Como había prometido, aquí está la parte que de cierta forma complementa "Al borde de la oscuridad".
Deben entender que la mayoría es desde el punto de vista de Draco, sin embargo existen ciertas partes que fueron tomadas de la historia anterior para que tuvieran sentido.
Antes de leer esta historia les pido que lean primero "Al borde de la oscuridad", ya que de esa manera entenderán muchas cosas que vienen en esta parte.
Lo voy a dividir en dos, ya que como se darán cuenta, es bastante extenso. Subiré la otra parte dentro de poco.
De cualquier forma, lean y díganme qué les pareció en un review…
Al borde de la luz
Los pasillos se encontraban iluminados levemente por el suave reflejo de las antorchas que adornaban las paredes. Los diferentes retratos y cuadros de varios, y antiguos, personajes importantes en la línea de la familia miraban aprobatoriamente mientras que el último heredero a su gran casta caminaba entre ellos.
Su frente en alto, sus anchos hombros, su gallarda figura, su cara sin expresión alguna mientras se manejaba entre los pasillos. Sus elegantes ropas haciendo el más leve sonido mientras que él se movía. Sus ojos completamente fríos mientras le quitaba importancia a los consejos, burlas y exigencias de los retratos de sus antepasados mientras que pasaba entre ellos, para después escucharlos quejarse abiertamente de la arrogancia que poseía el muchacho. Y es que después de todo así lo habían criado, así lo habían moldeado.
Sus solitarios pasos resonaban por el pasillo como si fuera aquel preso que va hacia su condena final.
Y es que así se sentía. Sabía perfectamente que cada paso que diera, cada centímetro que caminara, lo acercaba más hacia su inminente destino. Un destino que el sabía perfectamente que lo había esperado desde antes de que naciera. Un destino que había aprendido a aceptar con el paso del tiempo, con cada centímetro que aumentaba de altura, con cada día, sabía perfectamente lo que tenía, lo que se suponía, lo que estaba escrito en las estrellas, lo que él debía hacer.
Y Draco Malfoy sabía perfectamente que no hay nada más aburrido, monótono y desesperante que saber desde tus primero pasos lo que tienes que hacer, lo que se supone que debes hacer, y lo que terminarás haciendo.
Para Draco Malfoy no existía nada más aburrido que su propia vida. Nada más aburrido que su propia existencia. Nada más odioso que verse al espejo todas las mañanas y encontrar frente a él al objeto de odio de si mismo.
Su propio reflejo.
El rubio finalmente llegó a la puerta del estudio que estaba entreabierta, tomó aire y levantando lentamente, pero sin temblor alguno, la mano, tocó tres veces la gruesa madera.
Un silencio cortante y luego un simple "Adelante" dijo una voz desde adentro.
Abrió más la puerta y entró en el estudio que se encontraba levemente iluminado por las llamas de la chimenea.
"Ah, Draco, te estaba esperando" dijo Lucius quién se encontraba escribiendo una carta sobre el escritorio, la forma en que movía la fina pluma era casi hipnotizante.
"Padre" dijo el rubio respetuosamente a forma de saludo, mientras que se quedaba de pie cerca de uno de los sillones que rodeaban la chimenea, sus manos firmemente en su espalda.
Lucius selló la carta con la cera de la vela que tenía cerca, una vela de color negro. Se dispuso entonces a grabarle el sello de la familia sobre la cera aún caliente, se levantó de la silla, tomó el bastón que siempre usaba y caminó hacia Draco con la elegancia que lo caracterizaba, al cual le entregó la carta.
"Toma, aquí esta todo lo que debes saber" Draco tomó la carta entre sus manos, la miró unos segundos y luego la guardó entre sus ropas.
"¿Así de simple?" preguntó el muchacho mientras miraba a su padre.
Lucius rió levemente y caminó hacia su hijo. Tomó su bastón, de alguna manera logró soltar la empuñadura de serpiente del resto del pedazo de exquisita madera y la apuntó hacia la garganta de Draco, dando a entender que su varita se guardaba dentro del bastón, un escondite útil a la hora de encontrarse en problemas.
Draco tragó saliva mientras que su padre apretaba su varita aún con más fuerza en su yugular. "Nunca digas que esto fue fácil, sabes que no lo ha sido, no quiero que por alguna estupidez vayas a subestimar lo importante que es esto¿entendido?" le espetó Lucius a su hijo.
La respiración del más joven no había cambiado en lo más mínimo, sus ojos grises fijados en los ojos más oscuros de su padre. Su mirada de arrogancia no pasaba desapercibida. Draco siguió mirándolo y no contestó.
Lucius lo empujó contra la pared opuesta, golpeando la cabeza de Draco contra la madera, su varita ahora firmemente en la garganta de su hijo "¿Entendido?"
Draco lo miró con odio unos segundos "Si, padre" contestó finalmente.
Lucios le esbozó una cínica sonrisa y lo soltó "Bien, ahora lárgate de mi vista" dijo dando media vuelta y caminando hacia el sillón frente a la chimenea.
Draco se llevó una mano hacia su nuca, al volver a ver sus dedos se dio cuenta de que estaba sangrando levemente. El joven Malfoy se inclinó ante su padre y salió del estudio.
