Notas sobre el fic:

NaruHina.

La idea se me ocurrió por el anime de HunterxHunter, cuando van a una subasta clandestina, y por el clan de kurapika, aunque nada tiene que ver en sí con la historia de ese anime.

Desde aquí aviso que iré actualizando conforme el tiempo lo permita, sobre todo porque no tengo ningún borrador solo la idea en la cabeza y eso hará que tarde más en sacar los capítulos (pero tampoco tanto).

Habrá otra versión de este fic (el qué hubiera pasado si...) pero esa la escribiré y subiré hasta que termine esta primera.

Espero que sea de su agrado, cualquier comentario es super bienvenido, pues eso me ayuda a mejorar y a inspirarme :3

...

Esclava de subasta

Había llegado demasiado lejos, a sus cortos 24 años se sentía un ser repugnante. Trato de recordar por qué sus actos habían sido tan ruines hasta ahora y de pronto lo supo. Sasuke. Todo era su maldita culpa, él había provocado cada acción, claro no era precisamente que el fuera inocente, pero al estar siempre en competencia con ese pelinegro, terminaba por hacer estupidez tras estupidez.

Se froto la sien, y entonces recordó cómo fue que empezó todo.

Desde niño estuvo enamorado de Sakura Haruno, siempre la trato como si de una princesa se tratara, para su mala suerte ella estaba obsesionada con Sasuke Uchiha, quien no solo pasaba de ella, sino también la trataba con la punta del pie, aunque tenía que reconocer, que esa era la forma de ser de su amigo, grosero y déspota con todo el mundo.

Aceptaba que su amor por Sakura era imposible, pero también reconocía que para ella era igual o más imposible con su amigo. Pero ya bastante tenía de esa situación, ella decía que algún día estarían juntos y él, bueno… él ni siquiera hablaba de ella, más que para molestarlo claro está.

Sasuke fue el primero en burlarse de él por no poder conseguir a la pelirosa, y lo decía precisamente él, que bien sabía era el sueño de la chica. En un principio había logrado ignorarlo, pero pronto termino por buscar la manera de ganarle en algo que al Uchiha le gustara, como el torneo de pin pon escolar; el pelinegro se había molestado y sin planearlo empezaron una especie de juego, donde todo se volvía un reto, al principio todo era sano, competencias deportivas e incluso problemas de lógica. Pero más tarde eso no sería suficiente…

Podía decir que era afortunado, económicamente tenía buena posición gracias al trabajo de sus padres, y ahora él demostraba que podía dirigir la empresa familiar, ya que tenía varios logros a su corta edad. Tenía buenos amigos, con varios de ellos había crecido y ahora compartía algunos negocios e incluso viajes por diversión. En el plano sentimental, no era como si se hubiera aferrado a la pelirosa y ya no hubiera salido con otras chicas, en realidad lo hacía, al final de cuentas el mismo se escudaba en la típica frase de "soy hombre y tengo necesidades".

El verano había llegado y optó por visitar a sus padres en Nueva York, su ciudad natal, vivía a 4 horas de distancia, en Boston, por lo que solía visitarlos por lo menos una vez al mes, además de que en esa ciudad residían varios amigos de su infancia como Sasuke y Chouji.

Fue ahí donde cometió el error más grande, el aceptar salir con el Uchiha, quien le pedía lo acompañara a un "lugar divertido e interesante", la última vez que había usado esas palabras habían terminado presos y vergonzosamente Minato tuvo que pagar la fianza para que salieran, no era la primera vez, en la adolescencia muchas tonterías hicieron, pero tenía que reconocer que siempre era divertido y seguramente por eso seguía saliendo con el pelinegro.

El Uchiha había pasado por él en su exuberante Lamborghini, para luego llevarlo a las orillas de la ciudad donde una subasta clandestina se llevaría a cabo, conocía los rumores de aquel evento, pero nunca creyó que fuera real. En aquel lugar se subastaban todo tipo de artefactos, animales exóticos, castillos, incluso islas y empresas. No tardaron en adentrarse en aquel lugar, que para nada era fácil obtener acceso; pero por supuesto el pelinegro tenía todo bajo control, o eso decía.

La seguridad de aquel lugar era asombrosa, no entendía como el Uchiha había logrado conseguir una reservación, seguramente con alguno de sus negocios sucios, pero ya no se pondría a indagar, porque aun si le decía que dejara sus movidas ilegales, sabía que no le haría caso.

