Disclamer: Katekyo Hitman Reborn! No me pertenece, es propiedad de Akira Amano-sama.

Advertencias: Male!Hana, Yaoi, occ.


Hana miró a Tsunayoshi desde la lejanía. El castaño, al parecer, conversaba animadamente con un par de chicos de grados mayores, los cuales se le insinuaban cada dos por tres, y el menor ni por enterado.

El Kurokawa gruñó un poco al ver a uno de los senpais acercarse demasiado al Sawada. Suspiró y se encaminó hasta el trío, se paró al lado del castaño de ojos miel y pasó un brazo por su cintura, susurró un "Las clases están por comenzar" en su oído, besó su mejilla y se fue con rumbo a su salón con una pequeña sonrisa victoriosa entre sus labios al oír los inconfundibles pasos de su castaño.

Tsuna agarró al pelinegro por el brazo y le abrazó, escondiendo su cabeza en el pecho ajeno, acto que le sacó un pequeño sonrojo al mayor.

— ¿Qué pasa, Tsuna? —preguntó el pelinegro mientras abrazaba al mencionado—. Es un poco inusual que me abraces en público y así de repente.

El castaño se sonrojó.

—Simplemente no quiero que te pongas celoso de cualquier chico que se me acerque —besó la blanquecina mejilla ajena—. Sabes que sólo tengo ojos para ti.

El mayor sintió su cara arder. Hundió su rostro en el cuello del menor y le atrajo aún más a su cuerpo.

—Te amo, Tsunayoshi —susurró en su oído con ternura. Su propio cuerpo temblaba en anticipación por las palabras que diría el castaño.

—Yo te amo un poco más cada día, Hana-kun. —rió, besando castamente los labios del mayor.

El beso duró hasta que la campana que indicaba el cambio de clases sonó, rompiendo el momento.

Tsuna abrió los ojos con horror.

— ¡La siguiente clase es con Reborn-sensei! —medio gritó, mirando con pánico a su novio pelinegro. Hana le tomó en brazos y, haciendo gala de sus habilidades, logró llegar un par de segundos antes que su sádico maestro de matemáticas al salón de clases.


Yo soy yo, amo el yaoi y el 2787...

Así que Yolo.