NUESTRO INESPERADO AMOR.

CAPITULO 1.

PVO KAGOME:

Comencé a abrir los ojos con mucho cuidado, pues la luz que se filtraba por el lugar me indicaba claramente que pasaba del medio día. Con lentitud comencé a reincorporarme para así poder quedar sentada y mirar el lugar en donde me encontraba. Hice una mueca de dolor cuando sentí una fuerte punzada en mi cabeza, ahora entendía él porque casi nunca bebía. Mire con curiosidad el lugar y sonreí sin nada de humor al no recordar cómo había llegado a ese lugar, de menos había estado lo suficientemente consiente como para resguardarme de la noche y los peligros de andar sola en el bosque. Suspire con pesadez al recordar lo que me había llevado a beber de esa manera y de inmediato sentí como mi vista se nublaba.

-¡No! – Dije con voz decidida tratando de calmarme y evitar que mis lágrimas salieran sin consentimiento – Jamás volveré a derramar una lágrima por ti…Inuyasha – Sonreí con la tristeza emanando de cada poro de mi cuerpo. Moví la cabeza y con un gran suspiro me dispuse a olvidarme de esas cosas y regresar a la aldea. Seguramente Sango y los demás debían estar preocupados por mí, después de todo me había ido sin avisar y había colocado una barrera para que Inuyasha no pudiera encontrarme. Me levante y sentí que algo se deslizaba de mi cuerpo, mire hacia abajo y vi caer una fina sábana blanca.

-¡Qué demonios! – Levante la voz al verme completamente desnuda, recogí de inmediato la sabana y la coloque de nueva cuenta en mi cuerpo. Comencé a mirar por todos lados imaginándome lo peor pero nada, estaba completamente sola en ese lugar, dirigí mi mirada hacia abajo y visualice la ropa que hasta hace unas horas recordaba que traía puesta. La recogí de inmediato y comencé a vestirme con cierta desesperación ¿En verdad había estado tan borracha que termine quitándome la ropa? Un sonrojo de vergüenza surco mi rostro al imaginarme tan ridícula escena. Daba gracias a kami-sama que nadie me había visto en ese estado tan deplorable y vergonzoso, con ese pensamiento salí de aquella cueva y trate de ubicarme, pero me rendí al instante, jamás había frecuentado este lugar antes. Lleve mi mano derecha a la frente.

-¿En verdad soy tan mala bebedora? – Me dije a mi misma. Levante de nuevo la mirada y me mantuve parada sin mover un solo musculo. Ahora que me sentía completamente en mis cinco sentidos y me había calmado de cierta manera, me daba cuenta que mi cuerpo dolía horrores. Sin embargo había un área en específico que dolía más que las otras. Abrí los ojos con sorpresa y regrese a la cueva corriendo. Levante la sabana que había dejado ahí y la extendí frente a mi tomándola con ambas manos…la solté de inmediato y me deje caer al ver una mancha de sangre impresa en ella ¿No era posible o sí? Me tape la boca al tratar de evitar que un grito saliera de mi garganta, las lágrimas comenzaron a deslizarse por mis mejillas como si de una cascada se tratara.

-¿Qué paso? – Mencione con dificultad sin dejar de llorar. Lleve ambas manos a mi cabeza como si el hacer eso fuera a traerme los recuerdos de la noche anterior, pero sabía que eso no sucedería y en verdad comenzaba a ser muy frustrante y doloroso ¡¿Yo había perdido lo que tanto había guardado por una noche de borrachera?! ¿A quién se la di? O ¿Quién la tomo? Esas preguntas me estaban matando y comencé a temblar ¿Cómo era posible que no recordara nada? Abrace mis piernas y recargue mi cabeza en mis rodillas sollozando. Así pasaron un par de horas hasta que mis ojos me indicaron que las lágrimas por fin se habían acabado, levante la cabeza y limpie mis mejillas con una profunda tristeza. Me coloque de pie una vez más tomando entre mis manos aquella sabana que al parecer era la única prueba y salí de la cueva caminando sin un rumbo fijo, al igual que hace unos momentos las horas comenzaron a pasar y cuando por fin reconocí el camino que me llevaría de nueva cuenta a la aldea, decidí que lo mejor era tomar un baño antes, pues era más que obvio que a Inuyasha no podría engañarlo y si bien él podría reconocer el aroma y llevarme a aquel tipo también significaba el tener que admitir que ya no era pura. Además ¿Cómo iba a explicarle que ni siquiera sabía si yo había cedido o habían abusado de mí por encontrarme completamente alcoholizada? Por enésima vez en el día suspire y camine hacía las aguas termales. Una vez más quise llorar cuando comencé a limpiar mi cuerpo ¿Pero ya de que me serviría? Estaba más que claro que aunque no sabía cómo había pasado aquello no lograría repararlo. Trate de calmarme y trate de pensar en una manera de recordar, de encontrar algo que me indicara que es lo que había pasado en realidad. Comencé a mirar mi cuerpo con mucho cuidado.

