Todos los personajes pertenecen a Stephenie Meyer.

Rosalie POV:

Era una fría noche de primavera, las gotas de lluvia caían por el cristal de la ventana, como habría deseado que también cayeran las gotas por mis ojos, deseaba poder llorar, poder comer, poder dormir, poder ser madre.

Sentí un grito proveniente de la habitación contigua, la transformación casi había acabado. ¿Qué había hecho? Había condenado a un desconocido a esta miserable vida que tanto odiaba, le había otorgado la eternidad aún chico sabiendo todo el dolor que a mi me había causado. Pero no había podido evitarlo, me recordaba tanto a Henry, esos hoyuelos, esos ojos juguetones, esa cara infantil, tan pura, tan inocente…

No había podido permitir que el oso lo matará, no a él, él era diferente, me había llamado ángel, que equivocado estaba, no era un ángel si no todo lo contrario era un vampiro, algo que por mi culpa el también sería muy pronto.

Sentí las lágrimas acumularse bajo mis ojos, como desearía poder expulsarlas, poder dejar de sufrir, volver atrás en el tiempo y borrar el que sería el mayor error de mi vida, haber creído en Royce, haber sido tan ingenua de haberme tragado sus falsas promesas, poder volver a vivir.

La puerta se abrió y tras ella estaba Edward, no necesitaba que me recordara lo insensata que había sido al salvar a aquel cazador, que cada vez tenía menos de humano y más de vampiro.

-Está despertando.-Dijo con tono seco, todavía estaba molesto pero le agradecía que no me lo echara en cara, yo misma me sentía ya demasiado culpable sin necesitar a nadie más.-

Así que me levante y me dispuse ha aceptar mis actos, y sorprendentemente lo único que aquel desconocido dijo fue:

-Gracias, ángel.-

Entonces lo supe, nunca podría negarle nada, porque aquel desconocido era mucho más que eso, era mi salvador, la persona que me haría sentir el sentimiento más hermoso de todos, el amor.