Hecho por el cumpleaños de Alfred del cual me olvide, al igual que el de Canadá y el de Inglaterra. Algún día tendré buena memoria ._. , quería hacer algo más especial pero el único fic romántico que tengo es "The tourist" y ese debo revisarlo y es para el muy pasado cumple de MyobiXHitachiin.

Disclaimer: Los personajes no me pertenecen, si no a su respectivo autor (Himaruya Hidekazu) No estoy haciendo esto por fines de lucro ni nada, sólo por entretención mía y de los que me leerán.

Personajes y/o parejas: US/UK, Estados Unidos/Inglaterra, Alfred/Arthur, etc.

Advertencia: Actos sexuales, semi-lemon…mucho semi-lemon ._., perversiones estadounidenses. Por ahora; Enfermeras, Ángeles. Alfred es raro, Arthur es raro. Sabiendo que esto no es algo bueno para mentes castas y puras, puedes continuar.


Primero que nada qué es… ¿Qué son las fantasías sexuales?

Las fantasías sexuales son representaciones mentales creadas por la mente, en si es el inconsciente teniendo como tema principal las relaciones sexuales, aquellas extrañas fantasías que a veces quisieras tener durante el coito, antes, después o simplemente en el transcurso del acto sexual. Se producen de forma voluntaria o involuntaria en nuestra mente, no se controla del todo.

Era normal tener aquellas fantasías, era completamente normal. No había nada de malo con ellas, por eso, si es que Alfred F. Jones, un americano, nación, país y potencia tuviera aquellos reprimidas fantasías, aquellas extraños sueños sería algo normal. Porque a pesar de esa inocente cara, esa a veces molesta sonrisa y esa infantil actitud era lógico que él también tuviera aquellos deseos, no sólo se pasaba pensando en hamburguesas, unos cuantos videojuegos o en ser un héroe, pero es cierto afirmar que la mayoría del tiempo en esas triviales cosas se mantiene su cerebro ocupado.

Este evento, este extraño y singular evento al que se refiere esta historia data del 4 de julio, su cumpleaños. Había tenido una fiesta, como todos los años en donde muchos países fueron invitados. Incluso su amante, Inglaterra. Pero a éste, por temas que no deseaba recordar no le gustaba mucho aquella celebración, no es que se pasara todo el día mordiendo un afeminado pañuelo como Francis o gritando "¿Por qué Alfred, Por qué?", no, nada de eso.

Arthur era diferente, por eso, sólo guardaba silencios en aquel día y actuaba menos arrogantemente.

En realidad, aquel día, ya tirándose el americano en la cama para dormir era diferente. Estaba por dormirse después de la celebración cuando en eso…

Sin saber como para aquel ahora afortunado americano comenzaría su…

ROUND 1

El sonido de la puerta lo espabiló un poco cuando iba a pagar la lámpara de mesa que reposaba de una tenue luz algo café. Era su puerta, alguien abriéndola, juraría que se había despedido de todo el mundo como hacía falta, y también así todos se habían retirado a sus respectivas casas, le pareció singular y extraño a decir verdad.

Pestañeó un poco hasta ver una sombra acercarse con una mano un tanto familiar a prender la luz de la habitación.

—¿Quién…es? —dijo titubeando un poco a la defensiva.

Y allí, sin más entra. Creía, en realidad aún sentía como si fuera un sueño, como si hubiera dormido y despertado en uno de esos sueños extraños en que Iggy… en que su amado y amado inglés estaba...de aquella manera. Un traje ceñido a su cuerpo delgado, pero bien formado. Era un traje pervertido, no cabía duda alguna y era de enfermera. Una enfermera rosada, un gorro y una falsa, si podía llamársele a eso falda ya que era tan corta que cualquier movimiento en falso que hiciera mostraría más de la cuenta.

Estados Unidos miraba anonadado mientras su cabeza se iba sin poder evitarlo con morbo hasta sus piernas, desnudas, sólo un poco más arriba aquel traje y el podría…

¡NO! ¡Resistencia Alfred! ¡Resistencia!, no caería ante la tentación, ese Iggy era producto de fantasías sexuales, sí, eso debía ser, muy en el fondo esa era una de ellas.

—¿Soy yo supongo? Sabes quien soy… y te voy a atender hoy Alfred F. Jones, eres mi paciente…—una coqueta sonrisa salió del rostro del británico mientras daba un paso con aquel ajustado traje.

