RESIDENT EVIL y sus personajes son de CAPCOM, no me pertenecen por más que quisiera.

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FALLING IN TO YOU

Por GeishaPax

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Capítulo 1: Convivencia.

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Salgo a buscar

Alguna huella

Una señal

Hacer mi sueño realidad

Volver a amar

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ÉL

Lo admito, siempre estuve en busca de una vida fácil entre el desastre que era el mundo. Mi trabajo era una complicación para llevar una vida familiar, así que viendo que nunca lograría nada estable, me dediqué a relaciones fugaces, nada que me atara a alguien.

Ya había sufrido lo suficiente por una mujer durante mucho tiempo, una mujer a la que creí muerta varios años hasta que me la volví a topar en misión. Llegaba a mi hogar en algunas ocasiones y hacíamos lo que cualquier pareja de amantes, pero ella no tenía la intención de formalizar nada o de algo conmigo que no fuera esporádico.

Y aquí me tienen, bebiendo en un bar de mala muerte con la única persona que me entiende, una de mis mejores amigas.

-¿Volviste a ver a Ada en China?

-Sí, pero, ya sabes cómo es, se fue sin decir nada, nada raro en ella.

-Leon - la voz de Claire recién terminando su Caballito de tequila era graciosa, hizo una mueca y siguió - yo buscaría a otra chica y me olvidaba de Ada, mujeres no te sobran.

-¿Mujeres cómo tú?

-Ja ja que simpático - me respondió sacando la lengua.

-Tienes razón - le respondí haciéndole segunda y terminando mi trago de golpe - he creado un monstruo de relaciones fugaces.

-Que no quiera nada, no significa que sea un monstruo - me respondió risueña - además - la sonrisa se le borró - entre menos me involucro con la gente, menos posibilidades tengo de toparme con un Neil.

-No todos son iguales al estúpido ese.

-No pero, realmente así me siento mejor, en verdad, no tengo que preocuparme en preparar algo por un aniversario, hacer una cena en casa, cocinar para dos, gastar en otros, es muy práctica mi vida así.

-Y te quejabas de mí - le respondí divertido.

-Venga Leon, que es diferente, a ti ya se te ven las canas - se levantó y fue a la barra a pedir otra ronda.

Me alegraba ver a Claire, tenía un espíritu diferente al de la última vez que la vi. Después de muchos intentos fallidos, se dio nuevamente la oportunidad de convivir seguido y retomar nuestra amistad.

Aunque cuando la volví a ver, estaba recién dada de alta de un terrible incidente ocasionado por el ex CEO de TerraSave. Fue una sorpresa verla con el cabello corto, un cambio de imagen un poco drástico, sin incluir que me considero una mala influencia, Claire tomó como ejemplo mi estilo de vida sacando su lado más extrovertido, y por así llamarlo, sensual.

Claire vestía un pantalón tan ajustado que los hombres del bar no dejaban de mirarla.

Y usaba una de esas blusas modernas que llaman crop, una ombliguera para mí, no soy un experto en moda. Llevaba tenis, unos converse negros, se veía más joven de lo normal.

La actitud relajada diferente a la habitual, y que ella aprovechaba con su hermosa figura para hacer suspirar a no más de un hombre en su entorno.

Regresó con los tragos y dos extras.

-¿Y eso? ¿Van a venir tus amigos de la barra?.

Claire no me entendió pero giró discretamente para encontrar a dos tipos mirándole el trasero, nos empezamos a reír.

-No, cortesía de la casa - respondió - Buck me las regaló.

-¿Quién mierda es Buck?- pregunté sin entender.

-El cantinero - respondió Claire inocentemente - hasta me dio su número.

-Me voy a un hotel si lo llevas a tu casa - respondí fingiendo asco -ya tuve suficiente trauma la otra vez que fuimos al billar.

-Serás mentiroso - empezamos a reír ya a sonoras carcajadas - sino recuerdas la última vez que te llamé estabas con una mesera dando un numerito sonoro.

-Ella tuvo la culpa por tirar el teléfono.

-Si Buck quiere algo esta noche, se aguanta, a menos que quieras estar en un trío .

-¡Qué asco Claire! ¡No! Eres una pervertida que me supera en creces.

Claire siguió riendo por mi cara un rato, aunque hace mucho que no hago algo tan loco...

Basta, esos pensamientos ayudados por el alcohol no son nada buenos.

Y ahí estaba yo, mirándolo como bobo relatándome otra de sus aventuras y yo sonriendo para disimular... Bueno, lo que ninguno de los que nos conoce se imaginaría de mi.


