Disclaimer: South Park es propiedad de Trey Parker y Matt Stone. Esta historia tiene fines meramente de entretención.

Resumen: AU - Adolescencia; dulce, alocada y triste adolescencia. Kyle ha vuelto al pueblo montañés desde el cuál su madre se lo había llevado junto con Ike, pero ya no es el mismo de siempre. ¿Será el amor bueno para él, o le traerá más problemas de los que ya tiene? Cryle. Historia sobre la juventud, las fiestas, la amistad, el amor y las típicas crisis existencialistas de la edad. (No quiero revelar más de los personajes porque quiero que sea sorpresa jaja)

Pareja principal: Craig Tucker & Kyle Broflovski

Advertencias: Por ahora, que la introducción será algo larga. El romance pesado, profundo. Rating T por el lenguaje, las acciones, e insinuaciones.


I –

"I Still Love The High "

Funeral Suits

...

Como todo parecía comenzar, de un momento a otro el lugar se iluminó. El tiempo pasaba como si no quisiera hacerlo, casi imperceptible, lento y cauteloso.

Este viajero traía consigo un nuevo día y con este una nueva aurora que se extendía con su propia bella parsimonia sobre las montañas, haciendo relucir aún más la nieve blanca en sus cumbres, cubriendo con sus débiles rayos de luz las calles y los techos ya blanqueados de las casas, calentando con su nimio calor el cuerpo de los insomnes o de aquellos mañaneros valientes que se levantaban casi al mismo tiempo en que el sol aparecía, se desperezaban entre las sábanas sintiendo su última suavidad antes de levantarse de una vez por todas. Una sutil brisa que aconteció junto al astro, recorrió cada recóndito lugar con su frío aire, libertina y traviesa por entre los árboles, llevando su aroma consigo hasta llegar a las protagonistas monumentales, más precisamente a una de las carreteras que les bordeaba para llegar al personaje principal de esta historia.

Pestañeó un par de veces ensimismado y sintiendo el súbito escalofrío que le provocó una corriente mañanera que recorrió su cuerpo y acarició sus manos y cabellos, como jugando con ellos. Un suspiro provino desde lo más profundo de su ser al recordar unas manos que antes le acariciaron y rodearon su cuerpo, haciéndole sentir cálido y amado. Aquella misma que ahora se encargaba de reemplazar el viento.

Volteó esperanzado creyendo escuchar su nombre provenir del interior del auto, que se encontraba a un par de pasos de donde él estaba, con las puertas abiertas y con su carrocería verde metálica algo corroída por el tiempo cubierta en escarcha. Se sintió algo estúpido al momento en que se dio cuenta de lo que estaba haciendo y se sintió aún más acongojado. Entonces volteó nuevamente su vista al horizonte, escuchando el cantar de unas aves cercanas, que tenían sus nidos en los árboles a sus pies. Había demasiado silencio como para creer que se trataba del pequeño pueblo montañés 'South Park'.

Las palabras sobraban, aunque no es como si de su garganta quisieran brotar algunas. Pero era porque su garganta estaba tan apretada que hasta tragar saliva le costaba sin evocar en sus ojos un lagrimeo. Sentía que sucumbiría al peso de su cuerpo y caería al suelo. Pero no. Ahí estaba, mirando el hermoso horizonte y evitando mirar al profundo suelo, pues le provocaba un vértigo que hacía cosquillear su vientre y sudar las manos. Prefería evitarlo. Así como prefería dejar de pensar en aquellas cosas que le desgarraban por dentro.

Un estremecimiento sacudió su cuerpo, y no sabía si era por el frío o el sentimiento. Un doloroso gemido salió de sus labios, bajó la cabeza a mirar a sus pies y vio como pequeñas gotitas mojaban sus zapatos. ¿Estaba lloviendo? No, claro que no. Eran sus ojos los que lloraban. Se abrazó los brazos y frotó un poco para entrar en calor mientras miraba otra vez hacia el frente, o hacía el intento, porque las lágrimas en sus ojos no le dejaban ver claramente. Un sollozo proveniente de su pecho le estremeció, haciendo vibrar en pena cada fibra de su ser, y provocando un eco que se esparció por cada íntimo lugar en las montañas, que parecían acompañarle en su tristeza.

¿Cómo había llegado hasta allí? ¿Quién era él? De pie en medio de la nada, con el alma por los suelos.


Kyle, despierta – Un pequeño niño de no más de diez años sacudía el cuerpo dormido de su hermano mayor, quien al escuchar la voz del niño profirió un quejido.

Cinco minutos más, por favor, Ike –Tiró un manotazo que casi le llega al más pequeño de no ser porque se había corrido de su lugar mientras el mayor, Kyle, se giraba en su cama para darle la espalda.

