Hola. Aquí les traigo un fic nuevo, espero les guste. Vocaloid no me pertenece.

Capítulo I: Niña rica, chico pirata.

Una joven de cabello rubio se paseaba por el lujoso castillo donde vivía buscando sus pinturas y cuadernos de partituras.

-¡Papá! ¿No has visto mis pinturas o mi cuaderno de partituras?

-No.

Decía a lo lejos un señor, padre de la chica llamada Rin.

-Aquí están señorita, estaban en el estudio.

-Gracias.

Dijo Rin algo indiferente. La verdad era algo mimada y miraba a los demás con superioridad, ella se sentí como la reina del mundo, su padre gobernaba ese pueblo y ella no se comportaba amigable con nadie "de su clase" hasta trataba a la servidumbre con inferioridad, sólo era educada porque su padre la obligaba.

Se fue de nuevo a su cuarto, el cual estaba pintado con paredes rosas y detalles en blanco, había un caballete para pintar y muchas hojas pegadas en un muro. Eran canciones que ella había escrito.

-¡Rin! ¡Hija! ¡Nos iremos en una hora!

-¡Sí papá!

La pequeña familia que sólo conformaba el padre de Rin y ella, iban a partir a un puerto para checar que todas las exportaciones del país vecino fuesen correctas, Rin se aburrí mucho allá pero su padre siempre le pedía que lo acompañara.

-Bien… ¿Qué me llevaré?

Se preguntaba a sí misma la chica, entonces tronó los dedos y en una bolsa guardó sus pinturas, lápices, colores, cuadernos de dibujo y partitura, algunas canciones y dibujo que hizo y cerró la bolsa.

Pesaba un poco, pero era lo que ella quería llevar. Luego fue al armario para buscar un vestido, seguramente se quería hasta el día siguiente ya que el lugar era un poco lejos y era algo tarde, y ni loca pensaba usar el mismo vestido dos días seguidos. Finalmente encontró un vestido negro que le encantaba (Era el de Imitation Black que usa Len). Lo guardó en otra bolsa con sus zapatos y moño y salió.

El carruaje estaba afuera, así que le dio a una sirvienta sus bolsas para que las subiera, Rin entró y esperó unos minutos a su padre.

-¿Lista?

-Sí.

-¿Traes ropa para mañana?

-Sí.

-Bueno.

El carruaje comenzó a andar, en el camino Rin se quedó dormida y cuando despertó ya faltaba poco para llegar al puerto, y en lo que se despertó bien, su padre y ella llegaron.

Al bajar del carruaje, como éste se iría hasta el día siguiente Rin tuvo que cargar ambas bolsas, que aunque no era grandes no las quería cargar.

Su padre se encontraba charlando con el capitán del barco, Rin estaba sentada en un lugar un poco apartado de la vista de su padre.

-¿Qué es eso?

Se preguntó cuando vio una sombra entrar en el barco por la parte trasera.

Rin con todo y sus maletas se acercó y gritó.

-¡¿Quién está ahí? ¡Le diré a mi padre!

Luego… nada. Sólo sintió que le pusieron algo en la boca y una especie de manta la envolvía.

Cuando despertó se encontraba medio dormida y con unas cadenas atadas en sus muñecas.

-¿Dónde… estoy?

Sólo pudo divisar un par de sombras frente a ella.

-¿Pa-pá?

Nada. Silencio absoluto.

Rin cayó de nuevo dormida.

-Parece ser que no nos descubrió.

-Mejor, no queremos que nos delate.

-Igual estamos lejos del puerto.

-¿Y si el capitán se entera? Nos va a hacer picadillo.

-En eso tienes razón… después de lo que pasó…

-Han pasado dos años y sigue igual.

-Igual no creo que se deje llevar y menos por ella.

-Una niña mimada.

-Exacto.

-Pero creo saber quién querrá algo.

-¿Quién?

El joven se le quedó viendo confuso a la persona de enfrente.

-¿Tú?

-¡No! ¡El cocinero!

-Es verdad… es de su tipo.

-Aunque es bonita…

-Pero lo mimada le afecta.

-Deja lo mimada, su carácter.

-Tienes razón.

-El capitán la verá como una intrusa.

-Por eso la dejamos aquí, y que no se dé cuenta.

-¿Crees que no se dé cuenta?

-En cuanto tomemos puerto la dejamos y problema resuelto.

-¿Y si le da hambre?

El chico miró para todos lados.

-Esto es lo único que hay.

Dijo tomando una pieza de pan, una manzana y plátano.

-Déjaselos en un plato.

-Bueno.

El chico cumplió la indicación y ambos se fueron.

-¿Qué hacían en la prisión?

Preguntó el capitán al ver a dos chicos mayores que él saliendo.

-Esto… fuimos a…

-Por… eh…

-Luego…

-Es que…

-¡Ya déjense de tonterías!