Y como pensé, la noche terminó con Claire lo que le sigue de ebria y yo junto a ella en el taxi cuidándola.

-Buena noche ¿eh?- dijo el taxista al ver que salíamos de uno de los bares más concurridos de Nueva York.

-Demasiado - le respondí mientras acomodaba la cabeza de Claire en mi hombro.

La pobre se había golpeado la cabeza ya dos veces en el cristal.

Llegamos a su departamento y la subí cargando en mi hombro hasta el piso seis.

Bendita la hora en que el elevador estaba averiado.

Afortunadamente Héctor, el guardia, me conocía lo perfectamente bien para dejarme entrar al edificio. Me agaché para quitar el zócalo y sacar la llave de repuesto, volver a acomodar el zócalo y abrir la puerta.

Era una suerte que el ebrio no fuera yo o Claire hubiera tenido problemas en llevarme.

La casa afortunadamente ya no era un desastre como en las épocas de finales de los noventa, cuando éramos más jóvenes y luchábamos a nuestra manera contra el bioterrorismo.

El departamento de Claire ahora era azul.

Reí mientras avanzaba a la habitación de Claire.

Mi amiga tenía una manía extraña de cambiar de color el departamento cada cierto tiempo o cada que algo le incomodaba.

Y ahora era azul, como su exótica mirada enigmática.

Claire estaba tan borracha que no se percató cuando le quité los tenis y le puse su pijama.

Iba a salir e irme cuando sentí como su mano apretaba la mía.

-Ya es muy tarde para conseguir un taxi - dijo adormilada y jalándome a la cama.

No era nada sexual pero no pude negarme y me quité los zapatos mientras ella me abrazaba por la cintura.

Miré el techo de su habitación y suspiré.

Era inevitable. Estaba enamorado de Claire Redfield.

No estaba en la terrible zona del amigo, como muchos la llaman actualmente. No podía estar en un lugar en el cuál no pedí estar.

Me explicaré.

Amaba a Claire Redfield, la cercanía, el volverla a ver, el estar juntos, el poder retomar la amistad perdida con el tiempo hizo que yo desarrollara sentimientos por ella.

Pero sabía su situación y sabía la mía.

Con la sombra de Ada atormentándome no podría hacer nada para una futura relación con alguna mujer hasta que le diera punto final. Y perder la amistad de Claire no era algo que estuviera en mis planes, en primera, porque ella aún estaba sanando sus propias heridas, yo no me atrevería a lastimarla por mis estupideces. Y en segunda, porque los dos en estos momentos somos demasiado iguales.

Al verme incapacitado en seguir una sana relación con alguien, decidí seguir mi vida igual. Y así seguiría, con Claire pensando que Ada era la que me robaba el sueño.

Aprecié el olor del perfume de Claire con la mezcla de alcohol y cigarro.

Vainilla.

Y entre el olor de la vainilla y mi nariz pegada a su cabello me quedé dormido.


ELLA

No supe en qué momento llegamos a mi departamento. Sólo recuerdo sentir sus varoniles manos cambiándome y decidido a irse.

Si no fuésemos amigos, la cosa no hubiera acabado ahí, pero en mi estado hubiera sido algo patético.

Además de que yo respeto mucho la amistad que hemos forjado con el paso del tiempo.

Cada que tenemos tiempo y coincidimos, nos vemos y hacemos algo juntos, ya sea solos o con Sherry.

Pero ella actualmente tenía una nueva preocupación y ocupación llamada Jake Muller que la tenía alejada un poco de Estados Unidos, lo último que supe de ella es que iba rumbo al Cairo para encontrarse con el muchacho para una misión.

Abrí los ojos y sentí cómo Leon respiraba cerca de mi cuello.

Mi cabeza estaba sobre su hombro y me abrazaba por la espalda. Si su club de fans me viera, estaría muerta.

Me encontraba con la duda de moverme o no para ir a cocinar algo cuando el cielo se puso a mi favor e hizo que se moviera boca arriba.

Me levanté lo más silenciosa que pude y acomodándome un poco mi short y playera de pijama, recogí mi bata y me fui directo a la cocina. Donde lo primero que hice fue beber un litro de agua de golpe.

Abrí el congelador y saqué unos waffles.

Encendí el estéreo con mi iPod y dejé que la música sonara no muy fuerte mientras cocinaba.

No era desconocido por la gente cercana a mí que soy fanática del jazz.

En las mañanas, ya sea para desayunar o al ducharme me ayudaba a relajarme.

Jaime Cullum me acompañaba en ésta ocasión cuando la voz de Leon apareciendo en la cocina me sacó de mi trance.

