Los personajes pertenecen a Stephanie Meyer, la trama es mía.


Que empiece la semana.

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Allí se encontraba ella, acorralando a esa escoria contra la pared mientras la sujetaba del cuello, impidiendo que pudiera gritar y escapar.

Ella no era partidaria de matar a los humanos a sangre fría, ni mucho menos beber de su sangre, pero no estaba en contra de que los seres como esos debían morir, esos seres que se creían personas con derecho a herir, hacer sufrir o matar a los demás. Se reía de ellos, por no saber que habían seres superiores a ellos que de un solo movimiento podrían acabar con sus miserables vidas.

― Qué eres. ―dijo aquel hombre a duras penas―

― Tu peor pesadilla. Devuélveme lo que es mío y puede que me replantee dejarte con vida. ―fue la respuesta de ella―

― No…no tengo nada que te pertenezca. ―intento justificarse―

― Respuesta incorrecta. ―dicho esto lo lanzo por encima de ella haciendo que chocara contra la pared contraria― Te ayudare un poco, esa bonita cartera que tienes, es mía. ―dijo acercándose a él―

Lo volvió a coger del cuello, sangre, olio la sangre de aquel hombre y sus ojos se volvieron de un color oscuro, cosa que vio el hombre y se asustó aún más si eso era posible.

― No puedo creer que hagas esto por una cartera. ―oyó la voz de un amigo suyo―

― Demetri, amigo mío, llevo mi D.N.I en esa cartera, eso es algo importante. ―dijo con cierto tono de diversión en su voz―

― Sí, pone que tienes 100 años, que vieja estas ya. ―le siguió el juego él―

― 118 años, Demetri, 118.

― Estáis… ¡estáis locos! ―les grito el hombre que estaba siendo sujetado por ella―

― Silencio, hablan los adultos. ―al instante ese hombre dejo de hablar― A que debo tu visita, dudo que vengas para charlar. ―en ese momento se dignó a mirarle y la sonrisa de él se borró―

― Aro quiere verte, un antiguo amigo de él ha venido de visita, quería presentarte a él y a su familia, pero no pudieron encontrarte a tiempo. Por algo me mandaron a mí a buscarte, cariño, eres muy escurridiza, ―al escuchar eso, ella le dedico una sonrisa― bueno, a lo que iba, tienes que volver, las preciadas vacaciones que siempre te tomas han de acabar.

Dio un largo suspiro, pero asintió.

― La cartera. ―al no recibir respuesta, recordó lo que había hecho― Habla.

El hombre salió de su estado de shock y comenzó a decirles de todo, desde que eran los hijos del demonio y que morirían quemados en el infierno, eso causo la risa de ambos. Luego de unos segundos, le dio la cartera, cosa que ella agradeció ofreciéndole la cena a Demetri.

― Espérame un momento. ― dicho esto desapareció del lugar, dejando a Demetri con su cena―

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Tardo solo unos segundos al llegar a su destino, fijo su vista en un sitio en concreto, en ese sitio se entraba una niña esperándola, tal y como le había dicho que hiciera.

― Ten. ―dijo tendiéndole la cartera de Betty Boop― Te prometí que la encontraría.

― Gracias. ―dijo la pequeña dándole un abrazo―

― Si tienes algún otro problema, solo piensa en mí, vendré enseguida. ―dicho esto le guiño el ojo― Adiós, pequeña. ―deposito un beso en la coronilla de la niña y se marchó―

La niña abrió su cartera encontrando una suma de dinero que no tenía antes y una nota. Seguro que esto soluciona tus problemas. Cuídate. I.S

Gracias. Volvió a susurrar.

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― Le has dejado seco. ―dijo mirando al hombre que yacía muerto en el suelo―

― Tenía hambre. ―respondió encogiéndose de hombros― Vamos.

― Dime el nombre del antiguo amigo de Aro.

― Oh, eso es fácil, Carlisle, Carlisle Cullen.

Por un momento fue como si su mundo se detuviera, había pensado en la posibilidad de encontrarles o que ellos la encontraran tantas veces que ahora que se verían después de 100 años, lo que sentía era…Nada.

Ya no sentía nada por la sencilla razón de que ya no era esa humana que dejaron atrás sin pensar en sus sentimientos ni en cómo se iba a sentir por su marcha, tal vez se sorprendería al verlos después de tanto tiempo, pero nada más.

Aunque lo que iba a ser gracioso seria ver sus reacciones al verla, puede que volver al castillo luego de haberse tomado sus pequeñas vacaciones como siempre hacía, estaría bien.

