Hola chicos, esta historia surgió cuando yo veía la película "The Vow" me pareció hermoso adaptarla, pero no me imagine lo difícil que sería! En el transcurso de la historia hay una serie de Flashback's y esta un poco enredado, espero lo entiendan, tenganme paciencia, estoy tratando de hacerlo lo mas entendible posible, espero les guste!
Estuve pensando en si hacerlo PeetaxFinnick o PeetaxGale, en lo personal, amo PeetaxFinnick, pero me di cuenta que en mis historias Gale nunca tiene un final completamente feliz. Así que hoy decidí darle la oportunidad a el. Disfruten el capitulo
Votos de amor.
Gale POV.
Cuando salimos del cine hay una capa blanca suave y esponjosa que cubre todo por completo. Todos a mis espaldas empiezan a murmurar y reír. A correr hasta sus coches protegiendo sus cabezas.
-Pero si cuando entramos no había nada –murmura Peeta a mi lado y volteo para verlo sonriendo.
Tiene sus mejillas rosas y sus labios casi morados por el frio. Sale corriendo tomado de mi mano y dirigiéndose al coche mientras cubre su cabeza con su capucha.
Le abro la puerta para que entre y después la cierro. Antes de meterme quito una gran capa de nieve helada que cubre el parabrisas y rapidamente entro en el coche con las manos congeladas.
El interior está un poco cálido.
-Estoy congelado –murmura mientras frota sus manos.
Enciendo el coche y la calefacción.
-Es mi estación del año favorita –le digo sonriendo-. El invierno hace que nuestros cuerpos nos exijan más calor.
Tomo sus manos entre las mías y las llevo hasta mis labios, sus dedos helados tocan mi labio inferior y soplo para calentarlo.
Se inclina hacia mí y me besa, a pesar del frio, nuestros labios siguen manteniéndose cálidos.
Conduzco lentamente y con dificultad a causa de la nieve.
Una canción suena en la radio y comienzo a tararearla.
-Ni siquiera te la sabes –me dice y se ríe.
Comienzo a cantar más fuerte para que me escuche y el comienza a reírse y el hermoso sonido de su risa me hace reír a mi también.
Estaciono el coche porque ya me es imposible conducir.
Fijo mi vista en sus hermosos ojos azules.
-El sexo en el coche es pervertido –murmura antes de que una nuestros labios.
Se quita el cinturón y eleva un poco su cuerpo para besarme mejor. Enreda sus dedos en mi cabello.
-Te amo –murmura entre mis labios.
Me separo de él para mirarlo a los ojos y justo cuando voy a decírselo se escucha un espantoso estruendo que me provoca un gran dolor en los oídos. El coche se estremece completamente y la visión se me borra.
Siento un golpe en la cabeza y la presión del cinturón de seguridad sobre mi pecho me sujetan al asiento.
Lo último que veo es a Peeta salir proyectado hacia adelante, romper el parabrisas con su cabeza y dejar un rastro de brillante sangre roja.
Una obscuridad abrazadora me llena interiormente.
Puedo distinguir el sonido de las ambulancias.
Después hay más obscuridad.
Veo una, dos, tres, cuatro, cinco, cinco lámparas en el techo. Es como un hospital y me estoy moviendo.
-¿Que pasa? –le pregunto a una sombra borrosa que esta sobre mí.
-Tranquilo, estará bien –me susurra.
El sonido retumba en mis oídos y vuelvo a caer en la obscuridad.
-¿Qué pasó? –pregunta alguien a lo lejos.
-Un camión perdió el control en la nieve y lo impactó por detrás….
-Me importa más su acompañante, tenía una lesión craneal… quizá no salga de esta…
-Si doctor.
Solo necesito escuchar esas palabras para que mi mundo se venga abajo y me caiga completamente en la obscuridad.
4 años antes.
Gale POV.
La música suena en mis manos libres y comienzo a contar los focos que están sobre mí.
Cuando bajo la mirada veo al chico que acaba de salir de la fila. Viene leyendo sus papeles y cuando eleva su mirada me encuentro con unos hermosos ojos azules que centellan de una manera maravillosa. Su cabello es rubio y lo tiene peinado muy estéticamente. Lleva una camisa, corbata y pantalón de vestir color negro.
Sonrío como un estúpido cuando pasa a mi lado y extrañamente recibo una sonrisa de su parte.
Lo dejo pasar y giro mi rostro hacia atrás para volverlo a mirar.
