Hola, pues ya por fin terminando la tediosa semana de examenes aquí les traigo esta nueva historia. De una vez les adelanto que ahora me quiero poner de malo y si suelo molestar a los personajes en mis fics...ahora si que me voy a paar de la raya. Desde hace tiempo he querido escribir algo referente a la guerra (desde el servicio militar, jeje) y pues finalmente lo hice, no se que tal me haya quedado pero bueno, ahí ustedes dirán.

Ya saben que El Tigre es propiedad se Sandra Equihua y Jorge R. Gutiérrez.

Garras de Guerra

Capítulo 1: Y Así Empezó Todo

Pensamientos de Manny:

Fuego, cenizas, escombros, polvo, sangre, dolor y muerte. Esas funestas palabras definen muy bien mi vida en este momento. Ni siquiera sé porque estamos aquí, no comprendo que caso tiene. Ciudad Milagro siempre fue un sitio pacifico a pesar de considerarse un lugar inmundo de crimen e infamia. Estoy de acuerdo en que siempre peleamos entre héroes y villanos, pero jamás nos metimos con las otras ciudades.

Aún puedo escuchar claramente los gritos de terror acompañados por el sonido de los disparos y el olor a plomo invadiendo el ambiente. Nadie se lo esperaba, no puedo creer que exista gente tan malvada como para atreverse a hacer lo que ellos hicieron. Los conflictos políticos son una cosa pero asesinar civiles inocentes es otra muy diferente. Es una injusticia que personas que no han hecho daño a nadie terminen pagando por algo que ni siquiera entienden bien.

Aún ahora ignoramos cual fue el verdadero motivo, aunque nadie piensa en eso ahora, solo una cosa es la que nos preocupa y no nos deja dormir… sobrevivir. Los últimos meses habían sido por mucho los peores de nuestras vidas, y pensar que no hace mucho nos encontrábamos más que felices por habernos graduado finalmente de la preparatoria.

Luego de la ceremonia de clausura por fin había reunido el suficiente valor para declararle mis verdaderos sentimientos a mi mejor amiga Frida. Esa noche la llevé a un punto algo alejado de la ciudad que cuidadosamente había elegido semanas antes. Todo estaba preparado, el ambiente era perfecto para mi declaración y aunque nunca he sido lo que se dice "romántico" decidí comparle un fino anillo color dorado con una calavera resaltando en ella, incluso hice que grabaran su nombre en él.

La hora llegó y temblando por los nervios le confesé mi amor a Frida, unos incomodos segundos de silencio sucedieron a eso para finalmente terminar con un feliz "Acepto". Era la noche más feliz de mi joven vida, nada podía arruinarlo, o al menos eso creí. La maravillosa y perfecta vista que teníamos de la Ciudad Milagro se vio perturbada por un pequeño resplandor que poco a poco fue creciendo hasta convertirse en una inmensa nube de humo en forma de hongo. Un fuerte estruendo sacudió todo y sentimos como si una oleada de energía nos golpeara en la cara.

Ambos dimos un grito de terror mientras que cerramos los ojos para evitar que un montón de tierra entrara en ellos. El ruido era insoportable y el calor había aumentado radicalmente. Cuando todo terminó Frida y yo nos quedamos tirados en el suelo recuperándonos del susto. Los dos respirando agitadamente mientras que sentíamos nuestros corazones golpear nuestros pechos desde dentro.

-¿Estás bien, Frida?- pregunté

-Sí, ¿pero que fue eso?- me preguntó ella.

-No lo sé- respondí a la vez que me levantaba y me sacudía el exceso de tierra de la ropa. Entonces lo vi, el espectáculo más horripilante que jamás tuve la desgracia de presenciar.

-¿Qué ocurre?- preguntó Frida con preocupación al notar mi cara de angustia.

