Sueños sin rumbo;

en páramos quemados,

la voz del viento.

Capitulo 1: Dos almas sin rumbo, dos vidas sin sueños.

¿Cuánto odio puede llegar a albergar el corazón humano?

Lo bastante como para mantener las heridas abiertas.

¿Puede ser el rencor y la sed de venganza lo que motive nuestra existencia?

Cuando la busques con desesperación, sabrás a lo que me refiero.

Las preguntas surgían una tras otra, mezcladas con sueños frustrados y un futuro incierto. Así había sido desde hacia tres años atrás y sospechaba que seguirían atormentándolo por mucho tiempo mas, hasta que ese hombre estuviera muerto.

El gemido del viento en el exterior podría haber sido un motivo mas que suficiente para convencerlo de que lo mas sensato seria permanecer cómodamente recostado en la cama, la noche estaba helada y no era seguro vagar por los alrededores a esa hora, pero aun sabiendo esto se puso de pie y busco a tientas su ropa; una ves vestido intento salir de la casa sin hacer ruido, solamente cuando la puerta cerro silenciosa a sus espaldas respiro tranquilo.

El viento le azoto en la cara con la fuerza embravecida de la tormenta que se avecinaba, pensó en regresar a la casa pero descarto la idea casi al instante. Rápidamente se puso en camino, quizás para no arrepentirse de su decisión. Necesitaba pensar, recordarse por que estaba haciendo todo eso y por que no podía volver a atrás, sabia que estaba arriesgando a muchas personas en la frenética búsqueda de cumplir su objetivo, pero el había elegido el camino a seguir, jamás les había pedido a ellos que lo siguieran.

Sus pies recorrieron con la habilidad de los años de practica el escabroso terreno, como de costumbre llego hasta la parte mas alta del acantilado y se refugio entre unas rocas, en ese lugar le parecía sentirse libre de los problemas y las preocupaciones, en ese lugar volvía a ser el mismo joven que había sido tres años atrás, antes de que aquella tragedia marcara su vida.

Todavía el recuerdo era doloroso, sin embargo el odio había ido cavando mas profundo en su alma que cualquier otro sentimiento. Buscaría a ese hombre, lo buscaría hasta encontrarlo y cuando lo tuviera frente a el… lo mataría.

-----------------------------------------------------0---------------------------------------------------

El viento rugía con fuerza, azotando sin compasión las hojas de los árboles y la hierva que se extendía bajo sus pies, le revolvía sin compasión el largo cabello y excitaba sus ya exaltados sentidos.

Se aproximo hasta le abismo, oyendo el gemido del viento que le golpeaba en el rostro y se le clavaba en el cuerpo como cuchillos, observo con cierto temor y el corazón alborotado como las olas chocaban sin compasión contra las rocas desnudas, castigándolas una y otra vez, mostrándose como el augurio siniestro de lo que le esperaba.

Tomo aire y trato de recordarse por que estaba allí, la impotencia que le producía su situación la incitaban a revelarse, sin embargo el miedo seguía haciendo presa de ella. Nuevamente se asomo al acantilado y el aire cargado de salitre la hizo despertar de su ensoñación.

La muerte.

¿Es acaso esto lo que estabas buscando?

Si.

¿El motivo?

Escapar de la propia desdicha.

¿Podría ser la muerte la salida correcta a la desesperación?

Difícil saberlo, solo es la única salida visible.

Las lagrimas se le agolparon en los ojos, intentó recordar alguna oración que la ayudara a tranquilizar sus agitadas emociones pero nada se le venía a la cabeza, al cabo de unos segundos mas de meditación se dio cuenta de que era una tontería seguir dilatando el momento así que se despidió de las personas a las que dejaba atrás y pensó el motivo por el que estaba haciendo aquello, su decisión era cobarde sin embargo no tenía otra salida, antes que atarse a ese hombre prefería la muerte.

Se asomo al borde les acantilado sintiendo como se le alborotaba el cabello al contemplar el vació, cerro los ojos con determinación y respito con tranquilidad, había llegado el momento.

--------------------------------------------------------0-----------------------------------------------------

El sonido del viento fue cortado por la carera desenfrenada de alguien, Aoshi se puso en alerta y se mantuvo oculto, sin embargo se acerco lo suficiente para ver de que se trataba, sigilosamente avanzo con cautela hasta el origen de las pisadas que se iban haciendo cada ves mas calmadas, hasta que en un determinado momento eran apenas audibles.