El también ah hecho lo mismo y me sonrojo y regreso mi vista al montón de gente que está frente a mi esperando su turno. Me late el corazón. Es tan extraño que un hombre te devuelva la mirada de esa forma. Es… hermoso.
Veo que la chica detrás del mostrador comienza a agitar algo en el aire y todos voltean hacia atrás. Me quito las manos libres y la escucho gritar:
-¡Señor! ¡Dejó su permiso!
Sin pensarlo me salgo de la fila y voy directamente hasta la caja.
-Yo se lo llevo, trabaja conmigo –le digo.
Ella me mira con los ojos entrecerrados y después a la fila, después vuelve a mirarme con sospecha y termina rindiéndose y entregándome el permiso.
-Gracias –dice antes de volver a su trabajo.
Una fotografía del chico rubio adorna el permiso, es hermoso. Sus ojos azules son tan brillantes aun en la horrible calidad de la fotografía.
"Peeta Mellark" dice en su nombre.
Corro hacia donde se ah ido él y trato de buscar su ancha espalda entre la gente.
Me dirijo hasta el estacionamiento, en donde está a punto de subir a su coche.
-¡Hey! –Grito y él se gira al instante y entrecierra sus ojos para verme-. Olvidaste tu permiso.
Frunce sus hermosos labios y esboza una media sonrisa.
-Si, vine para disfrutar de dos horas de fila, olvidar el permiso en un gusto extra –Me explica mientras ríe entre dientes.
Su sonrisa es hermosa.
Miro su coche y distingo una estampa del instituto de Arte.
-El instituto de arte –le digo-. ¿Trabajas ahí?
-No, soy un estudiante –me dice sonriendo y apartando un mechón de cabello que se salió de su lugar-. Soy Peeta –extiende su mano blanca y la estrecho.
Es cálida, suave, sedosa. La mano de un artista.
-Lo siento –sonrió-. Soy Gale.
-Gracias por esto, Gale –agita el permiso en su otra mano.
Asiento ligeramente.
-Note que tenemos una misma zona de PEP –digo y el levanta las cejas y entre abre sus labios. Dios, quiero besarlo.
-Si que tienes una gran capacidad visual –murmura y sonríe-. ¿Qué es PEP?
Se me escapa una ligera risa.
-Permiso para estacionamiento publico –explico.
-Valla, eso es… intimo –vuelve a sonreír y un hoyuelo se marca en su mejilla derecha.
-Sip –frunzo los labios y me masajeo la sien derecha-. Creo que nos merecemos una copa por tener tanto en común.
Sus ojos se fijan en mí y me pongo nervioso. ¿Ah sido demasiado?
No es tan extraño que un hombre te invite a salir, ¿No? No le eh dicho que soy gay. ¿Será el gay? Me miró de una forma muy comprometedora ahí dentro. Un hombre no mira así a otro hombre… ¿O si?
-Yep –murmura él.
-¿Si?
-Bueno, el PEP es algo especial, estoy dispuesto a celebrarlo.
-Entonces vamos –digo sorprendido-. Conozco un buen lugar cerca de aquí.
Lo llevo a un extraño café llamado "Marlone".
Me siento… extraño. Cuando aceptas que eres homosexual, es como condenarte a una vida en donde nunca encontraras el amor, eso dice la gente. Sabes de antemano que cuando un chico te gusta, hay una posibilidad muy pequeña o casi nula de que puedas gustarle tú a él. Y ahora, estoy aquí, bromeando y coqueteando con un chico hermoso y parece ser que él hace lo mismo conmigo.
-¿Y si no me gusta? –me pregunta cuando le entrego un chocolate de la caja que acabo de comprar.
-Ese es el punto. Comemos chocolates. Odiamos los que no nos gustan y nos sorprendemos por los que nos gustan –le explico.
Abre ligeramente sus labios y meto el chocolate a su boca, rosando su labio inferior con mi dedo.
-Fresas –dice el sonriendo.
Toma un chocolate de la caja entre sus dedos blancos y lo coloca cuidadosamente en mis labios.
Lo miro a los ojos y noto cuando sus mejillas se sonrojan.
Mastico lentamente y el sabor me hace poner una mueca.
-¿Qué es? –pregunta el riéndose.
-Sabe a hierbas –explico con la boca llena de chocolate.
Ambos nos reímos y justo cuando nuestras miradas se juntan se que eh encontrado a mi otra mitad.
Peeta POV.