Al pobre de Alfred, sinceramente le falto poco para que le diera la hemorragia nasal de su vida, se hecho la vista hacia abajo y removió su cabeza con inquietud. Esto es un sueño ¡es un sueño! ¡un puto sueño! , Arthur no podía estar allí con aquel seductor traje, y menos el día de su cumpleaños por voluntad propia ¿estaría borracho?

—Te daré cuatro fantasías…

—¿Cuándo puta-?—estaba arriba de su cama, sobre sus piernas. El americano tragaba con nerviosismo.

El estadounidense no se podía mover mientras su rostro era de un rojo casi fosforescente.

—Ahh.. Alfred… cuatro de julio… cuatro de julio… aahh…—gemía gateando por arriba del americano arrastrando un poco sus caderas y abriendo levemente sus piernas.

Esto inevitablemente conseguía que aquel corto traje de enfermera se subiera más y más, podía ver el trasero del inglés.

Alfred le entró toda la sangre que podía a la cabeza y se llevó las manos a los ojos con nerviosismo pero aún sentía la tibieza del cuerpo contrario contra su torso, sus piernas desnudas, su trasero, aquella pegada ropa de color rosado, con todo y accesorios. Era una maníaca pesadilla ya que eso era…

Su fantasía sexual, al menos una de ellas.

—¿No vas a dejar que te atienda? —se le puso enfrente, Alfred sentía la caliente respiración del inglés rozándole el cuello, y luego, con un coqueto movimiento se volvió a echar para atrás.

Se subió un poco el traje poniéndose en frente de él abriendo las piernas, Alfred se tiró hacia atrás ante aquella atrevida acción del británico, podía ver todo de él por debajo de su falda, su miembro, su trasero.

Se empezó a tocar, un poco su pecho, deslizando sus manos, su tórax y bajando por sus caderas hasta llegar a un pequeño bulto en su ajustada ropa que se acarició con sutileza. Alfred estaba rojo mientras su mano comenzaba a temblar, todo su cuerpo y su boca se abrían sedientas al ver los labios del inglés abriéndose al tocarse ya por debajo de su falda, masturbándose. Gimiendo un nombre. Una letra.

Una "A", su…. "A". Al-fred, Alfred.

—¿Te gustaría tenerme?, tus ojos… me devoran, quieres follarme… ¿te gusta lo que ves, verdad?— su voz era ronca mientras abría un poco más las piernas en frente del muchacho arqueando un poco su cuerpo para atrás abriendo su boca.

Sensualmente, seguía aquel ritmo al masturbarse y empujaba de vez en cuando instintivamente, gemía, ronco, fuerte y con placer. Alfred estaba más que excitado mirando aquello, como se tocaba, su entrada, debajo de aquella erección en la que se había subido aquel corto traje de enfermera, sus finas y hermosas piernas y su jadeante rostro. Quería poseerlo, definitivamente eso era más que una fantasía sexual. Mucho más.

Debía de serlo, su miembro empezaba a dolerle en sus pantalones mientras el sensual británico se acariciaba los testículos con morbosidad y una lujuriosa sonrisa aparecía a su rostro.

—Al-Alfred…Al-Alfred.. come on… o yeah.. eha…aah! — lo estaba tentando, era claro.

El americano tenía que tratar de resistirse, entrecerró los ojos y se comenzó a tocar el pantalón apretándose un poco, sintiendo su miembro, ya no semi-erecto sino simplemente completamente duro. No aguantaba aquello, era tan pero tan sensual, devorar a Iggy, poseerlo, él quería así que ¿no estará mal verdad?

Se acercó, gateando sacándose las sabanas de arriba suyo y desabrochándose los pantalones, Arthur suspiró caliente ante eso mientras levantaba un poco la pelvis hacia arriba dejando ver más de él mientras el norteamericano sofocado por el inmenso calor que pareció inundar la habitación se sacaba la ropa prenda por prenda mientras su ojos llenos de lujuria no dejaban de observar cada movimiento de su caliente enfermera.

—Te quiero follar... —se acercó para besarle apasionadamente los labios.

—¿Y qué esperas…?—casi ronroneo sus palabras marcando su acento por sobre el del norteamericano.

Besos iban de allá para acá inundando su cuerpo, Alfred desabrochó con maestría el cierre del ajustado traje de enfermera con los dientes para posicionarse en el pecho británico, Arthur tiró la cabeza hacia atrás gimiendo mientras se dejaba hacer y deshacer por el norteamericano, no le gustaba ser tan inactivo en el sexo pero la ocasión lo ameritaba, además, sólo con ver aquella linda cara del menor toda roja y excitada lo ponía verdaderamente a mil.