-Bueno… es que…

-Nosotros…

-¡Argh! Ya no importa… si se siguen escondiendo los pongo a limpiar el cochambre de la cocina.

-Si capitán.

Dijeron ambos jóvenes.

-¿Qué hacen con esas caras largas? ¡A TRABAJAR!

-¡Sí!

Los dos se fueron corriendo.

-En serio…

El capitán se fue al barandal del barco y se puso a mirar el mar para calmarse.

-Len, ya cargamos el sake.

-Sabes que no tomo.

-Bueno, sólo te informo.

-Ok…

Decía un aburrido chico. Efectivamente su nombre era Len, y a pesar de ser el más joven del barco era capitán, pero también era muy amargado para sólo tener 17 años.

-¿Necesitas algo más?

-No.

-Entonces vete, Meito.

-Sí.

Meito se fue.

-Más molestos no pueden ser.

Luego Len miró hacia el agua, estaba tan acostumbrado al mar que ya no se mareaba. Pasó largo rato mirando al mar, pero luego escuchó ruidos de la prisión, parecían ser… ¿Gritos?

-¿Otra vez Akaito se encerró solo?

Luego volteó y siguió escuchando gritos.

-Iré a ver…

Dijo algo fastidiado.

Bajó las escaleras y cuando abrió preguntó por alguien.

-¿Hay alguien aquí?

Sólo gritos contenidos, como una persona que trata de gritar pero algo se lo impide.

Len tomó las llaves de la entrada y bajó, como estaba obscuro no podía distinguir nada.

-¿Quién es?

Se escuchó que alguien golpeaba cadenas contra el piso. Len se guió por el sonido y cuando vio que era una joven su sorpresa fue grande.

-¡¿Quién eres?

Preguntó desconfiado, pero al ver la venda en la boca de la muchacha que le impedía hablar se acercó con frialdad y se la quitó.

-¿Dónde estoy?

-Yo pregunté primero. ¿Quién eres?

La voz de Len era fría, como el hielo.

-M-mi nombre es R-Rin.

Dijo ella algo asustada.

-¿Cómo llegaste aquí?

-Es lo que pregunto yo.

Luego Len recordó lo ocurrido hace algunas horas.

-Esos dos…

Dijo entre dientes.

Luego se levantó y se fue dejando a Rin.

-¡Oye! ¡Espera!

Luego él se detuvo y volteó a verla, se acercó y le quitó las cadenas de las muñecas, antes de que Rin pudiese correr, Len la tomó bruscamente del brazo y se la llevo afuera.

Subieron las escaleras y al salir, Rin vio que todo alrededor del barco era mar… estaba perdida. ¿Qué hacer? ¿A dónde la llevaba aquél loco?

Todos los piratas excepto el capitán estaban comiendo cuando la puerta se abrió de golpe.

-¡KAITO! ¡GAKUPO!

Los dos se levantaron.

-¡¿QUIÉN ES ELLA?

Preguntó jalando a Rin frente a él.

-No lo sé…

-No la conocemos.

-¡¿Y QUÉ HACE EN MI BARCO?

-Me duele…

Dijo Rin muy bajo, el jalón que Len le estaba dando desde hace rato en el brazo le estaba doliendo demasiado.

-E-es que… la encontramos y…

-Bueno, ella nos encontró… pero…

-¡¿PERO QUÉ?

Vaya que Len le estaba dando miedo a todos incluyendo a Rin.

-Es que fuimos por el sake.

-Pero nos cachó y la trajimos.

-¡¿Y QUÉ ME IMPORTA QUE LOS HAYA CACHADO?

-Es que ella es la hija del gobernador.

Len calló, pero aún así su expresión no cambiaba.

-¿Y qué quieren que haga con ella?

-¿Recibirla?

Preguntó tímidamente Kaito.

-¡¿QUÉ?

-Mientras arribamos a un puerto, luego la dejamos y problema resuelto.

-¿Sabes que el puerto más cercano está a un mes y si la dejamos esta irá de chismosa con papá?

Preguntó el rubio tratando de contenerse.

Rin no podía decir nada, el brazo se le estaba durmiendo.

-Pero capitán, tal vez nos sea de ayuda…

Dijo Meito, que dependiendo la situación y principalmente el humor de Len le decía capitán o lo llamaba por su nombre.

-¿En qué?

-Para nuestros enemigos… usted sabe cuáles.

Dijo Gakupo. Len se calmó un poco.

-Creo que tienes razón, nos será de utilidad.

-Y ya que descubrió todo capitán… ¿Dónde la dejamos?

-Donde la encontré.

-Mejor le damos una habitación, todavía hay disponibles.

-Bueno, pero toma en cuenta que no serás un huésped, serás una más de nosotros.

Le dijo Len a Rin con dureza, luego se la llevó.

-¿A dónde me llevas?

Len no dijo nada y bajaron unas escaleras, luego abrió un puerta y dejó bruscamente a Rin en la entrada, luego cerró azotando la puerta.