-Está limpio – Dije al referirme que probablemente no se había tratado de un abuso, pues si fuera así lo más seguro es que me encontraría lastimada, quería creer que aun borracha me hubiera tratado de defender si alguien me hubiese obligado ¿Entonces a quien le había entregado mi primera vez "voluntariamente"? Apreté los dientes y ojos con frustración al ver que por más que intentaba no encontraba nada en mis recuerdos. Sin decir y hacer nada más salí del agua, me cambie y continué con mi andar hacía la aldea.

PVO: INUYASHA.

Caminaba como alma que lleva el diablo hacía la cabaña de Sango y Miroku quería saber si ellos sabían a donde se había ido Kagome pues llevaba horas sin verla después de nuestra pelea. Al principio decidí esperarla sin hacer mucho lio, no era la primera vez que nos peleábamos y que cada quien se iba por su cuenta a tomar un poco de aire, sin embargo esta vez estaba tardando más de lo normal y yo ciertamente moría de hambre. Sin esperar una invitación abrí la puerta y mire a Sango.

-Dime donde esta – La mire con molestia.

-Por enésima vez Inuyasha, no sé dónde está – Respondió Sango mirándome con el ceño fruncido para después suavizarlo - ¿Ya intentaste rastrearla? – La mire con la respuesta escrita en mi cara. Era lo primero que había hecho, pero como suele pasar había escondido su esencia – Ciertamente a mí también comienza a preocuparme, nunca tarda tanto.

-El pleito debió de ser muy fuerte ¿No es así? – Me cuestiono Miroku.

-¡Bah! – Cruce los brazos - ¡Ella es una exagerada! – Me recargue en el marco de madera de la puerta.

-¡Ella esta dolida Inuyasha! – Sango levanto la voz, ¡Claro! Se me olvidaba que Sango siempre iba a estar del lado de su mejor amiga.

-¿Dolida de qué? ¡Estamos juntos tal y como ella siempre lo quiso desde que Kikyo murió! – Me defendí y pude ver como Sango se levantaba con la furia marcada en su cara.

-¿Y de que le sirve? ¡Si cada que puedes le recuerdas que ella no es Kikyo! – Me grito y por un momento sentí una punzada en el pecho.

-Sanguito cálmate – Miroku la tomo del brazo intentando calmarla.

-Eres un malagradecido Inuyasha – Dijo Sango mirándome primero a mí para después mirar con ojos abiertos la entrada detrás de mí - ¡Kagome! – Mi corazón dio un brinco cuando escuche a Sango decir ese nombre - ¿Estas bien? – Le pregunto Sango mirándola de pies a cabeza. Kagome solo sonrió y asintió como siempre. Kagome poso su mirada en mí y hablo.

-Inuyasha tenemos que hablar – Por alguna razón no me gusto el tono que había usado para decir aquello. Ella dio la vuelta y comenzó a caminar hacia el pozo, yo a seguí sin decir una palabra. La observe recargarse en el pozo miro hacia arriba y aspiro profundamente para enseguida mirarme con una sonrisa.

-Me iré a casa Inuyasha – Dijo y yo abrí los ojos con sorpresa.

-¿De que estas hablando? Esta es tu casa – Ella negó bajando la mirada. Un olor salino invadió mis fosas nasales y me puse en alerta enseguida.

-No estas entendiendo Inuyasha – Hablo con una voz que indicaba que estaba llorando – Regresare a mi época y no regresare jamás – Levanto la mirada y me miro con tristeza. Trate de acercarme a ella para decirle que era una locura lo que estaba diciendo. Si bien era cierto que el pozo se había sellado por completo cuando ella decidió quedarse en esta época, ella nunca había renunciado a dejar de ver a su familia por completo, fue por eso que todo un año había intentado reabrir el pozo infinidad de veces, pero nunca lo había logrado hasta que sus poderes espirituales crecieron de sobremanera. Después de eso ella había estado viajando de ida y vuelta como lo hacía desde un principio. Inclusive había entrado a la universidad y habíamos planeado casarnos en cuanto ella terminara ¿Entonces que era esa estupidez de que se iría y jamás volvería? Sentí un fuerte manotazo cuando su mano golpeo la mía y se alejó – Por favor…No hagas eso nunca más – Ante sus palabras algo dentro de mí se encendió y me enfurecí.