Como una aparición salida de la noche, una joven surgió de entre los árboles. Iba vestida de blanco, joven, bella y espectral; el largo cabello negro le otorgaba aun mas el aspecto de ser un ser mitológico salido de las profundidades del bosque. Con expectación la vio caminar hasta los acantilados, el terreno era peligroso sin embargo se movía con la seguridad y la gracia de quien a estado allí otras veces.

Aoshi contemplaba ensimismado aquella extraña alucinación preguntándose si no seria el fruto de su angustiada imaginación; la noche era oscura sin embargo la silueta de aquella desconocía se apreciaba perfectamente por el contraste que generaba: su piel nívea envuelta en el blanco vestido se trasformaban en un punto inconfundible en el oscuro marco de la noche.

Durante algunos minutos la joven siguió de pie frente al abismo, su respiración se notaba agitada y Aoshi sintió la tentación de advertirle sobre lo peligroso que era que estuviera allí. Seguro de que no corría peligro camino hacia ella, sin embargo la joven estaba tan concentrada en su contemplación que no parecía haberse percatado de que no se encontraba sola.

La muchacha se tenso de repente, y lentamente se asomo a mirar al vació, la oyó soltar un suspiro y Aoshi presintió que iba a tomar la decisión que el había temido en un comienzo: la joven iba a saltar.

La desesperación se apodero de el, temía que no lograr sujetarla a tiempo o que la muchacha se atemorizara con su presencia y pudiera tener un accidente aun peor. Ante esto, Aoshi intentando parecer calmado decidió hacerle notar su presencia.

-¿Qué es lo que se supone que estas haciendo aquí?

Para sorpresa del muchacho la joven volteo a mirarlo, sus ojos verdes lo observaban con asombro y Aoshi pensó que jamás en su vida olvidaría aquellos ojos, cargados de azoramiento, tristeza y lagrimas, sus labios se movieron sin emitir sonido algunos y la apariencia etérea que la envolvía se hizo aun mas visible.

-¿Que es lo que haces tu aquí?- le pregunto Misao al muchacho que se encontraba frente a ella, sintió comos su corazón volvía a latir luego de haberse detenido por unos segundos, cuando oyó su voz a su espalda pensó que la habían encontrado, sin embargo al voltear no pudo sino sorprenderse por la imagen que tenía frente a ella.

El mido había dado paso a la admiración. Misao pudo apreciar que era un hombre alto a pesar de permanecer sentado sobre una roca a escasos metros de ella, el viento le revolvía el cabello oscuro y sus ojos azules la miraban con detenimiento, el temor que sentía en un principio dio paso a la turbación y noto como a pesar de la difícil situación en la que se encontraba se había sonrojado.

Misao observo como el chico se sonreía y se ponía de pie caminando hasta ella, pensó en retroceder pero el aire frió en su espalda le recordó que mas allá solo encontraría la muerte.

- Yo no responderé a tu pregunta, hasta que tú no respondas a la mía- le dijo el joven con calma.

Misao no podía dejar de mirarlo y de admirar lo sereno que parecía estar a pesar de que tenía a una muchacha parada al borde del acantilado mientras el mar rugiente y embravecido le estaría indicando que lo más probable es que ella muriera si caía.

Con desesperación pensó en no responder a la pregunta, darse la vuelta y lanzarse, seguramente eso le valdría para aliviar la duda, pero no podía hacerlo delante de el, ¿por que demonios había llegado justo en el momento en que ya se había decidido a tirarse?

- Voy a saltar.

Aoshi arqueo una ceja al oír aquella pregunta, no podía negar que a pesar de todo aquella joven le parecía muy divertida, solo con mirar sus ojos se daba cuenta de que lo que menos deseaba en el mundo era morir, sin embargo no entendía como una muchacha tan bonita se veía impulsada a tomar aquella decisión.

-¿Y aun piensas hacerlo?- le pregunto Aoshi con tranquilidad.

- Si.

-Mentirosa- le dijo el joven con una sonrisa.

Noto como cierto rubor había teñido las mejillas de la joven y la desesperación que había visto en sus ojos fue remplazada por rencor.

- Si, lo voy a hacer- le contesto Misao con decisión, ni siquiera sabia por que se sentía tan molesta ante la duda de aquel desconocido. Se volteo con decisión y nuevamente el terror se apodero de ella al sentir la fría caricia del viento en la cara, perdió el equilibrio y se dio por muerta sin embargo rápidamente una mano fuerte la parto del acantilado depositándola en un sitio seguro.

- Muchacha estupida-le espeto Aoshi molesto.

Misao pálida de miedo sintió el desesperado impulso de echarse a llorar y lanzarse a sus brazos buscando consuelo, sin embargo la dureza y frialdad que vio en sus ojos la mantuvieron en su sitio, respirando con agitación y un leve mareo se apodero de ella, nuevamente aquel hombre la sujeto del brazo y la insto a sentarse en la piedra en la que el había estado hacia unos minutos atrás.