Estoy sentado esperando una nueva orden cuando Carmina llega a mí.
-Te necesitan en la mesa cuatro –me dice mientras entra a la cocina con platos sucios.
Camino hasta la mesa cuatro mientras seco mis manos en el mandil.
En la mesa hay una caja de cartón color verde con un moño color rojo.
La mesa esta a un lado del gran ventanal del restaurant, por lo que fácilmente distingo a Gale afuera, bajo la lluvia, con su cabello sobre su frente y su playera adhiriéndose a su cuerpo. Me dedica una hermosa sonrisa mientras mete las manos en los bolsillos.
Abro la caja y saco una crema de manos con una nota escrita con la desordenada caligrafía de Gale. "Para tus manos", dice la nota.
Después saco un bote de shampoo con otra nota. "Para tu cabeza".
Sonriendo saco un estuche con la foto de Gale y su guitarra. Un disco musical con sus canciones. "Para tu corazón." Sonrió ampliamente y lo veo. El también esta sonriendo aunque la lluvia afuera este acabando con él.
"Para después" dice la nota pegada a una prenda muy exótica. Una tanga negra brillante con una trompa de elefante justo en donde iría mi… Diablos. Me sonrojo. Volteando a todos lados coloco la prenda sobre mi cuerpo y comienzo a moverme.
Gale sonríe ampliamente y me manda un beso con la mano antes de salir corriendo.
Estoy total y perdidamente enamorado de ese chico.
-Pedido en la mesa siete –me murmura Carmina en el oído-. ¿Qué te pasa? –me pregunta divertida.
-El amor, el amor, el amor –le digo mientras le doy una vuelta suave y la abrazo.
Corro a tomar el pedido después de guardar la caja en mi compartimento.
Recuerdo cómo fue que me enamore de él.
Después de todo lo que había pasado en mi vida creo que era cuestión de tiempo para que explotara. Pero Gale supo cómo tratarme. Me hizo olvidar mi vida pasada. Me hizo olvidar quien era… No, más bien me hizo olvidar a la persona que todos querían que fuera, y me hizo encontrar a quien realidad quería ser.
Gale era todo lo que yo necesitaba, todo lo que yo quería.
Un hombre libre, al que no le importaba nada, que vivía trabajando en una discoteca como DJ, al que no le importaba salir a la calle en pijama, un hombre que me había hecho hacer cosas que mis padres nunca hubieran permitido. Un hombre que había despertado en mí el verdadero deseo carnal. Un hombre que me había hecho cambiar mis gustos sexuales. Porque solo él me entendía en aquel entonces. Solo el me animo a dejar los trajes de línea y las corbatas, a usar jeans y camisetas. Solo con el encontré el valor para despeinarme el cabello, para dejarlo largo y revuelto. Solo el me animo a seguir mi sueños artísticos. A pintar en lienzos. A esculpir figuras. A ganarme la vida con arte y no con una profesión. Solo el me animo a disfrutar la vida de verdad.
Ahora.
Gale POV.
-El paciente tiene una hemorragia intracraneal, a los pacientes con lesiones cerebrales los mantenemos en estado de coma para que sus cerebros descansen hasta que baje la hinchazón. –me había explicado la enfermera.
Me imagine tantas veces como sería verlo en estado de coma y creí que, ahora que ya puedo pasar a visitarlo, sería más fácil.
-Dios, Peeta… -mis ojos se llenan de lagrimas.
Esta tan quieto. Conectado a unas maquinas, pareciera como si no tuviese vida.
Me acerco lentamente a él y me siento a su lado.
Acaricio lentamente su mejilla fría y sus labios.
Por favor, recupérate pronto, te necesito.
Tomo su mano suave y extrañamente cálida a comparación del resto de su cuerpo, sujeto su dedo índice y coloco cuidadosamente el anillo de matrimonio que la doctora me había entregado junto con sus pertenencias.
-Esto va aquí –le murmuro y me inclino para besar su frente.
/Flashback./
Mientras termino de servir el jugo de naranja y el café, mis amigos gritan en la cocina y Peeta no está por ningún lado.
Me asomo por la puerta.
-Estas alimentándolo otra vez –lo reprimo cuando veo que le acaba de dar un trozo de hotcake al sucio gato gris.
-Ya, tiene hambre –me dice con una sonrisa.
-Lo acostumbraras a la comida y después no querrá irse y soy alérgico a los gatos.
-Así como eres alérgico al cilantro –me dice frunciendo los labios.
