de encima. En el salón, el desconocido se quitó el sombrero. Tai le miró. Una joven de pelo castaño y rizado, y que conocía a la perfección, estaba ahí.