-Lo siento-murmuró con aprensión, levanto la vista y se sorprendió al notar que esta vez la observada mas calmado y ya no se mostraba tan enfadado.

El frió viento de la noche comenzó a calarle los huesos y sin poder evitarlo Misao empezó a temblar, Aoshi suspiro con resignación y quitándose la chaqueta se la paso sobre los hombros para que lograra mantener el poco calor que le quedaba, ella lo miro agradecida y parte de la rabia que había sentido con ella se disipo con su leve sonrisa.

-Casi te matas- le dijo en tono frió-. ¿En que demonios estabas pensando?

- En morir- le respondió Misao con sentimiento, lo miro nuevamente y no pudo evitar que algunas lágrimas escaparan de sus ojos-. Pensaba suicidarme.

Con algo de pesar Aoshi comprendió que no estaba ante una estupida pataleta infantil, así que se sentó cerca de la joven mientras intentaba calmar sus atribuladas emociones, cuando la había visto tropezar pensó que no lograría salvarla.

-¿Por que motivo una muchacha como tu pensaría en quitarse la vida?- le pregunto con curiosidad-. Eres joven, bonita y solo con mirarte me doy cuenta de que eres de buena familia, ¿Qué es lo que te impulso a tomar esta decisión?

Misao pensó en decirle que no se entrometiera en sus asunto, pero si no fuera por aquel joven que la había salvado arriesgando su vida para hacerlo ella no estaría allí. Lo menos que podía hacer por el era intentar ser amable.

-Supongo que la desesperación- esta vez le sonrió un poco-. No podía soportar lo que pensaban imponerme y huí, pero sabia que no conseguiría llegar lejos así que decidí quitarme la vida.

-Eso me dice que aquello que pensaban imponerte debe haber sido de lo mas terrible para que hayas tomado aquella determinación, ¿verdad?

Asintió levemente avergonzada, Sabía que muchas chicas de su edad hubieran aceptado con resignación y dignidad lo que pensaban exigirle, pero ella no podía hacerlo.

-Huí de mi boda- le dijo con desgana-. Hoy me tenia que casar con un hombre al que desprecio. Durante meses intente resignarme a la idea, pero hoy cuando llegue a la iglesia y me di cuenta de lo que en verdad me esperaba no pude sopórtalo mas y escape, he vagado de un lugar a otro todo el día, pero se que a pesar de los esfuerzos que haga no podré liberarme jamás de aquel destino, si mi tío me encontrara me obligaría a casarme. Así que esta tarde tome la determinación de suicidarme… por eso he venido hasta aquí.

Aoshi la miro detenidamente para ver si le estaba mintiendo, sin embargo la sinceridad que aprecio en sus ojos disiparon sus dudas, se fijo en que la joven seguía con el vestido de novia puesto y se imagino lo difícil que le debió haber resultado tomar aquella determinación, el sabia lo que era escoger un camino que uno no tenía planificado.

Las nubes se arremolinaban en el cielo y el viento azotaba con mayor intensidad, Aoshi contemplo el horizonte y supo que la tormenta se avecinaba.

-Debes regresar a tu casa- le dijo con seguridad-. Pronto comenzara la tormenta y estos caminos se volverán intransitables, te acompañare.

-¡No!- le dijo Misao poniéndose de pie-.¡¿Es que no has oído nada de lo que te he dicho?! No puedo regresar a mi casa, no puedo volver para que me casen con ese hombre.

-¿Y que pretendes hacer? No te puedes esconder toda la vida, muchacha, date cuenta de eso.

Misao se cubrió el rostro con las manos y comenzó a llorar con desconsuelo. Aoshi suspiro resignado y se sentó a su lado esperando a que se calmara, sus sollozos le partían el alma pero sabia que tenia que convencerla de que regresara a su hogar, no tenia donde mas ir y la noche se estaba volviendo peligrosa.

-¿Cómo te llamas?- le pregunto Aoshi cuando estuvo un poco mas calmada.

La joven lo miro con los ojos muy abiertos y algo llorosos.

-Misao Makimachi, ¿y tu?

- Aoshi Shinomori, ¿Qué edad tienes, Misao?

-Dieciocho- le dijo con seguridad.

Aoshi pensó que quizás le estuviera mintiendo porque parecía menor, pero prefirió no desconfiar de ella, una discusión en ese momento no le serviría de mucho.

-Lamento todo lo que te ha ocurrido, se que para ti tiene que ser difícil enfrentarte a una situación de este tipo, pero tienes que pensar en lo que harás con tu vida, ¿lo entintes?