Draco:
Te escribo esta carta porque es mucho más fácil de comunicarte las cosas de esta manera, no quiero que tu madre se entere de todo esto y sabemos muy bien que todas las paredes tienen oídos.
Nuestro señor nos ha comunicado nuestra última tarea, se trata de un ataque a un pueblo muggle cerca de…
Después de eso, las palabras perdieron sentido, siempre era lo mismo, siempre se hacia de la misma manera, siempre había muerte, gritos, sangre, miedo, desesperación, odio, venganza, desastre, aniquilación, agonía, súplicas, ruegos, siempre.
Y siempre lo disfrutaba.
En lo poco que llevo de vida me han llamado de tantas formas diferentes que verdaderamente los insultos han perdido importancia para mí, al igual que las personas quienes me los dicen. Y es que si tan solo supieran lo que soy capaz de hacer, si supieran que cuando me dicen 'Asesino', cuando me dicen 'Mortífago' o incluso 'Monstruo' están cada vez más cerca de la verdad.
Porque eso es en lo que me he convertido, en un monstruo que disfruta matar, asesinar, desgarrar a las personas, no, no son personas, los muggles no son personas, son animales, son una plaga, algo que debe ser exterminado, yo solo ayudo con la causa.
Sin embargo no puedo evitar pensar que ella no es un animal, ella no es una plaga, ella no debe ser exterminada, no, ella no, ella es mejor que todos ellos, ella es mejor que cualquiera de ellos, mucho mejor…mejor que yo…
"¡Culpable!" fue la palabra que resonó en la sala mientras que el Wizengamot declaraba su veredicto. Lucius Malfoy cerró los ojos ante la condena que le esperaba, cadena perpetua en Azkaban. Ni aún con todo su dinero había sido capaz de salvarse de esta acusación. El ministerio ahora estaba bajo nuevas manos, manos pertenecientes a alguien que no se dejaba engañar, amenazar ni atemorizar tan fácilmente como los otros ministros.
Draco se mantenía impasible mientras que su madre lloraba a su lado, incapaz de poder tranquilizar su cuerpo ante semejante noticia.
Rápidamente se llevaron a Lucius, custodiado por aurores. Narcisa corrió hacia él, tomó su rostro entre sus manos. Draco observó como ella se despedía de él, susurrándole dulces palabras de amor que él no alcanzó a escuchar ni les dio importancia. Algunas veces se sorprendía como su madre quería a su padre a pesar de todo el dolor que le había causado, de todas las veces que él nunca le había correspondido, de todas las veces que la había ignorado.
Los aurores insistieron en que tenían que llevarse al prisionero lo antes posible, después de todo había que evitar a los reporteros del Profeta y también había que evadir a la multitud de personas que se encontraban fuera de la sala, esperando a Lucius para abuchearlo, para demostrar su odio hacia lo que era el lado oscuro, para demostrar su aberración a lo que ahora representaba el apellido Malfoy.
Draco tuvo que sostener a su madre mientras que se llevaban a Lucius. No necesitó hablar con él para comprender la última mirada que él le había otorgado antes de desaparecer hacia Azkaban.
Venganza
Aquella noche fue una de las más extrañas en toda su vida. No podía conciliar el sueño, y no se debía a los llantos de su madre que se escuchaban por toda la mansión. Tampoco podía comer, no podía hacer nada más que dar vueltas en su cama pensando en las formas en que podría vengarse de Potter por haber logrado mandar a su padre a la cárcel.
Pensó en infinitas cosas, infinitas conexiones entre los que rodeaban a Harry, empezó a pensar en puntos débiles, empezó a pensar en formas de hacerlo sufrir.
Sin embargo, ella se interponía en el camino.
Y vengarse de Potter lamentablemente llevaba a alejarla de su vida para siempre.
Se encontraba encerrado en la propia jaula que él había creado. Nunca quiso que aquello pasara, nunca quiso que ella significara algo, nunca. Y más que nada no quería asustarla, perdiendo así su única manera de tenerla.
Pero algo pasó por su mente, no era necesario deshacerse de ella para nada.
Una sonrisa recorrió su joven rostro.
Se acomodó en las finas sábanas de seda, corriendo el cabello rubio de su cara. Hundió su rostro en la almohada, cerró sus grises ojos y finalmente pudo conciliar el sueño.
Caminar entre los pasillos del castillo se había vuelto una completa hazaña. No importaba para donde mirara, siempre había alguien que mantenía su vista fijada en mí.
Me encantaba recibir ese tipo de atención. Pero más que nada me encantaba, me llenaba el hecho de que cada vez que los miraba a los ojos, no encontraba más que temor en sus miradas, odio en sus susurros y más que nada disfrutaba la forma tan considerada con la cual me evitaban.
Me había convertido en el terror del colegio, y no había algo que me gustara más que eso.
Incluso el viejo Dumbledore me mantenía bajo constante vigilancia durante todo el tiempo, el tiempo que pudiera, claro está, no era tan tonto como para ser fácil de seguir.