El inglés arrancaba suaves jadeos y acariciaba el torso del americano ciñéndose a su cuerpo recorriéndolo todo con la yemas de sus dedos, tomó una de las manos del norteamericano que jugaba con ambas entrepiernas llevándola por detrás de él, haciendo que tuviera tacto con su entrada, el americano, totalmente rojo y caliente acerco más el cuerpo del inglés al suyo juntando su entrepiernas un poco más al paso que botaban pequeños rastros de semen por ambas erecciones.

Se tocaron, se acariciaron y el menor movió hacia dentro los dedos guiados por el inglés, éste se aferró con fuerza y botando una pequeña maldición hasta su paciente. Tenía que curarlo, tenía que atenderlo y sacarlo de aquella molesta y caliente palpitación en sus genitales. Al sacar sus dedos, enseguida el inglés se hecho para atrás en un hambriento beso quedando en una posición muy comprometedora.

Ambos sintieron el momento y el inglés, manteniendo la confianza abrió sus piernas dilatando un poco más su entrada. —Hazlo…—gimió —Hazlo luego…ahh… me siento… mggnn…tan caliente… házmelo…

Alfred se volvió loco, apunto del colapso al entrar en él, fuerte duro, Sentía las piernas del inglés temblar bajo suya y le dio un tiempo muerto para que se recuperaran, entre besos, caricias y maridas en la oreja el estadounidense comenzó a penetrar en territorio inglés.

—Aahaha… aahh… Alfred…Alfred…—su cara totalmente extasiada ante cada movimiento.

Todo su rosado traje con pequeños rastros de la propia esencia de esos dos hombres que consumaban el acto sexual debido al deseo, a la excitación pero más importante que nada al amor que se tenía, Arthur no permitiría a que nadie más lo hiciera, sólo su Alfred, y sólo su día especial de aquella forma digamos algo, rara. Aunque disfrutaba de la variedad sexual.

—Ma…más…aaa maaahah! Aaah.. ah, ah, ah—ni siquiera sabía como podía gemir por más si apenas podía hablar al igual que su amante.

—En-gland…— gimió y gritó su nombre ante cada estocada. Unos cuantos golpes más y ambos llegaron al clímax sexual.

Se separaron, Alfred aún sentía que aquello no estaba conectado con su realidad, trataba de mover un poco la cabeza para fijarse si Iggy desaparecía de al lado de su ahora cama. Pero no lo hacía, le acariciaba el pecho con suavidad y con cariño exigiéndole besos suaves que el norteamericano ni siquiera se le paso por la mente negárselos.

Arthur se rascó un poco la cabeza y le dio un beso en la frente al norteamericano que se extraño por la salida del inglés, sólo le dijo que iba un rato al baño ¿a bañarse quizá?, él también quería una ducha, y de paso cambiar aquellas sabanas. Esperaría por su amado Iggy.

ROUND 2

Alfred estaba rendido en la cama mientras mini enfermeras de Arthur saltaban en su cabeza con una coqueta sonrisa. Si, todos tienen sus fantasías sexuales, incluso ese chico y había de decir que la que acababa de vivir había sido mejor que buena. Mejor que excitante, simplemente la mejor experiencia sexual, es más, sentía que tenía que masturbarse nuevamente.

Sólo de acordarse del rostro del mayor cuando estaban follando lo activaba de nuevo, allí, entre sus piernas sentía como se iba levantando poco a poco. El rostro del inglés, aquella fragancia aún le recorría todo el cuerpo, quizá sería mejor darse un baño y traer a Iggy nuevamente a la cama para poder dormir aquel día hasta la mañana siguiente.

Se estaba parando colocándose unos bóxer pero aún estaba excitado. El baño lo solucionaría todo cuando siente que la puerta de su habitación se abre. Y allí, a la vista simplemente y dando un concepto muy abstracto se trataba nada menos que del británico.

—¡Oh vamos, dame un respiro! —soltó al verlo allí, entrando con una disponibilidad casi maliciosa.

—¿De qué? ¿No quieres ser mi fucking demon?

Su lencería había cambiado para deleitar a estadounidenses algo necesitados, ahora era… era… ¿Un ángel?, un traje corto, era más bien una toga muy corta entera blanca que mostraba la mitad de su pecho, la otra se agarraba desde su hombro, traía unas extrañas sandalias y una varita mágica apretada firmemente en una de sus manos. Alfred había soñado con ese traje e Iggy con él, además de que un día lo había visto con aquel curioso traje pero ahora, en ese preciso momento era mucho más corto, un simple movimiento mostraría las virtudes de ese gran hombre.

