Disclaimer y Créditos: Rozen Maiden, así como los personajes de dicha historia, no nos pertenecen. Las 6 Partes de Alice (Wousisho, Sophie, Atashika, Ceyra, Ayra y Lio-Yang) son OCs propiedad de Nanis4816 (A quien agradezco personalmente por acceder a hacer este fic conmigo).

Nota de Autores: La presente obra es una colaboración entre Nanis4816 y mi persona, VVDSelmasongs. Agradecemos de antemano que tomen el tiempo de leer y esperamos que este capítulo sea de su disfrute.


Tale I

El corazón del alquimista se resquebrajaba desde adentro hacia afuera, mientras el mismo se encontraba sentado con facciones de tristeza y melancolía cubriendo su rostro. El joven pensaba en su desdicha, en el dolor causado por el incumplimiento de su más profundo deseo: Alice, la muñeca perfecta. Rozen ya había confeccionado siete diseños en un intento por cumplir su deseo, pero a pesar de que los mencionados eran casi perfectos, siempre sentía que algo (que no lograba identificar) hacía falta. Creó el Juego de Alice para que las que eran conocidas como Rozen Maiden lucharan entre sí y de ese modo su deseo se hiciera realidad, pero tampoco resultó, ya que a pesar de que había más de una forma de convertirse en la rosa perfecta, las Maiden fueron incapaces de aceptar su destino por sí solas.

Decidido a conquistar su sueño, comenzó a visualizar a la verdadera Alice. Posteriormente la dividió en seis partes que, con el poder de la alquimia, fue capaz de transformar en seis muñecas más poderosas que las Maiden. La primera tenía cabello rubio pálido y ojos rosados, poseía un vestido de dos colores (azul en la parte superior, verde en la parte inferior), con largas mangas azules y listones verdes a la altura del cuello, además de zapatillas azules. Fue bautizada Wousisho. La segunda fue bautizada Sophie, y presumía cabello color rojo escarlata y ojos azul agua; Su vestido era de tirantes celestes y tenía algunos en sus brazos de color vino, al igual que sus cortas botas, y poseía una rosa blanca en la cintura. La tercera poseía un cabello rojo parecido a la sangre y ojos dorados; Llevaba puesta una capa plateada hasta la cintura, su vestido era magenta hasta las rodillas y con flores pequeñas plateadas adornándolo/a, sus botas eran largas de un color dorado y dos listones de igual color le colgaban de la cintura; Su nombre era Atashika. La cuarta, que llevaba por nombre Ceyra, tenía ojos color malva, además alas blancas que fácilmente podían ocultarse entre los cabellos de la muñeca debido a que eran del mismo color. Su vestido era de un color negro no muy oscuro, con listones color lila; llevaba mallas y un báculo dorado, además de pequeñas botas de color lila. La quinta, llamada Ayra, presumía un cabello negro y ojos plateados, vestido blanco de cola de sirena y mangas transparentes, con algunos diamantes dorados pequeños. Al igual que la anterior, era alada, lucía un anillo en su mano derecha y portaba botas largas plateadas. La última, tenía un cabello casi transparente y ojos sorprendentemente multicolores que cambiaban de acuerdo a sus sentimientos; Su vestido posee varias capas y tenía los colores del prisma. Tenía botas largas color blanco y algunos cristales adornando su cabello, fue llamada Lio-Yang.

Rozen, satisfecho con los resultados y embelesado con sus creaciones, estaba seguro de que sería capaz de obtener a su tan cotizada y preciada Alice, abriendo camino a inmensas posibilidades y a muchas más formas de que las Maiden y las nuevas Partes de Alice pudieran ser capaces de alcanzar la perfección.

En secreto, desde las sombras, una figura observaba con envidia el arduo trabajo del joven rubio. Los ojos color esmeralda de la misteriosa persona se entrecerraron llenos de ira. Se desvaneció mezclándose con la oscuridad luego de breves instantes.


La quinta Rozen Maiden, Shinku, se encontraba durmiendo plácidamente en su Campo N, encerrada dentro de un cristal. Despertó repentinamente, intentó liberarse golpeando el cristal e invocando su espíritu artificial, pero aun así fue imposible escapar de su aprisionamiento. Pensó que era todo obra de su hermana menor Kirakishou (la séptima y última de las Rozen Maiden), pero se sobresaltó al darse cuenta de que, sentada tomando té en donde ella acostumbraba hacerlo, se encontraba una muñeca que no era una Maiden pero le resultaba familiar. Esta le sonrió con una mueca que denotaba una mezcla de crueldad y locura. La de vestido carmesí comenzó a gritar por ayuda, pero la misteriosa muñeca de ojos multicolores le susurró:

-No grites, nadie te podrá escuchar –Rio– Sólo déjame jugar contigo…

El cristal se rompió por voluntad de la muñeca de vestido arcoíris, dejando caer a la rubia al suelo. Esta última se incorporó e invocó su espíritu artificial, el cual le otorgó su bastón.