Y es que hasta sabía que ella me estaba vigilando, después de todo, estábamos en lados diferentes, tenía que ayudar a su causa, cualquiera que esa fuera.
Sería difícil explicarles cuando fue que esta extraña obsesión por ella empezó.
Podría contarles una historia de amor, pero ese amor no es más que una palabra sin sentido en mi vida, nunca lo conocí, nunca lo conoceré, no sé como distinguirlo, y definitivamente no sé como darlo.
Saben, nunca me he preguntado esto, es…difícil de contar, difícil de explicar¿o será acaso que no tiene explicación alguna? Porque en realidad va en contra de todo…de todo lo que representa mi mundo, mi vida, sin embargo ella logró llegar a formar parte de mí, y ni siquiera se dio cuenta, ni siquiera yo me di cuenta.
Creo que será mejor que lo vean ustedes mismos, tal vez le encuentren alguna explicación que yo no he sido capaz de conjurar.
"Mi señor" dijo Draco mientras se arrodillaba ante la horripilante figura de Voldemort.
"Joven Malfoy, ha llegado la hora. Espero que todo se lleve a cabo como lo tiene planeado" dijo Voldemort mientras que mantenía su varita en su mano.
Draco se levantó "Yo también, mi señor" Lentamente se puso la máscara que cubría su cara y la capucha de la elegante capa negra encima. Dando una última reverencia desapareció de la presencia del Señor Oscuro para aparecer nuevamente frente a una casa en un vecindario inglés muggle.
Caminó hacia la entrada de la simple casa. Murmurando unas palabras quitó los seguros de la puerta, entró sin dificultad alguna y cerró la puerta tras de él.
Miró alrededor, todo aquello le disgustaba, todo era tan simple, tan diferente a lo qué el conocía. Sacudió su cabeza y se dirigió hacia el segundo piso. Subió silenciosamente las escaleras y se fijó en la primera puerta a su derecha. Giró la perilla de la puerta blanca y quedó asombrado con lo que vio.
Era la habitación de ella.
Entró al cuarto con aquel asombro, como quién entra a aquella tumba que no ha sido abierta en siglos, maravillado ante cada detalle, caminó sobre la alfombra con todo el cuidado del mundo. Miró alrededor, había muchas cosas que desconocía, sin embargo, le llamaron la atención algunas fotos, o lo que supuso que eran fotos ya que no se movían.
Había fotos de muchas personas. Ella de pequeña con su familia, reconocería ese cabello en cualquier parte. Unas con sus padres, y finalmente algunas de ella con sus amigos más cercanos.
Aquella cercanía le causó ganas de vomitar por la forma en que se aferraban el uno a otro, por el calor que emanaba de la fotografía con solo ver sus sonrisas. Frustrado, conjuró un hechizo silenciador en la habitación, apuntó con su varita a la foto y la tiró hacia la pared, logrando que el vidrio se quebrara en cientos de pedazos, para luego prenderse en llamas mientras que Draco sonreía cuando aquellas caras felices se iban derritiendo ante sus ojos. El rubio quitó el hechizo silenciador y siguió explorando la habitación.
Otra fotografía, esta vez solo de ella, en blanco y negro, vestía un vestido blanco largo, sin mangas, pero fino, que le llegaba un poco más abajo de las rodillas. Se encontraba sentada en una silla. Una mano en su rebelde cabello mientras que con la otra mantenía sus rodillas atraídas hacia su cuerpo. Estaba descalza, la habitación en la que se había tomado la foto tenía una ventana, a través de la cual se podía ver el mar.
Pero lo que más le impresionaba de aquella foto era el poder que mantenía aquella muchacha en sus ojos, la manera en que miraba sensualmente hacia él, la forma en que sus labios se habían movido para formar la sonrisa más cautivadora que jamás había visto para quedar plasmada en el tiempo.
Aquella foto parecía haber sido tomada para él. Demostraba todo aquello que le cautivaba de ella, todo aquello que lo atraía a ella.
Si anteriormente se sentía atraído por ella, ahora sabía perfectamente que nunca podría sacarla de su mente, por lo menos no fácilmente.
No lo pensó dos veces, sacó la foto del marco y se quedó mirándola fijamente. Se sentó en la cama. Luego se acostó mirando al techo.
Quería saber como se sentía la cama en la que tantas veces ella había dormido. Acarició lentamente la sábana como si estuviera acariciando aquella piel que le cautivaba tanto.
Se quitó la máscara y la guardó en sus ropas, se bajó la capucha y se recostó sobre la almohada aspirando el olor de ella que había quedado impregnado en sus sábanas.
Miró la foto que mantenía en su mano. Trazó casi amorosamente el contorno del rostro de la muchacha, como aquel quién aprecia su hermosura. Miró los ojos, se imaginó aquellos ojos mirándolo a él, solo a él, se imaginó aquellos ojos llenos de lágrimas aumentando su brillo, se imaginó aquellos ojos cerrándose mientras que se dormía junto a él. Se fijó en la boca, en la sonrisa. En los labios, se preguntó como se sentiría probarlos, como se sentirían sobre su cuerpo…
Un sonido lo sacó de su imaginación. Rápidamente guardó la foto en su bolsillo. Sacó la máscara y estaba a punto de ponérsela cuando se dio cuenta de que no había razón para aquello.
