Ven a visitarme, hijo del rayo, y haz que las oscuras noches brillen,
que los pokemon tiemblen de pavor, a la vez que tú haces aparición
entre la frías y vaporosas nubes de enero.
¡Oh, Zapdos! Crea la noche más terrorífica que nunca nadie haya visto;
de tal forma que todos huyan al escuchar tu nombre.

Tú, el que se hace llamar amigo del hielo, el de las frágiles alas.
¿Por qué huyes de la sociedad que te ha hecho daño y maldad?
¿Por qué te muestras esquivo a quien realmente te quiere ayudar?
¿Acaso temes que tu poder sea peligroso para la humanidad?

Haz que el hielo congele los mares, llenándolo de glaciares.
Haz enmudecer con tu poder a los llamados Hijos de Ares,
provocando que el sol ya no caliente más este mundo,
y lo convierta todo en un segundo Hades.

El tercero, el inflamable, el ave más olvidada por los mortales.
Nadie se acuerda que representabas la justicia y las bondades
en aquellas tierras donde habitaban aquellos que creían en deidades.
¿ No es hora ya de recordar que el reinado de terror del ser humano ha de acabar?

Es hora de convertir en pesadilla el dulce sueño de los hombres;
transformar el mundo donde los esclavos son los amos, y estos en esclavos.
Es tiempo de limpiar las contaminadas costumbres, leyes y religiones
para instaurar las verdaderas, las únicas, que jamás han de ser olvidadas.

Ya los hombres cavan sus propias fosas, donde descansarán eternamente,
esperando que un ser divino perdone sus ennegrecidas ánimas llenas de odio.
Algunos, los que se denominarán los salvados, levantarán las cabeza y comprenderán,
con profunda melancolía, el por qué de este castigo de los verdaderos dioses.