Una vez que estuvieron dentro, los llevaron hasta una sala, que tenía el aspecto de un teatro bastante lujoso, con alrededor de 500 personas, les toco estar en la parte media. Un buen lugar como espectadores debía reconocer. Una vez que tomaron asiento el Uchiha le enseño un folleto con parte de lo que se subastaría ese día, solo era un día al año de aquel exclusivo evento. "Venimos por la isla" le había dicho, necesitaba que el rubio le ayudara, si no la ganaba él, lo haría su amigo. Asintiendo se dedicó a echarle un vistazo al folleto, encontrando las ranas que tanto le gustaban a su difunto y querido abuelo Jiraiya. Entusiasmado le dijo al Uchiha que también le ayudara con los anfibios, a lo que Sasuke respondió con burla que era una estupidez, aquello había molestado al rubio, por lo que pronto comenzó una ronda de insultos de ambas partes, ni siquiera el inicio de la subasta los hizo dejar de pelear.

No solo habían perdido las ranas, también la isla desierta que Sasuke quería. Así de tontas eran sus peleas, sabía que para Sasuke no era tan importante aquella isla como las ranas por su significado emocional, lo supo porque ni se inmuto cuando perdió. Nuevamente su amigo se mostraba egoísta, no entendiendo los sentimientos de los demás, pero él lo conocía, lo conocía tan bien y aun así siempre terminaba por hacerle caso en sus tonterías.

No fue hasta que apareció una subasta fuera de lo común, que los chicos dejaron de pelear.

"Una esclava", en pleno siglo XXI estaban ofertando a una chica. Se sintió molesto cuando la describieron como si de un objeto se tratará, haciendo énfasis en sus ojos y virginidad. Sabía a la perfección que aunque tratara de frenar aquel acto nada ganaría, pues todo en ese lugar era ilegal, los vigilantes eran personas que se encargaban de mantener el orden y de que la subasta se realizara sin dificultades, él era un simple mortal que nada podría cambiar.

La chica que estaba en el estrado siendo subastada, lucía un vestido blanco que llegaba hasta sus rodillas con zapatos a juego, lamentablemente a esa distancia no podía apreciar sus ojos a los que tanto interés le daban; no podían subastar a una persona nomas porque si, algo interesante debía tener, seguramente se trataba de su belleza, una que seguramente se lamentaría de poseer, pues sería la misma que condenaría su triste futuro.

Dejo de prestar atención cuando su amigo soltó una pequeña y tal vez frase de broma "esta guapa, me la voy a comprar", el rubio de inmediato le dijo que era un idiota para luego escuchar "imagínate el placer de decir: esclava mámame la verga". En la actualidad entendía que esas frases eran bromas de su loco amigo; pero entonces vio su cara a modo de reto y luego lo vio levantar la mano para hacer una oferta por la muchacha. Él nunca quiso comprarla realmente, pero el Uchiha siempre despertaba ese sentimiento de competencia que no podía controlar, y entonces se sometieron a una lucha por conseguirla, por ver quién sería el ganador, ya ni siquiera estaba pensando en las consecuencias o en lo que estaba comprando, solo quería ganarle. Ambos subían la cantidad insistentemente hasta que finalmente Naruto salió vencedor. Esta vez el Uchiha resopló molesto, no era que la chica le interesara realmente, pero perder contra el rubio lo ponía de malas.

Se golpeó mentalmente, ¿Cuántos millones había pagado por esa chica?, ¿Qué estupidez acababa de cometer? De cualquier manera ya no se podía echar para atrás. Por lo que frustrado fue por la chica en cuestión, al lado de un pelinegro que destellaba su mal humor, no solo no había conseguido la isla, tampoco había ganado una simple competencia con su amigo al que consideraba idiota.

Los dirigieron a un cuarto equipado con un par de sillones y una barra donde había café y galletas para hacer amena la espera. Una señora de no más de 50 años les dio la bienvenida y en cuanto visualizo a su cliente le pidió que esperara por su "mercancía". No tardo ni 5 minutos en llevarle a la chica que claramente y con obvia razón se veía asustada, prácticamente la señora la llevaba del brazo y algo brusca la metió en la habitación donde la esperaban.