Papá va a enfadarse si no te levantas ahora – Dijo mientras picoteaba con un dedo la espalda del dormido. Kyle se volteó tan rápidamente que Ike retrocedió asustado y cayó al suelo, por haberse tropezado con sus cordones desatados, golpeándose en el trasero. – Auch – Se sobó la espalda baja con los ojos cerrados. Al abrirlos, levantó la mirada hacia su hermano, que le miraba fijamente y en silencio con aquellos ojos verdes de diferentes matices, que junto con su actitud, provocaban una profunda mirada. Un estremecimiento sacudió al menor, que aún después de tanto tiempo, no podía acostumbrarse a esa mirada endurecida con el pasar de los años para el resto de las personas a excepción de él. Aún cuando Kyle solía decirle que él no tenía la culpa de nada de lo que estaba pasando.

El mayor observó a Ike un momento, delineando su rostro con su mirada, pasando desde los negros y suaves cabellos que caían desordenados, por sus castaños ojos risueños, su pequeña nariz y delgados labios, hasta llegar a su fina barbilla y delgado cuerpo. Se veía frágil, como sea que le mirase, desde el ángulo en el que esté, y por ello había decidido protegerlo. Para que todo el mundo y su cruenta realidad no perturben a su pequeño hermano. Aún si no fuera su hermano de sangre, aún si no fuera su deber. Para él, su hermano era toda su vida y si algo le pasaba, no se lo perdonaría.

Levántate del suelo, vas a arrugar tu ropa – Pronunció Kyle, palabra por palabra, con su delicado y elegante tono de voz, portando una pequeña sonrisa en sus labios. Se desperezó en la cama, estirando sus brazos y piernas, bostezando. Ike se levantó del suelo y observó la habitación de su hermano, buscando la ventana con la mirada, al encontrarla se dirigió hasta ella y poso la mano en el pestillo, pero una mano más grande y huesuda se posó sobre la suya. Sintió la presencia de alguien atrás de él y tras levantar la mirada, se encontró con la mirada grave de su hermano.

Ve a decirle a padre que ya me levanté y que bajaré en seguida a desayunar – Ike asintió algo intimidado y en dos pasos ya estaba fuera de la habitación. Kyle se acercó a la puerta y la cerró, soltando un suspiro y mirando en dirección de la ventana, sería mejor que no la abriera nadie nunca más. El joven tenía una manía, también un temor, y es que cada vez que abría esa ventana algo malo ocurría. Como la primera vez que sus padres discutieron, o la primera vez en que observó cómo su madre se iba para no volver.

Sonó la alarma de su teléfono, lo tomó sin cuidado de la mesita de noche y la apagó. Tenía que vestirse


Promise and the Monster- Slopes

El desayuno estuvo desabrido para él, como siempre y cada vez que su padre estaba presente. Ahora estaban en el auto, camino a su nuevo hogar. Ike estaba atrás durmiendo sobre los asientos y él estaba sentado al frente, de copiloto al lado de su padre, que conducía mirando hacia el frente y siempre el frente con su rostro severo y sus ojos decididos muy parecidos en el color a los de él.

Resopló y observó por la ventana que le devolvía su propio reflejo, su piel blanquecina, casi purpúrea de lo cansada que estaba, sus labios rojos y las pecas llamativas. Sus ojos oscurecidos y su llamativo, flameante cabello oculto en una ushanka verde que le había acompañado la mayoría del tiempo durante sus diecisiete años de vida. Se puso los audífonos que siempre llevaba consigo y buscó alguna canción en su teléfono para escucharla. Observó por el rabillo del ojo que su padre le había mirado con la intención de decirle algo que parecía querer decirle hace un tiempo, pero se arrepintió al ver que estaba con los audífonos puestos y volvió su mirada al camino.

Si lo pensaba bien y miraba hacia el pasado, sentía que todo había pasado muy rápido. Pero al momento de vivirlo todo parte por parte, se le hizo eterno. Estaban en camino hacia su nuevo-antiguo hogar. En parte estaba feliz porque le quedaba más cerca del trabajo, pero triste porque sentía que duraría poco. Aunque tenía un extraño presentimiento y opresión en el pecho que le hacían sentir emocionado. Se dirigían hacia South Park, un pueblito que quedaba cerca de las montañas, rodeado de bosque, flora y fauna. Lo que le encantaba, por el silencio, pero los recuerdos de ese lugar no eran sus favoritos.

