Disclaimer: Pokémon, al igual que los personajes de esta historia, no son de mi propiedad.
Nota de Autor: Dos años después de la publicación original, he editado mi obra para hacer pequeños cambios y correcciones ortográficas. ¡Espero sea de su disfrute!
CAPÍTULO I
Temprano en la mañana soy despertado por los rayos del sol que me iluminan la cara y me irradian su calor, el típico "buenos días" que suelo recibir de su parte. No me quiero levantar aún, estoy cómodo en mi cama y quiero seguir soñando, por lo que abro un ojo sólo para ver que tal está el día y me encuentro con que alguien me ha estado observando todo el rato, y me sonríe: Es Oddish. Al igual que yo, no tiene hogar fijo; nos conocimos durante una pelea por comida contra otros pokémon y luego de eso decidimos formar una alianza, razón por la cual compartimos refugio (digo 'refugio' porque este lugar en el que nos quedamos por ahora no es digno de llamarse casa), además de provisiones y nos cuidamos mutuamente siempre que podemos, pero aun así no nos conocemos bien, es decir, no somos amigos ni nada que se le parezca, sólo somos compañeros porque nos sentimos más seguros en compañía del otro.
Sonríe de oreja a oreja mientras me saluda cálidamente, abro el otro ojo y doy un pequeño salto pues aún mi mente no se había percatado por completo de que alguien estaba cerca y de que no era un sueño ni una ilusión. Ella se ríe eufóricamente mientras me estiro y bostezo:
―¿Qué hay para desayunar, Oddish? ―Digo.
―Pues nada, supongo… Mira. ―Abre una cajita en donde solemos guardar las provisiones― Está vacía… ―Luego de decir esto, esboza una sonrisa triste― ¿Se te ocurre algún lugar donde podamos ir a por comida?
Me quedo pensativo un momento y luego respondo:
―Podemos ir al Bazar si tenemos dinero. ―Digo, esperando a que me diga si tenemos fondos o no, ella parece captar ese mensaje y asiente―:
―Vale, déjame ver lo que tenemos guardado…
Toma un frasco y lo revisa, saca un par de pokés y luego me pregunta:
―¿Cuántas cosas compraremos y cuánto crees que cuesten? ―Dice Oddish, puedo deducir por ese comentario que no tenemos mucha pasta.
―Lo suficiente como para llenarnos la tripa al menos por cuatro días.
Luego de este último comentario de mi parte, se queda en silencio, pensativa, cuatro días es mucho tiempo, o lo es considerando nuestro estilo de vida. Oddish sólo se limita a decir:
―¿Cuatro?
―Sí, cuatro.
―¿Cuánto tiempo planeas quedarte por este sitio?
―No sé, estoy cómodo aquí. ¿Tú no? ―Miento, pues lo que en realidad ocurre es que no me siento con fuerza suficiente como para otro trote, además, llevamos en este refugio (contando el día de hoy) tres días, tal vez es en el que nos hemos quedado más tiempo.
―…Pues, sólo sé que este sitio no es el mejor y que tal vez podamos conseguir algún lugar mejor y más seguro si continuamos dentro de poco.
Acto seguido, se levanta y sale del refugio rumbo al Bazar. Hoy por alguna razón no tengo mucho ánimo de discutir con ella; me levanto y la sigo.
En esta parte de la región todo es diferente: No todos son de altos recursos, ni tienen un buen trabajo, familia, u hogar fijo, por muchas razones; por lo que generalmente los pokémon que tienen la posibilidad se van de estos lugares, dejando atrás al resto, a la mayoría, a los pobres, a los que somos considerados o catalogados como "Salvajes", porque nuestro hogar, nuestro techo, nuestro alimento, es lo que la naturaleza nos provee. Pocos son los pokémon de familia y recursos, es decir, los pokémon de civilización, de pueblos y aldeas, que se atreven a salir de sus comodidades para venir a ''territorio salvaje''; Y son ellos quienes generalmente se encargan de los Bazares, que se basan tanto en la compra-venta con dinero como en el trueque (siendo éste último el más común), es decir, a cambio de ciertos trabajos u objetos recibimos algo a cambio, ya sea dinero o comida.