― Esto será divertido. ―dijo mientras sonreía―

― Loca. ―le dijo mientras la veía reír sola―

― Gracias.

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Habían pasado 100 años desde su transformación, cuando él se marchó dejándola sola.

Cuando había decidió ir al claro, donde solía pasar con Edward, encontró su muerte.

Se encontró con Laurent, sabía que iba a morir, pero no fue eso lo que sucedió, justo en el momento en el que él clavo sus dientes en ella, una manada de lobos apareció, pero el daño ya estaba hecho, la ponzoña ya estaba en ella.

Tres días después despertó siendo lo que era, un vampiro.

Jacob estuvo con ella durante todo ese tiempo, cuidándola, dándole el apoyo que necesitaba, pero varios años después, ella sabía que no podía seguir quedándose oculta en ese pueblo, que tenía que salir de ahí y viajar.

Jacob había hecho su vida, se había imprimado de una chica y aunque eran amigos, sabía que sobraba y decidió marcharse.

Fue en ese entonces cuando fue a Italia y conoció a la realeza de los vampiros, a los Vulturis y decidió formar parte de su guardia. Cincuenta años en Forks y viajando en general y cincuenta años junto a los Vulturis y nunca había vuelto a ver a los Cullen, pero ese día había llegado.

Verían a la mano derecha de Aro, a su mejor arma ―aparte de Jane y Alec―.

Verían a la nueva Isabella Swan y a su increíble poder.

Porque en estos años, había descubierto el increíble poder que tenía, fue cuando supo porque los poderes de los demás vampiros en ella no funcionaban cuando era humana, porque ella era un escudo, tanto físico como mental.

El físico le servía para protegerse a ella misma y a los demás de otros poderes y el mental, oh, el mental era el que más le gustaba, aparte de poder proteger su mente de los poderes mentales de Aro y cualquier vampiro que tuviera un poder similar.

Ella podría meterse en las mentes de los demás, descubrir toda su vida si lo quisiera y podría controlarlos también, pero no le gustaba meterse en la mente de los demás de esa manera y les solía dejar privacidad, además, así era más divertido cuando tenía una víctima y tenía que sacarle la información despacio, mientras le hacía sufrir.

Cabe añadir que durante todo este tiempo que llevaba de vampiro no había bebido sangre humana, ―al menos no directamente de un cuerpo― en todo caso había bebido sangre que estaba almacenada en los hospitales, ya que su poder consume mucho y la sangre de animal no basta para tenerla al cien por cien en forma.

Una vez se negó a beber sangre humana y casi pone en riesgo mi vida, cosa que a Aro no le gusto, por eso en el castillo han almacenado tanto sangre humana como animal para ella, parecían un banco de sangre, pero todo sea para mantener viva a la joya de Aro.

Y ahora se encontraba allí, frente a la enorme puerta del castillo, dispuesta a entrar y verles después de cien años sin saber nada de ellos, esto iba a ser divertido.

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― Bienvenida Isabella. ―la saludo Heidi―

― No esperaba que nos recibieras tú. ―le dijo mientras le daba un abrazo―

― Iba de salida, no os emocionéis.

― Que la cena te sea de buen gusto. ― se despidió Demetri―

Los dos siguieron su camino a través del largo pasillo, estaban a punto de llegar a su destino, podían escuchar las voces claramente desde donde estaban, al parecer la estaban esperando a ella, perfecto, fue lo que pensó.

Cuando llegaron a su destino se fijó dónde estaban, todos se encontraban sentados alrededor de la enorme mesa que casi nunca se utilizaba, a excepción de momentos como esos, se dirigió al lado de Aro que estaba sentado en el sitio que le correspondía.

Todos la observaban, pero no sabía quién era, la capucha que llevaba encima impedía que le vieran la cara.

― Al fin llegas querida. Os presento a mi hermosa, Isabella. ―dicho esto ella se quitó la capucha―

La mirada de todos era de verdadera sorpresa, está viva, era lo que todos pensaban, pero nadie se atrevía a hablar y la mirada de ella no decía nada, pero en el fondo estaba celebrando lo que causaba en ellos.

― Bella…―escucho como pronunciaban su nombre de la boca de él

― Cullen. ―dijo en respuesta― Como ya hemos hecho las presentaciones, me retiro a mi habitación, Jane y Alec vendrán conmigo ―dijo mientras sonreía con autosuficiencia―

Los chicos se miraron entre sí sin saber qué hacer, se retiraban sin más en ese momento de tensión ―porque incluso ellos la notaban―, o se quedaban con Aro en ese ambiente.