Tenía unas pequeñas alas detrás de su espalda que miró tratando de centrar su vista en algún lugar alejado de sus piernas, de su trasero con exactitud, y la cara del británico no ayudaba, lujuriosa y con deseo. Parece que se había dado tiempo con aquel traje ya que hasta una aurora flotante en la cabeza tenía.

El inglés lo arrojó literalmente a la cama en unos cuantos empujones y luego se tiro arriba del cuerpo del americano a jugar con sus tetilla, llevaba mucho más control que le menor que se sujetaba fuertemente a las sabanas para evitar tocarlo, no podía seguirle el juego nuevamente. Pero…, a pesar de aquello sus manos llegaron hasta la espalda del británico. Las acaricio, eran plumas y se sentían tibias, se sorprendió del realismo de aquello.

—Ahh,.. manang.. aahh… no las toques….—gemía placenteramente el cuerpo del inglés removiéndose arriba del norteamericano.

El estadounidense no hizo caso alguno mientras tragaba fuerte y frotaba con más fuerza por debajo aquellas pequeñas alas de ángel que tenía, el británico gemía y retorcía más su cuerpo dejando al descubierto aquella fogosa voz que volvía loco al norteamericano.

Como el inglés había dicho, un ángel y un demonio, quería profanar su cuerpo. Verlo gemir nuevamente, penetrarlo con suavidad para que le respirara en el oído y que cada envestida gimiera, jadeara y gritara su nombre y él también diría el suyo, porque lo amaba. Amaba a ese británico y amaba el hecho de que se diera el tiempo, ánimo y el bello regalo que era su cuerpo.

Estaba cumpliendo, y sin mentir, sus más oscuras fantasías.

—Vamos, arrójame a la cama, hazlo fuerte, duro… quiero sentirte nuevamente…—le dijo en una suplica bastante ronca sobre su cuello causándole estremecimientos al menor.

—¡No! ¡Iggy no puedo! ¡Ya lo hicimos! —se cubrió con las manos agitándose la cabeza.

Es que en realidad eso era mucho, está bien que Inglaterra quisiera darle un regalo de cumpleaños pero eso en sí ya era demasiado. Era abusar de su amado amante, ¿Qué tenía que hacer? ¿Arrancarse hacia el baño y encerrarse de aquel sexy, exquisito amante suyo? ¿Qué?

No sabía, alguien tenía que ayudarle en su crisis mental con aquel diabólico, sí, diabólico ángel, que además justo en esos momentos comenzó a mover sus caderas contra las suyas, gimió un poco, cedía, su cuerpo cedía ante la fragancia del mayor, a su varonil encanto. ¡Ignóralo Estados Unidos! ¡Ignóralo! ¡Tú eres fuerte!

—Alfred...ah..me duele... acá abajo. Yo qui-quiero... —gimió acercándose mientras subía un poco más aquel corto traje y ponía su miembro sobre el del americano —No estás siendo un niño malo...vamos, sé malo, sé mi demonio... ¿te gusto o no?

¡Bien! ¡Perfect England! ¡Con esas putas palabras destruyó toda su voluntad¡

Adiós héroe, Hola demonio.

El estadounidense no aguanto y se abalanzó sobre aquel coqueto ángel, Inglaterra sonrió con lujuria al ver al estadounidense con aquella rudeza, quería más, gimió un poco removiendo su cuerpo y levantándose a propósito la falda dejando ver que bajo su traje no había nada más, estaba mojado, mojado y sensualmente irresistible para el americano que lamió el cuello del británico y mordió con fuerza, toda aquella confusión desapareció con el ritmo cardiaco que llevaba en el cuerpo y la silueta de Inglaterra debajo de la suya. Quería penetrarlo nuevamente, hacerlo suyo, no se cansaba. Sí, lo hacía, pero de Arthur.

Le encantaba, lo excitaba, lo ponía a mil. Acarició el tronco del inglés mientras besaba con pasión sus labios jugando con sus lenguas, tratando de ganarle, de tomar todo lo que perteneciera al inglés y unirlo a su cuerpo, sentirse suyo y éste de él. Sus cuerpos calientes se rozaban al tiempo que gruñidos y gritos salían de sus gargantas. Mejor que placentero, se sentía hirviendo, no quería detenerse.

