Capitulo 1:

El sol se asoma al horizonte. Se aproxima un día brillante pero en mi interior se encuentra la peor de las tormentas. Truenos, relámpagos, oscuridad y sobre todo lluvia.

Las voces de mi hermana y de mis padres todavía truenan en mi cabeza, pequeños relámpagos de recuerdos felices, otros no tan felices y todas esas veces que debí haberles dicho que los quería y no lo dije.

Y cuando pasa la tormenta, el torreón de recuerdos, no queda nada.

Oscuridad, silencio, miedo, vacío y luego, llegan las lágrimas.

Ya han pasado 4 meses desde aquél trágico accidente. Haymitch, mi tutor y también mi tío, intenta ayudarme cuando no está borracho, cosa que está la mayor parte del tiempo. Sé que para él fue duro. Perdió a su hermana y a su sobrina favorita. Haymitch siempre prefirió a Prim y lo entiendo.

Ella era dulce, amorosa y divertida; todo lo contrario a mí, silenciosa, arisca, sarcástica y a veces inaguantable.

Lágrimas silenciosas surcan por mis mejillas. Prim era un soplo de vida y ahora no está. Y yo soy la maldita culpable.

Sin darme cuenta descubro que Haymitch acaba de entrar tambaleándose. Como siempre esta otra vez borracho. Se sienta a mi lado con su inesperable botella de alcohol y nos quedamos en silencio mientras un reloj va marcando el tiempo con su imparable "tic, tac"

Esa es nuestra rutina, nuestro escape al dolor, él bebe hasta perder el conocimiento. Yo simplemente me quedo en silencio sentada mirando un punto fijo sin mirar nada y el insistente "tic, tac" sonando en el aire.

Haymitch y yo nunca nos llevamos bien. Nunca me gustó aquel tío extravagante que siempre olía a alcohol, aunque no tanto como ahora. Haymitch no tenía familia. Solo tenía a mi madre y a Prim. Su mujer había muerto hacía varios años por una enfermedad y no tuvieron hijos.

Ellas fueron su familia desde entonces y se habían ido y aunque no quiera reconocerlo ahora solo me tiene a mí, le guste o no, y él es toda mi familia ahora.

- Haymitch –le digo por primera vez desde que nos mudamos al Distrito 12

- Vaya el sinsajo encontró su voz –me dice sarcástico.

Aunque cueste creer él y yo somos tan parecidos. Mi madre siempre me dijo que tenía la personalidad Haymitch, quizá esa es la razón que apenas nos aguantemos el uno al otro.

- Haymitch –repito porque no quiero discutir- ¿Qué vamos a hacer ahora?

Por la expresión de Haymitch esta pregunta lo pilló por sorpresa. De repente se puso serio y me miró directamente a los ojos. Esos ojos grises iguales que los míos propios de La Veta, el lugar donde nacimos.

- Te voy a decir lo que vamos a hacer, Katniss. Vamos a mantenernos con vida.

Esa respuesta me dejó confusa. No entendía a que venía eso de "mantenernos con vida". No tenía ganas de analizar la situación y a pesar de la seriedad con la que me había hablado Haymitch decidí atribuir su respuesta al alcohol.

Como era temprano y hoy no empezaba mis clases hasta mediodía me dirigí a mi habitación dejando a un Haymitch medio dormido tumbado en el sofá.