El Mago
Autor: Quetzalli
Resumen: AU Harry nunca fue a Hogwarts porque al vencer a Voldemort como bebé perdió su magia. Severus por su parte ha estado ausente del mundo mágico por varios años. Ahora que ha regresado Severus, se unirá a la Orden del Fénix para ayudar a vencer a Voldemort. Mas ignora que encontrará el amor en la persona menos esperada.
Parejas: Harry-Severus, Harry-Draco, Sirius-Remus
Disclaimer: Los personajes son propiedad de J. K. Rowling y Warner Bros. Si por ventura piensas que estoy ganando algo más que gratificación personal a través de sus comentarios, voy a tener que desilusionarlos porque ni un peso ha entrado en mi bolsillo por escribir esto.
N/A: ¡Hola a tods! pues si, estoy de regreso con este fic que espero les guste mucho (a mí me encanta) aquí hay mucha acción y romance así que espero se diviertan. Besos Quetzalli.
Capítulo 1
El cuarto del tiempo
Si hay una época en que Hogwarts tiene un aire deprimente es en verano, cuando ningún alumno se encuentra cerca de los terrenos del castillo. Por tres meses el lugar no es más que frías piedras solitarias en donde sus escasos habitantes, elfos, fantasmas y algunos profesores, se mueven por los pasillos con sólo el eco de sus pasos, esperando el momento en que los cientos de chiquillos que ahí estudian regresen.
No hacía mucho que había empezado el período vacacional y un joven delgado, de largo pelo oscuro que le llegaba a los hombros, avanzaba por uno de esos pasillos a grandes zancadas, sin preocuparse verdaderamente por la ruta que debía tomas, conscientes de que era el único por los alrededores.
Tenía que llegar.
Las últimas noticias eran perturbadoras y por decir lo menos, urgentes. El tipo de cosas que tenía que hacer llegar al profesor Albus Dumbledore a la brevedad posible.
¿Quién diablos pensaría que el Señor Tenebroso escogería al mocoso de los Potter habiendo candidatos con mejores "antecedentes". Aunque sólo el Señor Tenebroso entendía al Señor Tenebroso.
Iba mascullando entre dientes lo desafortunado que era teniendo que ser él mensajero del destino de Potter cuando se le unió la gata de Filch. El animal aún desconfiaba de él vigilándolo como si todavía fuera un estudiante. El joven siguió su camino sin aminorar el paso, deleitándose con la idea de que pronto todos tendrían que empezar a tratarlo con el respeto que merecía. Un poco más y sería el profesor Snape.
Estaba a unos metros de la escalera que lo llevaría directamente a la oficina de Dumbledore cuando se encontró frente a frente con uno de los rostros que más aborrecía: Sirius Black.
-¡Mira nada más lo que trajo el gato! -masculló sin ocultar el claro disgusto que sentía de dirigirle la palabra. ¡Cómo si a él le importara la opinión de Black!
-¿Por qué tanta prisa Snape? ¿Acaso viene por ti tu amo y vas a ocultarte tras Dumbledore?
-¡Quítate de en medio, no tengo tiempo para juegos imbéciles!
-Shu, shu, shu -Sirius negó moviendo la cabeza de lado a lado-. No llegarás a ningún lado con esa boca tan sucia ¿por qué no la lavas mientras James termina de hablar con Dumbledore?
-¡Potter está aquí!
¿Por qué todo tendía a complicarse a cada momento? Lo único bueno era que vería la cara de Potter cuando le dijera que su hijo era el de la profecía. Una advertencia hecha por su enemigo mortal: Severus Snape, ¿la escucharía? ¿o se negaría por completo a creer en su palabra?
-¡Apártate de mi camino Black!
Severus alcanzó a ver un brillo peligroso en los ojos de Black un segundo antes de ser golpeado por un hechizo paralizante.
-Dije que esperaras a que James terminara su audiencia y eso es lo que harás Quejicus -comentó Black ignorando la mirada asesina de la que era objeto mientras encerraba a Severus en la habitación más cercana.
-Así que vas a quedarte aquí muy quieto hasta que venga por ti ¿entendido?