Pero eso no fue lo que llamo su atención, fueron sus ojos color perla, eran preciosos, podría observarlos durante toda su vida y no se cansaría, ahora entendía el afán de hacer énfasis en ellos. Ella en general era hermosa. Su largo cabello de color azulino enmarcaba su redondo y bonito rostro, no tenía rastros de maquillaje, o al menos eso parecía y aun así sus carnosos labios tenían un bonito color rosa que parecía una invitación a probarlos. Estaba maravillado ante tal belleza.

Y fue la vieja quien lo distrajo de su admiración, cuando de un brusco movimiento trato de quitarle el vestido. Le había bajado el cierre y la chica con sus manos evito que este cayera al sujetar la tela contra sus pechos, aquella acción solo sirvió para darse cuenta del generoso tamaño de sus senos. Nuevamente vio como la vieja trataba de quitarle el vestido y la chica trataba de evitarlo con claro susto, tenía que actuar.

– Déjela en paz, ¿qué hace? – si de por sí ya consideraba que aquella acción de vender personas era horrible, aún más lo consideraba al tratarla de esa manera, tratando de quitarle la ropa, ¿para qué rayos lo hacía?

La vieja quito las manos de la joven – es para enseñarle que su piel está intacta.

– No es necesario, déjela en paz.

La vieja parecía no escuchar, y nuevamente con brusquedad volteó a la joven para que les diera la espalda que estaba descubierta. – Como puede ver, su piel está limpia – estaba fascinado, el color y aspecto de su piel se veía tentador, y ese cierre que estaba desabrochado hasta el inicio de sus anchas caderas, solo lo invitaba a imaginarse el cuerpo de la muchacha totalmente desnudo. Joder, esa jovencita realmente estaba buenísima ante sus ojos.

Nuevamente la vieja trataba de descubrirla, esta vez tratando de alzar su vestido, a lo que la chica de ojos perla trataba de huir, al tener sus manos ocupadas en sostener el vestido de sus pechos se veía imposibilitada de detenerla.

– Suéltela – tuvo que ordenarle, y la vieja esta vez pareció entender.

– Solo quería que checara la piel de su generoso trasero, también esta intacta, no quiero que luego vengan con reclamaciones falsas, pero si solo le importan los ojos – nuevamente se portaba ruda al hacerla girar, aunque lo agradecía pues otra vez podía ver ese hermoso rostro – puede estar seguro que tal como lo expuso el médico, son auténticos, y en cuanto a su virginidad puede corroborarlo ahora mismo, y luego darme el cheque del pago.

– ¿Corroborarlo?

– Le podemos dar privacidad, pero no sé qué le ha pasado que no está cooperando, yo podría sujetarla para que pueda penetrarla sin que trate de huir de su contacto.

Ante aquellas palabras Naruto supo que debía retractarse, ¿qué rayos hacia comprando a una persona?, eso era inhumano, además que la suma de dinero que había pagado era ridícula, su padre lo mataría, pues seguramente tendrían perdidas fuertes por su imprudencia. Tal vez venderla nuevamente en ese lugar donde aún la querían otros, aunque perdiera algo de dinero era lo mejor, lo más sensato.

– Véndemela – la voz de su amigo le hizo reaccionar – si en un principio fue una competencia, ahora estoy seguro que la quiero – ante su obvia cara de sorpresa y duda, su amigo había decidido explicarse – me gusta, es muy bonita, definitivamente quiero tenerla en mi cama.

Solo había podido ver la cara roja y aun mas asustada de la chica ante aquellas palabras. Entonces lo supo, si la vendía al Uchiha, este la trataría como lo que la habían vendido, y tal vez el trato que le daría su amigo sería el más amable en comparación con toda la bola de ricachones y dementes que habían asistido a ese lugar. Negando le dijo a la vieja que le acomodara el vestido, mientras entregaba el cheque que un momento atrás había preparado con aquella exagerada suma de dinero.

– Vamos – le dijo a la muchacha que a pesar de mostrar todo el miedo en su rostro, seguía luciendo increíblemente bonita, verla incluso temblar le hizo ver que tenía que tranquilizarla – no tengas miedo, yo no te haré nada malo – claro que sus palabras no causaron ningún efecto, la chica se veía exactamente igual, y de cierta manera lo entendió, ¿por qué habría de confiar en él?, un hombre que compraba a una mujer que la vendían como esclava.