-Pensé que ibas a dormir y yo cocinaría.

-Estás equivocado, con resaca pero tú eres mi invitado.

Lo saqué de la cocina a empujones.

-Sabes lo nerviosa que soy si hay alguien aquí, así que espera que no pienso asesinarte con lo que haga, hay agua caliente en el baño y toallas.

-Claire, ni mi madre era así conmigo.

-Si quieres la llamo para preguntarle - amenacé con mi peligrosa espátula.

Leon levantó las manos y se fue a mi habitación.

Yo continué en mi labor, a pesar de los malos pronósticos de mi futuro en la cocina, había roto la maldición de la familia Redfield y era una muy buena cocinera.

Estaba terminando mis omeletes cuando Leon apareció sin camisa en el comedor.

¿En qué momento le había aparecido ese cuerpo trabajado? Ahora entendía porque no le era indiferente al sexo femenino.

-Huele bien - dijo mientras cerraba los ojos.

-Tenga usted - respondí poniendo dos platos en la mesa.

Leon se puso de pie ante mi réplica y fue por el plato con waffles y la jarra de jugo.

Desayunamos tranquilamente mientras me empezaba a contar una anécdota de su trabajo bastante graciosa.


Salimos al cine y a comer, el clima era perfecto para ir a caminar.

Me agradaba aprovechar estos momentos libres que podíamos compartir antes de salir a trabajar fuera del país.

Admito que es muy divertido salir con Leon de fiesta o simplemente a un bar, pero a veces me gustaba salir como la gente normal.

-Claire, ya van dos hombres que no dejan de verte, se les va a tronchar el cuello.

Bueno, casi normal.

-No voy a dejar de usar short por ellos, además vengo con el súper agente Leon - lo tomé del brazo.

-Es hubiera sido la mejor solución - me reprendió con un coscorrón.

Encontramos una banca en el concurrido Central Park y aprovechamos para estar ahí unos momentos.

-¿A dónde vas a ser enviada ahora?

-Brasil, un mes, ya sabes, haciendo albergues, ayudando a refugiados - suspiré -¿Y tú?

-No tan lejos, California, el vicepresidente tiene que arreglar asuntos allá... -

-Es raro no ver a Adam. respondí mientras miraba a un perro correr por su juguete.

-Era un buen amigo - me dijo un poco serio.

-Prometo traer algo de Brasil lindo para tu casa - le respondí para cambiar el tema.

-Eso espero, no quiero otra playera de Alaska .

-¿Qué esperabas que comprara en un lugar con anuncio de tormenta .


ÉL

Y Claire no me trajo nada de Brasil. Terminé en un jet a la media noche y en menos de un día llegué.

-No es gracioso Claire, tuve que enfrentarme con tu hermano, y mira que me traía ganas de bronca desde lo de China.

-Lo siento, no puedo evitarlo - me respondió un poco gangosa.

Resultaba que Claire había tenido un aparatoso accidente en una de las camionetas que llevaban víveres.

Afortunadamente no había sido grave, sólo había terminado con la nariz rota y con cirugía programada con el otorrinolaringólogo.

Al llegar me encontré con Chris en el pasillo y al verme su ya de por si mal humor, fue descargado contra mí, extrañamente sin golpes pero si a palabras.

Tan grande fue el alboroto que tuvieron que sacarnos del hospital porque los gritos del hombre se escucharon en los quirófanos.

-No quise preocuparte Leon - respondió mirándome con su gran parche en la nariz - se supone que Moira no le llamaría a Chris, yo no iba a adivinar qué se iba a equivocar y te iba a marcar a ti primero.

-Y vaya que hace las cosas grandes...

-Solo exagera poquito - dijo haciendo la muestra con los dedos.

-Espero que te hayan dejado nariz de bruja - le dije con sorna.

-Yo solo pedí que me la enderezaran, Chris dice que el cirujano ofrecía un ligero retoque.

-Que no rechazaste...

-Pues no, es gratis.

-¿Qué sigue? ¿Aumento de senos?

-No es mala idea - la miré sorprendido - hombre, es broma, no me caería mal.

La verdad no la necesitaba, la mujer tenía una figura envidiable y bastante trabajada.

-Me alegra verte de mejor humor, aunque no era necesario que vinieras.

-Y a mí me alegra verte viva, no te iba a dejar sola con la cara despedazada.

-Vale, sí exagera mucho Moira.

Chris entró un poco de malas al verme a lado de su hermana y nos explicó que solo pasaría una noche en el hospital.

Y yo por dentro me estaba relajando al ver que estaba bien y tomando con filosofía el accidente.

Continuará