-¿Tú de nuevo… Lio-Yang? –Gruñó Shinku– ¿Has vuelto para luchar?

La mencionada sonrió, haciendo un gesto con la mano para que su contrincante lanzara el primer golpe. Shinku respondió al gesto liberando una ráfaga de pétalos de rosa roja directo hacia Lio-Yang, quien extendió sus manos hacia el frente, creando un espejo que le devolvió el ataque a la quinta Rozen Maiden impactándola con los pétalos en la cara.

-¿Por qué haces trampa? –Preguntó la rubia, a modo de mofa.

-No es trampa –Contestó la de cabellos casi transparentes– Sólo estoy usando mis poderes de la misma forma en que lo haces tú. No hay trampas en el Juego de Alice. –Aseguró sonriente, posterior a lo cual el espejo se rompió en muchos pedazos que volaron hacia Shinku, provocando cortes en el vestido de ésta última y haciéndola caer al suelo– ¡Has perdido! –Dijo, para luego acercarse a su hermana.

Shinku gruñó desde el suelo cuando Lio-Yang estuvo frente a ella.

-Si quisiera comerme tu rosa, ya lo habría hecho –Dijo en tono divertido, ofreciéndole la mano a la quinta Rozen Maiden para ayudarla a levantarse.

La muñeca carmesí aceptó el ofrecimiento y se levantó del suelo. Con una sonrisa competitiva, mirando fijamente a los ojos de Lio-Yang, le dijo:

-Eres muy fuerte, pero no es imposible derrotarte. Encontraré la manera y ganaré yo la próxima vez.

Ambas muñecas rieron y se dieron un abrazo. La sexta parte de Alice se despidió y regresó a su Campo N a través de un espejo.


En el Campo N de Souseiseki, también transcurría una lucha por diversión entre ella y Wousisho. La primera parte de Alice congelaba las extremidades de la cuarta Rozen Maiden, quien demoraba mucho tiempo en liberarse aun haciendo uso de las tijeras del Jardinero. Para cuando lo conseguía, la rubia pálida atacaba con pequeñas dagas de hielo que la castaña apenas podía bloquear. En una oportunidad, una de las dagas de hielo se clavó en el brazo de Souseiseki, haciendo que Wousisho fuera a socorrerla llorando.

-¡No fue mi intención! ¡Lo siento, lo siento tanto! –Dijo Wousisho, quitando cuidadosamente la daga del brazo de su hermana.

-¡Auch! –Exclamó la Jardinera menor, cuando la muñeca de ojos rosados retiró el trozo de hielo de su cuerpo– Estoy bien, no tienes que preocuparte tanto, es sólo un rasguño.

-Pero no quería herirte… Me burlaba de ti por tu lentitud al luchar, pero pensé que serías capaz de bloquearlas todas… Lo siento tanto… –Dijo la parte de Alice, sollozando.

Wousisho colocó su mano sobre la herida en el brazo de Souseiseki, estas comenzaron a desprender una enceguecedora luz celeste y al cabo de unos segundos había sanado.

-¡Wow! No sabía que podías hacer eso, ¡Gracias! –Dijo Souseiseki, sonriendo.

-Es lo menos que podía hacer. –Suspiró Wousisho, aliviada de ver que no había causado mayor daño.

De repente, se escuchó un extraño sonido en todo el Campo N que puso a ambas muñecas alerta. Una extraña criatura había ingresado al Campo N: Un caballo negro de ojos color escarlata miraba con furia a ambas señoritas, pero no se movía del sitio en el que estaba. La Rozen Maiden y la Parte de Alice se pusieron en guardia, pero la extraña criatura se desvaneció antes de que una lucha pudiera comenzar.

-¿Q-Qué fue eso? –Dijo Wousisho, temblando de miedo.

-No lo sé, pero no debemos bajar la guardia. Sea lo que sea, no es bueno, y podría volver en cualquier momento…

-¿V-volver? –La primera parte de Alice abrazó con fuerza a su hermana– ¡Ojalá Sophie estuviese aquí! Nos sería de gran ayuda.

-Tranquila. En cuanto sepa que ya no hay peligro, podremos regresar.

