Cámara.
En serio.
No entendía a su gemela.
¿Para qué diablos querría ella una cámara?
Yuzu sabía que ella no era precisamente de las que apreciaban la belleza o las que querían plasmar los momentos.
Aun así le regaló aquel aparato.
Karin removió incómoda el cacharro con las manos, preguntándose qué demonios hacer con él.
Se sentiría mal si lo dejaba abandonado en algún rincón, pues no era de las que despreciaban regalos, menos de su hermana.
Ahora mismo se encontraba sentada en la banca de un parque, dispuesta a no marcharse de ahí hasta fotografiar algo realmente hermoso que valiera la pena.
O sino, solo llenar un poco el rollo con cualquier basura.
Cuando no encontró nada que le pareciera medianamente bello, solo sacó un par de fotografías al río, a unos árboles, a unos arbustos con flores y a algunos patos y demás aves.
Empezó a deambular por ahí sacando fotografías a prácticamente cualquier cosa hasta que sus ojos se posaron en una banca cercana.
Un hombre, joven, tal vez de su edad, estaba medio recostado en una banca, mirando a lo lejos con rostro distraído, perdido en sus pensamientos, ignorando su entorno.
Su cabello era blanco y su peinado raro pero genial, su piel era levemente oscura y sus ojos de un hipnotizante turquesa.
Usaba ropa holgada, pero se notaba que su cuerpo estaba bien trabajado.
Era guapo, muy guapo.
Sus mejillas empezaron a colorearse mientras su corazón comenzaba a latir a mil por hora.
Ese hombre sin duda era hermoso, algo digno de capturar.
Sin siquiera pensarlo bien, Karin alzó la cámara y enfocó al joven, fotografiándolo no una, sino diez veces.
Sentía el rostro ardiendo mientras miraba las imágenes para asegurarse de que habían salido bien.
Lo miró un poco más, y luego se alejó unos pasos antes de salir corriendo directo a su hogar.
Pasó una semana y ella tenía nueve de las fotografías enmarcadas en un solo cuadro ocultas en lo más profundo de su armario y la décima oculta debajo de su colchón, sacándola antes de noche para admirarla un rato antes de dormir.
Ese día su hermano le presentaría a ella y a Yuzu un compañero de la facultad de medicina que era un año menor que ellas pero que había sido ascendido debido a que era un genio.
Karin no había tenido el mínimo interés en Hitsugaya Toshiro no hasta que lo vio y descubrió que era al mismo chico al que había fotografiado en el parque.
A él ella y sus extrañas miradas lo cautivaron de inmediato.
Se puede decir que lo demás es historia, una historia que comenzó gracias a la dichosa cámara.
Fin.
Hola otra vez! ;D
TRES OS'S EN UN DÍA! O.O
Ya puedo morir feliz TTwTT
Creo que este es otro drabble... Yuppiiii! :D
Espero q les haya gustado, los personajes del Kubo xP No olviden visitar mis otros OS's n.n
COMENTEN! *O*
Me despido!
CELESTE kaomy fueraaaaaaaaaaaaaaaa!