La chica no se movía de su lugar y por un momento temió que no le siguiera y tuviera que llevarla a rastras, no, definitivamente no la obligaría a seguirlo… con duda trato de buscar apoyo en su amigo, pero este tenía la mirada fija en la chica, no dejaba de observarla con sumo interés y tal vez perversión.

Nuevamente todo paso muy rápido, la vieja se acercó hasta la chica y algo feo debió decirle al oído pues esta solo asintió y lágrimas comenzaron a caer de sus perlados ojos.

– Deje de asustarla – esta vez fue Sasuke quien reaccionó y pidió a la vieja que ya se fuera, el trato estaba completo.

– Vamos – el rubio volvió a decirle, y esta vez ella camino hacia él, podía darse cuenta que algo malo debió decirle, alguna clase de amenaza para que la muchacha cambiara su actitud, aunque le hacía caso, ahora la veía más asustada.

En silencio se dirigieron al auto del Uchiha y aunque él le dijo que caminara a su lado, ella permaneció tras él, tomando muy enserio su papel de esclava, lo cual verdaderamente lo hacía sentir incómodo.

De sobra sabía que el Uchiha intentaría convencerlo de darle a la muchacha, pero no lo haría. Incluso pensó en decirle que se irían por su cuenta, pero honestamente, ese lugar lucía bastante peligroso, lo mejor era soportar a su amigo e irse con él.

Abrió la puerta trasera del coche para que la joven entrará y esta le hizo caso sin respingar, el viaje hasta su casa se convirtió en una charla incomoda evidentemente propiciada por su amigo.

– Véndemela – sabía que en cuanto tenía oportunidad, el pelinegro la veía por el retrovisor, seguramente poniéndola más nerviosa.

– Ya déjalo Sasuke, no te la daré.

– ¿Y tú para que la quieres, si estas enamorado de Sakura?, con una esclava menos te hará caso.

– Ni siquiera tengo oportunidad con Sakura, y lo sabes bien.

– ¿Entonces ya te disté por vencido y por eso compras a esa muchacha?, ¿para complacerte con ella?.

– Bien sabes la razón por la que la compre – no tenía que explicar que todo se debía a una competencia, que ahora le parecía de lo más estúpido.

– ¡Bah!, si no es la primera vez que competimos por una mujer. – El Uchiha tenía razón, no era como si lo enorgulleciera, pero debía confesar que hubo varias chicas con las que ambos se ponían en reto para ver quién era el primero en llevársela a la cama, ciertamente el Uchiha gano algunas pero él otras. Cosa que solo lograba que siguieran compitiendo. El Uchiha siempre despertaba esa parte estúpida de él, y hoy debía ser el día de la más grande que había hecho en su vida – comprar una esclava. – Un acto estúpido y repugnante.

– ¿Entonces? – había cuestionado nuevamente el Uchiha mientras aparcaba, ya estaba de vuelta en casa de sus padres, de donde nunca debió salir. Negando bajo del carro para luego abrir la puerta trasera para que descendiera también la chica que se había mantenido en silencio. Había cometido una gran estupidez, y por lo tanto sabía que debía hacerse cargo de sus actos, y eso era no dejar a su suerte a esa pobre muchacha.

– Piénsalo, Naruto – fueron las últimas palabras del pelinegro antes de irse.

Podía notar que la chica estaba extremadamente nerviosa, incluso su forma de caminar era demasiado torpe, tuvo un deseo enorme de cargarla en brazos y decirle que se tranquilizara, algo en esa chica le despertaba un sentimiento protector. Pero bien sabía que esas acciones solo la asustarían más de lo que ya estaba, por lo que solo le pidió que lo siguiera. En cuanto entraron a la casa de sus padres, la dirigió a su habitación que se encontraba en la segunda planta. Apenas cerró la puerta, supo que debería hablar con ella, estaba literalmente temblando.

– Escucha – trato de pensar en su nombre, apenas se daba cuenta que no lo sabía, nadie le había dado importancia a ello cuando la vendieron – ¿cómo te llamas?

La chica lo miro y asustada apenas pudo pronunciar "Hinata", quedó asombrado, por primera vez escucho su dulce voz, sin duda iba a juego con ella, con sus ojos, con todo su bonito rostro.