Wousisho quería llorar e imploraba para que se fueran de ahí lo más pronto posible. Los dientes de ésta chocaban unos contra otros, tal ruido fue percibido por la castaña, quien al final aceptó irse de su Campo N y dejar la batalla para otra ocasión.

-Bien, vámonos. –Dijo Souseiseki, e invocó a su espíritu artificial.

La rubia pálida dio un brinco de alegría.

-¡Gracias, gracias!

La jardinera giró la cabeza y por unos segundos se quedó mirando todos los rincones del lugar, estaba en un estado de alerta y sólo se recuperó cuando Wousisho le sacudió los brazos:

-¿Eh? ¿Souseiseki...?

-No pasa nada, salgamos.

Dicho esto, las dos muñecas salieron del Campo N.


Mientras tanto, la pequeña Hinaichigo disfrutaba de una tarde con la segunda parte de Alice. Ellas aprovechaban la ausencia de Tomoe para hacer todo tipo de cosas, sin duda la que más se divertía era Hinaichigo. Así pues, en medio de uno de los juegos, cierta pregunta se cruzó por los pensamientos de Sophie, quien decidió preguntarle a la muñeca fresa su opinión respecto a ésta.

-Hina… –Llamó Sophie de repente.

-¿Qué ocurre, Sophie? –Hinaichigo dejó de acomodar los peluches de animales para poner toda su atención en la otra muñeca.

-¿Tú no has soñado con... eso? –Preguntó, usando un tono decaído, bajando la cabeza y empezando a temblar– Un caballo con mirada de fuego... Y-y negro.

-¿Tratas de asustarme al igual que Suiseiseki lo hace? –La pequeña rubia hizo un puchero– Dijimos que nada de sustos hoy, ¡era nuestra promesa durante el día de juegos!

- ...E-es verdad. Lo siento tanto, perdón –La segunda parte de Alice se incorporó– Oye, te faltó acomodar el peluche de gato.

-Esto... Gracias, no me había dado cuenta –La sexta Rozen Maiden sonrió y fue a buscar el peluche indicado, su tarareo se escuchaba muy alegre– Señor Gato... ¿Dónde se ha escondido?

Sophie se levantó y observó con tranquilidad el armario de la habitación. Es tenebroso... ¿Por qué hay un caballo negro en mi Campo N? ¿Qué significa eso? Pensó. Caminó lentamente hacia el armario y lo abrió lo suficiente como para que pudiera asomar la cabeza y ver lo que hay adentro: Un espejo, que en ese momento servía como portal al Campo N. Se vio tentada a entrar, pero cuando estuvo a punto de colocar su mano dentro del portal se vio reflejada una muñeca de un cabello rubio pálido, con una venda cubriendo sus ojos. Tenía una vestimenta de un color rosado muy pálido que le cubría desde el pecho hasta las rodillas, largas botas celestes, unos listones blancos que parecían vendar su cuello y otros sus brazos. Aquella muñeca era más alta que ella y en su cara había una sonrisa cruel. Levantó su brazo derecho y apuntó a Sophie con su mano, posteriormente una serie de listones que envolvía dicha extremidad se dirigieron velozmente hacia la Parte de Alice, haciendo que esta soltara un grito y se alejara del espejo. Hinaichigo se alarmó:

-¡Sophie! –Gritó la pequeña– ¡¿Qué ha pasado?!

-Yo… Y-yo… –Sus ojos se llenaron de lágrimas que secó rápidamente. Recordó que debía mantener la calma, pues no quería preocupar ni asustar a su hermana pequeña. Tomó un peluche que estaba allí dentro y se dio la vuelta para mirar de frente a Hinaichigo– ¡Encontré este muñeco de Cocodrilo! Me dio un gran susto, ¡creí que era real! –Forzó una risa mientras le mostraba el objeto.

Hinaichigo la miró confundida por varios instantes antes de caminar hacia su hermana y tomar el peluche. Lo abrazó y comenzó a llorar:

-¡Es mi favorito! Creí que lo había perdido… Gracias, Sophie.

Sophie suspiró aliviada mientras Hinaichigo estaba concentrada en el animal de felpa. ¿Qué había sido eso? Era lo único que la segunda Parte de Alice podía pensar. Estaba preocupada, había visto dos figuras extrañas en el Campo N y no parecían ser muy amigables. Debería hablar de esto a Wousisho… Comenzó a pensar cuando se vio interrumpida por Hinaichigo:

-¡Hey! ¡Sophie! ¡Tomoe ha llegado, y trajo tarta de fresa! –Exclamó la rubia, notablemente emocionada– ¡Vamos a comer con ella!

Sophie sonrió e hizo caso a la Sexta Rozen Maiden.

CONTINUARÁ…