-¡Déjate de estupideces y vayamos a casa! – Grite – Muero de hambre.

-¿¡Qué soy para ti Inuyasha!? – Grito esta vez con un toque de rabia y tristeza - ¡Una amiga a la cual le tienes lástima! , ¡Una cocinera! , ¡Alguien con quien pasar simplemente el rato! O ¡La sustituta de Kikyo! – Abrí la boca con sorpresa al verla gritarme de esa manera.

-¿Estas escuchando lo que dices? ¡Por kami-sama Kagome! ¿Te has vuelto loca? – Le reclame al no tener una respuesta a lo que me había preguntado.

-Soy una estúpida – Kagome sonrió sin nada de humor mientras se limpiaba las lágrimas.

-Así es... – La tome de la mano – Regresemos – Dije un poco más calmado al ver la situación. Sin embargo me detuve cuando sentí que ella se soltó de mi agarre con brusquedad.

-Es todo lo contrario Inuyasha. Ahora estoy segura que jamás regresare – Me miro con determinación y sentí miedo, mucho miedo.

-¡Tú no puedes irte Kagome! ¡Yo te necesito! – La tome de ambos brazos – Kagome me miro con tristeza.

-Tú me necesitas por el simple hecho de que no soportas la soledad Inuyasha, me necesitas porque soy lo único que te recuerda a Kikyo, pero no me necesitas porque me amas…

-¡Eso no es cierto! – Grite - ¡Yo te amo! – Varias lágrimas cayeron de sus ojos.

-Pero no de la manera que yo quisiera que lo hicieras – Su voz se quebró y eso me partió el corazón – Lo peor de todo…Es que no se si el poco amor que sientes por mi sea por lo que Kagome Higurashi es, o sea porque ves en mí el recuerdo del único amor de tu vida.

-¡No! ¡No! ¡Eso no es verdad! – Dije con dolor.

-¡Oh vamos Inuyasha! Tu siempre te la pasas comparando lo que hago con Kikyo ¿Tienes idea de lo difícil que es competir con alguien que ni siquiera está viva? Cada vez que me molesto contigo o me muero de celos por ella me siento tan patética al recordar que estoy compitiendo con un fantasma ¿Cómo puedo ganarle a alguien que ya no está aquí? Yo…yo en verdad lo he intentado, pero ya no puedo más – Soltó en lágrimas.

-Kagome por favor no me abandones – Le suplique y la rodee con mis brazos – Yo siento mucho todo lo que ha pasado. Desde ahora te prometo que cambiare – Ella me empujo y me miro de nueva cuenta.

-Dime Inuyasha…Si Kikyo estuviera en este momento a mi lado ¿A quién elegirías? – Esa pregunta me sorprendió de sobremanera.

-¿De que estas hablando?

-¡Respóndeme! – Me ordeno y abrí la boca para darle una respuesta, pero completamente avergonzado baje la mirada al no poder darle una respuesta segura. Si…me sentí el peor ser del mundo en ese momento ¿Qué diablos pasaba por mi cabeza? ¿Qué era lo que había hecho estos seis años con Kagome? ¿Qué sentía mi corazón desde hace seis años hasta ahora? – Adiós Inuyasha – Levante la cabeza con rapidez al escuchar aquellas palabras.

-¡Kagome! – Grite al ver como se lanzaba al pozo - ¡Kagome! – Me acerque al pozo dispuesto a lanzarme, pero nada paso. El aroma tan diferente de las épocas me hacía darme cuenta que aún seguía en el Sengoku – Kagome… - Dije en un tono más lastimero. Varias lágrimas comenzaron a caer por mis mejillas con la idea de que jamás la volvería a ver. Me deje caer y me dispuse a dejar salir todo el dolor, la rabia y frustración que sentía en ese momento.

PVO: KAGOME.