Tocó sobre la blanca tela el miembro ya erecto del británico, éste se curvó un poco ante el inesperado acto pero rió abrazando al norteamericano. Suave, allí, lo apretaba, lo volvía a tocar, luego, debajo de la supuesta minifalda, pudo sentir el miembro tibio de Arthur en su mano, se sonrojó y lo movió al ritmo de una relación sexual, el británico anheló más y dejo escapar su respiración caliente en pequeños y suaves jadeos. Gemía el nombre de Alfred, una y otra vez y le exigía que lo tomara.

El norteamericano besó los labios del inglés nuevamente quien le correspondió con deleite, las manos norteamericanas bajaban del miembro de Arthur hasta sus testículos, y luego, rozando su entrada, metiendo de a poco los dedos, primeros fue una extraña sensación de cosquillas pero a medida que se metían más adentro del inglés éste terminó separando sus bocas para decir algo.

—Aggg... ahh...tus dedos...se sienten fríos...No...tan rápido... —dijo sintiendo dos dedos en su interior, sus mejillas estaban bastantes rojas pero aún mantenía su arrogancia inglesa, aquella sensual voz ronca era más encantadora que nunca, el estadounidense se debatió consigo mismo para no sacarlos, quitarse los boxer y penetrar al mayor de una vez.

—Antes de follarme...tócame un poco más...mírame... look at me—se bajó la parte de arriba de aquel traje dejando al descubierto su pecho completo, el mismo Arthur se lamió los dedos y se tocó suavemente las tetillas manchándolas de semen y saliva.

Era demasiado, demasiado para el norteamericano que se tiró inmediatamente a morder aquellos manjares, saborearlos. Los ponía dentro de su boca y luego los saboreaba con su lengua, dando círculos, mordiéndolos y dando pequeños e inesperados besos.

Repitió el proceso, una y otra vez retorciendo al mayor mientras los dedos dentro de inglés se movían en círculos, pequeñas palabras de placer salían de la boca de ambos. Arthur había aprovechado la instancia para masturbar un poco al norteamericano, lubricando el pene que pronto entraría dentro de él.

El menor los sacó, abrió las piernas del mayor y repitió el proceso. Se masturbo un poco para entrar, lo hizo en una sólo envestida abriendo el ano del mayor, estaba perdiendo la cordura con aquel ángel, se volvía loco, el calor de aquella fantasía, esa mágica y caliente fantasía sexual. Era justo como muchas veces, sí, muchas veces la había soñado.

—Ahhh... Alf-fred... ¡aaahh!

—¿Te duele? Lo...lo lamento—le dijo mientras tomaba sus muñecas depositándolas en la cama besando sus labios y su cuello, para quitar su dolor, siempre hacia eso o masturbarlo un poco.

—¿Já?...Ni siquiera lo siento... —sonrió con perversión removiendo sus caderas con la erección del estadounidense adentro—No eres tan malo aahh co-mo parecías...ant-es... —sus palabras eran entrecortadas mientras pura lujuria se veía en sus ojos y su miembro erecto de frotaba contra el abdomen de su pareja.

El norteamericano gruñó un poco enojado ante eso, él que se estaba preocupando de su Iggy y éste criticándole sus facultades sexuales. Abrió sus piernas y se comenzó a mover dentro del mayor, adentro y afuera, con fuerza, duro, sin aviso. El inglés comenzaba a gemir despacio, y luego, a medida que aumentaba el ritmo más fuerte, a veces con dolor, pero la mayoría con placer.

—¿Y ahora? ¿Por qué no hablas Arthur? —una sonrisa maliciosa salía del rostro americano moviéndose más fuerte mientras veía a su amante apretando con fuerza las sabanas. Sus labios, sus ojos entrecerrados del placer, era la imagen más erótica que se podrían imaginar.

Sus ojos se abrían ante cada envestida y removía su cuerpo, se sentía tan caliente.

Arthur junto fuerza y estiró los brazos hacia el cuello del estadounidense, éste no detuvo su movimiento, cada vez más adentro, sentía el tórax del chico junto al suyo, su erección, su interior, sentía todo lo que sentía el inglés, cada estremecimiento, absolutamente todo, se ponía más caliente y gemía el nombre de Arthur mientras éste no dejaba de soltar gritos y jadeos.