Observaba atenta la habitación y entonces se dio cuenta de lo fácil que era leerla, aun cuando no le decía lo que pasaba por su cabeza, claramente observaba la cama con miedo, seguramente pensando que la había llevado ahí para… demonios, claro que quería hacerle cosas sucias, la jovencita era realmente guapa y por dios que su cuerpo era más que perfecto, ¡que curvas!, pero tenía que parar de pensar en cosas pervertidas, si no terminaría con una erección que seguramente la asustaría más.

– Deja de tener miedo, no pienso hacerte nada malo, puedes estar tranquila, si quisiera violarte ya lo estaría haciendo en lugar de querer hablar contigo. – Podía notar que la chica ahora lo observaba un tanto sorprendida, pero seguía proyectando miedo. – ¿Qué es lo que te preocupa? – necesitaba saber qué era a lo que temía, solo de eso modo podría tranquilizarla.

Después de un silencio, donde el rubio esperaba pacientemente la chica se animó a decirlo "mis ojos" entonces recordó el énfasis que habían hecho en ellos cuando la ofertaban.

– Son hermosos, pero ¿cuál es tu miedo?, no entiendo – ¿qué podría hacerle para que ella temiera por ellos?

Nuevamente ella reflejo su sorpresa, pero seguía mostrándose insegura, como si no creyera sus palabras. Decidió darle algo de tiempo, hasta que finalmente pareció animarse a confesar su temor – ¿me los quitara?

¿por qué rayos habría de quitárselos?, eso era muy enfermo. Ni siquiera trato de ocultar la interrogante formada en su rostro y ella debió darse cuenta, pues ahora lo observaba con interés. – Por supuesto que no, ¿por qué piensas que yo haría algo así?

– Entonces… ¿para qué me compró? – ahora la sentía interesada en la conversación, y eso de alguna manera lo hizo sentir extraño, bien, había estado con muchas mujeres en su vida y nunca se había mostrado temeroso. Con ella por primera vez se sintió así, y es que podía saber con apenas conocerla que ella era diferente, esa chica le causaba algo más que deseo.

Decidió explicarse, obviamente tenía duda de su vida y de todo lo que había pasado para que terminara siendo subastada en ese lugar, pero sabía que si antes no le explicaba lo sucedido, no podría ganarse su confianza.

– En realidad, yo no sabía que esa subasta existía hasta el día de hoy. Me llevo mi loco amigo, el pelinegro, y la verdad es que te compre porque competía con él por ver quién ganaba, como si de un juego se tratara. – Se sintió asqueado ante sus propias palabras, se daba cuenta que mientras para él se trataba de diversión, ella estaba ahí por condiciones horribles. – Lo siento, me doy cuenta que vender y comprar personas es inhumano, aun así, creo que para ti lo mejor fue que yo te ganara, pues no pienso aprovecharme en ningún sentido.

Hinata por fin bajó la guardia, se notaba claramente más tranquila, al parecer decirle la verdad había sido suficiente para convencerla.

– Mañana regresare a Boston, tu mientras puedes pensar que es lo que quieres hacer, a donde sea que quieras ir, yo pagare tu pasaje – la chica lo observo con sorpresa, claramente se veía más relajada. Se quedaron en silencio un momento, quizá la chica procesando lo que le acababa de decir, por lo que finalmente la vio derramar un par de lágrimas.

– Gracias, muchas gracias – la escucho entre sollozos, aunque seguramente ese llanto era de felicidad. ¿Cuánto habría sufrido aquella chica?, por un momento se sintió un héroe, la había salvado de caer en manos de un depravado.

Tenía muchas preguntas que hacerle, pero bien sabía que era mejor esperar, debía encontrarse cansada, por lo que prefirió dejarla descansar, le dijo dónde estaba el baño, quizá querría tomar una ducha para relajarse, le presto algo de su ropa para que durmiera cómoda y a continuación la dejo sola en su habitación. El dormiría en alguna de las habitaciones de huéspedes. Le parecía más cómodo dejarla a ella en la suya, pues contaba con baño propio y de esa manera tendría más privacidad.

Esa noche sencillamente no pudo dormir por pensar en la gran suma de dinero que había perdido en la subasta, no podía culpar del todo a Sasuke, pero sabía que todo lo malo que le ocurría siempre tenía que ver con el Uchiha, por estar siempre en competencia. Tenía que reconocer que Hinata tampoco salió de su cabeza, cosa rara; pues él estaba convencido de seguir enamorado de Sakura, a pesar de no ser correspondido. Pero esta chica, Hinata, de verdad era una belleza sin igual, el asunto de sus ojos le intrigaba y aún más que fuera subastada como una esclava.