Una vez más termine derramando lagrimas por Inuyasha cuando lo escuche gritarme. Me sentía tan estúpida al verme de esta manera, cuando hace unas horas me había propuesto no derramar más lágrimas por él, pero es que en verdad dolía tanto confirmar que él jamás olvidaría a Kikyo. Ahora me daba cuenta que a pesar de que desde hace años me había hecho a la idea de que en mí solo veía la sombra de aquella a la cual llamaban mi reencarnación el que él lo hubiese confirmado indirectamente era tan doloroso que sentía que me costaba respirar. Tal vez había exagerado con decirle que nunca más volvería, no dudaba que fuera una buena opción, pero sinceramente no me creía capaz de abandonar a todos incluyendo al mismo Inuyasha, pero lo que si era verdad es que por un muy buen tiempo no volvería, no hasta que Inuyasha salga por completo de mi corazón. Con ese último pensamiento me dirigí a mi casa y di gracias a dios que nadie se encontrara ahí. Me acerque al refrigerador y tome la nota que decía que habían ido a visitar a mi hermano al lugar al cual se había mudado por cuestiones académicas. Subí las escaleras y fui directamente al baño para llenar la bañera, me quede un buen rato en el agua tratando de aclarar mis ideas, había sido un día tan difícil lleno de tantas emociones que me encontraba completamente exhausta, fue por eso que en cuanto note que el agua de la tina se comenzaba a enfriar salí y me dirigí a mi habitación a hundirme en un profundo sueño. Esperando que al amanecer todo lo que había pasado comenzara a desaparecer para así, iniciar una nueva vida. Una vida en donde pueda ver a Inuyasha sin sentir dolor.

Me encontraba caminando furiosamente por el bosque con una mochila en mi hombro. Quería celebrar con Inuyasha que en tan solo dos meses me recibiría como médico y el como siempre había sacado a Kikyo al tema. ¡Siempre era lo mismo! Primero me salía con que yo jamás superaría los poderes de sacerdotisa de Kikyo y cuando lo logre cambio a que yo no tenía el carácter de Kikyo, después que Kikyo cocinaba diferente, Kikyo trataba diferente a los aldeanos, Kikyo curaba diferente a las personas, Kikyo no perdonaba a ningún demonio, Kikyo, Kikyo, Kikyo. ¡Todos los días por lo menos una vez escuchaba el maldito nombre de Kikyo! Al principio creía que Inuyasha aún seguía dolido por su perdida y que no sería fácil olvidar todo lo que paso con ella. Yo aceptaba el hecho de que Kikyo permanecería siempre en los recuerdos de Inuyasha, inclusive sabía que ella se había ganado una parte del corazón de Inuyasha en el cual jamás tendría cabida. Mi esperanza comenzó a perderse conforme pasaban los meses y los años, mi corazón me decía que Inuyasha jamás dejaría ir a Kikyo, pero como suele pasar mi cabeza quería creer otra cosa, así que cerraba los ojos y miraba hacia otro lado creyendo que tarde o temprano Inuyasha terminaría por aceptar que Kikyo ya no estaría nunca a su lado, pero que a cambio de eso me tenía a mí. Una mujer que lo amaba como a nadie en el mundo…Me equivoque, me di cuenta que yo no podía esperar y soportar que Inuyasha superara su perdida, mucho menos que el tratara de hacer de mí una clon de lo que un día fue Kikyo. Y había reaccionado a todo esto cuando a punto de hacer el amor él me había llamado por el nombre de Kikyo, lo peor no había terminado ahí pues él ni siquiera se había dado cuenta de su error. Tanto era su anhelo por ella que para él era algo normal recordarla a cualquier hora y en cualquier momento. Como era de esperarse yo no pude continuar en lo que estábamos, lo empuje y él se molestó por dejarlo con las ganas. Eso me molesto aún más y comenzamos a discutir por según el algo tan estúpido. Tome mi mochila y comencé a caminar con rapidez no sin antes dejarle bien claro que no quería que me siguiera. De un momento a otro me detuve de golpe al no reconocer el camino que había tomado, bufe del coraje y me acerque a un enorme árbol para sentarme y cubrirme del sol. Recordé que permanecía en mi mochila la botella de alcohol que había traído para celebrar con Inuyasha y mis amigos y la saque comenzando a beber directamente de ella. Tan molesta y tan ensimismada estaba en mis pensamientos que no me di cuenta que yo misma había terminado con el contenido de la botella.

.

.

.