Kyle, había vivido su infancia en South Park. Aún recordaba la escuela y los amigos que había formado, sobre todo cierto chiquillo pelinegro que siempre le acompañó a todas partes, cuyo rostro en los recuerdos le resultaba difuso. Sus recuerdos empezaban en South Park, por lo que no sabía si cuando bebé había estado en algún otro lugar. Al principio, todo estaba relativamente bien. Sus padres se llevaban bien, le iba bien en los estudios, hacía muchas travesuras con sus amigos y tenía una buena relación con su hermano. Pero con el tiempo todo se fue volviendo algo complicado.

Su padre es abogado, y no pasaba, o mejor dicho, no pasa mucho tiempo en casa. Cosa que le molestaba a su madre, Sheila. Junto con el hecho de que muchas veces Gerald llegaba pasado de copas a la casa en la noche y bueno, reaccionaba de un modo violento a sus reprimendas. Gritos, golpes, eran cosas usuales que se escuchaban en aquella casa.

Cuando una pareja se encuentra dividida, sea cual sea el motivo, en la mayoría de las ocasiones uno de los dos comienza a sospechar de actitudes jamás antes cometidas o simplemente comienza a tergiversar cada cosa que la otra dice. Claro, esto ocurre cuando la falta de conversación, prudencia y confianza entre dos personas que supuestamente se aman, se hace bastante notoria. Lo que ocurrió en el matrimonio de Gerald y Sheila Broflovski.

Kyle tuvo una repentina visión de cuando sus padres discutían, como casi todas las noches, y él estaba en la habitación de Ike, calmándolo y diciéndole que no había de temer, que él cuidaría que nada malo ocurriese. Vaya mentira. Unos meses más tarde, Sheila, decidida a dejar todo en el pasado y se fue con sus hijos a un pueblo cercano, a no más de hora y media de South Park. Se los llevó sin avisar a Gerald. Simplemente desaparecieron. Kyle tenía para entonces doce años. Sheila estaba más preocupada de darles un buen futuro a sus hijos, que de lo que pudiera ser lo que le ocurriera a ella.

El auto aparcó frente a una casa pintada de un verde pino, que resaltaba en contraste con la blanca nieve. Ike se estiro, bostezando y Kyle se quitó lentamente los audífonos, sintiendo como la música se desvanecía en el aire.

¿Ya llegamos? – Preguntó el pequeño mientras que con un puño se fregaba los ojos.

– Dijo Gerald, soltando un suspiro cargado de nostalgia – No ha cambiado en nada desde la última vez.

Abrió la puerta, no sin antes observar a través del parabrisas la casa con un extraño brillo en los ojos. Salió y cerró la puerta atrás de sí. Kyle sintió algo de vacío al escuchar el portazo y siguió con la mirada a su padre, que pasaba por el frente del auto y se situaba frente a su ventana, enfrentando a la casa con las manos puestas en la cintura, en una pose de determinación que a Kyle le pareció demasiado maquinada, casi robótica.

Ike salió entusiasmado del auto, imitando la pose de su padre y el pelirrojo resopló molesto, le daba pereza salir del auto, pero no quería quedarse solo, así que tomo aire y salió.

Su padre se corrió del sitio para dejarle pasar y cerró la puerta del auto tras Kyle, quien observaba con sus ojos bien abiertos la casa. Sintió un repentino nudo en la garganta y dejó salir el aire, inhalando lentamente el aire montañés de South Park y sintiendo en el acto un sinfín de emociones.

Se sorprendió cuando su padre posó una mano sobre su hombro, en un gesto amable no muy común en él y que provocó una mirada suspicaz en Kyle, que se ablando al instante de sentir la mano de Ike colarse en su diestra, tomándola con fuerza. Le miró y se fijó en su enorme sonrisa. Tenía que hacerlo, por él.

Espero que no esté tan sucia como la última vez – Dijo en un tono venenoso. Su padre le miró con una sonrisa forzada y apretó el agarre en su hombro.

El camión de la mudanza con sus cosas llegará en un par de minutos… – Gerald ignoró a su hijo y caminó hacia la casa, murmurando a lo bajo – Porque si llegaran a demorase unas horas, no les gustará lo que pueda ocurrirle a su empresa.

Kyle se sintió abatido y molesto. Esto sería difícil, muy difícil.


¡Kyle, baja a cenar! ¡Última vez! – Su puerta retumbó entonces y Kyle refunfuñó a lo bajo.

Ya voy. – Volvió la mirada al estante frente a él y siguió entonces acomodando los libros.

Será mejor que te apresures, jovencito – Escuchó la voz de Gerald tras la puerta.

¿O qué? ¿Me demandarás? – Se burló mientras soltaba una pequeña risilla entre dientes.

Te castigaré – Se escuchó molesto.