Sus víctimas no sobrevivirían para contar quién había sido su asesino.
Se levantó de la cama y caminó hacia la puerta, le echó una última mirada a la habitación antes de salir de allí.
Abrió la puerta de la derecha, una pequeña biblioteca, gran sorpresa. Siguió hacia la puerta al final del pasillo, estaba entreabierta. Pero un bufido lo interrumpió. Un gato negro trataba de aruñando mientras que se erizaba, aquella criatura fue la causante del sonido que lo alertó.
Lamentablemente, el gato no volvería a hacer muchas cosas después de que Draco lo quitó de su camino.
Se dirigió entonces hacia la habitación principal, abrió completamente la puerta. Ambos se encontraban durmiendo.
Esto iba a ser demasiado fácil.
Pero algo estaba mal, no estaban despiertos. Ni modo.
Cerró la puerta tras de si, con fuerza, causando que se despertaran.
"Buenas noches" dijo en voz alta, ganándose un grito por parte de la mujer y una amenaza por parte del hombre.
"¿Quién es¡Lárguese de mi casa!" dijo mientras buscaba algo en la mesita junto a la cama, alguna forma de defenderse muggle, como si tuviera oportunidad alguna ante la magia.
Draco murmuró un hechizo que inmovilizó a ambos, los cuales quedaron como de piedra sobre la cama. Después musitó otro hechizo para hacer que el sonido no saliera de ese cuarto, después de todo, no quería perderse los gritos "Ahora, bien…" dijo mientras se acercaba un poco a la cama. "…necesito que recuerden bien este rostro…" Draco los apuntó con la varita. "…ya que será lo último que verán" Después de eso conjuró un Cruciatus, tras otro, tras otro, tras otro mientras que sus gritos y súplicas reconfortaban sus oídos, mientras que las lágrimas brotaban de los ojos de sus víctimas. Retorciéndose poco a poco. Luego otro hechizo, y otro aún más perturbador y otro que causó que todo se llenara de sangre.
Los gritos cesaron. Draco limpió la sangre que había contaminado su rostro con su manga, logrando esparcirla por su mejilla. Sonrió sutilmente.
Dio media vuelta y salió de la habitación, para luego desaparecer de la misma forma en que vino, dejando atrás los masacrados cuerpos de los Granger.
¿Qué¿Sorprendidos? Pensé que lo habían adivinado desde hace rato.
¿Qué si sentí remordimiento alguno? Para nada. No eran nadie.
¿Qué si todavía conservo la foto? Si, por alguna extraña razón siempre la mantengo cerca de mí, incluso ahora. Se podría decir que es un poco de luz en mi oscuridad.
¿Qué si escucho sus gritos en mi cabeza durante mis sueños? Si, contrario a lo que muchos piensan si poseo una conciencia, pero simplemente no la escucho.
¿Qué si todo iba como planeado? Si, perfectamente, de hecho era hora del próximo paso.
Unas semanas después de entrar de vacaciones todos estaban más tensos de lo común, algo que le encantaba a Draco, y él sabía perfectamente porqué era, aquella pequeña escena se repetía en su cabeza una y otra y otra vez, recordando las paredes llenas de sangre, recordando los gritos que lo seguirían por siempre.
Sonrió inconscientemente cuando vio a Hermione entrar en la sala común que ahora compartían. La castaña caminaba rápidamente, su cabeza baja.
Ambos se miraron a los ojos por unos segundos. Hermione limpió disimuladamente las lágrimas de su mejilla con su manga mientras que reacomodaba los libros en su brazo.
Draco seguía sin moverse, simplemente la contemplaba, sabía perfectamente la razón por la que estaba llorando, en realidad todos lo sabían. No era ningún secreto que sus padres habían sido asesinados y que aquel asesino no fue encontrado, no quedaron pistas ni nada con que pudieran rastrearlo.
La chica dejó de mirarlo y se dirigió hacia su cuarto rápidamente, tratando de evitar aquella mirada que le calentaba el alma por más que lo negara.
"¿Lo han hecho otra vez, verdad?" la voz de Draco resonó en la sala mientras que Hermione se paraba en seco. Extrañamente su voz tenía un raro efecto en ella.
"¿Qué quieres decir?" preguntó mientras se volvía hacia él.
"Ya sabes…ignoran que tienes la razón" dijo aún sin quitarle los ojos de encima mientras se reacomodaba en el sillón para poder verla mejor, apoyando su cabeza sobre una mano.
"No sé de qué hablas" dijo dando nuevamente una media vuelta y dirigiéndose hacia su habitación.
Draco rió por lo bajo, y se levantó del sillón "Claro que lo sabes…" la chica lo miró confundida. "…yo también lo sé…"
"Malfoy¿qué es lo que dices?" dijo mientras dejaba los libros que tenía sobre una mesa, al igual que su mochila. Se volvió hacia el rubio y cruzó sus brazos. "¿Malfoy?" preguntó una vez más al ver que el rubio no le respondía.