No le respondí, solo me quedé mirando. Frida se levantó entonces y dirigió su mirada a la misma dirección que yo. No lo pudo resistir y en cuestión de segundos rompió a llorar. Yo la abracé para tratar de consolarla, aunque en el fondo yo estaba tan afectado como ella. ¿Qué fue lo que vimos?, el sitio donde hasta hace unos momentos estuviera nuestro hogar ahora no era más que un enorme cráter en la tierra. En un abrir y cerrar de ojos una gran explosión lo había destruido todo.

Toda la parte central de la ciudad simplemente había desaparecido y los pocos edificios de los alrededores ardían en llamas y se encontraban parcialmente destrozados. Tardamos un poco en asimilarlo todo y correr hacia allá. Al llegar nos dimos cuenta de que el daño había sido peor de lo que se apreciaba a la distancia, recuerdo que incluso escuchamos algunas personas llorando, quejándose de dolor y el melancólico llamado de un pequeño niño buscando a su mamá perdida.

El aire lleno de humo nos envenenaba al respirarlo y constantemente teníamos que esquivar escombros cayendo sobre nosotros. Entonces surgió la pregunta que habíamos tratado de evadir… ¿Dónde estaban nuestros familiares y amigos? Ambos nos dirigimos lo más rápido que pudimos a nuestros hogares solo para encontrarnos con la nefasta verdad. La imagen de la "Casa Del Macho" destruida en su totalidad y el fuego carcomiendo los cuerpos de todos mis vecinos me llenó de terror y sin más comencé a gritar buscando a mi familia.

Tanto Frida como yo aligeramos el paso, caminamos lentamente, algo ya nos decía lo que íbamos a encontrar unos metros más adelante. Nunca voy a olvidar el sentimiento que tuve al ver los cuerpos de mamá, papá y Granpapi yaciendo frente a mí. Mis ojos se humedecieron y un vacío absoluto me sobrecogió. La familia de Frida tampoco había corrido con suerte y sin darnos cuenta nos habíamos quedado completamente solos.

Los días transcurrieron y poco a poco los sobrevivientes nos habíamos reunido en un mismo lugar en el desierto. Con tristeza nos enteramos que solo una pequeña parte de la ciudad se había salvado. Entre ese pequeño porcentaje se encontraba el presidente municipal Rodríguez, quien inmediatamente tomó el control de la situación argumentando que él tenía la respuesta a lo que había sucedido.

El hombre nos informó que lo que había aniquilado a nuestro hogar había sido una bomba proveniente de la Ciudad Shogún, el hogar del Séptimo Samurái, la ciudad con la cual habíamos mantenido una relación de paz por muchos años y que ahora parecía haberse roto.

-¿La Ciudad Shogún?, ¿Por qué ellos nos atacarían?- preguntó mi amigo Davi Roccoco sumamente enojado. Él también había salido con vida de la explosión pero al igual que nosotros había perdido a su familia y gran parte de sus otros amigos y por lo visto eso lo había dejado muy afectado.

-Por ambición, joven Roccoco, por eso y por venganza- respondió Rodríguez.

-¿A qué se refiere?- preguntó Diego, otro sobreviviente.

-Muy pocos saben que la Ciudad Milagro es, o era, más rica de lo que muchos piensan. Debajo de ella hay una gran fuente de petróleo codiciada por muchos. Gracias a eso nos mantuvimos por bastante tiempo. Hace aproximadamente un año, Zhao Chi, el presidente de la ciudad Shogún intentó convencerme de venderle nuestra reserva de petróleo, petición que por supuesto le negué y creo que no lo tomó muy bien- explicó el adulto.

-¿Y eso que tiene que ver?- pregunté.

-Hace unos días recibimos una amenaza de ese hombre donde nos exigía entregarles el petróleo, y que si no lo hacíamos harían…esto- dijo Rodríguez tristemente.

-¡Malditos!, ¡Desgraciados!- gruñó Davi apretando los puños y con la cara viendo al suelo, apretando sus ojos con fuerza mientras que dos líneas de lágrimas brotaban por ellos.