La puerta se abrió, revelando el redondo rostro de Gerald acalorado en rabia y con una mirada bastante severa. Kyle se apoyó en el marco de la puerta, cruzando los brazos y mirándole con una sonrisa ladeada.

Que miedo, atrévete – Le retó, provocando a su padre. Este último levantó un dedo acusador y le apuntó al pecho, picoteándolo.

Escúchame bien, niñito malcriado – Kyle frunció el entrecejo. – No sé cómo los habrá criado Sheila todo este tiempo, pero ahora estas bajo mí– Se apuntó a sí mismo, recalcando la palabra . El joven podría haber jurado que le había escupido en el rostro –cuidado. Así que será mejor que me respetes y acates mis órdenes sin rechistar. ¿Te quedó bien claro? – Terminó apuntando nuevamente a Kyle y este le tomó el dedo con una mano, apartándolo de él y chasqueando la lengua, portando una mirada indiferente, que prontamente fue dirigida a la verdosa de Gerald con profunda ira.

No me toques. No tienes derecho de hablar así de mamá, porque ella al menos se dedicó a criarnos – En su voz se sentía el resentimiento. – Tú estabas por ahí, haciendo tu ''trabajo'' – recalcó con comillas en el aire- y demasiado ocupado como para siquiera llamar.

Yo era quien llevaba el dinero a la casa, no puedes culparme de mantenerte vivo y cómodo a ti y a tu hermano – Respondió ofendido Gerald, tratando de que la voz no le temblara.

No metas a Ike en esto, él era demasiado pequeño para siquiera saber quién era su padre. ¿Crees que soy un estúpido y que no veía las cosas que le hacías a mamá estando borracho? Tú– Fue interrumpido por una mano que fue directo a su mejilla derecha, haciéndole girar el rostro y sentir el palpitar en la mejilla.

Cállate. No me provoques. Te quedas sin cenar. – En ese momento se escucharon unos pasos que subían la escaleras y se asomó Ike a ver qué era lo que estaba pasando.

¿Qué fue eso? – Preguntó inocente, observando como su hermano apretaba los puños con fuerza y su padre se encontraba arreglándose la corbata.

Nada Ike, en seguida bajo. – Respondió con voz suave Gerald.

Entonces Kyle, sin dirigirle la mirada a nadie, entró a la habitación, cerrando fuertemente la puerta a sus espaldas. Lo odiaba, realmente lo odiaba.


Pensando en diversas estrategias para evitar a su padre, proteger a Ike de él y matemática avanzada, Kyle se encontraba sobre su cama a medio hacer, con su ropa interior que constaban de un par de calzoncillos negros, leyendo un libro de matemáticas. Era algo extraño, pero hacer matemáticas le ayudaba a resolver sus problemas sociales. O estudiando cualquier materia científica.

Kyle era lo que podría llamarse… un nerd. Pero uno con una actitud realmente particular.

Se sintió de pronto bastante sofocado y se levantó en dirección a la puerta, pero lo pensó dos veces. No quería que nadie entrara ni registrara su ordenada habitación. Miró entonces a la ventana y se dirigió a ella, sintiendo un estremecimiento provocado por el estímulo y la rabia. La abriría, ¿Qué cosa realmente malvada podría ocurrirle ahora que sentía su vida iba a ser un infierno? ¿Qué iba a pasarle? ¿Enamorarse? Casi se ríe a carcajada suelta con la idea. Las parejas y las personas solo traían problemas. El debía enfocarse en sus estudios, su trabajo y elaborar un método en el cual hacer su vida algo soportable.

Pero veámosle el lado bueno, mañana tendría escuela. No… eso no tenía nada de bueno. Hizo una mueca extraña al momento en el que se dirigía a su cama y guardaba el libro de matemáticas junto con un cuaderno bajo la cama y apagaba la luz. Una pequeña brisa nocturna hizo elevarse sus cortinas y hacerle sentir un tanto ligero. Se sintió con sueño y se acostó en la cama, tapándose con las mantas y profiriendo un pesado suspiro.

...


Mensaje: ¡Hola! Muchas gracias por comenzar a leer este fic, es el primero que publico. Espero que les guste. ¡Ah! Colocaré unas canciones entremedio para darle algo de ambiente (Fueron las que me inspiraron a hacer el capítulo, o al menos el comienzo). Si tienen alguna sugerencia, o cualquier cosilla que quieran decirme, pueden mandar un mp o publicar un review, estaré muy contenta de recibirlo. He vuelto a resubir esta historia, luego de sacarla, releerla y editarla (no han sido muchos los cambios). Está ambientada por ahí entre los años 2000 y 2005; época en que los teléfonos celulares no eran táctiles (para que sea hagan una idea). Muchas muchas gracias por todo.