"Quieres vengarte¿no es cierto? Quieres vengar la muerte de tus padres" dijo como si nada mientras caminaba hacia ella.
Hermione empezó a temblar inconscientemente mientras que las lágrimas amenazaban con brotar otra vez. Las heridas aún estaban demasiado frescas.
"Quieres hacerlo pagar por lo que ha hecho" dijo Draco mientras se seguía acercando. "Quieres tener el reconfortante sentimiento de acabar con su vida¿no es así? Quieres saber lo que se siente acabar con la vida de alguien, quieres calmar la rabia que recorre tus venas al igual que la sed de venganza"
Los labios de Hermione temblaban mientras que sus manos formaban puños.
"Quieres hacerlo desaparecer…"
Hermione lo miró fijamente unos segundos y luego como un volcán haciendo erupción sus emociones empezaron a fluir incontrolablemente mientras que eran acompañadas por lágrimas.
"¡Todo es culpa de él¡Todo!. Si nunca lo hubiera conocido, si nunca hubiera entrado en aquel compartimiento del tren, si nunca le hubiera hablado, mi vida sería mejor, tendría a mis padres, los tendría…" escondió su rostro entre sus manos mientras que empezaba a temblar compulsivamente. Era demasiado el tiempo que había mantenido sus emociones encerradas, justo para que brotaran frente a Draco.
Draco se había acercado a ella y la había abrazado mientras que su llanto no cesaba, al igual que sus gritos y sus conjeturas "…se lo dije, le dije que era su culpa, le dije que había acabado con mi vida en el momento en que me hice amiga de ellos…de él…me gritaron, me dijeron cosas que nunca creí que escucharía…me alejé de ellos y ellos felizmente se alejaron de mí…Ron siguió defendiendo a Harry…según ellos me había vuelto loca…pero yo sabía que Harry entendía lo que estaba pasando…él sabía que si tenía algo de culpa…y ahora…" dijo tomando aire mientras que escondía su rostro aún más en el pecho de Draco.
"…ahora estoy llorando en los brazos de alguien que consideraba mi enemigo…de alguien que me repudia…de alguien que esta del lado de la oscuridad mientras que yo lucho por lo que se supone que debo luchar…la paz, la luz, la felicidad… ¿pero qué felicidad voy a encontrar ahora que me encuentro sola? No tengo a nadie, mis amigos me han abandonado por decirles la verdad en la cara…y los demás se alejan de mí porque dicen que soy extraña, cuando lo único que quiero es esconderme dentro de un hueco y morir de una vez por todas para dejar de sufrir, para dejar de sentir…para dejar todo…" Hermione hablaba casi en susurros
"¿Y por qué habrías tú de sufrir si no tienes culpa alguna?" dijo Draco al oído de la muchacha en sus brazos.
Hermione levantó su rostro para encontrarse con los ojos grises de Draco mirándola fijamente. "Yo tengo la culpa, yo…"
"Shh…" dijo Draco mientras la silenciaba con un dedo sobre sus labios. Gesto que Hermione encontró completamente cautivante. Le encantaba la textura que los dedos del rubio tenían sobre sus labios. Se preguntó como se sentirían en su rostro. "…no es tu culpa, entiende eso, la culpa es de él por ser quién es, por enredarte a ser su amiga…él es el que debería estar llorando, no tú…" dijo mientras acariciaba la mejilla de la chica entre sus brazos. "…no tú…"
Hermione se maravilló ante aquel toque en su rostro, pero también se dio cuenta de lo que estaba haciendo y por alguna extraña razón no quería apartarse.
"…es él quién tiene que pagar…es él quién tiene que sufrir…es él el que tiene que morir…"
Hermione se alejó de él rápidamente, limpió sus lágrimas y lo miró totalmente horrorizada "No hablarás en serio…" dijo con voz temblorosa.
"¿Y por qué no¿Me dirás que nunca te pasó por la mente?..." dijo mientras se colocaba nuevamente frente a ella "… ¿matar a Potter?..." le preguntó viendo como ella le rehuía la mirada.
"Yo no podría hacerlo, él es…"
"¿Tu amigo¿Un amigo que causa que tus padres estén ahora muertos?"
Hermione cerró los ojos y negó con la cabeza.
Draco se acercó a ella "Anda, dime si nunca lo pensaste, dime si todas esas noches que lloras en tu habitación no piensas en levantarte, en irlo a buscar y en apuntarlo con la varita mientras que mencionas las dos palabras que en realidad te harían alcanzar la verdadera paz, la verdadera felicidad…"
"Basta, no digas más…" dijo mientras se abrazaba a si misma. "Lo he pensado, lo he imaginado, pero no me atrevo…"
"Viste a tus padres masacrados en un cuarto lleno de sangre¿qué más motivos necesitas?" dijo sin tacto alguno mientras que la chica evitaba llorar cubriendo su rostro con sus manos.
Draco la tomó de la cintura y la acercó a su pecho, subiendo sus manos por el cuerpo de Hermione. "¿Qué más odio necesitas?" le susurró al oído. "Será fácil matarlo"
Hermione se alejó de él rápidamente, asustada consigo misma por haberse dejado llevar por las sensaciones que causaban sus manos en su piel. Corrió hacia su habitación, ya bajo el marco de la puerta se volvió a verlo.