No eran ni las 7am, cuando Naruto fue a su habitación, sabía que sus padres despertaban temprano aun cuando era fin de semana, y no quería que se llevaran una sorpresa, tenía que advertirla.

La encontró ordenando la cama, portaba su vestido blanco, aunque su cabello se veía húmedo, seguramente se acababa de duchar, en cuanto lo visualizo le hizo una reverencia, en verdad era una mujer muy guapa "buenos días, Naruto" la escucho decir con su dulce voz, por un momento se sintió idiota, él había pagado por ella, ¿por qué no aprovecharla en el plano sexual?, ¿sus gemidos serían todavía más agudos?, sacudió la cabeza, ¿qué demonios estaba pensando?, por supuesto que no podía hacer algo así, eso sería violación, pero joder que estaba buenísima y ganas no le faltaban de llevársela a la cama…

– ¿pasa algo, Naruto?

– eh no… buenos días Hinata, ¿descansaste? – tenía que dejar de pensar tonterías…

– No pude dormir del todo, pero descanse mucho, se lo aseguro – claramente se notaba más confiada y segura, la charla del día anterior había surgido efecto.

– Me alegro – podría mirar esos ojos perla todo el día y no se cansaría, pero entonces recordó la importancia de verla tan temprano. – Necesito que me hagas un favor – ella lo miró con interés y él prosiguió – estamos en casa de mis padres, ellos no tienen idea de que estas aquí, ¿podrías solo fingir que somos amigos?, es decir, que nos conocemos desde hace tiempo, ya sabes… no mencionar lo que paso ayer – por primera vez la vio sonreír y eso lo dejo cautivado, nunca había presenciado una sonrisa más bonita que esa…

– Lo haré, no te preocupes, yo estoy muy agradecida por lo que has hecho por mí, y yo no quiero meterte en problemas – ahora mismo sentía que quería retractarse de sus palabras, toda ella era hermosa, tenerla de esclava ahora mismo no sonaba tan descabellado… tuvo que volver a sacudir su cabeza, ¿qué rayos estaba pensando?

"Naruto"

"Hijo"

"Naruto"

Era su madre, quien no tardó en llegar a su habitación, y eso sabía a la perfección no podría ser algo bueno… Reflejo su sorpresa al ver a Hinata, seguramente pensaría que pasaron la noche juntos, y tal vez debería aclararlo.

Ni en sueños hubiera esperado la reacción de su madre…

– Por fin – tenía los ojos húmedos, pero se veía feliz, extremadamente feliz. – ¡Minato! – grito efusiva – nuestro hijo no es gay – luego abrazo a Hinata, quien también reflejaba la sorpresa de aquella reacción.

– ¿Por qué pensarían eso? – pregunto molesto.

– Bueno, ya, lo importante es que tienes una novia que demuestra lo contrario – hasta ese momento dejo de abrazar efusivamente a Hinata y entonces la observó detalladamente haciendo que la chica en cuestión se avergonzara por ser escaneada de esa manera – pero si es preciosa

– "Minato, ven a conocer a nuestra nuera" – esta vez se dirigió a la puerta para poder llamar a su padre.

– Mamá, no es mi novia. Deja de hacer escándalo, solo somos amigos.

– ¿Cómo te llamas? – pregunto y ella le dio su nombre al instante. – Disculpa a mi hijo, Hinata. Él nunca tuvo novia, así que no sabe de chicas, ten paciencia.

– Madre – estaba hablando de más, ciertamente nunca tuvo novia pues siempre pensó que de la única que estaba enamorado era de Sakura, pero eso no quería decir que no hubiese estado con otras chicas, claro que sabía de mujeres.

– Les daré privacidad entonces, para que lo arregles Naruto – sabía que se refería al asunto del noviazgo y una vena le saltó en la frente, – los estaremos esperando para desayunar en el jardín. – Ni siquiera le dio tiempo de decir algo, cerró la puerta dejándolo nuevamente a solas con la que debería ser su esclava.

– No le hagas caso, mi madre es… especial – hasta ese momento se dio cuenta que Hinata tenía un par de lágrimas en sus ojos que rápidamente elimino con sus pequeñas manos, – ¿estás bien?