-No lo tolero.
-Pero no eres alérgico.
-Si lo soy.
-Nop –me da un golpe en el glúteo derecho.
-Si no estuvieran ellos aquí ya te hubiera castigado por eso –le susurro y me inclino para besar sus dulces labios.
El se sonroja como siempre.
-Ayúdame –ordena.
Llevamos los platos hasta la mesa en donde se encuentran Primrose, Marvel, Cato, Blade, Glimmer y Clove.
-Oh oh, compra comida –dice Marvel-. Ya sabemos lo que sigue…
Sonrío.
-Es como una mascota –murmura Blade mientras toma el plato que le entrega Peeta.
-Yo prefiero al aron que quería adoptar –les dice Cato.
-Hace un buen café, hay que quedárnoslo –agrega Glimmer.
-Valla, gracias –les dice Peeta sonriendo.
Tomo un puñado de frambuesas y se las arrojo a todos, después de un largo segundo de silencio estallan las risas.
/
-Gale, prometo amarte y respetarte todos los días de mi vida, prometo serte fiel y nunca hacerte enojar si no vale la pena, prometo entregarme a ti completamente y caminar juntos el camino de la vida, prometo discutir contigo cada que compres un libro nuevo. Prometo amarte para siempre –Las palabras de Peeta son precisas y me llenan el alma.
-¿Escribiste tus votos en un folleto del café Marlone? –le pregunto sonriendo y él se sonroja, mete la mano en su bolsillo y saca el folleto verde con sus votos escritos con tinta roja y se cubre la boca, esbozando una amplia sonrisa.
Yo también saco los míos.
Estamos dentro de un museo de arte. Queríamos algo original y que los dos amaramos para siempre. Peeta ama el arte, yo amo cuando él hace arte.
Cato tiene la cámara con la que nos está grabando. Marvel consiguió los permisos para hacerla de juez. Glimmer y Blade están de testigos. Prim y su novio están detrás de estos.
-Peeta, este día entrego mi corazón al tuyo y los uno para siempre. Formando un único futuro, un único camino y un único destino. Que lo que hoy se une sea inseparable, porque interminable es mi amor por ti. Prometo amarte y respetarte todos los días de mi vida.
Nos quedamos mirándonos el uno al otro durante un largo minuto.
El lleva un traje hermoso color negro, una camisa color blanca y una corbata color negra. Yo voy a juego con él.
Todos nos hemos vestido de una manera tan elegante y fina que hasta resulto extraño entrar en el museo de arte.
-Los anillos –susurra Glimmer y eso me hace regresar a la realidad. Desprenderme de la magia que los ojos de Peeta desprenden y regresar a la ceremonia.
Coloco el fino anillo sobre su dedo tembloroso y después el hace lo mismo.
De pronto, justo después de que nos coloquemos los anillos, un par de guardias aparecen al final del pasillo y nos miran. Hablan por el radio y corren hacia nosotros.
-¡Los declaro marido y marido! –Grita Marvel y la carrera comienza.
Le doy un fugaz beso antes de salir corriendo tomados de la mano.
Todos están riéndose y gritando. Cato no suelta la cámara en ningún momento.
-¡Corre! –le grita Glimmer a Prim.
-¡Los tacones! –dice ella a nuestras espaldas.
Me siento libre. Me siento feliz. Me siento completo.
Bajamos las escaleras, empujando gente a nuestro paso.
-¡Los votos! –Grita Peeta y cuando giro me doy cuenta que el folleto se ah caído en el ultimo escalón.
Me regreso por él y el guardia se torna a escasos centímetros míos.
Comienza la carrera nuevamente tomado de la mano de Peeta.
Todos salimos corriendo por un puente hermoso que nos lleva del museo a la ciudad.
Ahí perdemos a los guardias.
Cuando llegamos al hermoso coche de Glimmer, me detengo, tomo a Peeta de la cintura, ambos estamos sin aliento y sonriendo, tan felices que estamos a punto de explotar.
Acerco mi rostro al suyo y beso lentamente sus labios.
A lo lejos escucho un montón de aplausos, gritos y silbidos, pero nada importa. Nada importa más que nosotros. Nuestros labios. Su dulce lengua rosando la mía.
-Te amo –le murmuro.
-Te amo –me asegura.
/
Voy al salón de arte, en donde Peeta lleva toda la tarde.
Cuando entro no hay música y Peeta está sobre la mesa con el rostro entre las manos.