Sentía mi cuerpo arder, mi respiración se encontraba entre cortada. Quite con torpeza mi blusa y tome a aquel tipo de sus ropas acercándolo a mi boca en un beso sumamente apasionado.

-Hazme tuya por favor – Fue lo que mi boca pronuncio al terminar el beso. Sentí que él me miro intensamente y después me sujeto de la cintura causando que su contacto quemara mi piel. Nos acostamos en algo suave y a los pocos minutos sentí un dolor punzante en mi entre pierna. Sin embargo a los pocos segundos comencé a experimentar el mayor placer que jamás creí que existiría. Fue entonces cuando observe que aquella persona movía sus labios para decirme algo, pero incapaz de mantener la conciencia por más tiempo caí en la oscuridad.

.

.

.

El sonido del despertador me hizo despertarme abruptamente. Mi respiración estaba agitada por lo que acababa de suceder ¿No había sido un sueño o sí? Estaba confundida. Llevaba poco más de un mes en mi época y siempre que intentaba recordar algo de lo acontecido esa noche nunca sucedía nada, es por eso que había llegado al punto de la resignación. Pero esto ¿En verdad eran recuerdos? Me levante de un salto de la cama y fui a lavarme la cara para tratar de despejarme. Me mire al espejo y sonreí incrédula.

-Es imposible… - Susurre – No pudo haber sido el – Moví la cabeza de manera afirmativa – Lo más seguro es que mis sueños se mezclaron con mis recuerdos. Hay que admitir que Sesshomaru es alguien muy atractivo, cualquiera puede tener sueños de este tipo con alguien así ¿No? – Mire mi reflejo en la espera de una respuesta. Me gire recargándome en el lavabo comenzando a recordar el sueño o recuerdos ¡Lo que fuera! Después de todo era lo único que tenia de ese día.

-Es cierto que me detuve bajo ese árbol a beber como si no hubiera un mañana, es cierto que camine como pude unos cuantos metros, recuerdo haber visto a alguien y después ¡Nada! – Me sonroje al recordar aquellos momentos eróticos de mis recuerdos. Yo no sería capaz de comportarme de esa manera ¿O sí? Solté un pequeño grito y lleve ambas manos a mi cabello comenzando a alborotarlo de la desesperación – No fui yo, no fui yo, no fui yo. Mucho menos Sesshomaru – Solté una carcajada ¡Él nunca se metería con una humana! ¡Primero se mata antes de hacer lo mismo que su padre! Suena un poco cruel por mí pero ¡Ni siquiera por pasar el rato aceptaría a una humana! – Comencé a reír al tener tan absurdo sueño – Es tan gracioso – Susurre al comenzarme a calmar. Me detuve de golpe y coloque la palma de mi mano en mi boca, para después dar unos pasos, arrodillarme y comenzar a devolver lo mucho o poco que tenía en mi estómago. Una vez me calme me lave la boca y me moje la frente al sentir unas nauseas terribles. Esta era la quinta vez de esta semana ¡Espera! Abrí los ojos con sorpresa y me dirigí al escritorio de mi habitación. Saque un calendario y empecé a buscar la fecha de mi última menstruación ¡Hace dos meses! Instintivamente lleve mis manos a mi vientre.

-Tiene que ser una broma – Pronuncie como pude, me deje caer poco a poco hasta terminar sentada en mi cama tratando de asimilar lo que ya era evidente. Estaba segura que no necesitaba de una prueba para confirmar que estaba embarazada, yo era muy puntual con mi menstruación y si hace un mes que no la tenía y a eso le agregabas que justamente hace un mes había tenido mi primera relación sexual y ahora comenzaba a tener estos síntomas extraños ¿Qué más podía ser? ¿Qué iba a pasar ahora? ¿Cómo iba a cambiar mi vida? Abrí mis ojos con más sorpresa si aún me era posible.

-¡Por kami-sama! ¡Sesshomaru es el padre de mi bebe! – Grite aterrorizada.

Continuara

NOTAS DE LA AUTORA: ¡Hola minna-san! Ha pasado algo de tiempo ¿Cierto? Bueno, pues después de estar un poco ausente les traigo una nueva historia de nuestra pareja favorita; Kagome y Sesshomaru. Como siempre espero que la disfruten y les guste esta nueva historia y sin nada más que decirles me despido para leernos próximamente. Saben que se aceptan quejas, sugerencias, etc. Claro que con el debido respeto que siempre manejamos. Los quiero.