– Es solo que tu madre ha sido muy linda, ella me abrazo, – le parecía tan frágil y seguramente había vivido cosas muy duras, pero ahora no quería indagar en su pasado, más adelante la abordaría, cuando estuviera lista.

– Vayamos a desayunar. – Ella asintió con una sonrisa en su rostro.

En cuanto llegaron al comedor, se encontraron con Minato que de inmediato dejo de lado el periódico que leía, para ponerse de pie y sonreír entusiasmado, era evidente que su madre ya le había contado. Seguramente su padre hubiese abrazado a Hinata como su madre lo hizo, pero en cambio se quedó un tanto estático al verla, al observar sus ojos…

–¿Verdad que es preciosa? – en ese momento irrumpió en el comedor su madre, quien nuevamente se acercaba a Hinata para mostrarse afectuosa al poner un brazo sobre sus hombros.

– Una Hyuga – al fin Minato saco el habla, logrando que Hinata se tensará al escucharlo. – Pensé que no había sobrevivido nadie de tu clan.

Quizá su padre supiera más de lo que ella podría decirle por ahora. – Padre, vamos al estudio. – Seguro que su madre torturaría a Hinata con aspectos del amor inexistente entre ellos, pero ahora mismo no podía ocuparse de todo, tenía que buscar respuestas.

– ¿Cómo conociste a la chica?, ¿a la Hyuga?.

– Es una amiga – la mirada acusatoria de su padre le indico que no podría mentirle.

– ¿Si quiera sabes lo que significa el apellido Hyuga?

– No – acepto al saber que no podría engañarlo.

– Significa dolor, durante muchos años los estuvieron cazando por sus ojos, pensaba que ya no existía un solo miembro de esa familia.

– ¿Sus ojos? – reconocía que eran hermosos, incluso la chica temía que se los quitara, pero no entendía bien el sentido de eso.

– Son muy bonitos, y mucha gente les da tratamiento en formol y otras sustancias químicas, para luego hacer con ellos piezas de decoración, eso ha llevado a que sean cotizados en el mercado por precios muy elevados, haciendo que la gente se interese en lucrar con ellos – no pudo evitar sentirse asombrado y asqueado a la vez, como era posible que las personas fueran así de estúpidas, – por ello sé, que a esa chica deben querer hasta secuestrarla, – con esas palabras supo que su padre esperaba una explicación lógica.

– Yo la compré en una subasta clandestina – quiso contarle la verdad, de cualquier manera se daría cuenta al enterarse de la suma de dinero que pago por ella, – yo fui con Sasuke, ni siquiera sabía que eso existía.

Minato erróneamente pensó que su hijo la había comprado en un acto de caridad humana, por lo que sonriendo pregunto cuanto había pagado, al recibir la respuesta no emitió sorpresa, esperaba una cifra similar.

– Entonces mantenla en tu casa, no dejes que salga sin anteojos, mucho menos sola. Ahora es tu responsabilidad que no le pase nada, y si ya vas a estar como su protector comparto la idea de tu madre, sería bueno que la consideraras como pareja – de inmediato Naruto negó, debía estar loco su padre para sugerir aquello, para empezar, él estaba enamorado de Sakura y en segunda, a pesar de lo guapa y atractiva, no dejaba de ser una total desconocida.

La plática con su padre le hizo ver que no podía dejarla a su suerte, sabía que por mucho que la dejara con cualquier persona, esta, tal vez podría sucumbir por el dinero, y entonces volvería a ser vendida al mejor postor, por lo que su esfuerzo sería en vano. Por tanto, estaría más segura viviendo con él, podría darle un empleo en su casa o en la empresa, dependiendo de lo que supiera hacer y entonces la tendría segura.

Ambos volvieron al comedor, donde una escena lo dejo paralizado, su madre tocando los pechos de Hinata – mamá, ¿qué rayos haces? – no tardo en retirar sus manos, aunque parecía que ella se lo había permitido.

– Oh hijo, eres tan afortunado, Hinata tenía razón, son naturales – sintió que su miembro creció. Y eso no estaba bien, nada bien… – Perdón por desconfiar – esta vez su madre se dirigió a ella – es solo que eres tan delgadita que para nada encajan con tu complexión, pero ahora que veo tus anchas caderas…

– Basta, mamá – no solo él estaba ruborizado, claramente también lo estaba quien sería su esclava.