Misao asintió, sabia que Aoshi tenía razón, si ya no había sido capas de matarse tenia que pensar en otra solución, ¿pero que? Su tío seria capas de mover cielo y tierra hasta dar con ella y una vez que la encontrara se encargaría de que nunca mas pensara en volver a hacer algo así.

No tenia dinero para viajar y volver a su casa a buscarlo era algo absurdo, no tenía amigos y mucho menos a alguien a quien pedirle ayuda, estaba sola y desesperada, tenía que ganar tiempo.

-¿No has respondido a mi pregunta?- le dijo con total inocencia a Aoshi.

El joven la miro confundido al no saber de que estaba hablando Misao, quizás el susto le hubiera afectado o simplemente nunca había estado en sus cabales.

-¿Que pregunta?

-De por que estabas aquí- le dijo con calma-. Me dijiste que no contestarías a mis preguntas a menos que yo respondiera a las tuyas, y lo hice. Ahora tu tienes que cumplir con tu parte del trato.

-Es verdad- Aoshi la observo con resignación-. Bueno, suelo venir a este lugar a pensar.

-¿A pensar en que?

No podía decirle la verdad, no podía contarle que había ido a ese sitio para recordarse que tenía que llevar a cabo su venganza, no le podía decir a Misao que pensaba matar a alguien.

- A pensar en las cosas que debo hacer aunque no desee hacerlas. Al igual que tu, no tengo mas opción.

-Siempre existen otras opciones- le dijo Misao con una sonrisa.

-¿Cómo quitarme la vida?- le pregunto Aoshi arqueando una ceja-. Olvídalo, ese no es mi estilo.

-Claro que no me refería a eso, idiota- le contesto molesta-. Pero siempre existen otras salidas.

-Dijiste que para tu problema no la había, te digo del mismo modo que para el mío tampoco la hay.

- Tu no conoces a mi tío- le dijo Misao suspirando con resignación-. Es un honre horrible, ha dispuesto de mi vida y la de mi hermana a su antojo desde que mis padres murieron, arreglo todo este matrimonio por su conveniencia y yo no podía permitir que me hiciera eso, por ese motivo me fugue.

Aoshi no pudo evita admira su valentía, perfectamente aquella joven se podría haber dejado manipular por su tío, sin embargo no lo había hecho y había decidido seguir sus ideas aunque estas fueran tan tontas como intentar quitarse la vida.

¿Cuánta decisiones equivocadas había tomado el en esos tres años? Seguramente muchas, sin embargo había seguido lo que pensaba correcto y eso ya era un punto a favor.

- Debes pensar que estoy loca, ¿verdad?- le pregunto la chica con sinceridad-. Mi familia tiene dinero y si me hubiera casado también tendría una vida cómoda, pero eso no es lo que busco para mi vida, no me conformo con quedarme encerrada en mi casa esperando a que otros decidan por mí.

- Debes regresar a tu casa- le dijo Aoshi de pronto-. O regresas a tu casa o decides ahora a donde quieres que te lleve, no podemos perder más tiempo.

Una súbita idea se forma en la cabeza de la joven, sabia que era tan improbable como la idea que había tenido de quitarse la vida cuando sabia que no seria capas de hacerlo, pero si aquello no funcionaba nada lo haría, quizás el hecho de que ella y Aoshi se conocieran no había sido un capricho del azar, sino algo que el destino ya tenía previsto, esta ves no se equivocaba, esa era la mejor solución.

- No puedo regresar a mi casa, Aoshi- le dijo con seriedad-. Ya te he explicado el motivo, sin embargo creo que existe una mejor posibilidad, es algo complicada, pero en mi caso seria la única solución para librarme para siempre de mi tío y buscar la forma de rehacer mi vida.

Algo en la actitud de la joven se le hizo sospechoso, parecía demasiado tranquila para el conflicto en el que se había metido, sin embargo el sabia por experiencia que no se podía dejar engañar por lo que sus ojos veían sino que tendría que esperar a ver que era lo que ella tenía que decirle.

-¿Que es lo que planeas hacer, Misao?

-Bueno…- ella lo miro a los ojos y se sonrojo un poco, luego bajo la vista y comenzó a jugar con una brizna de hierba- Aoshi, ¿te casarías conmigo?

-----------------------------------------------------0---------------------------------------------

Aquí con otra historia aprovechado las vacaciones y la inspiración, agradezco de antemano a todas las que hayas leído, espero les haya gustado y la próxima semana ira apareciendo otros personajes y aclarándose un poco mas las cosas, nos leemos la próxima semana, ciao.

VALE BLACK