― Ir con ella. ―la respuesta de Aro fue suficiente―

― Hasta mañana ―se despidió y se marchó, dejando a todos estupefactos a excepción de los que ya la conocían―

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― Conocéis a Isabella. ―no pregunto, afirmó―

Aro habló luego de que Bella se hubiera marchado con los chicos y supiera que no escucharía su conversación, porque conociéndola estaría más enfrascada contando lo que había hecho esos días que escuchando su conversación.

Últimamente hacía más lo que le daba la gana, cosa que había hecho desde que llego a ellos, pero se estaba pasando.

Él sabía que Bella estaba en su guardia porque quería no por el poder que él tenía, porque el poder de Bella era mucho mayor que el suyo y ella se quedaría o se marcharía cuando quisiera, cosa que en estos tiempos ya no le importaba, lo que más le importaba era como estuviera ella, porque Bella había llegado al corazón muerto de los Vulturis y había hecho mella, Bella era una hija para él y le importaba su bienestar.

Y viendo como quedo el ambiente luego de que Bella apareciera sabía con certeza que algo había pasado con los Cullen.

― La habéis convertido. ―habló Edward―

― No, ella llego a nosotros, cincuenta años luego de su transformación. ― El que habló fue Caius―

― Siento una relación entre vosotros, es muy fuerte, me gustaría saber a qué se debe. ―Marco sintió esa conexión cuando los dos jóvenes vampiros se miraron y quería saber que paso entre ellos―

― Joven Edward, acérquese.

Aro le tendió su mano e indago en la mente de Edward, miraba todo lo que había hecho durante esos cien años y la vio, vio a su Isabella, cuando era humana y frágil, pero lo que le sorprendió fue verla sonreír de una manera tan sincera, nunca había visto esa sonrisa en boca de ella y le gustaría tanto verla, pero ahora sabía a qué se debía su comportamiento, el joven Edward rompió su corazón en un intento de alejarla de todo eso, pero hizo todo lo contrario.

― Interesante. ―dijo cuándo soltó la mano de él―

― ¿Cuántos años lleva Bella siendo inmortal? ―pregunto Alice―

― Según nosotros sabemos, cien años, la mitad de esos años la ha pasado con nosotros. ―respondió Marco―

Mientras los Cullen les hacían preguntas referentes a Bella, Aro pensaba en una forma de ver a esa Bella que vio en la mente de Edward y se le ocurrió una idea, aunque lo más probable es que Bella se negara, sabía que al final aceptaría, su orgullo saldría a flote.

― Caballeros y damas, os daré una oportunidad de conocer a nuestra Isabella y que vuelva a ser esa chica que era antaño, espero que aceptéis esta oportunidad que os doy. ―dicho esto todos los presentes le prestaron atención―

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― Qué ha sido eso. ―cuestiono Alec en la habitación de Bella―

― Esa era la sala, donde estábamos reunidos. ―dijo Bella―

― Sabes a lo que se refiere Bella, el ambiente cuando los Cullen te vieron, era…

― Tenso. ―concluyo su hermano―

― Solo se sorprendieron de verme, son viejos conocidos, nada más, nada importante en lo que se deba pensar. ―dijo restándole importancia―

Los chicos asintieron no muy seguros y Bella empezó a contarles lo que hizo esos días en los que no paso en el castillo.

Los tres se habían hecho buenos amigos, aunque cuando Bella llego, ella y Jane no se trataban bien, ya que la menor se sintió amenazada por ella, pero poco a poco ese sentimiento fue desapareciendo y al final acabó aceptándola como una más.

Aunque aún le resultaba extraño que bebiera sangre animal o que le dieran de beber sangre humana embotellada, eso sí que era extraño.

Las horas pasaron sin que ellos se dieran cuenta, pero la voz de Félix al otro lado de la puerta les aviso de que Aro les esperaba.

― Espero que te guste tu misión Bellita ―bromeo Demetri al verla―

― Nada más llegar y ya tengo una misión, en este castillo no se puede descansar. ―les dijo a los chicos―

― Seguro que con esta descansas mucho.

― ¿Sabes algo que yo no sé querido Félix? ―dijo acercándose peligrosamente a él―

― Aro responderá a tus preguntas. ― dijo escabulléndose de ella―

― Cobarde. ―dijo alcanzándole en nada―Cuéntamelo.

Y cuando Félix iba a cantar como un loro, Demetri llego y se lo llevo consigo.

― No caigas en sus redes de mujer. ―le regaño―

― Es capa de utilizar sus poderes en mí. ― Se defendió―

― Pues cae como un hombre.