Y sin decir más, cerró la puerta tras él dejando a un furioso Severus Snape en espera de ser liberado.
° ° ° ° °
No había duda que cuando se lo proponía Black era el ser más estúpido de la creación. Severus invirtió la mayor parte de su tiempo inmóvil pensando miles de insultos hacia ese cabeza hueca.
¡Y lo peor de todo era que el imbécil estaba retrasando el aviso que podía salvar la vida del hijo de su casi hermano! Obviamente la genialidad no se le daba en lo más mínimo.
Justo cuando Severus comenzaba a creer que Black se había olvidado de él, o peor aún, lo había dejado ahí paralizado para que muriera de inanición, la puerta se abrió para dar paso a un hombre delgado, de mirada dura y cabello largo, en pocas palabras, un completo desconocido.
El extraño parecía desconcertado de estar ahí. Recorrió la habitación con la mirada hasta que sus inexpresivos ojos se posaron en la estática figura hechizada de Severus.
Desde su limitada posición, Severus no podía apreciar mucho de aquel hombre, pero supo de inmediato que estaba siendo estudiado con incredulidad, podía sentirlo.
El extraño sujeto siguió parado en el marco de la puerta por un tiempo indefinido, lo que empezaba a ser más que desesperante. Hasta que avanzó hacia Severus con paso lento, casi indeciso. Su silueta clara ante la luz que cruzaba por la puerta abierta.
-¿Snape? ¡Pero qué diablos! -dijo el extraño con una voz ronca que parecía no tener mucho uso.
Sacó su varita y en lugar de las palabras que lo liberarían, invocó un hechizo aturdidor sumiendo en la bendita inconsciencia a Severus Snape.
° ° ° ° °
-Enervate
Por fin alguien se apiadaba de él y lo liberaba de la tortura que había sido estar inmovilizado por todo un día.
Severus abrió los ojos y frotó sus brazos para intentar contrarrestar la pesadez que sentía producto de la forzada inmovilidad. Estaba en la oficina de Dumbledore, no necesitaba que nadie se lo dijera, todos los artefactos del director le dieron la bienvenida al mundo de los cuerdos.
¡Ya vería Black con quien se había metido! Un ataque a un profesor no podría ser pasado por alto y mucho menos el retraso que había sufrido la importantísima información de la que era portador. No podía esperar a escuchar lo que el profesor Dumbledore dijera a ese incompetente, sin lugar a dudas lo pondría en su lugar.
Sólo había un pequeñísimo detalle que no le estaba gustando en absoluto y era el hecho de que se encontraba mágicamente sujeto a la silla, sin posibilidad del más mínimo movimiento. Frente a él se encontraban los profesores Dumbledore y McGonagall, eran ellos sin lugar a dudas, sin embargo se veían diferentes, Severus no pudo discernir exactamente en qué consistía esa diferencia porque descubrió de inmediato la presencia de dos personas más, el individuo que lo había encontrado y a unos pasos otro tipo de aspecto cansado y enfermizo, ambos hombres le parecían tremendamente conocidos aunque estaba seguro de nunca antes haberlos visto.
-¿Quién diablos eres? -Se escuchó de nuevo la voz rasposa del desconocido que lo habría encontrado. A Severus no le inspiraba ninguna confianza ese hombre y para ser honesto la situación comenzaba ser muy molesta. ¿Por qué Dumbledore permitía esto? ¿Acaso él no había demostrado en donde estaba su lealtad?
-Sirius –se escuchó la voz de Dumbledore- contrólate.
¿Sirius? ¿Cómo en Sirius Black? Pensó Severus sintiendo que su presión arterial se aceleraba.
-¿Qué diablos sucede? –se escuchó a sí mismo diciendo en voz alta.
-Excelente pregunta Severus –dijo el director, su mirada tenía un brillo extraño que no era fácil de descifrar-, eso es algo que todos queremos saber y con algo de suerte podremos entender hoy.
-¿Snape? –Rugió Black queriendo lanzarse sobre Severus, pero el otro hombre se lo impidió sujetándolo por la espalda- ¿Dónde has estado todo este tiempo?