– Ay, no seas celoso – su madre siempre lograba sacarlo de sus casillas, para ser honestos, siempre considero que su madre era más inmadura e imprudente que él. – Además es mi nuera. – Lo que no entendía, era porque Hinata le seguía la corriente, – vamos Hina, acompáñame a ver cómo va Temari con el desayuno – esta vez tomándola del brazo se la llevo.

– Tu madre esta emocionada, hace un par de meses pensaba que eras gay – en ese momento su padre llamo su atención.

– ¿Por qué pensaría eso? – pregunto reviviendo el sentimiento de molestia que experimento más temprano.

– Bueno, es solo que cada vez que nos visitas pasas demasiado tiempo con Sasuke, por lo que tu madre termino por pensar que seguramente era tu pareja, ya sabes, porque nunca habías traído siquiera una amiga a esta casa.

Una gran vena salto de su frente…

...

Durante el desayuno que tomaban en el jardín, las cosas no mejoraron, su madre no dejo de hacer comentarios imprudentes y fuera de lugar.

– Hinata, ¿qué método anticonceptivo estas usando? – ante aquella interrogante la chica enrojeció al instante.

– Yo no uso ninguno – respondió tímidamente.

– Bien, me alegro, Naruto, ni se te ocurra usar condón, es momento de convertirme en abuela.

– Madre ya te dije que…

– Todas mis amigas presumiendo que tienen más de 3 nietos, y yo ninguno, ha llegado mi momento.

– Madre…

– El dilema es que siempre pensé que los ojos azules de mi esposo e hijo eran lo más maravilloso del mundo, pero tu ojos Hinata, son todavía más bonitos. Así que mis nietos tendrán ojos bonitos, del color que sean.

– ¿Nietos? – cuestiono la Hyuga por primera vez.

– Solo tengo un hijo, así que tendrán que darme por lo menos dos nietos. – Ya ni siquiera se vio tentado en contradecirla, de cualquier manera, ni siquiera lo escuchaba o tomaba en cuenta su opinión.

Se sintió aliviado cuando por fin Hinata comió el ultimo bocado de su plato. – Nos vamos – en ese instante cortó el rollo de su madre poniéndose de pie. Y al ver que la joven no se movía, volvió a incitarla – Vámonos Hinata.

La Hyuga solo pudo despedirse con una reverencia hacia Minato y Kushina, pero esta última le dio un abrazo maternal – vuelvan pronto.

Naruto la condujo hasta su coche, un BMW color gris oscuro. Ella parecía no deslumbrarse con cosas materiales, y eso a él de cierta manera le agradaba, eso la hacía una chica más especial ante sus ojos.

– Yo quisiera agradecer lo que ha hecho por mi – fue ella quien rompió el silencio. – Ayer dijo que me dejaría ir a donde yo quisiera, y en realidad no tengo a donde ir, por lo que no tiene que comprarme ningún boleto de viaje, ya ha hecho suficiente por mí y siempre estaré en deuda y muy agradecida con usted. Puede dejarme donde a usted mejor le parezca.

¿De verdad él fue tan idiota para dejar libre a la que podría ser su esclava y complacerlo en el ámbito sexual? Quiso golpearse en la frente, cualquiera que tuviera la posibilidad de tener a una esclava como ella, no la dejaría nomas porque si, además él no la trataría mal, claro que no.

–¿Naruto? – su dulce voz lo trajo de vuelta, y entonces recordó las palabras de su padre, de ninguna manera podía dejarla sola.

– Hinata, ya que no tienes a donde ir, me gustaría que te quedaras en mi casa, estarías más segura y no sé, podría incluso darte trabajo en la empresa familiar.

–¿De verdad harías eso por mí? – estaba conmocionada, mostrando su asombro ante aquella propuesta.

– Me quedaría más tranquilo, y en realidad no estoy dispuesto a recibir una negativa – eso era obvio, así ella no quisiera vivir con él, después de lo que su padre le había contado, de ninguna manera permitiría que se expusiera, no solo sería dinero tirado a la basura, también estaría preocupado, aun cuando la acababa de conocer, sentía ese instinto que lo hacía querer protegerla.

– Gracias Naruto, le debo mi vida – sintió su suave mano sobre la suya, con la que sujetaba la palanca de velocidades. Un hormigueo recorrió su cuerpo, ella era demasiado cálida, suave, y al contrario de sentirse su protector, ahora mismo se sentía como un adolescente por experimentar esa clase de sensaciones ante un simple tacto.