El problema con el trueque es que son pocas ofertas y muchos pokémon dispuestos a hacerlas, motivo por el cual casi siempre se producen peleas entre los que intentan cumplir con el trabajo; por lo que un pokémon débil está destinado a morir hambriento mientras el fuerte se llena la tripa tranquilamente día a día. Pero eso era antes, cuando las alianzas no existían. Actualmente, los débiles, los fuertes, los neutrales, se mezclan todos en alianzas, de forma que un pokémon no sale beneficiado, sino un grupo. Esto sirvió a los dueños de bazares para poner trabajos más complejos por recompensas mayores, y las peleas continúan; la única diferencia es que a la alianza o las alianzas que hicieron el intento se les da un incentivo de consolación. Son muy pocos los pokémon que no tienen alianza, ya sea porque son muy fuertes y seguros de sí mismos, o porque son muy débiles y nadie los quiere como estorbo. Yo solía trabajar sólo y no me había ido demasiado bien, hasta que conocí a Oddish, quien también trabajaba sola. Formamos nuestra alianza con la esperanza de que nos fuera mejor, y tomando en cuenta lo que recibíamos cuando trabajábamos solos, nos va muchísimo mejor.
Llegamos al Bazar, donde está Kecleon, encima de una alfombra roja muy suave, con grabados y patrones de color plateado. Ella, como de costumbre, tiene una enorme sonrisa y a su lado mucha comida y una bolsa que está por estallar de dinero, y en una mano tiene una hoja, que es, el listado de trabajos del día de hoy de un lado, y el listado de precios del otro. No tenemos mucha pasta, pero para algo nos debe alcanzar:
―¡Bendiciones matinales! ¿Qué se os ofrece? ―Saluda Kecleon, con su típico tono alegre.
―¡Bendiciones, Kecleon! ¿Qué deliciosa comida tienes disponible para vender hoy? ―Saluda Oddish, con el mismo tono de felicidad.
―¿Comida? ¡Comida! Esperen un momento por favor… ―Comienza a registrar el montón de cosas que tiene a su lado.
Oddish me mira disimuladamente mientras se ríe, yo esbozo una sonrisa, mas no me río. De los dos, Oddish es la más abierta y sociable, y yo el más serio. Siempre me trata de sacar tema de conversación, tal vez para hacer nuestro compañerismo más agradable, y supongo que yo soy el que no deja que eso ocurra; desde pequeño me acostumbré a no encariñarme demasiado con otros pokémon, supongo de que por miedo a llorar. He llorado mucho y no quiero que vuelva a ocurrir, además, no me gusta mucho demostrar mis sentimientos de debilidad.
Kecleon pone un par de Bayas Wiki y unas Bananas en frente de nosotros:
―¡He aquí! ¿Les parece bien esto? ―Canturrea.
Inmediatamente Oddish me mira, puedo ver en sus ojos lo que está tratando de decirme: ¿Crees que ESTO nos alcance para el tiempo que dijiste? Lo medito, es poco, pero recuerdo que nos hemos resuelto con menos de eso por más tiempo y si estamos vivos es porque el hambre de ese entonces no nos mató. Asiento con la cabeza y ella deja escapar un suspiro mientras entrega a Kecleon los pokés que teníamos ahorrados desde hace ya bastante tiempo: la mitad la encontramos un día de buena suerte cerca del refugio, y la otra nos la ganamos a través de trueques; todo el esfuerzo y la suerte se van ahora con esta compra. Luego de que guardamos las provisiones, preguntamos por la lista de trabajos del día de hoy:
―¿Qué podemos hacer hoy? ―Dice Oddish.
―Me alegra ver que estén interesados en hacer trabajos. ―Contesta Kecleon, como siempre, mientras gira la lista de precios para ver la lista de trabajos― El día de hoy los trabajos son sencillos y las recompensas buenas, ¿Queréis intentar uno?
Mi compañera me mira y yo asiento con la cabeza, y ella mira de nuevo a Kecleon y hace lo mismo.
―Denos un trabajo por favor.
―¡Excelente! ¿Queréis dinero por recompensa, o comida?
―Comida. ―Digo, luego de un silencio largo.
―Vale. Vayan a la Llanura Silenciosa, al oeste de aquí, tráiganme tantas bayas como puedan y como recompensa obtendréis la mitad, más dos manzanas grandes. ¿Qué os parece?
―¡Nos parece bien! ―Decimos al unísono y Kecleon sonríe.
―¡Vale! Buena suerte y cuídense. Los espero en la tarde.