-¡Encerrado sin poder moverme por tú maldita culpa, estúpido! –contestó Severus molesto por lo que estaba pasando-. Profesor no tengo el más mínimo interés en seguir conversando con ese inútil que me atacó sin motivo, hay algo de importancia extrema que debe saber.
-Tú dirás Severus –dijo Dumbledore mirándolo a los ojos.
Severus sabía lo que estaba haciendo, no era la primera vez que pasaban por esto con seguridad no sería la última, así que no opuso resistencia y dejó que fluyeran varias imágenes, cada una de las cuales tenía un significado para ambos y en la secuencia correcta le permitía a Dumbledore cerciorarse de su identidad.
Apenas hubo terminado con la prueba, algo en los ojos de Dumbledore se reavivó, como si un peso hubiera sido quitado de sus hombros. Sonrió a Severus al tiempo que lo liberaba de las ataduras mágicas.
-¿Podría ser a solas? –Pidió Severus, no le apetecía en lo más mínimo tener que seguir soportando la presencia de Black y mucho menos en el agresivo estado que mostraba.
Dumbledore negó con un ligero movimiento de cabeza.
-Será mejor así –dijo-, hay que dar menos explicaciones.
-De acuerdo –suspiró Severus derrotado, el otro hombre soltó a Black después de advertirle que mantuviera su distancia, para después acercarse junto a la profesor McGonagall hacia donde estaba Severus. La luz que entraba por la ventana le permitió descubrir a un Lupin con una apariencia mucho más enfermiza de lo que recordaba. Eso empezaba a inquietarlo.
-Los Potter deben esconderse, el Señor Tenebroso va en su busca porque piensa que su hijo es el elegido para vencerlo –dijo sin más rodeos, esperando que su cambio de apariencia fuera a causa del estrés de la guerra.
La breve declaración tuvo varias reacciones contradictorias, la profesora McGonagall y Lupin intercambiaron una mirada de desconcierto, una sombra de tristeza cruzó el rostro de Dumbledore y Black retrocedió casi hasta la puerta, con algo parecido al miedo para cubrirse de inmediato en un arranque de furia.
-¡Tú lo sabías! –Rugió sujetando a Severus por el cuello de la túnica y sacudiéndolo con fuerza-, lo sabías y no dijiste nada, te quedaste lejos mientras...
-¡Claro que lo sabía! ¿Recuerdas que claramente te dije que tenía información muy importante? ¿pero me escuchaste? No, en lugar de eso me encerraste en una habitación oscura para que no interrumpiera la audiencia de tu gran amigo Potter.
-¡Estás insinuando que es culpa mía que James esté muerto! –Gritó Black casi cortándole la respiración a Severus que palideció al escuchar esa declaración. La información había llegado demasiado tarde.
-Basta –ordenó el profesor Dumbledore en un tono que no aceptaba reclamos, Black lo soltó avergonzado y volvió a su lugar cerca de la puerta, como si quisiera huir-. ¿Severus qué día es hoy?
¡Día! ¿Por cuánto tiempo lo había mantenido inmóvil y encerrado el tarado de Black? ¿Tendría algo que ver con los cambios que se veían? Y si...
-19 de agosto profesor... de 1981 –agregó para estar seguro. Ese maldito presentimiento formándose en el fondo de su mente atormentándolo.
Esas palabras rompieron el silencio del lugar Lupin comenzó a discutir airadamente con Black mientras los profesores McGonagall y Dumbledore intercambiaban opiniones mientras Severus tenía una sola duda ¿cuánto tiempo había estado encerrado?
-Severus –escuchó
a Dumbledore que lo llamaba después de un tiempo-. Voy a ser
lo más claro posible. Al parecer has estado dentro de la
habitación del tiempo; un lugar en Hogwarts que aparece
ocasionalmente una vez cada año, por una hora.
-Se supone
que debe estar sellado -continuó dirigiendo una mirada nada
agradable a Sirius- porque quien llega a entrar, desaparece con ella
por todo un año. Tomando en cuenta la evidencia, tuviste
suerte de que Sirius encontrara la puerta de
nuevo.