El inglés no podía hablar, sólo gemía y removía su cuerpo, arqueando su espalda mientras sentía como la pelvis del americano se movía más y más rápido, más profundo, más adentro ¡Oh my fucking god! ¡le encantaba! lo golpeaban una y otra vez sin descanso, sin pudor, duro, fuerte, le gustaba. Quería más, ese día era un maldito masoquista y le fascinaba, quería que Alfred fuera más salvaje.

—Ma-Maldita seas..fucking american, m-e en-canta la man-era en que te mue-ves dentro m-ío...aahh

—En-Engla-nd... —entrecerraba los ojos y abriendo más sus piernas comenzaba a masturbar a su sensual ángel.

—Ahh..aaah... esto...aamhh.. Al-Alfred...Alfred... ~

—Dilo más fuerte... —frunció la boca entrecerrando los ojos llegando hasta la próstata de inglés.

Los espasmos en el cuerpo del inglés eran evidentes, ya no eran gemidos los que salían del cuerpo del británico, eran gritos, gritos llenos de lujuria y placer exigiendo más. Y Alfred no dudó, se lo dio.

Fuerte, duro, como un verdadero demonio profanando a ese falso y pervertido ángel.

—Alfred...Al-Alfred...Alfr-ed... aaahhh~—entrecortado ante cada golpe en su interior. Era el maldito infierno.

—Engla-nd...!Ahh~! !Inglaterra! ~—gemía igualmente.

Ambos se corrieron, Alfred un poco antes que Arthur pero éste acabo segundos después manchándolos a ambos.

Un silencio los recorrió al separarse mientras que del rostro del americano no desaparecía una sonrisa que a cada momento en que el británico miraba la sellaba junto a sus labios en sutiles y tenues besos, no como los que tenían al momento del sexo, sino más significativos.

Eso duró al menos por 20 minutos más hasta que el inglés se levantó extrañando al estadounidense, le dijo que tenía algo que hacer, que "iba y volvía".

—¿Dónde vas?

Desnudo completamente y aún con la extraña aurora y sus alas volteó hacia al menor, este miró sus piernas y liquido salía aún de su entrada deslizándose por sus piernas, Alfred se sonrojó al ver aquello recordando nuevamente aquel lascivo acto— Voy y vuelvo...maldito y jodidamente pervertido cumpleañero... —le dijo algo sonrojado.

Después de aquello...

Alfred quedo tendido sobre la cama, ni siquiera sabía como a Iggy aún le quedaban fuerzas para algo, un día tan morboso y pervertido, se sentía extraño, una sonrisa rara adornó su rostro ¿se estaba convirtiendo en un pervertido? ¿O era el sentimiento de gozo al cumplir tan extraña y oculta fantasía?, no lo sabía, se miró las manos que aún estaban pegajosas con la esencia de su amante, imaginó por pequeños segundos su manos nuevamente acariciándolo, en su torso, en su cadera, dentro de él, acariciando su rostro, ambos juntos, sonrió.

Era el mejor día de su vida, pero le tocaba descansar.

¿Descansar verdad? ¿Verdad...?

"Te daré cuatro fantasías", recordó el americano...cuatro...cuatro, si aún sabía sumar y si no le fallaban los cálculos eso significaba nada menos...¿qué aún le faltaban dos más?

Era una broma, sí, seguramente era una broma se dijo así mismo, a pesar de creer eso no pudo evitar tragar fuerte cuando sintió nuevamente el sonido de la puerta al ser movida.

—¿I...Iggy?

Que viniera a dormir, que viniera a dormir ¡por todos los cielos que viniera a dormir!, rogaba el norteamericano en un grito acallado por su ahora perverso conciente.


Próximo capitulo: Más, más, más~


Este fic consta de dos capítulos y cuatro fantasías sexuales al final. Ya vieron las dos primeras fantasías sexuales de este americano, ¿Cuáles son las otras dos?, luego las verán, me apurare para tardarme 3 días o 4… además, el miércoles salgo de vacaciones, podré escribir y escribir y más escribir creo. Adiós y se cuidan. Los veo… pronto creo…

¿Quieren saber cuales son las otras fantasías de este cumpleañero?

Apoyen al cumpleañero y a mí con esta historia dejándome un reviews. Adiós y se cuidan, hasta el próximo cofcodpornocofcof capitulo.

Aviso: Mi compu murió por dos días y algunas de mis historias murieron (El cumple de Canadá! ;O;) al resetearlo ya que no todo se respaldo, estoy realmente triste y frustrada pero tratare de darme el animo de seguirlas a pesar de todo. Adiós y se cuidan.