― Estos dos están cada vez peor, no entraría en tu mente Félix, respeto tu privacidad, aparte, Aro me lo contara.

― Par de cobardes. ―les dijo Jane―

― Demetri, llévame. ―dijo Bella subiéndose a su espalda―

Jane hizo lo mismo subiéndose en la espalda de su hermano y los dos llevaron a las chicas a velocidad vampírica hasta la sala donde se encontrarían los demás.

― Ganamos. ―dijo Bella encima de Demetri―

― Vosotros salisteis antes, era obvio. ―dijo Jane que no admitiría esa derrota tan fácilmente―

― ¿Desde cuándo esto era una carrera? ―pregunto Alec en voz baja a Demetri―

― Son chicas, para ella todo es competición.

― Eso deberíamos decirlo nosotras. ―respondieron las dos al mismo tiempo―

Iban a seguir a lo suyo cuando un carraspeo las hizo recordar donde estaban y quienes estaban en esa sala, Bella solo esperaba encontrar a Aro, Caius y Marco, pero también estaban los Cullen.

― Tenemos una misión para ti, querida. ― habló Aro―

― Soy toda oídos. ―dijo ignorando las miradas que le dedicaban―

― Pasaras un tiempo con los Cullen.

― No. ―fue si negativa―

― Esa no es la respuesta que quería oír, esa es tu misión Isabella.

― Es la misión más absurda a la que me has mandado y créeme, me has mandado a absurdas. Mi respuesta es no.

― ¿Rechazas una misión? ― fue la pregunta de Marco―

Orgullo.

Fue su pensamiento, si la rechazaba su orgullo quedaría mal.

― Muy buena Aro. ―dijo cuando vio la sonrisa de él―. Tramposos.

― Te lo preguntare. ¿Aceptas la misión?

― Acepto. ―fue si respuesta entre dientes―

― Excelente. Pasaras dos meses con los Cullen, aprendiendo su forma de vida, tienes permitido asistir a clase si así lo deseas, pero tienes que hacer todo con los Cullen. ―Aro disfrutaba con eso, sería interesante ver el progreso que haría Bella―

― ¿Su forma de vida? ―pregunto alzando una ceja, definitivamente era una misión estúpida y sin sentido― su forma de vida es como la mía, se alimentan de animales, fin.

― Aprende a vivir con ellos, Isabella, seguro que te diviertes, además, será algo nuevo para ti. Disfruta.

― Es una misión absurda, incluso más que la de buscar al perro de esa señora.

― Esa fue muy divertida. ―habló Félix―

― Jane. ―dijo Bella mirándola― Cosquillas.― sonrió divertida cuando de la boca de Jane salieron esas palabras y Félix comenzó a reírse como un loco―

Sabía que meterse en la mente de los demás no estaba bien, pero estaba enfadada y Félix había pagado las consecuencias, aunque de una forma graciosa.

― Isabella. ―escucho a Caius―

― De acuerdo.

― ¡Bella! ― exclamó Jane cuando salió del trance―

― No intentes tus poderes en mí, sabes que solo siento pequeñas punzadas que no me causan dolor. ―dijo Bella divertida―

Jane refunfuño algo ininteligible y dejo de intentarlo.

― Saldrás en la tarde, vuestro destino es Forks, volver a tu antiguo hogar te resultara reconfortante.

Maldito Aro.

― Son solo dos meses Isabella, nada malo ocurrirá.

Todo lo contrario, espero que pase algo bueno. Fue el pensamiento de Aro.

― Espero que cumplas esta misión y que los resultados sean buenos.

― Vuelvo a decir…

― Nosotros sabemos de qué hablamos querida. ― le interrumpió Marco―

― Nos vemos en dos meses, Isabella.

Sabía que no tenía nada que añadir así que fijo su mirada en cada uno de los Cullen que la miraban esperanzados, ilusos, bueno, iban a conocer a la Bella que era ahora y si pensaban que la iban a cambiar estaban equivocados.

En el último en el que fijo su mirada fue en Edward, estaba igual a como lo recordaba y parecía que sus sentimientos querían salir a flote, pero intento ocultarlos, aunque parece que no del todo, ya que Jasper se movió incomodo al lado de Alice, al parecer los sentimientos de ambos eran fuertes.

― Iré a preparar mis maletas. ―dijo desapareciendo de la sala―

Iban hacer dos largos meses, en los que nadie sabía lo que iba a suceder, pero esperaban que todo fuera bueno.


Tachán~~ aparezco con una historia nueva que se me ocurrió en un sueño creo xD

Espero que os guste.

Nos leemos en el próximo.