Draco sonreía sutilmente mientras que la miraba como leyendo su mente. "Piénsalo".
Hermione cerró la puerta fuertemente sin importarle los libros que había dejado en la sala común.
En ese momento pensé que me había apresurado demasiado, pensé que la había asustado. No podía controlar mis manos, pensé que me volvería loco si no la tocaba, no pude hacer nada para evitarlo, su piel era intoxicante, su olor. Incluso cuando estaba llorando sobre mi pecho, mi cabeza no hacía más que repetirme una y otra vez lo hermosa que era, me estaba volviendo loco.
Pero yo sabía perfectamente que acabar con la vida de Potter era lo que ambos deseábamos.
Y lo que ambos deseábamos era lo que íbamos a conseguir.
La primera nevada del año había dejado parcialmente cubiertos los terrenos de Hogwarts. Ahora una gruesa capa de nieve cubría el piso, los árboles y el castillo, convirtiendo todo el colegio en una fortaleza salida de cuento de hadas.
"Lo haré"
Una pequeña voz resonó en la sala común de los premios anuales mientras que Draco levantaba su cabeza del libro que estaba leyendo.
El rubio sonrió, cerró el libro lo puso en la mesa y caminó hacia ella.
A medida que se acercaba, Draco pudo notar las nuevas manchas de lágrimas a través de aquel rostro que tanto le encantaba. Había vuelto a llorar… por él, por…Potter. El ligero temblor en las manos de la chica tampoco pasó desapercibido.
Draco estaba ahora frente a ella, la cual bajó la cabeza, no quería verlo a los ojos, sabía que estaría perdida si se atrevía a mirarlo tan profundamente.
El muchacho posó una de sus manos en uno de los hombros de la chica y acarició lentamente la extensión de su brazo. Hermione seguía sin levantar la vista, pero empezó a temblar aún más fuerte, lo peor es que no sabía si era de miedo o de emoción.
"¿Lo harás?" le preguntó al oído mientras que su otra mano encontraba campo en la cintura de Hermione.
Ella asintió. "Quiero vengarme" dijo en voz muy baja, aún sin levantar su cabeza.
Draco acercó su mano derecha y tomó su barbilla entre sus dedos, obligándola a mirarlo. Pensó que se derretiría ante aquellos ojos que simplemente lo volvían loco. "Perfecto" le susurró mientras que sus ojos se posaban en sus labios, estaban tan cerca.
"¿Me ayudarás?" preguntó Hermione mientras que la mano de Draco seguía recorriendo su rostro.
Draco sonrió de medio lado "No solo te ayudaré, Hermione…" el corazón de ella empezó a latir más fuerte con solo escucharlo mencionar su nombre. "…te guiaré…" dijo mientras enredaba las manos en su cabello "…te aconsejaré"
"¿Qué me aconsejas, entonces?" preguntó Hermione mientras evitaba pensar en lo bien que se sentían las manos de Draco en su cabello.
"El Señor Oscuro"
"¿V-Voldemort?" preguntó Hermione incrédula mientras se soltaba de Draco. El chico casi gruñó al no tenerla tan cerca, sin embargo respondió.
"¿Quién más?"
Hermione se abrazó a sí misma "P-pero, él…"
"¿Es malo?" Draco rió. "¿Qué esperabas?" dijo acercándose a ella nuevamente. "¿Quién más quiere a Potter muerto?"
La castaña asintió "Lo sé, pero esto significa algo más, significaría cambiar de bandos…"
Draco se acercó a la castaña por detrás, su aliento sobre su cuello "Hermione, tan solo escúchate…solamente matar a Potter significa cambiar de bandos. Además el ser 'malo' es totalmente relativo…"
Hermione asintió lentamente, no sabía donde tenía la cabeza. "Pero él es peligroso y odia a las personas como yo…"
Draco la rodeó y se colocó al frente de ella, con una de sus manos levantó la barbilla de Hermione y la miró fijamente "No digas más…te puedo conseguir inmunidad si eso es lo que quieres…puedo hacer que él no te lastime…eso es si entregas a Potter…tan solo piénsalo. Estarás segura, nadie te podrá tocar…nadie…excepto yo"
Hermione levantó la vista y estaba a punto de decir algo pero los labios de Draco se lo impidieron mientras que sus manos no se quedaban quietas, se enredaron en su cabello, en su cintura, en sus piernas, sin permiso alguno. Estaba flotando y no entendía porque no quería detenerlo.
Pero su conciencia reaccionó y lo empujó lejos de ella, fallando miserablemente en el intento. "D-Draco, detente…" logró decir antes de que Draco la volviera a besar.
"¿Quieres que me detenga?" le preguntó entre besos "¿Quieres que te deje de besar?"
"N-no sé" contestó ella mientras se aferraba a su camisa.
"¿Quieres que todos se den cuenta de lo que tienes planeado hacer?" le preguntó mientras le besaba el cuello.
Hermione se tensó abiertamente "No me delatarías" dijo firmemente la muchacha mientras seguía tratando de apartarlo.