Un silencio pesado llenó la oficina. Black balbuceaba algunas excusas incomprensibles que apenas alcanzaban a llegar a los presentes porque iban dirigidas a los Potter. Dumbledore se acercó a él para intentar razonar ¡cómo si Black fuera capaz de actividad cerebral!
-¿Cuánto tiempo estuve ausente? –preguntó Severus intentando asimilar su nueva situación.
-Veinte años –fue la lacónica respuesta de Lupin. Era primera vez que se dirigía a Severus desde que despertó. Su voz también era diferente, más calmada y hasta cierto punto tranquilizante.
-¿Qué sucedió? ¿La guerra ha terminado? ¿Ganamos? –Severus necesitaba encontrar algo que lo mantuviera distraído, un tema que no lo dejara caer en el abismo del desconcierto que estaba formándose en su interior. Necesitaba saber que todos sus esfuerzos en esa guerra no habían sido en vano.
McGonagall se alejó un poco, Lupin cabeceó al tiempo que frotaba su frente con las manos, Black por fin quedó en silencio y Dumbledore se incorporó hacia Severus, lo que fuera a decir no era bueno en absoluto.
-Quizás quieras descansar un poco antes de hablar sobre esto –sugirió el anciano mago.
-¿Tan malo es? Necesito saber lo que sucedió, yo...
-Tranquilo Severus –lo interrumpió Dumbledore antes de que Severus se colapsara, debía decírselo todo o podrían perderlo-. Te lo diré con tal de que estés calmado, si veo que estás perdiendo la serenidad suspenderemos esto.
Severus cabeceó su acuerdo, necesitaba saber que había sido del mundo que conocía.
-Empezaré justo donde te quedaste –dijo Dumbledore-. Como no recibí tu información hace veinte años, no tuvimos modo de saber que Voldemort iba tras los Potter, erróneamente creí que el niño de la profecía era el bebé Longbottom, así que pusimos sobre aviso a Frank y él escondió a su familia bajo un fidelus. Cuando nos dimos cuenta del error fue demasiado tarde, el traidor que buscábamos dentro de nuestras filas entregó a los Potter y ellos murieron tratando de proteger a su hijo.
-¿El traidor? –Severus no sabía que había un traidor, de hecho él no tuvo tiempo de ser integrado en la Orden del Fénix. Había esperado que la información sobre los Potter fuera su pase de entrada.
-Peter –musitó Lupin a la distancia, las sombras ocultaban su rostro pero su voz tenía un tinte de rabia contenida.
-¿Petigrew? –Un cabeceo fue su respuesta. ¡Habían preferido aceptar a ese inútil cobarde en sus filas en lugar de a él que había arriesgado su vida!. El sólo pensamiento era doloroso-. ¿Y el niño? –Preguntó intentando concentrarse en la profecía.
-¡Ah! Un verdadero milagro –comentó Dumbledore con una media sonrisa-, de algún modo Harry sobrevivió a la maldición asesina y no sólo eso, logró que atacara a Voldemort reduciéndolo a algo menos que humano, aguardando por trece años para regresar a una forma física y levantarse de nuevo con todo su poder.
-¿Entonces ha vuelto? –¿Por qué siempre se perdía él los mejores momentos? Trece años sin un Señor Tenebroso ¿y dónde estaba él?, encerrado en una habitación mágica.
-Si –corroboró Dumbledore- y en estos siete años todo ha ido de mal en peor, queda muy poca esperanza.
El Director parecía demasiado cansado,
-¿Y Potter? –Seguramente sería el más engreído mago de todos los tiempos, disfrutando de la gloria que viene después de vencer a un Señor Tenebroso y sobrevivir a un Avada Kedavra. Severus se consoló sabiendo que por lo menos no tendría que verlo porque ya debía haber terminado el colegio.
-Mucho me temo que el señor Potter no puede ayudarnos más –Dumbledore se veía más cansado, como si hablar sobre eso le restara fuerza.
-¿Por qué? ¿Se volvió una calamidad peor que su padre? Era de esperarse que de tal palo tal astilla...