Nadie daba crédito a lo que habíamos escuchado, nunca nos hubiéramos imaginado nada sobre ese petróleo ni mucho menos que la Ciudad Shogún nos bombardeara por eso. Sentí que una furia inmensa crecía en mi interior pero fue aplacada casi al instante al ver el estado de Davi, quien simplemente había caído de rodillas. Me daba tanta lastima verlo así, el pequeño que soñaba con ser un súper héroe mostrando ese aspecto derrotado.

Tal vez era algo molesto, pero después de todo era mi amigo y la única persona que creo que en verdad me veía como un buen ejemplo. Me acerqué a él y le puse mi mano en su hombro con el fin de que sintiera mi apoyo, él me respondió abrazándome y comenzando a llorar desconsoladamente sin importarle lo que dijeran los demás.

-¿Por qué, Manny, por qué?- me dijo con la voz entrecortada.

-No lo sé, Davi, pero creo que eso ya no importa ahora- le dije sintiéndome igual de mal que él aunque no lo demostraba.

-El chico Rivera tiene razón, ya no importa el pasado, sino el presente y el futuro- dijo Rodríguez.

-Supongo que hay que pensar en que hacer ahora- dijo Frida.

-No hay que pensar nada, está muy claro lo que tenemos que hacer- siguió Rodríguez.

-¿Qué es?- preguntó un herido Aarón.

-La Ciudad Shogún nos acaba de declarar la guerra con esa bomba… es tiempo de responderles- dijo el adulto ante nuestras atónitas miradas.

-¿Insinúa que los ataquemos?- pregunté algo indignado.

-Eso mismo digo, ellos no tuvieron piedad de nosotros y no tenemos por que ser considerados ahora- me respondió.

-Está loco, no tenemos armas ni recursos para iniciar una guerra. Además si los tuviéramos y suponiendo que acabáramos con ellos…ya nada nos va a regresar nuestras vidas- alegué.

-Es nuestro deber vengar a todos los que fallecieron en el atentado- dijo Rodríguez autoritariamente.

-¿Según quien?, ¿usted?, lo único que lograremos al hacer esa tontería es empeorar las cosas- dije mas enojado.

-¿Entonces hay que sentarnos y ver como esos infelices se salen con la suya?- dijo.

-No, pero…- intenté reclamarle pero Davi me lo impidió al soltarse de mi y mirarme decididamente.

-Manny, él tiene razón, tenemos que acabar con esos malnacidos-

-Pero, Davi- dije sin creer lo que estaba escuchando de él.

-Ya lo he perdido todo, no pueden quitarme nada más. Y solo quiero causarles el mismo dolor que siento ahora- me respondió.

-Esa no es la solución-

-Lo sé, pero quiero hacerlo… por favor- esto último lo dijo en un tono más suplicante.

La idea no me gustaba para nada, y por la expresión de Frida a ella tampoco. Sin embargo todo el grupo parecía haber adquirido una furia guerrera que me daba miedo. Supe en ese momento que nada de lo que hiciera o dijera los detendría. Nuevamente miré los húmedos ojos de mi amigo y sabiendo que algún día me arrepentiría de eso terminé aceptando.

A partir de ese momento la pesadilla comenzó, Rodríguez no tardó en formarnos en grupos y darnos instrucciones para conseguir armamento y víveres. Frida y las otras mujeres se quedaron en la Ciudad Milagro ayudando a tratar a los sobrevivientes que estaban demasiado lastimados para pelear. En mi caso fui asignado al sector 4 junto con Davi y otros ex compañeros del colegio: Aarón, Sega, Rio y Diego.

Ahora nos preparamos para dar el primer asalto, no sé si vayamos a lograr algo con esto. De hecho hay muchas cosas que no se, tantas preguntas se han formado en mi cabeza últimamente, preguntas que no creo poder contestar nunca. Sin embargo en esta situación la única pregunta que vale podría ser: ¿Seguiremos vivos mañana?

Continuará………

Ya maté a media ciudad Milagro...¿quién seguirá?, jajaja, espero que les haya gustado o al menos que no se haya aburrido. Espeor ansioso sus reviews, nos vemos/leemos, se cuidan.