"¿No me crees capaz?" le preguntó apartándose un poco de ella.
La chica lo miró directamente a los ojos, "De alguna manera tú también te estarías delatando"
Draco sonrió un momento "Hermione, ya me escapé una vez…no serán capaces de atraparme…" tomó el rostro de la muchacha entre sus manos "…además¿qué pensaría la gente si supieran que la bruja más inteligente de Hogwarts, la mejor amiga de Potter, piensa matarlo?" concluyó mientras atraía a Hermione nuevamente hacia él.
"No te creerían" dijo ella zafándose del agarre y dándole la espalda al rubio mientras cruzaba los brazos y trataba de disimular las lágrimas.
"¿Quieres arriesgarte?..." Draco se acercó por detrás, la tomó de la cintura y la atrajo hacia él "No deberías preocuparte, el Señor Oscuro cuidará de ti luego de que me ayudes a entregar a Potter, la caída de él significará indudablemente la caída de la esperanza del lado de la luz…las tinieblas reinarán y no tendrás que preocuparte…estarás protegida…estarás conmigo" le dijo al oído causándole pequeños escalofríos.
Hermione volvió su rostro un poco hacia él "Draco¿qué más es lo que me pides? Entiendo que quieres que te ayude a… a entregar a Harry, entiendo que me ofreces inmunidad ante V-voldemort, pero no entiendo que haces tan cerca de mí, tampoco entiendo porque…" en ese mismo instante Draco empezó a besar su cuello mientras que una de sus manos se posaba en uno de sus pechos y la otra bajaba hacia una de las piernas, subiendo lentamente la enagua.
"¿Decías?"
Hermione cerró los ojos un momento, algo que se sentía tan bien no podía ser malo. Simplemente se dejó llevar por las nuevas sensaciones y suspiró "Draco…"
"Ese es mi nombre, no lo olvides, lo estarás gritando más tarde…"
"Mi señor" dijo Draco arrodillándose ante la horripilante figura sentada en el trono en medio de una decadente habitación. "He conseguido a Granger"
Voldemort sonrió, o al menos eso parecía "Tu plan va a la perfección. Conseguirás convertirte en mi mano derecha si logras traerme a Potter, y tomaremos posesión de Azkaban rápidamente si todo marcha bien"
"Hay algo más que deseo pedirle, mi señor" dijo aún sin levantarse.
"¿Qué otra cosa ronda tu perspicaz mente, Joven Malfoy?"
"Granger…quiero a Hermione Granger…para mí, solo para mí…ella quiere inmunidad…nos ayudará en la caída de Potter, creo que lo vale"
Voldemort miró con atención la copa en su mano mientras pensaba en la decisión "No estoy seguro… ¿dices que ella tan solo nos pide inmunidad a cambio de Potter?"
"Si, mi señor, y yo tan solo la pido a ella…es inteligente, suspicaz, muy bella y sin duda alguna todas esas cualidades nos pueden servir para nuestra causa…sin importar lo sucia que está su sangre, he visto en ella mucho más poder que en la mayoría de los mortífagos, si le otorga inmunidad, ella le entregará a Potter, y estaremos ganando una valiosa bruja para la oscuridad, la cual yo me encargaré de crear en sus venas"
Voldemort lo miró fijamente mientras acariciaba su barbilla con sus largos dedos de forma lenta. Luego de unos segundos decidió volver a hablar.
"Levántate" Draco obedeció. "Tendrás lo que me pides, le otorgaré inmunidad por su valiosa…colaboración, sin importar su sangre, y tú conseguirás quedarte con ella y si todo sale bien, serás el segundo al mando, como le correspondía a tu padre antes de que me fallara y fuera encarcelado…" Ante esto Draco apretó los puños fuertemente "…Nos esperan grandes tiempos, joven Malfoy"
Draco sonrió levemente "Si, mi señor, y gracias por su gratitud"
"Sigue con tu plan, espero que vuelvas pronto con los resultados"
"Así será" acto seguido, Draco desapareció de aquel lugar.
Estaban besándose junto a la ventana mientras veían la nieve caer. Draco mantenía a Hermione entre sus brazos mientras que ella se aferraba a su camisa como si no quisiera dejarlo ir.
Habría sido el paraíso, si tan solo ella no estuviera llorando.
Draco se apartó del beso y la abofeteó secamente, dejando la habitación sin sonido por algunos segundos.
"¿Cuántas veces te he dicho que no llores?" le gritó mientras que la tomaba de los brazos "¿Cuántas veces?"
Hermione no paraba de llorar mientras que el golpe en su cara se hacia más doloroso, tan solo negó con la cabeza.
Draco se enfureció y la lanzó contra una pared, logrando opacar el gritó con su mano mientras que la aprisionaba con su cuerpo.
"No llores…maldita sea¿cuántas veces te he dicho que no llores?" le volvió a preguntar quitando la mano de su boca, "¿Cuántas?"
"N-no sé" respondió muy bajo.