Severus no pudo continuar, nuevamente fue aprisionado por las manos de Black, esta vez contra el suelo. No muy lejos había caído la silla, mientras ellos rodaban por la oficina. Por fin Black ganó control sobre la batalle, era un hombre mucho más fuerte de lo que había sido y Severus seguía siendo demasiado delgado.
Black recargó su peso sobre Severus mientras se sentaba a horcadas sobre él, su respiración agitada llegaba caliente hasta el cuello de Severus y sus ojos brillaban peligrosamente, como si estuviera frente a un asesino dándole la apariencia de estar frente a un furioso toro de lidia.
-No quiero volver a escuchar que hables mal de James –siseó Black lentamente, como si cada palabra requiriera un esfuerzo supremo para ser dicha.
Severus tenía una respuesta aguda y venenosa lista para salir cuando Lupin y Dumbledore reclamaron la atención de Black y éste volvió a su rincón, como un perro guardián.
-Debes perdonar a Sirius, estos años han sido muy difíciles –Lupin le tendió la mano para ayudarlo a ponerse de pie, por un momento Severus tuvo el impulso de golpearla, pero se detuvo pensando en la reacción de Dumbledore a ese comportamiento.
-Perdimos a Harry Potter justo después de venciera a Voldemort –explicó Dumbledore a la pregunta anterior de Severus.
-Dijiste que había sobrevivido –Severus recordaba cada palabra de esa "reunión" podía recitarla con calma después, analizar cada detalle y estaba seguro de haber escuchado que Potter había vivido después de su encuentro con el Señor Tenebroso.
-Es cierto, pero hay muchas maneras de perder a alguien en la guerra Severus –continuó Dumbledore, por primera vez tomando asiento detrás de su escritorio, McGonagall y Lupin lo imitaron y Severus no tuvo más remedio que sentarse entre ellos procurando así protegerse de Black.
Cuando Harry sobrevivió asumimos que era un mago muy poderoso, que podíamos esperar grandes cosas de él y, que llegado el momento, enfrentaría a Voldemort para lograr cumplir con la profecía –la voz de Dumbledore era tan distante como sus recuerdos-.
Yo quería que él tuviera una vida "normal", que creciera como cualquier otro niño, alejado de la fama, por eso lo llevé con sus únicos parientes con vida, muggles. En ese momento no lo sabía, pero estaba haciendo lo correcto en más de un sentido.
-No entiendo –musitó Severus ¿por qué tendría que saber él cómo fue criado Potter.
-Era lo correcto continuó Dumbledore-. En su encuentro con Voldemort el pequeño usó toda su magia para sobrevivir. Toda, cada partícula mágica que había en él. Al sobrevivir, Harry Potter se convirtió en un squib.
-¿Eso es posible? –Fue lo primero que articuló Severus ante la declaración de Dumbledore, si Potter era un squib no había posibilidad de que pudiera enfrentar al Señor Tenebroso.
-Solo hay un caso documentado hasta el momento y es él mismo –la voz de Dumbledore tenía un ligero tinte de culpa-. Hubiera sido un mago excepcional, no tengo duda de eso, si tan sólo hubiera pensado en él como el blanco de Voldemort, hubiera enseñado a Lily un encantamiento de protección que no hubiera drenado la magia del bebé.
Pero no fue así y Harry simplemente no ha dado indicio de ser un mago desde entonces, su nombre se borró del libro el mismo día que venció a Voldemort. Ha vivido toda su vida como un muggle y no tiene conocimiento del mundo mágico.
-¿Acaso su familia no le dijo nada de sus padres? –Preguntó Severus horrorizado ante la perspectiva de alguien que ignorara sus orígenes.
Dumbledore esbozó una sonrisa melancólica y sacudió su cabeza ligeramente antes de contestar.
-Al parecer la hermana de Lily le tiene fobia a la magia, motivo por el que despreciaba a su hermana. Le horrorizaba la idea de tener a un mago bajo su techo y cedió sólo porque le dije que debía hacerlo y me tuvo miedo suficiente y porque le mentí un poco diciéndole que el niño no había demostrado ser especial hasta ese momento.