-¿Qué tienes? –le pregunto mientras acaricio su espalda.
-No puedo concentrarme. Voy a tener que llamarlos y decirles que su obra no esta lista. –su voz parece distante y desesperada.
Mientras acaricio su espalda desciendo hasta su estomago y comienzo a hacerle cosquillas y el estalla en risas y movimientos bruscos.
-¡Déjame! ¡Déjame! –Grita entre las carcajadas y arcadas.
-Te está quedando maravillosa –le digo cuando lo suelto-. Ese toque abstracto en este lado es… magnifico. El lado derecho es impresionante, la forma del centro es tan… natural. Es como relajante e impresionante mirarla…
-Me amas demasiado –más que una pregunta es una afirmación. Lo miro a los ojos hermosos y sus labios se entre abren.
-Yep –contesto murmurando y sonriendo.
Esboza una media sonrisa, mi favorita.
-Mi escultura esta allá –señala un montón de masilla con decoraciones verdes al otro lado de la habitación-. Esto es un montón de basura que deje aquí para después tirar.
Oh-oh.
-Pero es una pila de basura hermosa…
Suelta una ligera risa y acerca sus labios a los míos.
Comienza a besarme lentamente, y como desde el primer beso, me pierdo completamente en el.
Acaricio su espalda sobre su camisa. Y el comienza a retirar mi camiseta hasta hacerme quedar semidesnudo frente a él.
Nos recuesto sobre el suelo, quedando yo sobre su cuerpo y sus manos sobre mi espalda.
Comienzo a besar su cuello lentamente hasta descender por su pecho y vuelvo a besar sus labios.
Disfrutando del delicioso sabor dulce que siempre carga sobre si.
Abre sus ojos al mismo tiempo que yo y en ese instante, mi mundo se enciende, sus ojos son mis ojos.
Somos uno solo.
Ahora.
Gale POV.
Estoy sentado frente a la cama en donde esta Peeta. La enfermera acaba de mover unos aparatos cuando me doy cuenta que él se está moviendo.
Me pongo de pie, a los pies de su cama y lo miro abrir los ojos.
-Tranquilo –habla la enfermera a mi lado-. Estas bien, sufrirás unos malestares en la cabeza, pero te daré medicamento. Sufriste un accidente –le explica cuidadosamente-. Automovilístico. Iré por medicamento.
Peeta se frota los ojos y nos mira a ambos.
La enfermera nos da la espalda y se va.
-¿Se lastimo alguien mas, doctor? –me pregunta con una inocencia perturbadora. Sus ojos están fijos en mi y por un momento trato de averiguar si esta bromeando.
Volteo y la enfermera está regresando con los labios fruncidos. También lo ah escuchado.
-¿No sabes quién soy? –le pregunto con un nudo en la garganta.
-¿Mi doctor? –dice el con sinceridad.
Siento una impotencia horrible y mi estomago amenaza con regresar lo último que ingerí.
Me siento a su lado, en una silla y lo miro directamente a los ojos.
-Soy tu esposo –le digo.
Sus ojos se abren como platos y se retira de mí.
Trato de tocar su hombro pero se mueve de manera que no lo haga. Como con repulsión.
-No soy homosex… -corta la frase cuando estira sus manos para alejarme y ve el anillo en su dedo.
Sus pupilas se dilatan y su boca se abre.
Miro a la enfermera que está en completa calma.
Miro a Peeta. Otro Peeta. No es como mi Peeta. Este es diferente. No sé cómo, pero es diferente. Sus ojos no son los mismos.
Me levanto de la silla y salgo de la habitación. Camino por el pasillo, tirando con fuerza de mis cabellos.
Tengo una teoría, hay cosas en la vida que nos llegan como un impacto. Esos momentos de impacto definen quienes somos en realidad, por que el ser humano, cuando está siendo impactado, es completamente sincero consigo mismo y aprende a ver las cosas como en realidad son. Esos momentos de impacto te dan valor para tomar fuertes decisiones. Esos momentos duros son los que te llevan a decidir quien serás en realidad; pero la pregunta es ¿Y que si no pudieras recordar nada de eso?
¿Que les ah parecido el capitulo? ¡La historia apenas comienza! Espero les haya gustado, me gustaría saber que opinan, ¿Sigo? ¿La dejo? ¿Les parece interesante? ¿Les gustan los personajes? ¡ Ayúdenme! ¡Yo los obedezco a ustedes! ¿Sigo o lo dejo? n.n