"¿No sabes?..." la empujó nuevamente contra la pared, mientras empezaba a desabrochar la blusa de Hermione. "…Muy bien, te diré cuántas veces te lo he dicho…te lo he dicho cada vez que estamos juntos, te lo he dicho cada vez que te beso, siempre te lo digo…y siempre lloras…"
Hermione estaba muy quieta, las lágrimas corrían libremente por su rostro "Lo siento, pero es que me siento culpable…"
La tomó de los brazos y la sacudió. "¿Culpable?...Tienes que estar bromeando…" le dijo mientras se alejaba de ella.
"¡Estoy planeado la muerte de mi mejor amigo!" le gritó Hermione mientras lloraba aún más sin importarle si camisa abierta "¡Claro que me siento culpable!"
"¡No es tu maldito amigo, Hermione!" le dijo haciendo lo posible por no pegarle "¡Los amigos no hacen lo que él hizo, los amigos no hacen que tus padres estén muertos!"
"Draco, lo siento…pero ellos…no sé… ¿por qué me siento así¡No debería sentirme así!...pero…son mis amigos…"
"Shh" Draco se acercó a ella y le besó la cabeza. "Niña tonta…los amigos no existen…ahora solo existimos nosotros dos…solo nosotros dos…" la besó levemente en los labios y colocó su frente contra la de ella.
Hermione asintió entre sollozos.
"Contéstame como te enseñe" dijo mientras rodeaba su cintura. Recorrió sus dedos sobre la camisa de Hermione, finalmente deslizándola de sus hombros.
"Draco…"
Pero Draco la detuvo mientras la besaba lentamente, limpiando las lágrimas de sus mejillas "Anda, deja de llorar, sabes cuanto me gustan esos ojos y no quiero verlos llenos de lágrimas, a menos de que sea yo el que las provoque…contéstame como te enseñé y mantén tus brazos a los lados"
"Si, Draco" dijo Hermione mientras se perdía en sus manos y caricias nuevamente.
Siempre era lo que él quería, siempre él le decía qué hacer y qué no, y ella no podía tocarlo a menos de que él se lo hiciera saber. Al principio esto no la molestaba. Pensaba que era un poco raro, pero después recordaba con quién estaba tratando y como había crecido.
Ella trató de entenderlo, porque, después de todo, el 'amor' que había entre ellos era algo completamente diferente para él, era algo nuevo. Hermione fue paciente, y poco a poco trató de enseñarle que no lo lastimaría, y que no importaba que él lo hiciera con tal de sentirlo cerca. Ella trató de enseñarle que valía la pena perderse el uno en el otro, entregarse, sin importar nada.
Pero había un problema, Draco Malfoy era un excelente actor y un amante aún mejor. Con tan solo un susurro, una caricia, el solo escuchar su voz la hacía olvidar la realidad de las cosas, lo que estaba haciendo, lo que estaba planeando.
Noche tras noche, él venía a ella, y noche tras noche, ella se dejaba llevar por el pecaminoso placer de estar con él. Luego de un tiempo, Hermione pensó que esto podía ser un grave error, que estaba haciendo todo mal, soñaba con poder cambiar a Draco, soñaba que él algún día la amaría como ella lo amaba ahora.
Nunca antes la mejor alumna de Hogwarts estuvo más equivocada.
Caminaba por los solitarios pasillos, seguido de dos aurores mientras que lo guiaban a través de las celdas.
Su destino, Lucius Malfoy.
Finalmente llegaron a la celda de uno de los prisioneros más peligrosos de toda la cárcel, al menos eso decían los periódicos, aunque, por una extraña razón, esta vez los periódicos no mentían acerca de la peligrosidad de este mortífago.
Pero cuando Draco fue a visitarlo, Lucius Malfoy había perdido aquella clase que lo caracterizaba, se encontraba sentado en su cama, viendo hacia la nada, su cuerpo y ropas sucias, su cabello rubio y largo se encontraba ahora mugriento y desarreglado.
Los aurores abrieron la celda y dejaron a Draco solo con su padre, después de todo, no tenía manera de escapar.
Draco acercó una silla hacia donde él y se sentó frente a la cama.
"Padre" dijo un poco bajo.
No obtuvo respuesta.
"Padre, estoy aquí" repitió aún más fuerte, logrando que Lucius lo volviera a ver pero al parecer no lo reconocía.
"Padre…todo marcha como te he estado contando…pronto todo llegará a su fin y te sacaré de este mugriento lugar, volverás con mi madre…con tu esposa…"
Draco cerró los ojos a recordar a su madre que se encontraba en un estado parecido al de Lucius. Se pasaba encerrada en su cuarto, llorando, rehusándose a comer, rehusándose a ver a su propio hijo, porque, según lo que le habían dicho, le recordaba demasiado al hombre por el que estaba llorando.
"Padre…pronto te sacaré de aquí, lo prometo, lo juro…" Lucius aún lo miraba sin entender muy bien lo que estaba pasando, aparentemente los dementores habían hecho muy bien su trabajo.
"Me vengaré…" dijo Draco casi en un susurro. "Te juro que me vengaré" dijo mientras se levantaba de la silla.
Una voz le comunicó que la visita se había acabado. Draco salió de la celda apretando inconscientemente los puños.
Harry Potter pagaría por esto.
Reviews? La otra parte depende de eso...