Claro que yo esperaba que Harry fuera especial en muchos sentidos y coloqué barreras mágicas alrededor de la casa y a una guardiana squib de confianza cerca para cuidar al niño. Cuando nos dimos cuenta de que en verdad no era un mago fue demasiado tarde.
No pudimos realizarle pruebas hasta que cumplió once años y él tuvo que hacerse los exámenes médicos que exigen en los colegios muggles para ingresar. Arreglamos todo para poder analizarlo sin necesidad de que él o sus familiares lo supieran y el resultado fue verdaderamente desmoralizante.
Al llegar a este punto de la historia la oficina estaba cubierta por una pesadez insoportable, Severus descubrió que incluso los retratos de los anteriores directores de Howgarts tenía un aspecto sombrío. Black seguía en su esquina, sentado, prácticamente hecho un ovillo pues tenía el rostro oculto por su largo cabello y abrazaba sus piernas mientras balbuceaba un perdón que sabía no merecía.
Él había impedido que Severus llevara información que podría haber salvado la vida de su mejor amigo y su esposa y muy probablemente, la magia de su única esperanza.
-El mundo mágico debe haberse vuelto loco al saber que no hay más salvador –dijo Severus resuelto a no sentir pena por Black, era su culpa, lo había encerrado robándole veinte años de su vida y ocasionado un desastre que ya no podía evitarse.
-Muchos aún no lo aceptan –comentó la profesora McGonagall hablando por primera vez-. Todavía esperan que un milagro suceda y Harry Potter aparezca de pronto.
-¿Qué hay con Longbottom? –Preguntó ansioso Severus, no era posible que todos se hubieran dado por vencidos tan pronto-. Él podría seguir siendo el niño de la profecía.
-Neville es un buen mago, no excepcional, pero si calificado –McGonagalla dijo con un leve destello en sus ojos como si estuviera recordando algo particularmente agradable-. Es un auror y parte de la Orden del Fénix más por incentivo de su padre que por propia voluntad. Aún así no es probable que él pueda vencer a Ya-Sabes-Quien.
-Digamos que es un mago promedio –sintetizó Dumbledore.
-Pero ¡él pudo equivocarse al elegir! –Exclamó Sevrus intentando aferrarse a algo-. ¡Otro niño que cumpla las características de la profecía pudo nacer después!
-Olvidas que la profecía señala el definitivo rasgo indicador del niño que podría vencer a Voldemort –explicó Dumbledore lentamente-. El propio Voldemort lo señalará como su igual, cuando intentó acabar con Harry dejó una cicatriz en él. Eligió al que suponía representaba un mayor peligro para él. Y fíjate bien Severus. No eligió la sangre limpia que según su credo, era el único que merecía llamarse mago, sino al sangre mestiza, como él.
Si todo eso no es suficiente –continuó Dumbledore fijando sus azules ojos en Severus-, debo decirte que no ha habido ningún pequeño que cumpla con las características desde entonces, ya no ha habido ninguna pareja capaz de enfrentarlo tres veces y salir con vida que haya procreado un bebé que naciera a finales de julio.
No era justo, tanto tiempo espiando al Señor Tenebroso para salvar a ese mago que podría vencerlo y ahora todo resultaba en un callejón sin salida. Severus se dio cuenta de que estaba de pie, apretando los puños al punto de que sus nudillos estaban casi blancos.
-Todo lo que hice –musitó.
-No te culpes Severus –intentó reconfortarlo el profesor Dumbledore- hiciste todo lo que estuvo a tu alcance.
-¿Qué haré ahora? –Preguntó de nuevo, cayendo en la cuenta de que seguramente otro maestro en pociones estaba en Howgarts y que él había sido dado por muerto.
-Seguir aquí, ha llegado el momento de que formes parte de la Orden –declaró Dumbledore con una sonrisa que no llegó al corazón de Severus, después de todo, ya no era útil como espía y no tenía idea de lo que el mundo había cambiado en veinte años.
° ° ° ° °
Continuará
N/A: Espero sus comentarios y opiniones para que esto pueda seguir y mejor.
Besos Quetzalescos
